Capítulo 4 Libertad

Capítulo 3

Dos semanas después

Tengo una Taurus 9 mm en mis manos, me tranquiliza el chasquido del cargador y el seguro al quitarlo y ponerlo.

Como boina negra debo conocer mi arma, y desde que me hice de ella hace un par de años, no la había utilizado, hasta ahora.

Pesa 800 g. Cañón y cerrojo de acero. Con un cargador de 15 municiones, masilla y mango de acero, y solo la empuñadura cubierta por un forro de cuero negro, con adaptador para un silenciador.

" Lo estamos esperando"

"¿A quiénes?"

"A ellos"

" ¿Por qué? "

"Tu sabes porque"

"Estamos bien. No sucede nada"

" Entonces ¿quién está detrás de ti? "

Fragmento

Despierto

" Era una pesadilla " respiro con dificultad, mi cuerpo tiembla y estoy empapada en sudor.

" Era una pesadilla " me repito el pensamiento como si fuera a tranquilizarme.

Me deslizo fuera de la cama sacudiendo las sábanas enredadas en mis piernas.

Fragmento

¡ Joder ! . A pesar de que solicité mi baja, la trajeron como si les urgiera deshacerse de mí. Creen que por darme mucha pasta se libran de su responsabilidad.

" Deberíamos matarlos a todos" me susurra la voz con la que hablo en el silencio. Es mi mejor amiga.

" Si. Deberíamos. Pum. Pum. Pum "

Mi amiga dispara a los imaginarios enemigos. Uno a uno les veo caer. Pero no calma a la fiera qué llevo dentro, solo alimenta a la bestia.

" Mi arma es mi mejor amiga, es mi alma gemela. Sin ella no soy nadie. Sin ella no soy nada. Mi arma es un brazo externo de mi cuerpo, es mi otra mitad, porque así seré el renacimiento de una estirpe que se hundió en el olvido, y superare y seremos humilde ante todo"

Recito una y otra vez mi oración de mi remura me hizo memorizar. Pensar en él no me ayuda. Me hierve la sangre. Recordar a Taylor me hace odiarlo. Pero su oración, la cual se convirtió en mía, me ha calmado el hambre.

Me estiro hacia el frasco de medicamentos y me los llevo una vez más a la boca, cuando siento mis párpados pesados. Y esas imágenes amenazan con destruir mi cordura, me quedo de rodillas abrazando mi cuerpo..

Y entonces tocan la puerta.

Fragmentos

– Todo va a estar bien.

" ¡Creen que estás loca! ¡No confíes en ellos! "

– Todo estará bien.

" Esa voz "

– Natalia – su maldita voz cargada de lastima me irrita.

– ¡Largo! – grité con voz ronca y sin levantar la vista del suelo.

– Por favor... Natalia... – miro a mi acompañante. Tardó demasiado en reconocer a la persona que tengo delante, su expresión cansada me recuerda a los de mi célula, sus rostros vuelven a mi al momento de cerrar mis párpados.

Escucho sus gritos y el impacto de las ojivas contra el suelo, sus pisadas subiendo las escaleras, la voz de Gordon gritándome que me vaya antes de que vengan por mi.

– Cap. – Mi voz es ronca. Estoy cansada.

Me duele la cabeza. Me siento mareada. Y de repente vuelvo a vomitar, pero no tengo nada en mi estómago y me arde el estómago.

– Dámela... Te la devolveré.

" ¡No se la des! " grita mi amiga.

Y recitó la oración de nuevo.

" Mi arma es mi mejor amiga, es mi alma gemela. Sin ella no soy nadie. Sin ella no soy nada. Mi arma es un brazo externo de mi cuerpo, es mi otra mitad, porque así seré el renacimiento de una estirpe que se hundió en el olvido, y superare y seremos humilde ante todo"

El Cap avanza hacia mí despacio, como si fuera hacerle daño. ¿Qué estoy haciendo? Pero cuando intenta tocarme le apunto con mi arma. ¿Por qué estoy armada?

" Porque intentaron matarte"

El capitán está aquí. ¿Qué he hecho?

– Natalia... Dámela.

Se acerca arrodillándose y toca mi mano, si está aquí es porque estoy a salvo. No hay peligro. Dejo que me desarme y después de no se cuanto tiempo soy consciente.

– Todo va ha estar bien hija – Me habla como el animal salvaje y herido en que me he convertido. Estaba soñando y de pronto estoy armada, el dolor, los medicamentos no funcionan lo olvide, no quiero dormir, no quiero cerrar los ojos, no podré controlar las imágenes si cierro los ojos. No quiero volver ahí. No.

