Irresistible encanto
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Capítulo 8 People - Part 3

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** * * * * * * * * * * * * LIANA * * * * * * * * * * * * *

- ¡Abre ya, Liana! – me apura Mark, a lo que yo solo atino a rodar mis ojos, pues detestaba que me apurasen en algunos momentos vitales como este.

- ¡Deja de presionar, Mark! – le respondo – debo ser cautelosa – le digo en un murmullo - ¿Qué me garantiza que no se haya despertado aún? – continúo mientras trato de abrir muy lentamente la puerta para hacer el menor ruido posible.

- Solo abre la maldita puerta de una vez, castaña – menciona mientras él toma mi lugar y la abre completamente sin cuidado alguno, lo cual me molestó.

- ¿Podrías pedir permiso al menos? – le cuestiono

- Perdón, mi castaña preciosa, pero realmente estabas exagerando – me mira de forma burlona – pues esta es solo la puerta de ingreso a tu departamento, no la de tu habitación yyyyy ... además - alarga - ¿escuchas eso? - me pregunta en tono burlón.

- ¡Carajo! – menciono a la vez que me río un poco – es cierto.

- ¡Ah ha! Tu bella amiga aún sigue en los brazos de Morfeo y ... – piensa un poco antes de continuar hablando - muy probablemente, aquel dios griego ya quiera quitársela de encima con esos ronquidos – añade mientras se dedica a reír y negar con la cabeza

- Ya deja de burlarte – le pido – ¿acaso tú no roncas? – le pregunto

- No – me responde muy seguro - ¿Acaso tú sí? – me pregunta como interesado

- Ah – pienso – yo ... no sé – digo finalmente

- Roncar es síntoma de que algo anda mal – me mira fijamente – así que sería bueno que le recomiendes a tu poco adorable amiga a visitar un médico – finaliza

- Tienes razón, pero mejor hablamos de su salud en otro momento – le digo – Ahora, ¿qué sigue? – le pregunto

- No sé – me contesta muy relajado – la de la idea eras tú – puntualiza – creí que tenías todo planeado, castaña. – agrega.

- Okay, bueno – empiezo a decirle – entramos a la habitación y tú colocas a Scrappy en su cabello y yo la levanto con una pluma - le digo – le haré cosquillas con aquella – termino por decir.

- Esa sí es una buena idea – me mira entrecerrando sus ojos – así que si pueden salir ideas malvadas desde lo más profundo de tu ser – bromea.

- Pues sí – le digo – Y deberías tener cuidado con ello – añado mientras volteo para mirarlo fijamente - ya que me debes una – le recuerdo.

- ¡Mierda! – exclama él – es cierto – dice mientras se muestra pensativo.

- Bueno, manos a la obra – le digo

- Manos a la obra – me responde él – Por cierto, Liana, ¿tienes tu celular? – me cuestiona – olvidé el mío en mi departamento.

- No grabaremos nada, Mark – lo miro fijamente – pues creo que tú serías capaz de subirlo a todas las redes sociales que existiesen. – le menciono

- Pero qué poco me conoces, Liana – me contesta con un tono indignado – solo lo quería guardar para mi diversión personal – añade - ¿se puede? – me dice – o Scrappy y yo nos podemos ir en este preciso momento – agrega mientras veo cómo se da la vuelta para salir del departamento.

- ¡Alto ahí! - le digo en tono de orden – ni se te ocurra dar un paso más y trae aquí a tu peluda tarántula que tenemos una broma que terminar – le digo mientras le extiendo mi celular con una de mis manos.

Mark se acerca a grandes pasos y me da un sonoro beso en la mejilla mientras agrega – gracias, castaña, y tranquila – me dice – que tu amiga no pasará de Instagram – termina por decir para así dirigirse a la puerta de mi habitación.

