Capítulo 1
Natalia
Estaba bastante aburrida de estar en esta bendita fiesta, ya que la verdad pensé que Mario vendría conmigo y con nuestros supuestos amigos. Sin embargo, cuando le marqué al llamé no contesto y según los demás a ellos tampoco les contesta por más que le insistieran.
Extrañada por esa situación y por el hecho de que él siempre me contesta las llamadas, me la había pasado preocupada por él mucho tiempo esta noche. Tiempo que obviamente desperdicié en vano, ya que justo ahora lo estoy viendo llegar de la mano de Patricia, quién es mi supuesta mejor amiga. La misma que ahora le está comiendo la boca sin descaro a Mario y le restriega su culo postizo por todo su cuerpo como si nada.
Cabreada por el hecho de sentirme una completa tonta y una cornuda monumental, me lleno de coraje y solamente quiero matarlos a los dos en este momento. Sin embargo, no solo me doy cuenta de que Mario me ha estado engañando desde hace tiempo, sino que al parecer todos los demás lo sabían y ahora ellos me miran como si hubiesen visto al payaso más gracioso del mundo.
Seguramente planearon toda esta salida para tratar de dejarme como una idiota mal parada y que yo viera a la nueva integrante de su círculo social. No obstante, yo era Natalia Alcázar y a mí nadie me humilla si yo no quiero. Hace mucho que deje de ser la niña buena y tonta que todos humillaban para convertirme en una perra sin corazón.
Para dejarlos a todos con la boca abierta, saco mi labial rojo de la cartera sin mucho que decir y me coloco un poco como la reina que soy. No iba a dejar que nadie me viera destrozada como seguramente se imaginaron y mucho menos triste por un pedazo de basura como Mario. Hay hombres mucho mejores que él en este mundo y yo valgo más que unas simples lágrimas de tres pesos.
Bajo toda empoderada por las escaleras del bar hasta el primer piso y le hago un poco de caso a los coqueteos de un tipo que me estaba haciendo ojitos desde hace un rato. No es como si fuera a desaprovechar la oportunidad estando el tan bueno, pero en cuanto Mario y su nueva perra notaron mi presencia, de inmediato me vieron como si hubiesen visto a un fantasma. Seguramente piensan que hare todo un escándalo, pero si es así se quedaran con las ganas.
– Hola – les digo a ambos con una sonrisa – ¿Se la están pasando rico mis amores?
– Natalia, yo... puedo explicarlo – comenzó a decir el infeliz, pero ni siquiera lo deje terminar de hablar.
– No, ni se te ocurra justificar algo que es sumamente obvio Mario. Ya los vi meterse la lengua y manosearse hasta lo más asqueroso de los dos, sin embargo, debo decirte que nuestros supuestos amigos me han traído aquí para que los viera y la verdad si pensaron que iba a afectarme están equivocados. Solamente les aconsejo a ambos que tengan mucho cuidado al cruzar las calles, quien sabe si mi tacón se pueda atorar en el acelerador y termine atropellando a alguien por accidente.
A ver, lo admito. Tal vez mis palabras fueron demasiado para ellos, ya que unos cerebros tan diminutos como los de ellos no entenderían. Sin embargo, de alguna manera tenía que vengarme y que mejor que decir eso para asustarlos un poco.
Salgo de la escena como toda una reina empoderada y dejo a más de uno con el ojo cuadrado ¿No habrán pensado que yo haría un escándalo por esto o sí? Ya mañana será otro día y lo que hoy no me mató, entonces mañana me hará más fuerte. Únicamente diré que se siente bien no mostrarle a nadie tus debilidades, pero si me pongo a pensar puedo decir que al final de la historia Mario solo era un accesorio para mi y todo porque por el no sentía nada.
...
La mañana llegó y como siempre me he levantado a media mañana por perezosa. Ayer había sido una noche completamente desastrosa que preferiría olvidar y que mejor que concentrándome de lleno en el rico desayuno que había en frente de mí.
– ¿Desea algo más de desayunar señorita? – me pregunta Sergio a mi lado y yo solamente bajo un poco mis lentes para verlo por encima de estos.
– Ya puedes retirarte, Sergio. Si necesito algo más ya te llamaré después, ahora solo quiero estar completamente sola y disfrutar del Sol y de mi desayuno.
– Como usted diga, señorita.
Veo como Sergio está a punto de marcharse a realizar sus labores, pero de la nada la voz de mi padre me sorprende y detiene los pasos del hombre. No pensé que mi padre estuviese hoy en la casa y mucho menos a esta hora, ya que él es un adicto total al trabajo. Normalmente siempre está en la empresa trabajando hasta altas horas de la noche o en ocasiones ni siquiera se aparece por la casa por días.
– Buenos días, Sergio. Si puedes por favor traerme un desayuno completo como el que le trajiste a mi hija y además con un vaso de jugo de naranja estaría estupendo.
– Enseguida se lo traigo señor ¿Algo más?
– No tranquilo, no quiero nada más amigo mío.
Miraba a Sergio mientras se iba por lo que le pidieron y no podía entender como ese hombre simplemente no pierde la compostura ante nada. Él siempre tiene un nivel de paciencia extrema que yo desearía, la cual utiliza para preguntarnos todos los días lo mismo con lo mismo ¿Quieren algo más señores? ¿Les sirvo algo más señores? ¿Necesitan que haga algo por ustedes? Su cordialidad me sorprende al extremo y me pregunto si no tendrá sangre en las venas.
– ¿Se puede saber qué haces en la casa y a esta hora? ¿A qué se debe el hecho de que no estés con uno de tus trajes exclusivos de diseñador listo para pasar todo el día en la oficina? – le pregunto a mi padre quien solo me sonríe y se sienta en la tumbona a mi lado.
