A la 4:40 de la mañana fue encontrado el cadáver de la agente y directora del grupo de defensa, coordinadora de su equipo elite, llamado por la activa "ángeles del sol" salvadores de victimas de trata, esclavitud y carnicería de órganos. El cuerpo fue encontrado en medio de una bahía de yates, según la información proporcionada por la ONU, se retiró de su oficina a su hogar a las 13:23 de la tarde, el día 4 de noviembre del presente año, los familiares informan que llegó a su domicilio y después no hubo comunicación en dos días.
El forense del departamento que rescata cuerpos caídos en la guerra, diagnostico signos de tortura, heridas defensivas y que murió desangrada. El caso se encuentra aún en investigación.
El funeral se celebrará mañana a las doce de la tardé. Se rumorea que sus hijas adoptivas estarán presentes, aunque de la menor hace más de año y medio, no se sabe nada de su paradero.
NATILIA
Llegamos al aeropuerto de nuestro viaje en Colombia a Miami, Daniel arrastra su maleta distraído, mirando hacia atrás por unas bailarinas de pocas ropas, sé que son fáciles por como no paran de sonreír a mi amigo, yo camino con mí maleta y mi bolso al hombro. Las personas no dejan de bloquearme el paso, he intentado no maldecirlos e insultarlos. Me giro hacia él.
– ¡Dinox, Deja de hacer el idiota! – justo cuando me doy la vuelta choco contra un cuerpo duro y trajeado, mi bolso resbala de mi hombro y cae al suelo desparramando mis cosas. – Mierda.
– Lo lamento – decimos al unísono mientras una mano se encuentra con la mía recogiendo mis cosas, levantó la vista y me encuentro con un rostro ovalado, una fuerte barbilla, pómulos rosados y unos ojos de un azul cielo, que me recuerda las aguas de estas playas. Para ser que me quedo deslumbrada por semejante belleza de hombre, no puedo evitar devolverle la sonrisa que me dedica, el es el primero en romper el contacto con su sonrisa curvando sus labios, seguro satisfecho de mi reacción, continúa ayudándome a recoger mis cosas, y sobre todo el estuche de piel y mi caja madera donde guardo mis bienes más preciados.
– Vaya lo lamento mucho – sus manos la sostienen la caja con curiosidad y me la entrega, la guardo en mi bolso junto a mi estuche .
– Estas cosas pasan – dije arrebatándole mi maleta , me pongo de pie y acomodo mi bolso que insiste en resbalar – ¡Newton!
– Permite ayudarle, quizá se haya roto algo mas.
– No necesito su ayuda. "En nada "
–I nsisto – saca una tarjeta de su chaqueta y me la tiende. – Llámeme – me observa con curiosidad y veo a Daniel tomando el número de una de las bailarinas.
– ¡Dinox! – grite irritada. Mientras tomo su tarjeta para que deje de joder, yace que estoy buena, pero podría no ser tan predecible.
– Es norteamericana verdad. De Nueva York.
– Sí señor – le miró de nuevo. Me gustan sus ojos. Son de un color cielo – Lo soy, de la quinta avenida.
–Vivo cercas del arco – me tiende su mano y un calor similar al fuego atraviesa mi cuerpo entero, su apretón viaja por mis terminaciones nerviosas, aunque decido pasarlo por alto. – ¿Viene de visita o negocios?.
– Negocios – cambio de mano la bolsa.
– Disculpe estoy siendo entrometido – dice algo avergonzado. Y desvía la mirada
– Tienes un rublus.
– ¿Qué cosa? – murmura.
– La caja de habanos.
– Oh – mira la suya y la deja en una bolsa de regalo – Qué coincidencia – Dice sonriendo. El parece complacido con mi reacción porque muerde su labio. ¿Por qué estoy viéndole la boca? No estoy de visita por placer. Aunque no le negaría una noche.
– Listo Natalia – Daniel se acerca tocando mi hombro y rompe el pequeño trance en el que estaba. Parpadeo. ¿Qué fue eso? – Hola... ¿estabas sonriendo?
