Entre Secretos y Destinos
img img Entre Secretos y Destinos img Capítulo 3 La Primera Reunión
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Capítulo 6 Reflejos del Pasado img
Capítulo 7 Juegos Peligrosos img
Capítulo 8 Al Filo de la Verdad img
Capítulo 9 La Verdad Inevitable img
Capítulo 10 Ecos del Pasado img
Capítulo 11 Encuentros y Revelaciones img
Capítulo 12 Verdades Ocultas img
Capítulo 13 Conflictos y Decisiones img
Capítulo 14 Manipulaciones y Amenazas img
Capítulo 15 La Red de Manipulación img
Capítulo 16 La Tormenta y la Traición img
Capítulo 17 La Tormenta en Silencio img
Capítulo 18 La Sombra de las Revelaciones img
Capítulo 19 La Cena de las Verdades img
Capítulo 20 Las Sombras de la Duda img
Capítulo 21 Secretos Revelados img
Capítulo 22 Aislamiento y Susurros img
Capítulo 23 Una Decisión Difícil img
Capítulo 24 Alianzas en las Sombras img
Capítulo 25 Propuesta y Condiciones img
Capítulo 26 Dudas y Decisiones img
Capítulo 27 Sombras del Pasado img
Capítulo 28 Verdades y Conspiraciones img
Capítulo 29 Expuesta al Mundo img
Capítulo 30 El Enemigo en las Sombras img
Capítulo 31 El Asedio Interno img
Capítulo 32 El Contraataque img
Capítulo 33 Los Secretos en la Sombra img
Capítulo 34 Las Sombras del Pasado img
Capítulo 35 Las Verdades Ocultas img
Capítulo 36 Tejiendo Verdades y Mentiras img
Capítulo 37 La Verdad Bajo Ataque img
Capítulo 38 Juegos de Sombras y Verdades Ocultas img
Capítulo 39 El peso de las verdades y las sombras en expansión img
Capítulo 40 Sombras más profundas img
Capítulo 41 Las máscaras caen img
Capítulo 42 Cadenas Invisibles img
Capítulo 43 Alianzas y traiciones img
Capítulo 44 Verdades enterradas img
Capítulo 45 La verdad en las sombras img
Capítulo 46 Las sombras de la verdad img
Capítulo 47 Una tregua en el caos img
Capítulo 48 La sombra desconocida img
Capítulo 49 Fuera de alcance img
Capítulo 50 Una carrera contra el tiempo img
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Capítulo 3 La Primera Reunión

Los días transcurrieron en un torbellino de tareas, reuniones y nuevos nombres, y Natalia se sumergió en su rol de gerente con una intensidad que sorprendió incluso a sus nuevos compañeros. Su objetivo era simple: enfocarse en el trabajo, mantener la distancia profesional y evitar cualquier contacto innecesario con Adrián. Sin embargo, ese plan se volvió casi imposible de sostener cuando la invitación a la primera junta ejecutiva llegó a su escritorio.

La reunión se llevaría a cabo en la sala de conferencias principal, y, según indicaba el correo electrónico, Adrián la lideraría. Natalia ajustó su saco y se dirigió al ascensor, sintiendo cómo la ansiedad volvía a apoderarse de ella. Mientras avanzaba por el pasillo hacia la sala, repasó mentalmente cada detalle del proyecto que debía presentar. Sabía que cualquier error sería observado con dureza, y que el último lugar donde quería destacar era frente a Adrián.

Cuando abrió la puerta, todos los ojos se volvieron hacia ella. La sala estaba llena de ejecutivos y líderes de departamento, todos hablando en voz baja mientras esperaban el inicio de la reunión. Adrián estaba al final de la mesa, su postura impecable y su expresión tan serena como siempre. Sus ojos se cruzaron por un breve instante, y Natalia creyó ver una chispa de interés antes de que él volviera a centrarse en sus documentos.

Tomó asiento al otro lado de la mesa, sintiendo el peso de cada mirada sobre ella. Era la primera vez que se presentaría oficialmente ante todos, y aunque había trabajado con algunos de ellos en semanas previas, sabía que el verdadero juicio se produciría aquí. Adrián carraspeó y comenzó a hablar.

-Bien, agradezco la puntualidad de todos. Hoy tenemos varios puntos clave que cubrir, así que vamos a ir directo al tema. En primer lugar, quiero que conozcan oficialmente a Natalia Torres, nuestra nueva gerente de desarrollo. -Los ojos de Adrián la buscaron, y Natalia sintió una presión invisible que la obligaba a mantenerse firme-. Natalia, es un placer tenerte en nuestro equipo. Estoy seguro de que tu experiencia traerá un valor incalculable a nuestros proyectos.

Natalia asintió, sintiendo una mezcla de orgullo y nerviosismo. Adrián sonrió de manera cortés y continuó hablando sobre las metas de la empresa, pero mientras lo hacía, Natalia notaba que él dirigía comentarios específicos hacia ella, como si quisiera ponerla a prueba. Finalmente, llegó el momento de que ella hablara sobre el proyecto en el que había estado trabajando las últimas semanas.

-Gracias, señor Velasco. -Natalia se levantó y tomó el control remoto para proyectar su presentación en la pantalla-. Nuestro objetivo en el departamento de desarrollo es expandir el alcance de Velasco Enterprises en nuevos mercados tecnológicos. Para ello, hemos identificado tres áreas principales de crecimiento en los próximos trimestres...

A medida que avanzaba en su explicación, Natalia se sentía más cómoda, dejándose llevar por la pasión y el conocimiento que había adquirido en esos años de esfuerzo. Pero su confianza se tambaleó cuando una voz desde el otro extremo de la mesa interrumpió su discurso.

