EL RESPLANDOR DEL ÁMBAR
img img EL RESPLANDOR DEL ÁMBAR img Capítulo 3 CAP 3 - La traición
3
Capítulo 7 CAP 7 - Un nuevo comienzo img
Capítulo 8 CAP 8 - ¿Llamar o no img
Capítulo 9 CAP 9- Aceptando ayuda img
Capítulo 10 CAP 10 - Primeros pasos img
Capítulo 11 CAP 11 - Lazos que se fortalecen img
Capítulo 12 CAP 12 - Confusión img
Capítulo 13 CAP 13 - El peso del rechazo img
Capítulo 14 CAP 14 - Primeros latidos img
Capítulo 15 CAP 15 - Nuevas sensaciones img
Capítulo 16 CAP 16 - Confusión y deseos img
Capítulo 17 CAP 17 - Señales que no se pueden ignorar img
Capítulo 18 CAP 18 - Contándote img
Capítulo 19 CAP 19 - Un nuevo comienzo img
Capítulo 20 CAP 20 - Hacia lo desconocido img
Capítulo 21 CAP 21- Refugio mutuo img
Capítulo 22 CAP 22 - Lealtades en juego img
Capítulo 23 CAP 23 - un amor que desafía img
Capítulo 24 CAP 24 - Refugio en la intimidad img
Capítulo 25 CAP 25 - Preocupaciones inesperadas img
Capítulo 26 CAP 26 - Tensiones familiares img
Capítulo 27 CAP 27 - Graduaciones y flores img
Capítulo 28 CAP 28 - Sombras del pasado img
Capítulo 29 CAP 29 - El primer beso img
Capítulo 30 CAP 30- El inicio img
Capítulo 31 CAP 31 - Preparativos y sustos img
Capítulo 32 Cap 32 - Sustos del embarazo img
Capítulo 33 CAP 33 - Mensajes no deseados img
Capítulo 34 CAP 34 - Un embarazo avanzado img
Capítulo 35 CAP 35 - Propuesta img
Capítulo 36 CAP 36 - Noticias img
Capítulo 37 CAP 37 - Prensa img
Capítulo 38 CAP 38 - Nacimiento img
Capítulo 39 CAP 39 - Verdad distorsionada img
Capítulo 40 CAP 40 - Bajo el ojo público img
Capítulo 41 CAP 41- La sombra del escándalo. img
Capítulo 42 CAP 42 - El espectáculo de Samuel img
Capítulo 43 CAP 43 - La presión de responder img
Capítulo 44 CAP 44 - Preparativos para la verdad img
Capítulo 45 CAP 45 - La verdad frente al mundo img
Capítulo 46 CAP 46 - Esperando el veredicto img
Capítulo 51 CAP 51 - Preparativos antes de la tormenta img
img
  /  1
img

Capítulo 3 CAP 3 - La traición

Ámbar.

No puedo dejar de mirar el teléfono. Llevo más de una hora sentada en la cama, dándole vueltas a la idea de llamarlo, de contarle todo de una vez. Las dos líneas en la prueba de embarazo siguen grabadas en mi mente, como un eco que no se va. Samuel tiene que saberlo. Pero, ¿cómo le digo que todo va a cambiar? ¿Cómo le explico que nada de lo que habíamos planeado tiene sentido ahora?

Respiro profundo y escribo un mensaje. No puedo decírselo por teléfono, no así. Le pido que se reúna conmigo. "Necesito hablar contigo en persona", escribo, esperando que no suene tan desesperada como me siento.

No pasa mucho tiempo antes de que responda. "Claro, amor. ¿Todo bien? ¿Te recojo después de la universidad?"

Le digo que sí. No, no todo está bien, pero él no lo sabe aún.

El día pasa como una sombra, y mis pensamientos están en otro lugar mientras intento seguir con mis clases. No puedo concentrarme. Me pregunto cómo reaccionará. Samuel siempre ha sido tan cariñoso, tan comprensivo. Estoy segura de que lo será, ¿verdad? Pero no puedo evitar sentir una inquietud, como si algo estuviera a punto de romperse. Él es de una familia prestigiosa, donde las apariencias lo son todo, y yo... soy solo yo.

Después de la última clase, salgo y lo veo esperándome en su coche. Me saluda con una sonrisa, esa sonrisa que siempre me ha dado calma, pero hoy no logra hacer que el nudo en mi estómago desaparezca.

Subo al coche y nos dirigimos a un parque cercano. Samuel parece relajado, como si no tuviera idea de lo que está a punto de pasar. Lo observo mientras conduce, intentando imaginar cómo será su reacción. Tal vez esté asustado al principio, pero luego entenderá. Siempre ha dicho que me ama, ¿no? Esto no debería cambiar eso.