-Maaarkkk – lo llamo con un tono de advertencia

- Está bien, está bien – me contesta mientras que sube sus dos manos en forma de rendición – te prometo que, de Facebook, no pasará – añade

- Mark – le digo un poco más molesta y sin tratar de levantar mucho la voz para evitar que mi amiga pelirroja se despierte

-Tranquila, Liana – me dice - ¡Por dios! Mucho reniegas – continúa hablando – ni siquiera don Grinch es tan gruñón como tú – me dice mientras me sonríe de manera burlona.

- Lo siento, tienes razón – le digo a la vez que suspiro con pesadez – a veces me siento una anciana atrapada en un cuerpo muy joven – le hablo; a lo que él solo se ríe mientras se acerca un poco a mí.

- Tranquila – me dice mientras me toma de las mejillas – no sé cómo estarás ahora, pero te prometo que te ayudaré a relajarte – me habla – tal vez podamos hacer algo este fin de semana para que puedas hacerlo y así salgas del certamen de citas para ser la esposa del Grinch – me habla de manera burlona mientras me guiña un ojo.

- Eres un tonto, Mark – le digo – Bueno, ¿empezamos? – le pregunto – no alarguemos más esto -añado finalmente.

- Bien, sígueme – me indica Mark mientras se acerca a la puerta de mi habitación.

Aquel hombre abre la puerta de mi dormitorio lo más cautelosamente posible y de manera muy rápida a la vez. Cuando estamos adentro, vemos a mi alocada amiga aún con la boca abierta, pero el tazón de las palomitas de maíz yace tirado en el piso alfombrado de mi habitación. Mark se acerca muy lentamente hacia su dirección y veo cómo esboza una enorme sonrisa. Inmediatamente, veo cómo alista el celular para tomarle una foto a mi amiga en una muy impresentable situación - «Dios, ni siquiera debería ser llamada su amiga» - pienso, pues qué clase de amiga dejaría que su mejor amiga sea fotografiada en esa situación. Ante ello, me acerco a Mark para quitarle el celular, pues eso no era parte del trato precisamente. Pero me quedo asombrada por la rapidez de mi amigo, ya que este estaba terminando de tomarse una selfie con Rizz, lo cual me hace rodar los ojos, pues era suficiente de su juego de niños, aunque debía admitir que tenía su parte de diversión. - «Pero qué carajos piensas, Liana » - me regaño mentalmente.

-Ok, Mark, es suficiente – le digo mientras lo sujeto de un brazo

- Está bien, Liana, pero ya deja de sentirte culpable – menciona mientras escruta en mi mirada – si realmente supieras lo que me ha hecho tu amiga, muy probablemente no estarías así – me dice de una forma muy segura.

- ¿Qué pasó? – le pregunto con notorio interés – no entiendo – termino mi frase

- Pues ahí donde la vez – me señala con la mirada a Rizz – ese ángel de los ronquidos es toda una diablilla. – termina por decirme

- ¿Pero de qué me he perdido? – agrego con curiosidad.

- Asuntos personales, castaña – me dice – Ahora sí – continúa diciendo – ven aquí, Scrappy – dice mientras veo cómo deposita a su peluda y enorme tarántula sobre el cabello rojizo de mi amiga. – Da todo lo mejor de ti y haz que la pelirroja se transforme en el mismísimo Gasparín – le ordena a su para nada pequeña tarántula. – Ok, Liana, es tu turno – me avisa - ¿dónde está la pluma?

- ¡Aquí! – le digo – Bueno, ha llegado el momento – menciono mientras exhalo muy lentamente ante el nerviosismo que acababa de invadirme.

- Me encantaría poder hacerlo yo – menciona Mark – pero creo que podríamos empezar por aquí para poder sacar a tu niña interior que tienes muy reservada para ti – me dice mientras me sonríe con mucha dulzura - ¡Vamos, Liana! Tú puedes – me anima mi amigo.

- Ok, ahí voy – menciono mientras dejo salir el aire y me acerco a mi cama, en la cual descansa mi amiga muy plácidamente.

