Capítulo 7 Encontré el anillo

Alicia se sumergió en el calor de la bañera, dejando que el vapor la envolviera.

Cuando Monica se enteró de que había sido Caden quien la trajo de vuelta, no pudo dejar de hablar con una mirada emocionada.

"¡En esos tiempos, todos hablaban sobre el escándalo de la familia Yates! ¿Quién hubiera imaginado que Caden volvería? Siendo el hombre que es ahora, ¿qué sería la herencia para él? ¿Por qué tuvo que venir? ¿Quiere hacerle la vida imposible a Joshua? Dios mío, es como una telenovela en la realidad: dos hermanos peleándose por la riqueza familiar. Uno es tu futuro exesposo y el otro es tu némesis. ¿A quién apoyas, Alicia?".

Pero esta tenía la cabeza en otra parte, así que la plática incesante de su amiga quedó en segundo plano.

"¿Alicia? ¡Alicia!".

Solo entonces, ella volvió a la realidad. "¿Qué? Perdón, ¿dijiste algo?".

"¿Estás bien? Pareces distraída". Monica entrecerró los ojos y presionó su mano contra la frente de su amiga. "No estás enferma, ¿verdad?".

Alicia agitó la cabeza, pero todavía estaba aturdida. "Estoy bien", susurró mientras sus pensamientos seguían vagando.

¿De verdad Caden era el hombre de aquella fatídica noche?

Su olor y su voz, la forma en que se movía... Todo le era demasiado familiar.

Alicia intentó recordar los detalles. Las sombras habían envuelto el cine privado, donde la única luz provenía del tenue resplandor de la pantalla.

Había estado tan perdida en el momento que no se molestó en estudiar el rostro del hombre.

Alicia frunció el ceño mientras una sensación de intranquilidad la carcomía...

Con un suspiro de frustración, dejó esos pensamientos a un rincón de su mente, salió de la bañera y empezó a secarse, dejando escurrir su cabello mojado.

Se estaba envolviendo en una toalla cuando su celular vibró sobre el mostrador.

Alicia miró la pantalla y frunció aún más el ceño. Otra vez era Joshua.

La había estado llamando incesantemente. Sin dudarlo, bloqueó su número con firmeza.

En cuanto salió del baño, encontró a Monica junto a la ventana. Estaba a punto de correr las cortinas cuando Alicia vio el auto de Joshua alejándose de la entrada.

"¿Puedes creerlo?", resopló Monica. "¿Qué le pasa? ¿Actuando como si estuviera locamente enamorado de ti después de todo este tiempo?".

Alicia se encogió de hombros y se dejó caer en la cama.

¿Amar? ¿Joshua?

Solo de pensarlo le daba risa. Si de verdad se preocupara por ella, no la habría abandonado bajo la lluvia.

No, había terminado con él para siempre.

Las dos chicas se estaban quedando dormidas cuando Monica se sentó repentinamente.

"Alicia, acabo de recordar que la persona que compró la droga no fue Joshua", murmuró, e hizo una breve pausa. "Mi amigo mencionó que había sido una mujer llamada Lillian. ¿Es el nombre de la secretaria de Joshua o algo así?".

Alicia se dio la vuelta y agarró el brazo de su amiga para buscar un poco de apoyo.

Estaba pensando en todas las Lillian que pudieran estar relacionadas con Joshua.

Había demasiadas, y cada rostro se confundía con el siguiente, así que no sabía quién podría ser.

Pero sí tenía una cosa clara: Joshua nunca le había contado a nadie sobre su aniversario de bodas. Solo alguien cercano, alguien verdaderamente importante, podía saber semejante secreto.

Era esa mujer, la que él protegía con tanta ferocidad.

Alicia frunció los labios en una fina línea. "Gracias, Monica", susurró. "Me has ayudado mucho. Ahora, intentemos descansar un poco".

Suspiró suavemente.

Necesitaba una buena noche de sueño si quería vengarse de los que le habían hecho daño.

A la mañana siguiente, su celular vibró con una llamada de un número desconocido.

"Señorita Bennett, hemos encontrado lo que estaba buscando, pero tendrá que recogerlo usted misma. Ahora le enviaré la dirección".

Alicia se mantuvo en guardia, pensando que podría ser una estafa.

Pero cambió de opinión al echar un vistazo a la pantalla de su celular. Era un número especial, ningún estafador gastaría dinero comprando un número como ese.

"¿De qué estás hablando?", preguntó con cautela.

"De su anillo de bodas".

Oh.

Alicia recordó al hombre de aquella noche.

Su corazón dio un vuelco.

La persona colgó abruptamente y segundos después recibió un mensaje con la dirección.

Alicia sintió un nudo en la garganta cuando leyó las palabras "Torre Blizzard".

Era propiedad del fundador del Grupo Crest, una empresa tecnológica de vanguardia que era reconocida en todo el mundo por sus robots en la nube y sus microchips de alta tecnología.

Su mente empezó a dar vueltas. ¿Con quién demonios se había acostado esa noche?

Desconcertada, volvió a comprobar la dirección. Sus ojos se abrieron como platos cuando vio un último detalle: la dirección especificaba la oficina del director ejecutivo.

"Oh, por Dios".

Más tarde, de camino a la Torre Blizzard, Alicia revisó a toda prisa la lista de accionistas del Grupo Crest.

Todos tenían nombres extranjeros y más de cincuenta años.

Extranjero...

No le extrañaba que el miembro del hombre fuera... enorme.

Alicia se palmeó sus mejillas sonrojadas con nerviosismo.

Frente al imponente y elegante logotipo de la Torre Blizzard, no pudo evitar sentirse intranquila.

¿Era una trampa?

Su mente reprodujo una posibilidad inquietante tras otra.

Siendo precavida, agarró un par de objetos de autodefensa antes de ingresar.

Justo cuando cruzaba el vestíbulo y entraba al ascensor, un auto se detuvo en la entrada detrás de ella.

La puerta se abrió y salió Lilliana, seguida por Joshua.

Tenía una expresión preocupada mientras apretaba su mano con fuerza. "Joshua, ¿de verdad puedes manejarlo?".

Desde que volvió al país, Caden había comprado varias empresas de entretenimiento, una de las cuales Liliana había invertido.

Como estrella del pop en ascenso, su carrera se vio trastocada con la repentina intervención del hombre.

Joshua se quedó mirando el imponente edificio con una expresión ilegible. "Mis problemas con Caden son personales. Si te arrastra a esto, solo estará manchando su nombre. No te preocupes, voy a hablar con él".

Lilliana se aferró a su brazo mientras sus grandes ojos se llenaban de lágrimas.

"¡Por favor, Joshua! ¡Tienes que ayudarme! ¡Me esforcé mucho para llegar donde estoy ahora!".

"Ya te dije que no te preocuparas. Lo tengo todo bajo control". Joshia apretó tranquilizadoramente su mano, sin dejar de mirar el edifico.

Mientras tanto, Alicia estaba afuera de la oficina del director ejecutivo. Su camino se había visto bloqueado por el sistema de alta seguridad.

La luz roja parpadeaba sobre ella y una voz robótica emitía una advertencia sobre una infracción.

Pero entonces, Hank apareció con un semblante severo. "Señorita Bennett, entrégueme esos artículos".