– Vamos – Dije con brusquedad tirando de su brazo antes de que inicie una plática que nos retrasara más, a lo que el extraño me mira con su ceño fruncido. Me despido agitando mis dedos y me regala una sonrisa, yo se la devuelvo. Daniel me mira y luego lo mira a él, pero no dice nada. ¿Aunque qué podría decir?.
– ¿Qué te pasó? – Me interroga Daniel soltandose de mi agarre – ¿Le conoces?
– Un pequeño percance. – Sujeto con más fuerza la bolsa y sacó la caja para acomodar su contenido , es todo lo que me queda de él .
– Natalia – Me llama Daniel mientras caminamos hacia la salida.
– Si.
– Esa no es tu caja – lo miro extrañada.
– Claro que lo es.
Me la quita de la mano y la gira boca abajo, veo las iniciales.
– Mierda – hago una memoria rápida – El hombre... Debió tomar la mía.
Para comprobarlo la abro y veo los habanos de Perú. Los cuales son ilegales, dejó a Daniel protestando, con las maletas y camino a paso veloz, buscándolo entre la gente. No han pasado ni cinco minutos. Lo divisó acompañado de escoltas y voy hacia él. Pero no lograre al cansarlo. Así que corro el último tramo mientras lo veo subir a una camioneta blindada y sus escoltas le siguen. Llegó justo a tiempo para hacerme unas fotos de la matrícula.
– ¿ Lo alcanzaste? – me pregunta Daniel, no más regresar.
– No, pero tengo su número personal y sus matrículas – digo mientras intento marcarle, pero salta el buzón. No puede ser.
– Tranquila. Las recuperaras. Tengo que decirte que yo...
– Espero no se le ocurra querer fumar. Aunque hay algo que no me cuadra.
– Oh revise el contenido de las UCB – sonríe divertido por lo que sea que esté pensando.
– Pues se hará un gran daño si las abres. Ya sabes. Si abre una.
– Vamos a buscar un hotel. Mientras intenta ponerte en contacto. Yo puedo ayudarte porque conozco a....
– No necesito que intervengas tanto por mi Dinox, solo cállate.
Asiente mientras caminamos fuera del aeropuerto. Una vez en un taxi. Intentó llamarle pero seguía sonando ocupado. Llegamos al hotel y mientras nos registramos en el cesar palace. Al fin contesta.
– Zolov.
– Hola. Soy Natalia Castelld , nos encontramos en el aeropuerto.
– Hey, cambiaste de opinión – escucho la sonrisa en su voz.
– No es eso. Tengo tu caja de habanos – lo escucho maldecir.
– Bueno eso sí que es suerte. ¿Dónde te alojas?.
– Estoy en palacio, ¿donde podemos vernos?.
– Lo cierto es que justo ahora voy a un evento y salgo de viaje.
-– No puedo esperar mucho . Necesito mi caja – digo algo cabreada – Esa caja tiene mucho valor .
– ¿Puedo pagarte por ella?
– No tiene precio. Le pertenecía a un viejo amigo.
– Lamento oír eso. Y me disculpo de nuevo. Si cuidas de mi tesoro. Yo cuidaré del tuyo.
– De acuerdo. Te veo luego.
– Hasta luego.
Cuelgo exhalando el aire.
– ¿Y ahora qué?.
– Vamos a terminar con este maldito día. Tendremos que trabajar a la antigua.
.................
EL FUNERAL DE AMY
AVANSO POR EL PASILLO ALFOMBRADO, EL OLOR A FLORES FÚNEBRES IMPREGNA MI NARIZ.
Sin mirar al frente, con unos lentes oscuros que ocultan mis emociones, me acercó al féretro abierto, el olor a su cuerpo en descomposición está neutralizado por los químicos que se usaron para poder tocarla antes de cerrar la tapa de vidrio, me espera ami, lose, su foto de un metro de largo y medio de ancho me observa con su sonrisa blanquecina y su traje cerrado hasta el cuello. Sus pendientes, que brisa le regaló en la última navidad cuelgan de su lóbulo.
Siento las miradas en mí y los murmullos no se hacen esperar, me acuclillo frente a mi nueva hermanastra de 12 años.
