-Deberías echarte un poco de maquijalle, estas terrible Cariño-comentó Duncan con burla. Lo mire mal por un segundo luego baje la cabeza, termine de tomar mi café y luego lave los trastos. -Me voy, y ya sabes quiero mi cena preparada cuando regrese del trabajo, odio venir a buscar que hacer- dicho eso palmea mi trasero y se va.
Cierro mis puños y trato de no llorar como una estúpida, ultimadamente tengo más ojeras, luzco demacrada, hasta parezco la llorona.
Cuando termino de limpiar la cocina entro a mi habitación y cepillo mis dientes para luego peinarme el cabello, maquillarme un poco para que no se vea el golpe. Ya lista me veo en el espejo y sonrió como si no hubiera pasado absolutamente nada.
Subo a la Ruta 117 que me lleva a la subasta luego debo subir otra ruta para llegar a multícentro, mientras tanto me coloco el audífono y escucho una música cristiana de Damaris Guerra. Al cabo de 15 minutos estoy subiendo a la otra ruta. Por suerte no esta lleno como de costumbre por lo tanto me senté y nuevamente reproduci la música para así olvidarme un poco de todo mi mal rato.
El día fue lento pero distraído, por suerte logré conseguir más de 100 clientes en todo el día, el cual será una bonificación extra, al parecer algunas clientas le han gustado mi forma de atenderlas y eso me hace sentir orgullosa ya que mi madre me ha enseñado a sonreír educadamente a pesar de los problemas. Es decir que los problemas de la casa se queda en la casa bajo llave y en el trabajo se debe ser otra persona, es como las presentadoras de la Televisión, siempre muestran su sonrisa colgate.
Terminando mi turno entro a la oficina de la contabilidad a esperar que me paguen, mientras espero veo venir a mi amiga Martha ella luce radiante como siempre, la envidio, pero una envidia del bueno.
-¿Amiga como te esta llendo?-Quiso saber estrechándome en sus brazos, realmente lo necesitaba.
-Muy bien-Mentí mordiendo mi labio inferior, Martha me observo y negó sin comentar nada, se que ella no es estúpida, sabe lo que me sucede.
-Bien, pero cuenta lograste conseguir clientes exclusivos.- Sonreí asintiendo levemente.
-Si, fue bastante, creo que este día me daré una escapada aquí mismo en el bar de abajo.
-Okey entonces solo recogeré mis cosas y te veo abajo.
-Perfecto, cuando llegue mi turno bajo y te busco-Mi amiga beso mi mejilla antes de irse sonriendo.
Cuando Martha desapareció por elevador, suspire sacando el aire que estaba estancado en mi pecho. Baje la cabeza, quise llorar pero trague todo esa desesperación y me auto recrimine, diciendo que no dejare que los malos tratos de Duncan me hagan derramar más lagrimas.
Estaba contenta porque había recibido mi segundo pago junto a mi primer anticipo por conseguir 100 clientes. Cuando firme baje a buscar a Martha al bar, pero antes me quede viendo unas bellas sandalias al estilo de mi madre, me acerco y veo el precio. Sonriendo entro y saludo a la chica que esta atendiendo y ella me sonreí.
-Hola, bienvenida.
-Gracias-agradezco y camino dentro de la tienda que todo esta en rebaja de un 50 porciento.
Compre dos vestidos para mi madre, dos pares de sandalias junto a un tenis al estilo de ella, pago mi cuenta, para luego dirigirme en busca de mi amiga.
Cuando la veo está plácidamente platicando con un chico muy guapo.
Le mando un mensaje y le digo que me iré a casa primero, no me gustaría interrumpir. Además quisiera quedarme pero ahora recuerdo que el idiota de Duncan me exigió que tuviera la cena lista. ¡Mierda!
-Amiga estas acompañada de un guapo chico, me iré y más noche te marco.
-Ni se te ocurra nena, ven que lo que quiero es deshacerme de él. -Niego rodando los ojos, pensé que estaba ligando con el tipo.
Llego hasta donde esta ella y cuando me ve, se levanta de la silla como resorte.
-Bueno Pao te dejo necesito ponerme al corriente con mi amiga-el chico quiso decir algo pero seguramente se le estanco la palabra en la boca. Rodé los ojos cuando ella le sonrió falsamente.
El rio por lo bajo y sin más que decir nos fuimos de su presencia, pensé que nos quedaríamos en el bar pero no fue así, mi amiga prefiero que nos quedáramos a tomar una bebida dulce. Seguramente quiere subirse la azúcar que se le acaba de bajar, se nota pálida.« vaya, yo y mis locuras»
-Tan guapo y tu corriéndote de él. - Comento cuando ya estamos instaladas. Martha se mordió el labio y suspirando hablo.
-Estoy con otra persona y no quiero defraudarlo.- Abrí los ojos junto a mi boca por la sorpresa.
-Estas diciendo que tienes novio -ella asintió elevando las manos como si lo que acaba de decir fuera un chiste.
-Te soy sincera por primera vez tengo a una persona con seriedad, capaz de rebasar con mi limite de integridad.
-Wau ya era hora que te domaran un poco, no lo crees.- Ella disintió horrorizada como si fuera tan mal tener un novio controlador, bueno creo que lo correcto sería no ser intimidada por tu marido o novio, se debe respetarse mutuamente sin ocupar la violencia y tener más confianza, estoy mal cuando digo controlar, Martha no debería estar como lo estoy yo.
-¡Oye! Melanie estas aquí-Vocifero Martha al ver que me perdí en mi mente.
-¿Bueno cuéntame quien es el afortunado?-quise saber curiosa, mi amiga me dijo que primero tomaríamos una malteada y unos ricos panecillos para luego contarme de quien se trata.
-Bueno Mel te cuento que ese novio es el mismísimo Gerente de la tienda Belles, él señor Hamilton.-Mis ojos se abrieron de par en par, estaba sorprendida.
Martha me narro como llegaron a ese nivel donde se enamoraron, por esa razón rechazo al otro chico, al parecer ella lucia confundida.
Era increíble que Martha empiece a ser su vida, ojalá sea seriamente con el señor porque hasta donde lo he conocido se ve muy serio y estricto, mi amiga es de aquellas que no le gusta las relaciones serias, ella me lo a dicho, quizás ya sea hora que senté cabeza.
Cuando finalizo nuestra platica, compre una michelada, luego me despido de Martha ya que ella se iria con su novio, sonriéndole me encamine al elevador coloque el número, a los 10 minutos salí afuera, camino despacio y pienso en que a esta hora el trafico esta feo, las rutas ya no hacen recorrido, pero ni modo de igual forman debo ir a casa.
Mi celular vibra indicando una llamada perdida, camino más rápido para ir a casa, pero antes marco el número de Duncan inmediatamente responde y lo primero que escucho decir es un.
-Te las veras conmigo, a esta hora no has llegado a casa, crees que eres soltera para andar en la calle seguro ya te han pagado temprano y no piensas en venir ya, mejor reza para que no te deje otro moretón.
-Ya pronto llegare, deja de amenazarme. -Solté molesta, cuelgo la llamada, me apresuró en caminar hasta la calle, observo la hora y son apenas las 8 de la noche. Sin ver lo que hay enfrente de mi, tropiezo y me detengo en seco al tropezar con una espalda ancha, asustada casi caigo cuando el desconocido me sujeta por la cintura.
Quiero tratarlo pero quedo más que sorprendida al ver de quien se trata, él me miro con sus profundos ojos grises que nunca puede olvidar.