He estado reprimiendo tanto, Que mi mente lucha contra la fiera y yo no estoy cooperando. Me pongo de pie y retrocedo, veo el caos, vidrios rotos, agujeros en las paredes, muebles rotos y sangre mía.

– Necesitas ayuda... – lo miro confundida – ¿Lo sabes verdad?

No se que mira el cap., pero seguramente nada bueno.

Y algo dentro y frío, en un lugar que no sabía que existía se desata una tormenta.

" Estamos bien, estamos bien "

– Llevas días sin dormir, te has estado automedicando... – ciento espasmos en mi cuerpo – Necesitas descansar... Yo se que no quieres cerrar los ojos... Te prometo Que no soñarás nada. Pudiste herir a un inocente. – sus ojos transmiten preocupación, me mira con tristeza. Sin una pizca de lástima.

" NO, no, no, estoy bien... Estoy... Estoy..."

– No – siento caer de rodillas y como los cristales se rompen bajo mi peso.

– No – repito ahogándome con esa única palabra, duele tanto, han logrado lo impensable, Me han hecho daño.

Ciento su brazo rodearme por los hombros, las imágenes, los recuerdos no los quiero en mi cabeza.

" Esto es demasiado "

"No puedes"

" No podré"

Algo me pincha el brazo, la adrenalina se dispara en mi sistema, siento como mi respiración se altera, como los latidos de mi corazón aceleran queriendo explotar y en cuestión de minutos o quizá segundos no lo sé, mi visión se pone borrosa y la oscuridad me engulle por completo.

Un año después.

Golpeo el saco de boxeo una y otra vez, dejo que la adrenalina corra por mis venas, el sudor cubre mi cuerpo adhiriéndose la camisa a mi piel, el cabello a mi frente, mi coleta se balancea de un lado a otro golpeando contra mi espalda.

– Buenos días lara.

– Hola Freddy – digo sin verlo, es un fortachón que ama el deporte, piel morena clara, ojos avellana, bla, bla, bla.

No es que no me caiga bien, pero no he interactuado mucho con nadie desde que el cap me sacó de apuros, de no ser por él, estaría en la cárcel o un cuarto acolchado y no pude negarme cuando me ofreció ayuda, la necesitaba, Me hospedo en el piso del cap, que está como mi responsable legal y tutor como si fuera un crío.

" Humillante. Lose "

Golpeo de nuevo el saco, golpe tras patadas, el saco se balancea con cada impacto, la cadena chirría por la presión de mis impactos.

Hoy finaliza mi arresto domiciliario, el cap, pagó una fianza escandalosa y compensación al hotel por daños a propiedad privada, después de cumplir mi condena, trabajaría para él por tres años para saldar mi deuda.

Así que agradecida de qué hoy fuera la evaluación final. Ya estoy cansada y frustrada de John Edmond Reynol, aunque he de admitir que sus terapias de hipnosis me ayudan a relajarme y es como dormir, porque, para confesar no concilio sueño, gracias a las pesadillas que nunca había tenido, y que cada vez que cierro los ojos los recuerdos están ahí esperándome para atormentarme.

La terapia del doctor, que me ha recomendado, son ejercicios que me ayuden a canalizar toda mi ira, pero al sentir los ojos de Freddy recorriéndome, es un incentivo y me imagino estampando mi puño contra su cara, extraño escuchar el sonido familiar, odio como me mira a pesar de llevar ropa de deporte puesta, y siempre con mi camisa de resaca hasta mi cadera, cubriéndome mis cicatrices , siento como si pudiera verlas a través de mi ropa. Golpeó con más fuerza hasta calmar a la fiera.

" Si le rompes el cuello o le sacas los ojos se solucionaría el problema "

– Habrá una fiesta en el Zero, hoy llega un amigo... Por si te apetece venir.

No es la primera vez que me hace una invitación, siempre lo rechazo, pero una fiesta es una buena idea para celebrar mi libertad y interactuar con humanos.

– Me lo pensaré – digo girándo hacia él, y por su expresión sé que no se esperaba la respuesta, comienzo a quitarme la cinta de mis manos. Está emocionado.

– Enserio... Será genial tenerte ahí...

– Si. Mándame la dirección con uno de los escoltas... Ya sabes donde vivo.

Le sonrió como si fuéramos cómplices de un gran secreto. Y la suya se amplía más mientras se pone a levantar unas pesas de mano.

– Iré con Kim, tiene ganas de conocerte y puedo invitar a Luis costas, es amigo de instituto... ¿ no te molesta verdad ?

– Si está bien – me encojo de hombros.

– Luis es marinero, ¿ tú también fuiste militar cierto ? ... creo que se llevaran bien.

No creo que una boina negra y alguien de la flota armada se lleven bien, pero no voy a decírselo, está siendo amable y no puedo ponerme gruñona cuando puede ser mi nuevo amigo.

