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Al otro día, todos nos levantamos temprano a eso de la 6:00 am. Me marcho al trabajo y mis padres van a tomar un bus para ir al pueblo natal de él, en tanto que mi hermano se irá a la escuela secundaria.
-Talvez alguien te enamoré hoy, hermana. Ja, ja. -comenta Edward antes de marcharse estando en la puerta de salida.
Cruzo mis brazos con gesto de fatiga.
-Qué molesto eres, si no me dan ganas de tener novio. ¿Y qué?
-O será que eres muy odiosa. Ja, ja. -continúa él agobiándome con la mano sostenida del poste de madera que sostiene la puerta.
-Ya deja de molestarme. Adiós. -expreso muy seria mirando a Edward con dureza y firmeza para que entienda de que no quiero juegos de niños
Él se espanta y se va de pronto, también me marcho al salón de belleza.
Más tarde, llego al pequeño salón que tengo rentado, y por cierto está muy cerca de mi casa.
Enseguida saludo a las chicas.
-Hola, mujeres, ¿qué tal va todo hoy, Paola?
-Estamos muy bien de trabajo. Que bueno que contrataste dos mujeres más, uf, porque nosotras dos ya no damos abasto... ¡Ah! Por cierto estuvo un hombre preguntando por ti, dijo que volverá.
-¡Oh! Qué extraño.-exclamo con asombro.
-¿Y por qué es extraño, Diana? -pregunta ella intrigada.
-Porque no hablo con hombres.
De pronto, Paola fija su mirada a la puerta de entrada.
-Ah, mira. Ya llegó, es él, y es quien me trae al trabajo de vez en cuando.
Volteo hacia él y enseguida me acerco a este hombre cautelosamente. Aunque ha venido anteriormente, nunca habíamos hablado y ni siquiera me había fijado en el caballero que había traído a mi amiga algunas veces.
-Me dijo Paola que quieres hablar conmigo.
-Sí, así es. Quiero invitarte a salir. -me propone finalmente este hombre sin reparo alguno, dejándome boquiabierta.
-A mí, ¿y por qué? -pregunto confundida y desconcertada, porque me parece extraño que un hombre como él, así elegante y sofisticado, se haya fijado en mí. <
-A ti, porque eres bonita. Vendré a buscarte en tu horario de salida. -expresa él enseguida, estando muy decidido.
<<¿Bonita? Ni siquiera me arreglo bien porque mi vida es a toda prisa.>>
Él sonríe y mientras me quedo pensando, este hombre entra a su auto para luego marcharse, pero yo me quedo perpleja con este admirador que aparece de repente.
Transcurrida las horas, ya en la tarde me marcho a mi cita con él.
-Tú y yo no nos conocemos. ¿Por qué quiere salir conmigo? -comento extrañada cuando vamos rumbo al parque en su auto.
Él voltea a mirarme soltando un suspiro.
-Es que he ido a llevar a Paola porque vivo cerca de ella, entonces te he visto en el salón. -responde él sonriendo de medio lado.
-¡Ah! Entonces si te acercas a mí es porque está enamorado de ella, pues díselo y ya.
-No la cortejo, porque tienes demasiados pretendientes...
Decido ser tajante y no dar ilusiones a él, ya que no confío en sus halagos, además me parece precipitado.
-No quiero ningún novio por ahora y tú no sé, me parece extraño que de repente quiera salir conmigo.
Él no da importancia a lo que he dicho y solo sonríe.
-Por cierto, me llamo José y tranquila que solo quiero salir contigo. -Me dice esto de repente para desviar la conversación y noto en sus ojos algo de malicia.
-Está bien, si es lo que quieres. -Respondo con resignación.
-¿Mañana nos veremos aquí otra vez? -Indaga él para asegurarse de lo que quiere le salga bien, pero yo estoy atenta a su actitud hacia mí.
-Sí. -respondo, pero estoy dudosa.
Llegamos, y yo salgo del auto mientras el sostiene la puerta como todo un caballero.
Compartimos sentados en un banco en el parque, él me ofrece algunas bebidas frescas y conversamos.
Luego de pasar juntos más de una hora decido marcharme, ya que ha llegado la noche.
Más tarde, nos despedimos frente a la puerta de mi hogar porque él me ha traído en su auto.
Entro y camino hacia dentro mientras él se aleja con rapidez.
-¿Tú que has hecho? -enseguida pregunto a mi hermano al verlo sentado en la mesa del comedor.
-Y que más santurrona, mis tareas.
-¡Ay-y! Idiota. -clamo hastiada de sus chanzas mientras el ríe.
Enseguida me dirijo a la habitación de prisa para ponerme ropas cómodas y no seguir escuchando "sus bromas".
Minutos después
Me dirijo a hablar por el teléfono público con mis padres y enseguida ella lo toma.
-¡Oh! Ya están allá que bien, me alegro. -respondo a mis padres cuando me hacen saber que han llegado al pueblo.
Me despido de ellos luego de haber conversado alegres por un rato y me marcho de ahí.
Entró a mi hogar y enseguida me dispongo a hacer la cena, entonces voy a la cocina y empiezo a preparar algo de comer.
Más tarde, cenamos en total armonía mi hermano y yo.