Me acomodo en la parte vacía de mi cama para quedar frente a Rizz y empiezo a acercar la pluma a su pequeña nariz muy sigilosamente. Muevo la pluma por alrededor de aquella con suaves movimientos, ante ello, veo cómo mi amiga empieza a moverse un poco incómoda. Sigo con mi tarea y, esta vez, trato de mover la pluma con más destreza, lo cual da resultados, pues mi amiga empieza a llevarse una mano al rostro para empezar a frotar su nariz; mientras tanto, veo cómo Scrappy empieza a caminar en dirección a su rostro, lo cual provoca que mi amiga se empiece a frotar el rostro mucho más hasta que no soporta y empieza a gruñir con mucha molestia. Yo continúo con mi tarea y veo cómo esta empieza a dar resultados; veo cómo mi amiga, lentamente, va abriendo sus ojos y parpadea en muchas ocasiones para poder mirar con claridad.

- ¿Liana? – me habla medio soñolienta - ¿Qué me estás haciendo? – me pregunta con notoria molestia y aún medio dormida

- Hola, Rizz – digo mientras sigo moviendo la pluma y veo cómo Scrappy está por su oreja.

- Liana, ya basta – me dice - ¿Qué pretendes? – agrega

- ¡Cuidado, pelirroja! – grita de repente Mark – ¡tarántula a la vista! – continúa mientras veo cómo toma a Scrappy y se la tira en el rostro.

- Aaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhh – grita mi amiga demasiado aterrada, mientras veo cómo Mark se mata de la risa a la vez que grababa la escena con mi celular – Aaaaaaaaa ... aaaaahhhh – sigue gritando – quítenmela, quítenmela!!!! – exclama a la vez que se levanta de mi cama y empieza a dar brincos desesperados en mi colchón – Aaaaaahhhh ... dioooossss – veo cómo se baja de la cama y empieza a dar vueltas mientras salta y se pasa las manos por su espalda y todo su cuerpo como sacudiéndose – ayudaaaaaaaa – grita desesperada, lo cual me empieza a preocupar y creo que Mark se da cuenta de ello, pues se acerca a mí y me da el celular para luego dirigirse en dirección a Rizz.

Él la llama por su nombre mientras trata de contener la risa que aún le sigue causando la desesperación de la pelirroja.

- Rizz, mírame – le habla Mark - ¡Hey, pelirroja! – menciona casi gritando para llamar su atención, a lo cual mi amiga se detiene de manera intempestiva – Mírame, Rizz, ya pasó - le habla mientras se acerca más para terminar por envolverla en sus brazos, acción que me parece muy pero muy extraña, pero tierna a la vez. Sonrío al ver aquella escena, pues la verdad es que ambos se veían muy tiernos.

Mark se dedica a acariciar el cabello de mi pelirroja amiga a la vez que continúa hablándole – Ya, Rizz, ya pasó – le dice un susurro – mira - le menciona mientras me señala con su mirada – la estás asustando – agrega.

Lo que había terminado de decir Mark era muy cierto, pues no creí que Rizz reaccionaría de esa forma. Realmente, se me pasó mucho la mano, lo cual me hace sentir muy culpable y, cuando menos me doy cuenta, siento una lágrima en mi rostro. - «Pero qué carajos» - pienso, ya que no tendría por qué estar así, pues se supone que la agredida es Rizz.

Mi amiga me mira y se acerca a mí.

- Rizz, yo ... - trato de hablar para disculparme, pero ella solo se acerca a mí y me abraza.

- ¿Esta fue idea tuya? – me pregunta mientras escucho como empieza a reír

- Sí – le respondo muy apenada – Yo lo siento mucho, Rizz – agrego

- Te amo, Liana – me dice – y me alegra que estés volviendo a ser tú – añade mientras deja un sonoro beso en mi mejilla derecha.

- Rizz ... - trato de decir algo.