Salgo del gimnasio pasándome la toalla por la frente sudorosa, con rumbo al ascensor. Me cruzo con los habituales chicos y señores que inician sus rutinas en un intento por perfeccionar sus cuerpos y otros solo por llegar tarde al trabajo, y presumir de su buena condición. Una de las razones de entrenar a las 5 de la mañana hasta las 7:30 es que no tengo que soportar todas las miradas masculinas en mi, y no tengo que matar a nadie.

Una vez, solo una vez, un capullo imbécil llamado Zacarías goddcy ashmer me acosó, es amigo de Freddy, siempre llega primero que el. Bueno a lo que iba, Freddy lo pillo a la primera, estoy acostumbrada parecer intimidante, pero el solo tenía ojos en mis tetas o mi culo. Estaba en la cinta corredora y llegó recargándose como si con eso llamara mi atención, quizá con las de mas funcionaba, Pero ni siquiera lo mire y continúe corriendo.

– Déjala en paz zac... Ella no...

– Creo que la princesa tiene boca – baje de la cinta y me acorralo, di un paso atrás pero el cerro la distancias y me toco el hombro, y de inmediato me puse rígida, apreté la mandíbula, practique lo que el doc me dijo, inspirar y exhalar. El lo tomo como una buena señal. Y se acercó más, di un paso atrás y lo mire a los ojos, era como un luchador de cuadrilátero de la W.W.W. Torcí mi boca en una sonrisa que probablemente interpretaría como coqueteo.

– Te propongo algo. Si me vences saldré contigo. – Freddy ahogó un gemido de sorpresa y tres tíos que lo conocían se rieron de mi.

– No voy a pegarte nena – la forma en llamarme así me cabreo, primero princesa, ahora nena. Entrecerré los ojos, era el típico macho beta guapo, con una sonrisa que mojaría la ropa interior de todas las mujeres que prefieren a tipos como él. Presa fácil.

– Te asusta perder – lo desafié sabiendo que sería un golpe bajo a su ego, apretó los puños, entrecerrando sus ojos. Era mío.

– Vamos Zac solo atúrdela y ya esta – le alentó uno de sus amigos seguramente.

"Gracias idiota".

– Vale. Acepto la apuesta, si ganas te dejaré en paz, pero si gano yo. serás mía una noche – se relamió los labios de una manera lávica, reprimí el impulso de poner cara de asco y pasar la bilis por mi garganta. Asentí acercándome a la lona.

– Te dejaré que me des el primer golpe preciosa... Justo aquí – señaló su barbilla y dobló su columna burlándose de mí.

– Si gano yo...quiero tu moto y Serás mi perra un mes – sonrió al ser la única que conoce el resultado final, el no lo sabía, pero entre mi tira tenía una anilla pesada entre mis dedos.

– No te daré mi moto.

– No seas nenasa – y eso pareció cabrearlo.

– Está bien. Acepto.

En un movimiento impactó mi gancho izquierdo contra Zacarías. Que no se esperaba mí destreza y queda de rodillas ante mí. Fui consciente del silencio que invadía el gimnasio. Las máquinas dejaron de zumbar, tenía que dejar claro mi posición y antes de que pudiera levantarse impacte mi rodilla contra su nariz. Escuche el crujido y como maldijo, sé tambaleo para intentar defenderse a pesar del sangrerío qué escurría entre sus manos, pero Freddy ya estaba delante de mí y frente a él como si supiera que lo mataría, quizá mi mirada lo decía todo.

– Alguien más – exigí. Nadie dio un paso. En sus expresiones leía claramente las preguntas silenciosas, Como una tipa de mi estatura y peso pudiera con alguien como Zac, y seguramente con cada imbécil aquí. Fredy se volvió hacia mí y me susurro con una sonrisa.

– Te han dicho alguna vez que te pareces a Lara Croft.

Si ya lo he escuchado muchas veces, pensé y me eché a reír. Aunque no tenemos nada en común solo el cabello. La estatura y los labios. Pero nada más. Fredy dice que hay más cualidades. Angelina Jolie es mucho más hermosa y sexy que yo. Me encanta el dragón chino de su espalda pero a mi no me gustaría hacerme uno nunca.

Así que cuando me ven me dicen Lara y no Natalia ,ni Nat.

Por fin se abren las puertas, entró al departamento escala del cap y me topo con Brian un escolta de seguridad.

– Hola Natalia.

– Hola Brian, arréglate el auricular a menos que quieras que te ahorquen con él.

Siempre lo estoy corrigiendo en eso, porque el cable lo trae alrededor del cuello.

– Gracias. Puedes ayudarme con la cámara 6, sigue saliéndose de foco – dice acomodándose el cable.

