Clara lo observó con atención, intentando descifrar algo en su comportamiento. Era impecable, tal vez demasiado.
-Gracias. -Tomó la taza y se sentó, encendiendo su computadora de inmediato-. ¿Algún pendiente urgente antes de la reunión con marketing?
-Nada urgente. Pero revisé las propuestas del equipo y creo que podría interesarle este análisis comparativo que hice anoche. -Le extendió un informe que Clara tomó con cierto escepticismo.
Mientras lo leía, sus ojos se entrecerraron. El análisis era detallado y destacaba varias fallas en las propuestas, algo que su equipo había pasado por alto.
-Es un buen trabajo, Andrés. -Su tono era neutro, pero no pudo evitar reconocer la utilidad del informe-. Aun así, recuerde que este tipo de evaluaciones deben ser aprobadas por mí antes de que las comparta con otros.
-Por supuesto. Sólo quería asegurarme de que usted tuviera toda la información antes de tomar cualquier decisión.
Clara asintió y dejó el informe sobre la mesa. Andrés era eficiente, sin duda, pero no podía quitarse de la cabeza la idea de que sabía más de lo que aparentaba.
La grieta en la fachada
A medida que avanzaba el día, Clara intentó concentrarse en su rutina, pero su mente volvía una y otra vez al correo anónimo. Durante un breve receso, llamó a Esther, la jefa de recursos humanos, para pedirle un informe detallado sobre los antecedentes de Andrés.
-¿Algo en particular que deba buscar? -preguntó Esther, notando el tono serio de Clara.
-No. Sólo quiero asegurarme de que su historial sea tan impecable como parece.
-Está bien. Te lo enviaré en cuanto lo tenga.
Clara colgó y miró hacia el escritorio de Andrés, que estaba vacío en ese momento. Algo en su intuición le decía que no debía confiar del todo en él, aunque no tenía pruebas concretas de que estuviera relacionado con el correo.
La tarde transcurrió con relativa calma, hasta que llegó la hora de la reunión con marketing. El equipo presentó varias ideas para la nueva campaña de lanzamiento de un producto estrella, pero ninguna logró captar la atención de Clara.
-¿Esto es todo lo que tienen? -preguntó, visiblemente molesta-. Necesitamos algo innovador, algo que capte la atención del mercado de inmediato. No podemos permitirnos ser mediocres.
El equipo se removió incómodo en sus asientos, pero nadie tuvo el valor de responder. Entonces, Andrés intervino.
-Si me permite, tengo una sugerencia.
Todos lo miraron, incluidos los miembros del equipo de marketing, que parecían sorprendidos de que el asistente de Clara se atreviera a hablar en una reunión tan importante.
-Adelante -dijo Clara, cruzando los brazos.
-Creo que la campaña necesita un enfoque más emocional. Este producto representa más que tecnología; simboliza un cambio en la manera en que las personas interactúan con el mundo. Sugiero que usemos historias reales de cómo este producto puede transformar vidas, en lugar de centrarnos únicamente en especificaciones técnicas.
Un silencio pesado llenó la sala. Clara lo observó detenidamente, evaluando no sólo sus palabras, sino también la reacción del equipo.
-Es una buena idea -dijo finalmente, para sorpresa de todos-. Pero quiero un plan detallado y ejemplos concretos antes de aprobar algo.
-Lo tendrá mañana por la mañana. -Andrés sonrió con seguridad.
La visita inesperada
Esa noche, Clara se quedó trabajando hasta tarde nuevamente. Estaba revisando el informe de seguridad que había solicitado para rastrear el origen del correo anónimo. La información era limitada, pero lo poco que habían encontrado indicaba que el remitente estaba utilizando un servidor externo para enmascarar su ubicación.
Mientras estudiaba los detalles, escuchó un ruido fuera de su oficina. Al principio lo ignoró, pensando que era el personal de limpieza, pero el ruido persistió.
Se levantó y abrió la puerta. Para su sorpresa, Andrés estaba sentado en su escritorio, concentrado en su computadora portátil.
-¿Por qué sigue aquí? -preguntó Clara, cruzándose de brazos.
Andrés levantó la vista y pareció sorprendido por su tono, pero no se dejó intimidar.
-Tenía algunos pendientes que quería terminar antes de mañana.
Clara lo miró con desconfianza.
-¿Pendientes relacionados conmigo o algo más?
-¿Por qué lo pregunta? -Andrés ladeó la cabeza, como si intentara descifrar su actitud.
-Porque últimamente parece estar demasiado interesado en detalles que no le corresponden.
Andrés cerró su computadora con calma y se puso de pie.
-Señorita Montenegro, entiendo que sea una persona desconfiada. Supongo que en su posición, yo también lo sería. Pero le aseguro que mi único interés aquí es hacer mi trabajo de la mejor manera posible.
-Eso lo decidiré yo.
Hubo un breve silencio entre ambos, una tensión palpable que ninguno parecía dispuesto a romper. Finalmente, Andrés tomó su maletín y se dirigió hacia la puerta.
-Si alguna vez siente que puede confiar en alguien, espero que me incluya en esa lista. Buenas noches, Clara.
Cuando salió, Clara sintió una extraña mezcla de frustración y curiosidad. Andrés tenía una habilidad inquietante para responder a sus dudas sin realmente responder nada.
Una revelación perturbadora
A la mañana siguiente, Clara recibió el informe de Esther sobre Andrés. Según los documentos, su historial era impecable: una licenciatura en administración de empresas, experiencia previa como asistente ejecutivo y varias recomendaciones destacadas. Todo parecía perfectamente normal, excepto por un detalle.
En una de sus experiencias laborales, había trabajado durante un año en una empresa que había sido adquirida por Montenegro Corp. hacía cinco años. Clara no recordaba haberlo visto antes, pero no podía evitar preguntarse si su presencia en su empresa era una coincidencia.
Más tarde, Clara llamó a Andrés a su oficina.
-Cierre la puerta. Necesito hablar con usted.
Andrés obedeció, pero notó de inmediato el tono serio en su voz.
-¿Algún problema?
-Quiero hacerle una pregunta directa, y espero una respuesta honesta.
-Adelante.
-¿Por qué aceptó este trabajo?
Andrés parpadeó, claramente confundido por la pregunta.
-Pensé que mi currículum hablaba por sí solo.
-No me refiero a eso. Hace cinco años, trabajó en una empresa que adquirí. ¿Por qué no mencionó ese detalle en su entrevista?
Hubo un breve momento de silencio antes de que Andrés respondiera.
-No lo creí relevante. Mi posición en esa empresa era menor, y pensé que mi experiencia reciente sería más importante para este puesto.
Clara lo observó con atención, buscando señales de que estuviera mintiendo.
-Espero que no me dé razones para arrepentirme de haberlo contratado.
-No lo hará.
Andrés salió de la oficina con la misma calma de siempre, pero Clara sabía que había algo más en su historia, algo que él no estaba dispuesto a revelar.
Mientras observaba la ciudad a través de los ventanales, no podía evitar pensar que Andrés Salgado era mucho más que un simple asistente. Y estaba decidida a descubrir la verdad.