– Hola hermosa.
– Naty – Solloza. Pero no me abraza, Brisa sentada a su lado la rodea con sus brazos y asiente en mi dirección a modo de saludo. Es su forma de decirme que lo tiene controlado. Llevó las manos a mi cuello y me quito la perrera con la placa de Amy.
– Ella quería que la tuvieras – Brisa la toma y se la pone entre sus manos. Me pongo de pie y me acerco a su ataúd abierto, pongo una mano entre las suyas y me inclinó besando su frente, Daniel se queda un paso detrás de mí y Xiomara me flanquea con tres más del equipo nuevo que fueron contratados por ella.
– Prometo terminar lo que empecé, madre – me enderezo, cierro el ataúd y doy media vuelta hasta el final del pasillo.
– Señorita Castelld – me detengo al oír mi apellido, pero no me vuelvo, Daniel y Xiomara le cortan el paso – Soy Ivan Ivanov. No nos conocemos, pero tenemos una causa común.
– Vaya al grano – demanda Daniel impaciente.
– Nos gustaría unir fuerzas, su ayuda sería primordial para esta batalla ... la señora Amy kal dio buena referencia de su trabajo.
– No nos interesa – sentencia Xiomara.
– Nosotros trabajos solos – dije continuando mi camino.
– Solo por si cambian de opinión – le escuche decir, Daniel me flanquea a la derecha.
– ¿Por dónde empezamos?
– Centro de Miami, regresamos a Colombia, Salvador y México.
EL
No se, ¿como?, Siento el picor en mi nuca. Todos miran en la misma dirección y digo todos los presentes la miran.
"Es su hija" "Creía que no vendría" "Hermosa" "Sigue intimidando "
Al reconocerla contengo el aliento. Es ella. La criatura del aeropuerto. Entra escoltada por 4 tíos y una mujer. Al segundo lo conozco, la chica pelirroja de rizos alborotados de 1,70 a su izquierda. Todos llevan gafas negras, no miran a nadie, solo al frente, se acerca a la menor de la hija de amy kal y le susurra algo para después ponerse en pie. "no me ve. Aun" Acercándose a su ataúd besa su frente, se por como mueve sus labios le susurra algo, le quita su anillo y cierra el vidrio que divide su cuerpo. Da media vuelta y se aleja.
¿No piensa quedarse? Veo como Iván, mi mejor amigo de formación y universidad intenta acercarse pero Daniel y la mujer le impiden el paso. Su cuerpo se tensa tras intercambiar unas palabras y Daniel le lanza esa mirada que conozco bien, pidiéndole en silencio que no tense las cosas. Ella asiente en dirección a sus escoltas que la siguen de inmediato. Veo a la extraña del aeropuerto, en cómo el mundo decide que vuelva a verla y suben a su vehículo sin mirar a nadie. Ivan regresa a mi lado.
– Es la hija de Amy – me explica como si no lo supiera ya. – Es la primera vez que se muestra en público desde hace un año, no le gusta llamar la atención, prefiere ser un fantasma.
– Ella es – le informo a mi amigo.
– ¿Que?
– La mujer.
– No jodas. ¿Es una broma? – dice en un murmullo sorprendido.
– Es verdad.
– Vaya... el mundo es un pañuelo.
– Si que lo es. ¿La conoces bien?
– Solo lo que hemos hablado – Sin saberlo hasta ahora, conocía su existencia, Iván me contaba historias y como su orgullosa madre alardeaba sobre sus perfectas hijas. Con cada historia deseaba ponerle rostro, a esa sirena temeraria y atrevida, deseaba conocer lo que Ivan clasificaba como una sirena. Ahora sabía su nombre Natalia.
EL PRIMER ENCUENTRO
MEXICO, JUAREZ.
Natalia
Uso las vigas para moverme dentro del almacén, he instalado todos los rastreadores en los vehículos principales, en un los celulares de una persona. Me tomó tres días estudiar el lugar, uno en ubicar los objetivos y hoy en moverme. Ahora tengo que salir de aquí mientras los drones esperan en sus posiciones, uno a uno los coloque en sus puntos estratégicos, mi sello personal .