– Hoy quería romper las normas, quería tener un día de padre e hija si no te es mucha molestia.
– ¡Si, como no! Ahora cuéntame una de vaqueros papá. Sé perfectamente bien que no te quedaste en la casa por eso, de hecho, en mis vestidos años jamás te he visto quedarte en casa para pasar el día conmigo. Siempre estás en el trabajo y ya me he acostumbrado a no verte nunca, así que dime qué es lo que estás escondiendo porque no soy tonta ¿Qué está pasando?
– No pensé que tuvieras ese mal concepto de tu padre, pero tal vez puede que tenga algo de razón y me haya olvidado un poco de ti por estar pendiente al trabajo. Sin embargo, eso no significa que no te quiera porque eres mi hija.
– Yo no he dicho que no me quieras, papá, pero sí que es raro que estés aquí cundo no lo haces nunca.
– Bien, ganaste. Ya sé que no eres tonta y que eres bastante inteligente, hija. Es a raíz de eso que te has dado cuenta de que algo está pasando, por lo que sin más iré directamente al grano para no hacerme bolas.
- Muy bien, te escucho.
- Hace unos meses hice una inversión con un nuevo socio, uno de California, pero el problema es que el hombre me jugó chueco en todos los sentidos.
– ¡Espera! ¿Cómo que el hombre te jugó chueco? ¿De qué estamos hablando exactamente? ¿Qué fue lo que te hizo?
– Pues qué fue lo que hizo exactamente no lo sé. Solamente sé lo que las investigaciones hasta ahora me han arrojado y según estas el tipo me robó mucho dinero de la empresa. Dinero que obviamente nos afecta a todos y si no logro recuperarlo estaremos en serios problemas. Por el momento estamos completamente embargados y hacienda no nos dejará tranquilos hasta que se aclare lo de la estafa.
– ¿Me estás hablando en serio? ¿Me estás diciendo que no tenemos nada y que estamos en la calle? – le pregunto sorprendida y sentándome de inmediato para verlo directamente a los ojos.
– Que estemos sin nada como se dice sin nada, no es del todo cierto. Tenemos esta casa que no la han podido embargar porque está a nombre de tu abuelo por herencia y también está tu departamento de Madrid. Además, también tenemos el rancho que le pertenecía a tu madre y debido a que estas propiedades no estar a mi nombre, pues es imposible que las toquen con todos estos problemas que se nos vienen encima.
– ¿Estás hablando del rancho ese que queda en Houston y al que nunca hemos ido? – pregunto algo aturdida.
– Sí, exactamente. Esa propiedad tanto como esta y tu departamento son lo único que nos queda por el momento. Tu madre y tu abuelo te las heredaron a ti desde que eras una bebé, así que, aunque quieran no se pueden meter con esas. Además, si lo piensas bien, al final tuvimos ventaja por el hecho de que no trabajas conmigo en la empresa. Tal vez si lo hubieses hecho nos hubiesen quitado hasta esas tres propiedades que nos quedan y ahí si estaríamos arruinados.
– ¿Y qué se puede hacer para salir de este problema? ¿Qué te han dicho los abogados? ¿Cómo vas a resolver este dilema en el que te metió ese socio en el que confiaste?
– Pues por el momento estoy a disposición de las autoridades, no puedo salir de New York obviamente. Solamente puedo esperar para ver que arrojan las demás investigaciones abiertas en mi contra y a medida que estas vayan avanzando pues te diré en el camino.
– ¿Por qué todo esto me suena a qué aquí hay algo más que no me has dicho papá?
– Pues porque obviamente hay algo más que no te he dicho y es que quiero que te vayas de inmediato al rancho que era de tu madre. Necesito que estés haya una buena temporada en lo que las cosas por aquí se calman. Todo se va a poner color de hormiga y no te quiero cerca cuando eso pase. Seguramente la prensa te meterá en el problema y no quiero que tu nombre salga afectado solo por mi mala decisión. Ya sabes que los medios no se tientan el corazón y tu estas muy joven para que tu vida se arruine.
– ¿Estás bromeando no? ¿Qué yo me vaya para ese rancho? ¿Qué se supone que voy a hacer yo en un rancho al que jamás he ido a ver? Que yo sepa no tengo ningún tipo de conocimiento de lo que se hace en ese lugar y además no voy a dejarte solo. Esta también es mi casa y la empresa que ahora está en la ruina, si se salva en algún momento va a ser mía. Así que pretendo meterme de lleno en el problema y ayudarte a resolverlo como sea.
– No, de ninguna manera Natalia. Tú no vas a hacer eso, tú vas a ser exactamente lo que yo te estoy pidiendo y eso es que te vayas para el rancho. Ahí estarás bien por un tiempo en lo que yo resuelvo todo este problema que me dejó el hombre que me estafó. Además, por lo que me dijeron tengo entendido que es un hombre peligroso y no quiero que tú mi única hija, salga lastimada por eso. Así que por favor no me hagas repetir las cosas y comienzas a hacer tus maletas porque mañana mismo sales para Houston. El boleto está sobre tu cama.
Miro a mi padre completamente sorprendida, ya que no esperé a que me dijera esas palabras y al parecer ahora mi vida iba a ser muy distinta. Estaba a punto de dejar mi vida en la gran manzana de New York, para convertirme en una simple ranchera en lo que pasa la catástrofe en la que mi padre solito se ha metido. Lo único bueno de esto es que por lo menos sabía montar a caballo por las clases de equitación que me pague durante la universidad.