-¿Estás bien? -me pregunta cuando aparcamos.

Me doy cuenta de que he estado en silencio todo el camino. Asiento, aunque por dentro estoy hecha un desastre.

Nos sentamos en una banca, y lo miro por un momento antes de hablar. Tengo que decírselo, pero las palabras no quieren salir. ¿Cómo se supone que empiezo esta conversación?

-Samuel... -comienzo, sintiendo que mi voz tiembla-. Hay algo que debo decirte.

-¿Qué pasa? -me pregunta, preocupado ahora. Toma mis manos entre las suyas, y por un segundo, siento que todo estará bien.

Pero no puedo seguir guardándolo. Necesito sacarlo antes de que pierda el valor.

-Estoy embarazada.

El silencio que sigue es insoportable. Samuel me suelta las manos y se echa hacia atrás, como si le hubieran dado un golpe. Lo veo fruncir el ceño, y mi corazón se detiene. Esperaba que se sorprendiera, claro, pero no esto.

-¿Qué dijiste? -su voz suena baja, casi un susurro, pero cargada de incredulidad.

-Estoy embarazada -repito, tratando de no quebrarme. Las lágrimas empiezan a arder en mis ojos, pero no quiero llorar. No ahora.

Samuel se pone de pie y comienza a caminar de un lado a otro. Lo observo sin saber qué decir o hacer. No se parece en nada al Samuel que conozco. No dice nada, solo se pasa las manos por el cabello, visiblemente alterado.

-¿Cómo pudo pasar esto? -pregunta finalmente, sin mirarme.

-Yo... no lo sé. Pensé que estábamos siendo cuidadosos. -Mi voz suena débil, casi inaudible. Mi estómago se revuelve mientras lo veo alejarse de mí emocionalmente, como si estuviera tratando de poner distancia entre nosotros.

Finalmente, se detiene y me mira. La dureza en sus ojos me sorprende. Este no es el Samuel que me ha dicho tantas veces que me ama.

-No puede ser mío.

Las palabras me golpean como un puñetazo en el pecho. No sé si lo he escuchado bien.

-¿Qué? -pregunto, apenas logrando articular la palabra.

-No puede ser mío -repite, más firme esta vez-. Debiste haber estado con alguien más.

El mundo parece detenerse a mi alrededor. ¿Cómo puede estar diciéndome esto? Samuel, mi Samuel, que siempre ha sido tan protector, tan dulce. Ahora me está acusando de algo que nunca pensé que escucharía de él.

-¿Cómo puedes decir eso? -mi voz apenas sale, y siento que el aire se me escapa del pecho.

-No tiene sentido, -dice, con una mezcla de frustración y enojo-. Siempre hemos sido cuidadosos. Esto... esto no puede ser mío. -Sigue hablando, como si intentara convencerse de lo que está diciendo.

Me pongo de pie, temblando, y lo miro, sin saber qué hacer. Siento el calor de las lágrimas que finalmente empiezan a correr por mis mejillas.

-Samuel, por favor. No estuve con nadie más. Este bebé es tuyo -intento razonar, pero él ya no parece escucharme.

-No puedo hacerme cargo de esto. No puedo. Mi familia... esto los destruiría. Sabes cómo son. -Su tono es cada vez más frío, y sus palabras me atraviesan como cuchillos.

-¿Y qué hay de mí? -pregunto, incapaz de contener el dolor que siento-. ¿Qué voy a hacer? No puedo hacerlo sola.

-No sé qué vas a hacer, pero no puedo estar involucrado en esto. -Su voz es firme, final.

El suelo bajo mis pies se desmorona. Ya no sé en qué confiar, en quién confiar. Samuel, la persona en quien más creía, me está abandonando en el momento en que más lo necesito.

-Lo siento, -añade, pero sus palabras suenan vacías-. Esto... esto no puede continuar. Si mi familia se entera, todo se arruinaría.

Lo miro, intentando encontrar algo de la persona que creía conocer, pero solo veo a alguien completamente diferente, alguien que no me reconoce. Samuel se gira y empieza a caminar hacia su coche.

-Adiós, -es lo último que dice antes de irse, dejándome sola, rota.

Me quedo ahí, de pie en el parque, sin saber cuánto tiempo ha pasado. Las lágrimas siguen cayendo sin control, y me doy cuenta de que estoy completamente sola. No tengo a dónde ir, a quién acudir. Samuel me ha dejado, y con él se ha ido cualquier esperanza que tenía de que esto saliera bien.

¿Odiaste a Samuel?

Ojalá que lo aplaste un carro, no mentira. Lo necesitamos para más adelante.

Gracias por leer.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022