Son las 23 horas exactamente, el cambio de guardias, pero como no puedo pre-veer nada, llegan 2 vehículos con los Salomón, líderes de la hermandad sumeria, Amar y Axel que son los menores de los Salomón y por último Héctor el cabecilla. Entre Amar y Axel sacan de la parte trasera a alguien maniatado, veo su cuerpo trajeado, su cara cubierta por una capucha. No lucha ni intenta escapar.
Cuando desaparecen de mi vista, sigo mi camino oculta por las sombras, es cuando mi conciencia decide aparecer.
¿Quién será el tipo? ¿y por qué traerlo aquí?. Ellos rara vez toman rehenes, lo cual debe ser importante.
" Vamos Naty. Muévete." pienso. "joder, maldita seas" me digo ami misma.
Pero no puedo, es este impulso por tentar la muerte , la adicción al peligro, regreso unos pasos y me siento en la oscuridad. Activo el espía y las voces de los hermanos llegan a mi.
– No puedo creerlo... Meterse con los rusos... Estás seguro que son ellos quienes nos joden – dice la voz gruesa de Axel.
– No lose Héctor... No parece su estilo. Es más del estilo de esa puta – esta voz parece más aniñada. Y se que es Amar.
– Que me sacara de sus terrenos... Solo confirma mis sospechas. Tu estas obsesionado con la puta esa, que parece habérsela tragado la tierra.
– Te precipitaste, creo solo lo haces por orgullo, con la mafia rusa no se juega Salomón – le advierte Axel.
– Solo quiero mandarles un mensaje.
– Detrinity está impaciente... Ha perdido a 15 chicas.
– Pura basura... Conseguiremos más... Quizá a la hermana de los Zolov, imagínate lo que ganaríamos.
– Estas demente – ríe Amar.
Bueno, tendría que ponerme cómoda, hasta que se fueran. Si no me iría antes del amanecer a mi guarida secreta y regresar durante la noche. Le mande un texto a Daniel confirmando mi posición y que esperara nuevas órdenes.
Después de 5 horas de espera, los salomón se fueron, con mis regalos en ellos. Tenía la ubicación del ruso y el almacén se fue vaciando de a poco.
Reí gustosa. Al estar todo en silencio comense a deslisarme por las paredes de la viga, usando las barreras como escalones, caí sobre el primer guardia noqueándolo y lo desarme, uno a uno elimine 5 escoltas más. Con el silenciador en mi arma obviamente y me dirijo al cuarto de suministros.
Al entrar un hombre joven de unos 30 años, de fuertes músculos, con las manos a la espalda, algo magullado, pero vivo. Su rostro se alzó aún cubierto por la capucha, aunque pudiera verme no me reconocería, llevaba mi capucha puesta solo descubriendo mi vista, ( un francotirador necesita su visión periférica sin obstáculos)
– Hola cariño... Vamos a salir de aquí, no te portes mal y no tendremos problemas – nadie reconocería mi voz, A causa de que estaba distorsionada gracias a la gargantilla.
– ¿Quién eres? – le quite la capucha, mientras trabajaba en sus bridas las cuales sujetaban sus muñecas.
– Tu – susurre al reconocerle, era el tío del aeropuerto – Mira que casualidad.
Me arrodillo a su lado quitando las bridas de sus tobillos atadas a las patas de la silla de metal, intenta quitarme la capucha y retrocedo.
Alzo un dedo juguetona, trueno mi boca mientras niego.
– No importa quien soy. Por ahora. Soy quien te está salvando el culo – le doy mi segunda arma de repuesto, enarca una ceja – En serio... es lo único que te interesa... ni un gracias – ironize
– Necesito mi reloj – "Que voz tan sexi"
– No tenemos tiempo.
– Tiene un valor sentimental.
– Pues se lo han de haber llevado... No creo que lo conservarán como recuerdo – me burlo.
– Está en su Oficina... Me llevaron ahí primero – salimos del cuarto de suministros, cubriéndonos la espalda, 2 minutos después vamos hacia a paso veloz a la salida, cuando el primer impacto llega.