- Tranquila, Liana – dice mi amiga mientras no deja de sonreírme – todo está bien – agrega – Además, creo que te la debía por la vez en la que te entregué como regalo de cumpleaños a Splash – menciona mientras empieza a reírse, lo cual yo también hago, pues nunca olvidaría aquel día, ya que Rizz me había entregado una enorme caja con un precioso lazo rojo por el día de mi cumpleaños número 20 y, cuando la abrí, yacía en aquella caja una lagartija. Ver a aquel animal me hizo saltar del sillón en el que estaba sentada para correr hacia la cocina y poder respirar (estaría por demás decir que mi camino de la sala hasta la cocina de mi casa lo di entre saltos y gritos de horror tal y como lo había hecho Rizz ahora). No es que odie a los reptiles, pero ello me tomó de sorpresa. Recordar eso me hace sentir viva, pues a pesar de haber sido una broma de mal gusto, ese cumpleaños se había convertido en uno de los mejores recuerdos de mi vida.

- Dios, ese día – agrego mientras me río – casi me da un infarto.

- Me hubiera encantado ser espectador de tamaña sorpresa de cumpleaños – habla Mark mientras nos sonríe a ambas

- Sí, fue épico, pero no hay punto de comparación con una asquerosa tarántula – menciona con notorio asco, ante lo cual Mark la mira con un poco de seriedad. – Es la verdad, rebelde con banda – menciona mi amiga - ¿a quién se le ocurre tener una tarántula como mascota? – agrega Rizz, ganándose una mirada de odio por parte de Mark.

- ¿Es en serio? – pregunta Mark – lo dice la mujer que cree que una lagartija sería el mejor regalo de cumpleaños para su mejor amiga? – termina por añadir a la vez que siento que se da cuenta de algo – Por cierto – continúa - ¿Dónde está Scrappy? – cuestiona preocupado.

- Cierto – menciono mientras empiezo a buscarla con la mirada.

- Pues fácil y ya está con el santo patrono de las tarántulas – agrega Rizz con sonora burla.

- Cállate, pecosa – le habla Mark – y ayuda a buscar a Scrappy – le dice

- ¡Hey, Scrappy! – exclamo – así que aquí seguías – digo ello mientras me agacho para contemplarla, pues aquella aún seguía en mi colchón, pero estaba siendo cubierta por el edredón, el cual había sido desordenado por mi querida pelirroja.

- Ven aquí, Scrappy – le habla Mark a su tarántula como si esta fuese una bebé. – ¿quién te asustó? – le pregunta – ¿una pelirroja escandalosa? – le sigue cuestionando y aquella acción me hace carcajear.

- ¿No que no hablabas con animales? – le pregunto a Mark mientras lo miro fijamente y mantengo una ceja alzada.

- Es obvio que no es cierto, castaña - me dice – solo quería molestar.

- Pequeño cretino – lo acuso.

- Bueno, bueno, ya – nos calla Rizz – está bien que yo te haya asustado con Splash, pero la tarántula sí fue demasiado lejos, Liana – agrega Rizz – así que merezco ser recompensada por ambos – termina por decir mi amiga. Ante ello, Mark y yo nos miramos extrañados – Sí, pequeños bastardos – agrega ella – me deben algo, así que me la tendré que cobrar y ... - piensa un momento – empezaré contigo, Liana.

- Bueno, es lo justo – digo rendida - ¿Qué quieres?

- ¿Es en serio? – pregunta Mark – ¿haremos lo que ella diga? –termina de preguntar.

- Sí, pequeño rebelde, así que escucha – le ordena a Mark, acción ante lo cual mi amigo bufa y se sienta en mi cama para escuchar a mi amiga.

- Hoy empezaré contigo, Liana, y tú nos acompañarás, Mark – nos ordena

- Estaré ocupado esta noche – menciona Mark

- ¿Ah sí? – pregunta Rizz – y qué harás – termina por preguntar

- Tengo que cuidar a Scrappy por el susto que se ha llevado. – dice muy seriamente.

- Vamos, Mark, sé que no te arrepentirás. – le dice mientras le guiña un ojo - Hoy verás una nueva versión de Liana

- Está bien, llego con todo. Estaré free esta noche. – dice sonriente

- ¿Es en serio Rizz? – le pregunto - ¿Qué tramas?

- Ya lo verás – se limita a decir – Ya lo verás

- Diooos – menciono cansada - ¿en qué me metí? – termino por agregar

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