– Ya estás guapo – le doy una palmada en el pecho y lo hincha de orgullo. – me daré una ducha y veré lo de la cámara.

– Me estás insinuando que me duche contigo – dice con fingida indiferencia – aunque es muy tentador. Muchas gracias por la oportunidad, pero paso.

– Eres todo un caso – me rio de el. Y camino derecho al cuarto donde me hospedo, la cual es la habitación del hijo del capitán. Si es enserio. tiene un hijo. Pero no me ha tocado conocerlo salvo por unas fotos que el cap tiene en su despacho con su esposa fallecida y el juntos. Es la única foto familiar que hay en toda la casa. El capitán con su uniforme azul marino cuando era joven, aun lado de el un joven de ojos de color, con traje gris, apuesto, y entre los brazos del capitán una rubia de ojos azules sonriendo con envestido rosa pálido. Su cabello brillando como el sol y juntos así, esa fotografía me inspiraba calor humano. Desgraciadamente su esposa e hija murieron en un accidente . Eso hizo que él y su hijo se distanciaran. El cap se concentró en su trabajo para superar su pena y un año después de su muerte. William rodge dowson se fue Alemania ha terminar los estudios y vivir.

Algo cambio que decidió regresar dentro de unos meses y reunirse con su padre, según me contó su padre adquirió Clientes para la compañía de seguridad del capitán, y si se quedaba un poco más lograría trasladar unos contratos para la empresa, estarían firmando un plan de negocios con la embajada alemana. Dicho esto fue lo último que supe de él. Así que tendría que esperar un poco para conocer a William. Preguntándome si sería tan simpático como su papá, Ya saben, tal palo tal astilla. El cap nunca me habló de él. Así que no tenía una referencia de nada. Y como estuve desprovista de tecnología y Nick jamás me visitó. Cosa que le haría pagar, se supone que es mi amigo.

Después de arreglar la cámara que tenía los tornillos flojos y no era nada con el equipo electrónico como sugirió Brian. Voy a la estancia donde me espera el de control interno para quitarme la tobillera.

Pero aún debo esperar a mi psiquiatra para dar el diagnóstico final. Las puertas del ascensor se abren y ahí viene doc, con un traje caro a medida y corbata. Con su maletín profesional y lentes de punta.

– Siéntase como en su casa – le digo al de control y sacude la cabeza pero no dice más. Entramos al despacho del cap y me reclino el sillón de siempre. El doc toma asiento en el escritorio y saca mi expediente que tiene unos 10 cm de grosor.

– ¿Y bien natalia ?, hoy es tu día de libertad. Posiblemente · no me hace gracia su intento de broma.

– Voy a ir a una fiesta. Me han invitado

– Enserio. ¿ Porque has accedido esta vez ?.

– Pues quiero ser normal, tener amigos y eso – murmuro mirando el techo como hago en cada sesión.

– Natalia cuantas veces voy a decírtelo... tu eres normal. Solo has tenido que soportar cosas terribles para tu edad.

– Aun no tengo 28 así que no estoy tan vieja – se que sonríe. Pero no me vuelvo.

– Y tus pesadillas... ¿Como vas en la noche?

– Sigo sin dormir – no añade más porque no me gusta repetirme.

– Natalia, ¿ has pensado en tener una relación ?

Por primera vez desde que hablamos me siento y lo miró fijamente.

– ¿Qué? – inquiero aunque lo escuche perfectamente.

– Quizá si haces lo que una chica normal a tu edad haría. Cómo buscar el amor pueden calmar tus pesadillas. Tener más intimidad con las personas.

– Intimidad – digo entre dientes – creo que usted mejor que nadie sabe porque no puedo tener " intimidad " con alguien.

– No pretendo atacarte... Natalia... Es un tema que quería tocar en nuestra última sesión en tu casa.

– ¿Así? – murmuró y sonríe.

– El señor Roberts ya dio su aprobación a mi diagnóstico. Y no quería irme sin plantearte este tema. te veré una vez al mes en mi consultorio. Con respeto al amor solo quiero que te lo plantees, se que odias que te toquen y tienes motivos, pero para las personas el contacto físico es una forma de interactuar. Ponte al límite. Ve qué tanto puedes permitir una cercanía, no digo que te acuestes con alguien.

– De acuerdo. Límites.

– Llámame si tienes una crisis de depresión o ansiedad – se acerca con maletín en mano y sale del despacho.

Segundos después salgo cuando ya se cierran las puertas del ascensor y está el de control sentado en el banco.

– Lista para la libertad – agita el seguro entre sus manos.

Sonrió encantada.

¡Somos libres! Grita mi subconsciente con las manos en alto.

            
            

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