– A tus seis – y empezamos a devolver los disparos.
Nos movemos con ventaja, a 5 kilómetros me espera mi jeep, mientras nos llueven más refogeos. Recuperamos su estúpido reloj y salimos por las alcantarillas.
– ¿Es una puta broma verdad? – resopló al ver mi pequeño Jeep.
– Puedes volver corriendo si quieres – dije y se subió de copiloto. Arranqué unos 200 metros mas y me giré hacia el almacén.
– ¿Por qué te detienes?
Active mi reloj... Presione tres botones y module a Daniel.
– Procede
– En tres, dos...
Una explocion sacudió el suelo y el almacén, otros lugares levantaron su columna de humo. Me quité la gargantilla guardándola en una de mis bolsas frontales. Saqué mi teléfono especial. Mi voz al otro lado sonaría robótica.
– Salomón – contestó Héctor.
– hola cariño... no lo olvides, voy a por ti y tus hermanos... En este juego solo hay un ganador – disfrute del silencio.
– ¿Quien habla?.
– Y por cierto, tengo a tu ardiente hombre ruso – le informó en tono divertido en ruso. Y colgué. Aguarde mi teléfono – Agárrate fuerte.
- Soy Victor zolov.
– Mmm... Quiero un tequila... ¿Te dejo en algún lado?.
– Un tequila me parece bien.
– Como quieras, entonces invitas tu.
Gire de nuevo derrapando y nos saque dejando una columna de humo.
Llego al terraplén donde deje mis cosas y lo hago descender, empiezo a quitarme mi equipo delante de su atenta mirada.
– Vaya eres una caja de sorpresas – dice al verme el rostro
– ¿Mi caja está a salvo? – digo dándole la cara.
– Se quedó en mi hotel... ¿Sabías que estaba ahí? – busca mis ojos.
– Fuiste un imprevisto. Afortunado – digo aguardando mis cosas en la maleta. Me pongo mi chaqueta de piel. El carro de Daniel llega a mi lado.
– ¿Que ha pasado? – Y se frena al ver a víctor ami lado – ¿Como es posible?
– Estoy tan sorprendida como tú – le lanzo mi bolsa y la atrapa al vuelo – Desaste de ella. Te veo mañana.
– De acuerdo. Hola... Mas te vale cuidarla – resoplo. Hombres.
– No creo que necesite mi protección.
– Si va a tomar. Si. Que no se meta en líos – con eso se va. Victor se deshace de su camisa ensangrentada dejando la blanca lisa y toma el mando de mi jeep. Justo cuando lo rodeo, choca intencionalmente conmigo.
– ¿Oye que haces?
– No voy de paquete. Súbete – ni discuto, después de ver el cuerpo de este hombre, me subo de copiloto.
Llegamos algún bar de moteros, mientras veo su cuerpo.
– ¿Te gusta lo que vez?
– He tenido mejores – le doy la espalda recordando el cuerpo de will y me dan ganas de abofetearme. Llego a la barra antes que él y pido un tequila para los dos – A tu salud.
Me sonríe sentándose frente a mí y toma su Chad. Tira de mi banco acercándome a él, quedando entre sus piernas, se que quiere jugar, lo noto por el brillo calculador en su mirada.
– ¿Vas a decirme quien eres y qué hacías ahí ? – exige. Miro sus ojos mientras le arrebató la botella al bartender. Y me sirvo. Me llevo el Chad t a los labios y echó la cabeza atrás. Todo bajo su atenta mirada.
– Alguien que salvó tu culo – me llevo a la boca un limón con sal – Y tu séquito de hombres.
– Desgraciadamente los perdí.
– ¿Qué clase de seguridad tienes?
– Eran un reemplazo temporal, la verdad no me gusta llevar escolta, solo complazco a mis hermanos... ¿Vas a contestar mi otra pregunta?.
– No... Tu y yo... No nos hemos visto.
– ¿Así? Como voy a devolverte tu caja especial.
– Iré a buscarte a tu hotel ... ¿Que estaaaa...?
– Los hamptons.
– Estoy en el cesar palace... Te dejo
– Mis hermanos ya vienen por mi.