-Señorita Torres, me parece que esos objetivos son ambiciosos. ¿Qué plan específico tiene para implementarlos? -preguntó uno de los ejecutivos, un hombre de aspecto severo que la miraba con escepticismo.

Natalia mantuvo la calma y respondió de forma clara, detallando los pasos que seguiría para hacer que el proyecto funcionara. Sin embargo, sintió una tensión creciente a medida que Adrián se reclinaba en su silla, observándola con una expresión evaluadora, como si quisiera ver hasta dónde podía llegar su resistencia.

Finalmente, terminó su presentación y se sentó, respirando profundamente. El resto de la reunión continuó sin incidentes, pero Natalia no podía evitar sentir que Adrián la estaba poniendo bajo una lupa, analizando cada palabra, cada gesto. Cuando la junta llegó a su fin, los ejecutivos comenzaron a abandonar la sala. Ella estaba organizando sus notas cuando escuchó la voz de Adrián detrás de ella.

-Natalia, ¿puedes quedarte un momento? -dijo en tono neutro.

Sintió que su cuerpo se tensaba, pero se obligó a mantener la calma y asintió. Cuando los demás salieron y la puerta se cerró, Adrián la observó en silencio, con una leve sonrisa que Natalia no podía interpretar.

-Has hecho un buen trabajo -dijo finalmente-. Conozco este mercado, y sé que es difícil impresionar a ese grupo. Lo has logrado.

-Gracias -respondió, sorprendida por el cumplido, aunque desconfiando del tono que usaba.

-Pero, -prosiguió él, dando un paso hacia ella- hay algo que aún no entiendo. ¿Por qué, después de tantos años, decidiste regresar? Y justo a esta empresa.

Natalia sintió un escalofrío. Esta era la pregunta que había temido desde el primer momento. Sabía que cualquier explicación sería arriesgada, pero también que no podía mentirle directamente.

-Supongo que regresé porque necesitaba demostrarme a mí misma lo que soy capaz de hacer. Y vi la oferta de esta empresa como una oportunidad de avanzar -contestó, midiendo sus palabras.

Adrián la miró en silencio, y Natalia vio un destello de escepticismo en sus ojos. Finalmente, él asintió, pero en su expresión había algo que sugería que no había quedado del todo convencido.

-Entiendo -dijo, sin dejar de mirarla-. Me alegra que estés aquí, Natalia. Quizás... -hizo una pausa y su tono se suavizó- este sea el momento de construir lo que no logramos hace años.

Natalia no sabía si se refería a lo profesional o algo más, pero no podía arriesgarse. Hizo una mueca que pretendía ser una sonrisa profesional.

-Aprecio su confianza, señor Velasco. Trabajaré para asegurarme de que este equipo logre sus objetivos -dijo, desviando la mirada.

Adrián la observó con una intensidad que la hizo sentir vulnerable, como si él fuera capaz de ver a través de cada palabra medida que decía. Finalmente, asintió y dio un paso atrás.

-Nos veremos mañana -dijo, y sin más, salió de la sala.

Natalia soltó el aire que había estado conteniendo y se dirigió a su oficina. Cerró la puerta y se dejó caer en la silla, intentando procesar la conversación. Había algo en la mirada de Adrián que la hacía dudar de su capacidad para mantener el secreto que guardaba celosamente. El hombre que estaba frente a ella no era solo el antiguo jefe con quien había tenido una aventura, sino un empresario astuto, un hombre acostumbrado a leer entre líneas y descubrir lo que otros intentaban ocultar.

La pregunta seguía latiendo en su mente: ¿Había percibido Adrián algo extraño? ¿Había sospechado que su regreso tenía más motivos de los que ella había revelado?

Mientras miraba la ventana y el bullicio de la ciudad abajo, su teléfono sonó. Era un mensaje de texto de Clara, la niñera que había contratado para cuidar a su hijo, Matías.

"Todo bien por aquí, Natalia. Matías preguntó cuándo llegarás. Espero que tu primer día en el nuevo trabajo haya sido bueno.

La simple mención de su hijo logró arrancarle una sonrisa. A veces, cuando el cansancio y la tensión se volvían casi insoportables, él era el motor que la impulsaba a continuar. Su pequeño de cinco años, con esos ojos oscuros y esa sonrisa traviesa que había heredado de Adrián. Pensar en él le daba fuerzas para enfrentar cualquier situación, incluso una tan desconcertante como esa.

Sin embargo, el hecho de que Adrián estuviera ahora tan cerca de ella complicaba todo. Y el simple pensamiento de que él pudiera ver algún día a Matías y hacer una conexión le aterraba.

Con un suspiro, recogió sus cosas y se dirigió hacia el estacionamiento. Sabía que debía mantener la distancia y manejar sus emociones, pero también entendía que esto sería cada vez más difícil. Adrián estaba decidido a reabrir esa conexión entre ellos, y Natalia debía hallar la manera de evitar que él descubriera que su regreso no era tan simple como parecía.

Mientras avanzaba entre los coches, sintió pasos acercándose. Giró la cabeza y se encontró cara a cara con Adrián. Él la miró con una sonrisa que mezclaba curiosidad y determinación.

-Perdón si te asusté. Solo quería decirte algo más, Natalia. -Su tono era bajo, casi íntimo-. Me alegra verte aquí, más de lo que podrías imaginar.

Natalia no supo qué responder. Pero en el brillo de sus ojos vio una advertencia y una promesa. Adrián no iba a dejar que ella se mantuviera al margen, y aunque él no lo supiera aún, la verdad que Natalia guardaba era demasiado poderosa como para ser descubierta.

-Gracias, señor Velasco. Nos vemos mañana.

Y, sin darle oportunidad de hablar más, se giró y caminó hacia su auto. Sabía que, en algún momento, todo podría estallar, pero ese día no sería hoy.

            
            

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