- No se preocupe, Doctor Jansen, sabe bien qué es bienvenido -respondió el Comandante. Entonces, Erick cerró la puerta- El servicio es para el señor Jansen, por supuesto- agregó Garcés.
- Te dije que teníamos que hablar -dijo Erick con descaro, alzando las manos. Carolina se percató de que llevaba un traje color azul, una camisa blanca y una corbata también azul; su cabello estaba peinado de lado y su colonia se percibía con claridad. Sin embargo, ella lo miró con desprecio.
- ¿En qué consiste la misión? -preguntó Carolina con voz gélida y dirigiendo su vista a su superior.
- Como te mencioné al principio, hay que salvaguardar y asegurar la integridad del señor Jansen...
- Ok -respondió la chica.
- Pero será de una manera estrecha, llevando a cabo tareas específicas y muy especiales para ti. Aquí está el contrato y la orden -agregó el Comandante.
Erick le entregó un folder tamaño carta color azul.
- Por supuesto... -la chica dejó escapar esas palabras y tomó el folder; entonces empezó a leer a grandes rasgos el contrato- ¡¿Qué?! ¡¿Casarme con él?! -exclamó alterada.
Intentó respirar para volver a hablar, pero su molestia era notable- Esto es inaudito -comentó Carolina, molesta; ni siquiera terminó de leer el contrato cuando azotó el sobre en sus piernas.
- Mire Teniente, el Comandante y el señor candidato han pensado en usted como la mejor opción para desempeñar esta tarea, usted tiene experiencia en el combate contra la mafia, las actividades desempeñadas como guardia y custodia...- dijo Manjarrez intentado convencerla.
- ¡Sí, pero yo no tengo perfil de esposa falsa!- exclamó con la misma molestia, su rostro estaba rojo hasta las orejas.
El Comandante suspiró profundamente y no le quedó de otra más que ocupar el peso de su rango.
- Teniente, es una orden, no me haga recordarle cuál es su posición en el ejército.
Como una máquina, Carolina recitó:
- "Servir en las misiones especiales, ser luz en los momentos de confusión y cumplir con mi vida lo que me sea encomendado". - Era la misión universal del cuerpo de élite.
El comandante sonrió.
- Cualquier militar puede tener sentido de rebeldía, pero ustedes, la élite, no.
- Me disculpo, señor- mencionó la chica un poco más calmada- cumpliré la orden, sin embargo, les recuerdo que la orden es cumplir este contrato y los contratos se pueden modificar antes de ser firmados para que convenga a las dos partes- miró a Erick- artículo 60 del manejo de documentos especiales, señor.
El candidato sonrió mientras el comandante se enfureció, el secretario sintió como los colores iban y venían a su rostro.
- Teniente Martínez ...- dijo el Comandante con cólera pero Erick lo interrumpió colocando su mano sobre el brazo izquierdo del hombre.
- Tiene razón, es posible negociar algunas cláusulas del contrato, sin embargo, no todas las cláusulas son negociables, por ejemplo, el que desempeñes tu misión siendo mi esposa falsa. Y tiene una razón de ser, señorita Carolina, para asumir la presidencia de esta hermosa nación debo estar casado con una mujer que sea de esta nacionalidad- entonces le entregó su bolígrafo azul, el cual ella aceptó de inmediato.
- Le comento, señor Jansen, que no soy la única mujer en el cuerpo de la élite- dijo desafiante.
- Lo sé- respondió arrogante- pero no quiero verme mal escogiendo a una niña de veinticinco años. Me vería extraño si no soy pareja de alguien que esté tan viejo como yo y bueno, encajas perfecto en el perfil.
Era cierto, muy pocas mujeres se mantenían en los cuerpos especiales porque en determinado momento elegían dejar sus cargos para convertirse en madres o esposas, pero Carolina sintió coraje al escuchar sus palabras y buscó otro comentario.
- Bueno, señor, en ese caso, también habría podido pensar en un matrimonio con otro hombre, ya sabe, "gobierno incluyente"- dijo levantando las cejas y abriendo mucho los ojos.
Sus palabras provocaron el efecto incómodo que quería ocasionar en el candidato pero él respondió con astucia.
- Digamos que soy más tradicional en ese rubro.
- Ya, fue suficiente- interrumpió el Comandante con una clara molestia- Teniente, es una orden, ahora, lea el contrato y negociemos. Recuerden que tengo varios asuntos que atender.
Carolina dibujó una sonrisa de triunfo, sabía que debía cumplir con su deber pero le gustó hacer desatinar a su ex novio. Sin decir otra palabra llevó su vista al documento y con el bolígrafo de Erick comenzó a hacer anotaciones y rayas en el documento.
- Listo, esta es mi propuesta- comentó en cuanto terminó- Carolina se levantó y habló frente a ellos con el fin de que quedara grabado:
- El régimen del matrimonio será por bienes separados, solo tendremos una ceremonia civil, cumpliré las responsabilidades de primera dama, quiero que al final de esta misión se me paguen cien millones de pesos y me den una casa amplia en la playa, asegurada por si hay algún tifón o desastre natural, además, me niego rotundamente a tener relaciones sexuales con usted- pronunció de forma rápida, incluso parecía que dijo todo eso con un solo respiro.
- Coloqué esa cláusula, Teniente porque, durante mi mandato no quiero escándalos familiares, por lo tanto usted no podrá salir con alguien más, esto quiere decir que no podrá mantener una relación con nadie, sin embargo, sé que la intimidad es una necesidad corporal y no pienso castigarla en ese rubro.
El comandante y su secretario se sintieron incómodos aunque mantenían la compostura, pero Carolina rió por un momento y respondió.
- Puedo soportarlo.
- ¿Seis años?- preguntó incrédulo-lo dudo, señorita Martínez. Esa cláusula no es negociable, por lo que permanecerá en el contrato.
Entonces Carolina escribió de nuevo en aquellas hojas, después habló.
- Si no hay mutuo consentimiento, el contrato se rompe por agresión sexual.
- Ok, me parece justo- comentó Erick como si no le importara.
- Aún así, no piense que no tengo autodominio, una persona puede vivir sin mantener relaciones sexuales.
- Sí, bueno...- interrumpió el comandante incómodo- dejen ese tema de lado, continuemos.
Carolina río fuerte luego aclaró su garganta pues le causaba gracia ver tan incómodo a su comandante.
- Finalmente, señor Jansen, la última cláusula yo la agregué.
Todos se quedaron mirándola hasta que volvió a hablar.
- No me voy a casar con usted a menos que gane las elecciones. Usted necesita una esposa para asumir la presidencia, no para ser candidato.
Erick suspiró molesto, ya habían sido demasiados juegos.
- No quiero que se vea esto como un matrimonio arreglado, Teniente, aunque lo sea- él tomó el contrato y redactó en esa cláusula- entonces, usted y yo haremos pública nuestra relación en estos días y como comenta, nos casaremos únicamente si gano las elecciones- Erick le ofreció de nuevo el bolígrafo- ahora que estamos de acuerdo, firme.
Carolina respiró profundamente, su sonrisa desapareció poco a poco, tomó el bolígrafo y posteriormente plasmó la firma autógrafa en el documento, luego Erick hizo lo mismo y el Comandante junto con su secretario firmaron como testigos.
- Eso sería todo, Teniente- dijo el comandante.
- Con permiso, señor.
Carolina se cuadró ante el comandante y su secretario, sin despedirse de Erick, lo detestaba por haber tenido que recurrir a tan incómoda instancia.