– ¿Cómo? si no has llamado.
Agita su reloj en su muñeca.
– Te dije que tenía un valor especial.
– Vale... Oye, ¿has revisado la caja?
– Por supuesto que no... – dice algo ofendido – Me educaron bien en casa.
– Eso es bueno – me sirvo otro chad.
– ¿Y qué puedo hacer por mi salvadora?
– No hables de mí y devuélveme mi caja.
– ¿Eso es todo? – se inclina hacia a mi con voz ronca y seductora. Apoyándose con una mano en mi muslo. Sonrío a mi chad antes de tomármelo. Se exactamente a que está jugando y no tiene idea con quien lo hace.
– Tentador. Pero no gracias – digo apartando su mano. Me pongo de pie.
– En serio no quieres nada. La bratva no se endeuda con nadie – dice esta vez dejando un poco su actuación
– Si te necesito te buscaré ... Tengo cosas que hacer – me acerco a él dejando un beso en su mejilla, mientras sus manos me sostienen de la cintura impidiendo que me vaya. Se pone de pie con toda la intención de besarme. Pongo un dedo en su boca, sintiendo el aliento en mis dedos. Me quedo experimentando el calor que desprende su cuerpo, algo que me recuerda a will, me maldigo de nuevo, ese imbécil ya me arruino muchas cosas, me alejo acariciándolo desde su mentón, pasando por su hombro, hasta que nuestras manos se rozan, me sostiene unos segundos en lo que nuestras miradas se cruzan y le sonrío.
Cuando creo que me deja ir, llevo mi mano adentro de mi cazadora, su cuerpo impacta contra el mío. Logro quitármelo de encima y entonces al echar mi mano hacia atrás, al estar frente a frente. Sacude mi arma de manera juguetona.
– ¿Buscabas esto?– Ni siquiera note cuando las quito – Que descuido de tu parte.
Me pongo de pie lentamente mientras lo veo desarmar mi arma, y lanzar cada pieza al suelo dejándolas dispersas, un borracho sale por la puerta principal y sonrió medio de lado. "Vamos a jugar" y me lanzo contra el.
Lanzo el primer golpe que lo bloquea con agilidad, es rápido al igual que yo, (joder, hable de masiado pronto ) peor, es mas que rápido, me supera, al iniciar una serie de ataques para comprobar su resistencia el me bloquea sin ningún esfuerzo, tanto que debo retroceder, algo que no me gusta .
– No me gusta golpear a las mujeres.
– Que suerte... yo si – ataco de nuevo desde otro ángulo, lanzando una serie de piruetas al aire que él logra esquivar y bloquear otras, sin darme tiempo de mas termino contra el suelo y el entre mi piernas, mientras sujeta mis manos por arriba de mi cabeza, estirando mis manos para que no pueda liberarme.
– Muy astuto – jadeo, en esta posición solo me cansaría y gastaría energía, quien sepa someter a alguien de este modo lleva una ventaja, pero se como librarme de ello. Lo cual solo debo esperar mi momento.
– ¿Y ahora a qué vamos a jugar? – se cuando alguien puede vencerme y ahora solo estoy inmovilizada.
– Pues, sinceramente no se me ocurre nada.
– ¿Quién eres realmente?
– ¿Yo debería preguntarte lo mismo, no crees? Nuestro encuentro en el aeropuerto no fue una casualidad. Lo sabes y yo lo sé.
– De hecho si lo fue – respira agitadamente, mirando alrededor – Nunca te había visto en mi vida.
– ¿De donde conoces a los Salomón?– aprieta la mandíbula conteniendo la respuesta, pero al final lo hace.
– No tengo nada que ver con ellos.
– Mientes... ¿porque te secuestraron?
– Pregúntales cuando vuelvas a hablar con ellos, parece que los conoces mejor que yo. – apretó sus manos en mi muñeca e intente quitármelo de encima .
– Suéltame.
– Lo are si no vuelves a atacarme, lo digo enserio, no me gusta golpear a las mujeres.
– ¿Y debo confiar en ti?
– No quiero tener que matarte – su color de ojos color cielo me cautivo unos segundos, mire ese brillo del aeropuerto.
