-Ya ves porque estoy molesta contigo, siempre es lo mismo, anoche no llegaste a dormir a la casa, no me digas que te quedaste aquí con tu amante.- Bufando me levanto de la silla de mi escritorio, estoy apunto de gritarle sus verdades a esta mujer que escogí como esposa.
-Si estudiaste en una universidad lo mejor es que te calmes. ¿Puedes Por lo menos comportarte como un señora? Estas actuando con ignorancia Katrina.
-Ahora me estas llamando ignorante, seguramente te quedaste aquí y con esa tu secretaria, me imagino que ella es tu amante-grita cabreada. Enojado la sujeto del brazo y la saco de mi oficina, todos nos observan con vergüenza. Que pena me da la actitud de esta mujer.
-¡Estas loco, como te atreves a sacarme así de tu oficina, soy tu esposa la mitad de todo esto es mío!-Juro que estoy apunto de perder los estribos, el señor de seguridad esta aun lado viendo la escena que esta montando Katrina y no solo él, si no la mayoría de los trabajadores de esta sala.
- Don William- Vocifero molesto- Saca a esta señora de aquí pero ¡Ya!- Grito soltando mi mano del brazo de Katrina, esta sorprendida por la orden que di, y que sepa que no estoy para sus estúpidos berrinches, no le pienso aguantar ni una más.
-¡Como te atreves hacerme esto!- ahora se hace la víctima, Wau esta llorando.
-Di una Orden William.
-Si señor Castillo.
-No es necesario puedo irme por mi cuenta, querido te veo esta noche en casa.- Comenta como si lo de hace rato haya sido un show de entretenimiento.
Hastiado y ya irritado la ignoro entrando en mi oficina. Al sentarme recosté mi cabeza en el respaldar de la silla giratoria. Cierro los ojos, de repente el pasado me invade. Esa chica que conocí cuando era joven, quizás ella hubiera sido una buena esposa, comprensible, paciente y atenta. Pero Katrina fue elección de mi padre, lo nuestro fue por planes de mi padre y el de su padre, no había amor y nunca lo abra, no he podido olvidar a mi primer amor a esa chica que un tiempo la llame mi conejita, su rostro angelical aún sigue intacto en mi mente, es imposible olvidarla. Suspirando me levanto y me sirvo un vaso de coñac, revuelvo el contenido y me lo bebo, mi móvil suena con una llamada entrante, miro el nombre en la pantalla y negando contestó a Jaime.
-Hola a que se debe tu llamada.- Pregunte irritado, aunque no sería malo platicar con mi buen amigo.
-Suenas molesto- expresa con determinación.
-No te imaginas cuanto- Afirmo sirviéndome otro vaso de coñac.
- Me lo imagino, que tal si vienes a multícentro, te invitaré a cenar para que se te quite lo agrio, sabias que la comida es el mejor elemento para quitar el enojo. - Niego sonriendo. Jaime es muy bueno en hacerme reír.
-Perfecto, nos vemos en veinte minutos.
-Lo sabía amigo.
Colgué la llamada, me senté nuevamente y firme los últimos documentos antes de salir a encontrarme con mi amigo.
***
Cuando llego al multícentro aparcó mi Renault en el parking, pongo el seguro antes de bajar, le mando un texto a Jaime notificándole que ya voy llegando al restaurante chino del primer piso.
Al entrar al lugar suspiro emocionado, amo comer es una de las cosas que no dejaría jamás, no obstante siempre me ejercito, tengo mi propio gimnasio en casa.
-Hola Amigo, tanto días sin saber de ti- me levanto de la silla y saludo a Jaime con un apretón de mano.
-No seas exagerado, hace 4 días salimos a tomar, lo recuerdas. - Jaime arrugo su frente y luego asintió reconociendo que si salimos a tomar cosa que a él no le agrada tomar alcohol, es un hombre muy reservado, la mujer que se case con mi amigo será muy afortunada y esperemos que él se consiga a una buena mujer, de echó me a comentado que esta enamorado y esta intentando una relación seria, espero que sea una mujer buena no como la mujer de hace 3 años, que es mejor no tocar ese tema porque no soy de esos hombres que habla de las damas, a pesar de todo se le debe respeto a una mujer.
