Capítulo 6 ¿Ella era el remedio para su insomnio

A la mañana siguiente, en el consultorio médico de la casa ancestral de la familia Hughes, el doctor Darian Jenkins acababa de realizarle un chequeo general a Waylon.

"Estas pastillas para dormir no son una solución a largo plazo. Tenemos que intentar con otros métodos".

Darian, quien había crecido con Waylon, conocía muy bien la magnitud de los problemas de salud que actualmente lo aquejaban.

Desde aquel incidente ocurrido hace seis años, él sufría de insomnio, una situación que solo empeoró en los últimos dos años.

Al ser un psicólogo de renombre internacional, Darian intentó numerosas estrategias de tratamiento con la ayuda de muchos de sus colegas, pero ninguna tuvo el éxito deseado.

En consecuencia, Waylon se vio obligado a tomar pastillas para dormir todas las noches.

Poco a poco, su salud se fue deteriorando, ya que el medicamento lo dejaba emocionalmente inestable y afectaba a sus funciones hepática y renal; parecía que solo sería cuestión de tiempo antes de que su cuerpo fallara por completo.

"Hace dos noches no las tomé, pero logré dormir bien", dijo Waylon de repente con un tono inexpresivo, como si no fuera algo importante.

Esta revelación iluminó la expresión de su amigo. "¿Entonces lograste curar tu insomnio?".

Los ojos de Waylon parpadearon levemente mientras explicaba: "Anoche volví a tomarlas, pero no hicieron efecto".

La preocupación de Darian regresó mientras se ajustaba las gafas. "El día que pudiste dormir, ¿sucedió algo inusual o conociste a una persona nueva?".

En ese instante, la imagen de Gracie apareció en los pensamientos de Waylon. "Sí, conocí a una mujer".

¿Una mujer? Waylon generalmente no mostraba interés en ninguna. ¿Podría ser que...? Darian se puso de pie, incapaz de contener su emoción. "Tal vez esta mujer sea la clave para tu recuperación".

Mirando los ojos sinceros de su amigo, Waylon realmente consideró la posibilidad de que Gracie fuera la cura que necesitaba para superar sus noches de insomnio.

Al mismo tiempo, la chica estaba en el centro comercial, devolviendo el vestido que usó la noche anterior.

En la misma boutique, Norene estaba absorta probándose vestidos de novia, acompañada de su mejor amiga, Kelsey Myers.

Kelsey, siempre atenta a todo lo que sucedía a su alrededor, habló en cuanto vio a Gracie: "Norene, ¿esa es la señorita Jones? ¿Crees que también haya venido aquí para comprar un vestido de novia?".

Aunque sus palabras burlonas llegaron a los oídos de Gracie, esta decidió ignorarlas y se acercó al mostrador. "Hola, ¿podría procesar la devolución de este vestido?".

El empleado tomó la bolsa que contenía el vestido y dijo: "Un momento, por favor. Lo revisaré y procesaré su reembolso si todo se encuentra bien".

Sin dejarse intimidar por la indiferencia de Gracie, Kelsey miró a Norene y se burló: "Parece que ni siquiera tiene dinero para comprarse un vestido. ¡Ahora tiene sentido por qué actúa como si no nos conociera!".

Gracie se rascó la oreja casualmente y preguntó en voz alta: "¿Por qué hay ladridos aquí?".

"¿Me insultas? ¡No puedo creer que sigas siendo tan arrogante!".

Norene tiró del brazo de su amiga para impedir que se enfrascara en una discusión innecesaria. "Recuerda que ella estuvo casada con Lorenzo. Debe resultarle muy difícil verme con estos vestidos".

Gracie ni siquiera se molestó en mirar a Norene; no estaba dispuesta a malgastar su tiempo con gente que solo se dedicaba a crear dramas.

Kelsey se burló: "Ella ocupó un lugar que no le correspondía. Solo ostentó el título de 'señora Hughes' porque se parece un poco a ti. Ahora que finalmente se divorció, no tiene motivos para sentirse celosa. Norene, a veces eres demasiado amable. Ten cuidado con las personas desagradecidas como ella. Podría traicionarte en cualquier momento".

¿Amable? ¿Desagradecida? Al escuchar esas palabras, Gracie dejó escapar una risa fría. "Norene, ya que eres tan amable, ¿quizás podrías considerar devolver el corazón que se suponía que recibiría mi hija?".

La expresión de Norene cambió drásticamente. "Ese corazón salvó a mi hijo. ¿Me estás pidiendo que ponga en peligro su vida por una muerta?".

Cuando Gracie bajó la mirada, un destello de odio cruzó por sus ojos y un sabor amargo llenó su boca. "Entonces, ¿Lorenzo y tú ya lo sabían?".