– Tregua entonces.
– Tregua – concedió al ponernos de pie.
– Acabo de salvarte la vida. ¿Por qué me atacaste?
– Mire que llevabas tu mano dentro de la chaqueta. Instinto. Precaución.
– Recordé que no me habías devuelto el arma, si quisiera matarte lo hubiera hecho desde el almacén – me agacho recogiendo mi arma desmontada – ¡Billy estoy bien, deja de apuntarle!
Billy el bartender gordito del bar para moteros y marinos, sale con un arma de francotirador, con el láser apuntando a su pecho, la bajo y la descanso sobre la barra.
– ¿Por qué no me disparó?
– Aun tengo muchas preguntas
– Que no pienso responder sin mi abogado presente – contuve una carcajada.
– No soy policía
– ¿Que eres? ¿para quién trabajas?
– Son demasiadas preguntas para responder – dije sobándome la sien, mi dolor de cabeza regresó con intensidad – llámame Natalia.
– ¿Necesitas ayuda preciosa? – preguntó billy desmontando el arma en la barra.
– No esta vez bill. Encárgate de mi jeep - él asintió y continuó desarmando el arma.
Regrese a la barra. Donde bill me acerco mi botella de miel y dos chad.
– Aquí tienes preciosa – me entrego las llaves de mi moto,asentí en confirmación.
– Vas a tomarte algo conmigo o solo me miraras como bobo – me senté en un taburete y él se unió unos segundos después quitándose la camisa manchada, mis ojos recorren sus abdominales.
– ¿Vas a responder a mis preguntas?
– Sin hablar. Solo tomar.
– Soy Víctor Zolov.
– Bien Víctor yo me iré en unos minutos... ¿cuanto tardaran en recogerte?, aun puedo llevarte – me serví un chad, lo bebí pronto y rellene mi copa.
– Una media hora.
– ¿Qué tipo de rastreadores traes?
– Implantes, gps, mi reloj y en la ropa.
– ¿Acaso eres un paranoico? – le sonreí coqueta y eso pareció gustarle por que se inclinó un poco hacia a mi.
– Si. Lo soy – no paraba de mirarme, como si intentara descifrar o descubrir todo mis secretos. Mire sus pantalones sucios – deberías quitártelos, asustaras a tus hermanos.
– Deberías hacerme compañía, al parecer me siento más seguro contigo que con mi escolta – bromeo, me acomode en mi banco. Su sonrisa de lado continuaba en su boca mientras seguía estudiándome, empezó a jugar con la camisa entre sus dedos, me desilusionó que no tomara en cuenta mi consejo, me gusto mucho mirarlo. Un cuerpo tonificado y bien marcado. Hombros anchos, fuertes bíceps, tríceps, antebrazos y más. Él esperó que dijera algo mientras se quedaba en pantalones y sin camisa. Me imagine pasando la lengua por toda esa piel.
– Lindos músculos.
– Tengo novia – me advirtió con esa sonrisa provocadora.
Estaba por contestarle, que asu edad no era para tener novias, si no prometida pero justo en eso, dos camionetas se detuvieron en la entrada y se escucharon los sonidos de pies apresurados, una mujer rubia, alta, ojos azules, vestido rojo y taconess corrió abrazar a Víctor, un hombre joven parecido a el se acerco palmeando su hombro.
– Tranquilos estoy bien.
– ¿Quién es tu amiga? – pregunto quién era su hermano. Con una sonrisa ladina después de mirarme de arriba abajo.
– Mi amiga es Natalia Castelld, ellos son Erin mi hermano y mi hermana Ashley .
– Llámame Ash – dijo separándose de Víctor. Me ofrecieron su mano pero no tomé ninguna.
– Un placer. Bueno ya que estás a salvo, me tengo que ir.
Me reacomode mi chaqueta, mis dos armas en mi poder y salí del bar sin mirar atrás. Xiomara me esperaba en el vehículo con los nuevos elementos. Subí a mi moto, Nos alejamos acompañados con el silencio habitual de siempre. Esperando volver a verlo e incluso deseándolo.