-¿Como van tus empresas?-Pregunta mientras mira el menú.
-Muy bien, dentro de unas semanas viajaré a Nueva York a firmar una asociación con los Bekers.
-Me alegra saber que te irá bien. ¿Que pedirás para cenar?- Pregunto sin quitar la vista del menú.
-Arroz chino, acompañado de sushi...
-Exótico- Comento y luego llamo al mesero-Tráiganos dos servicios de arroz chino acompañado de sushi.
-Perfecto, va querer algo más señor.
-Vino noruego para mi- Pedí mostrando una sonrisa.
-Bien, me traes un cóctel de frutas sin alcohol- rodé los ojos y mi amigo se encogió de hombros.
-Estaré pronto con sus pedidos- expone el mesero y se retira con su habitual sonrisa.
-Gracias- respondimos los dos al unísono.
Mientras esperamos la cena, conversamos de todo lo relacionado al negocio.
Le comenté un poco sobre el show que monto mi esposa, Jaime se burlo de mi y asegura que nunca se casaría sin amor y es una de las cosas que realmente debemos tomar en cuenta, casarse sin amar es vivir tu vida en un infierno latente.
Con mi amigo la pasamos bien cenamos la deliciosa cena, luego conversamos más de dos horas sobre cosas que esta sucediendo al rededor del mundo, implicando la salud y la vida del ser humano. Solo nos toca orar y pedirle a Dios que está pandemia termine de una vez, pero ante eso debemos de ser humilde de conocimiento.
Me despido de mi amigo, observo la hora son más de las ocho, espero no tener que lidiar con Katrina, esta vez se ha pasado del límite y creo que no estoy en la posición de seguir aguantando, lo mejor será el divorcio, desde hace más de 3 años que a ella se le está ocurriendo celarme, Katrina sabe muy bien que nuestro matrimonio fue por convivencia familiar entre nuestros padres y no había amor, tampoco lo hará.
Dejo mis pensamientos al tropezar, al girarme un delgado cuerpo está apunto de caer, en un rápido miento la sujeto de la cintura. La chica se asusta y cuando quiere decir algo queda sorprendida al igual que yo.
-Melanie- Susurre fascinado.
-¡Dylan!-Replica Melanie asombrada.
Es increíble volver a ver a mi antigua novia de muchos años, mi conejita como le solía decir, la última ves que supe de ella fue cuando me enteré que se había casado y fue una daga invisible incrustada en mi corazón.
-Tanto tiempo Dylan- Susurro apenada y sin saber porque la abrazo fuertemente, cierro los ojos y huelo su cabello. Como olvidar cada cosa de ella, lo único es que se ve más delgada y más madura.
-Melanie es un gusto volver a verte, espero que no te molestes por haberte abrazado pero fue algo inevitable, lo siento. - ella asintió nerviosa, la misma chica tímida que conocí hace 7 años atrás. Como olvidarme de ella.
-Déjame llevarte ya es muy tarde y es peligroso-Melanie sonrió y pude ver que se puso nerviosa y dudosa-No confías en mi, no te haría daño. Soy tu antiguo novio de la juventud, lo recuerdas conejita.
Melanie levanto su cabeza y me miro sonriente.
-Conejita, me gustaba cuando me llamabas de esa manera.
-Lo se y nunca me olvidaría de eso. Aceptas que este viejo conocido te lleve segura a casa. - Melanie asiente levemente.
Caminamos hasta el parking al llegar desbloqueo el seguro de mi auto y luego ayudo a Melanie a subir.
-Gracias Dylan.
-No es nada, me puedes dar tu dirección para llevarte hasta la puerta de tu casa.
-Si esta bien pero no es necesario que sea hasta la puerta de mi casa, seria suficiente en la cuadra. Quiero evitarme los problema con mi esposo.- Supuse que era eso.
-Tranquila eso no sucederá. -le digo seguro. Ella sonrió nerviosa. Luego me dio su dirección y sin ninguno decir nada manejé hasta la carretera norte.
Esto fue una dulce y amarga casualidad. Volver a ver a mi primer amor fue algo que no me lo imagine sin embargo fue bueno verla y abrazarla, quizás ella se casó enamorada y esta feliz, me alegro por ella, espero que no este viviendo el infierno que yo vivo junto a mi esposa.