Él portador de los ojos rojos en silencio,
durante años por una dama suspiró,
La luna llena observaba oculta,
al caído que de una humana se enamoró.
P. F. CANYUL
Mi padre se veía nervioso, pero como si hubiera recordado el motivo de su disgusto me miró fijamente.
- ¿Ya sacaste ese perro? ¿Qué fue ese sonido?
- Me tropecé y golpeé una silla. - me acerqué lentamente a la silla y la levante, luego hice pequeñas señas a mi padre, señalando al cachorro teníamos que salir de la casa.
- ¿Qué estás viendo? - se veía confundido y asustado miro a todos lados, pero no lograba ver al cachorro no entendía nada, hace unos momentos él lo veía y ahora no, a pesar de que estaba a unos metros de él.
No quise asustar más a mi padre, él no podía ver las criaturas, pero era consciente de que mi fallecida madre y yo podíamos ver todo tipo de espíritus, él en 2 ocasiones había sido atacado por estas criaturas. Por una vez en mi vida quería ser valiente y afrontar esto sola.
- No es nada papá iré a mi habitación estoy cansada. - No quite mis ojos del cachorro y empecé a subir las escaleras, era como si hubiera desaparecido a los ojos de mi padre, solo yo podía verlo.
Mi padre simplemente subió los escalones de dos en dos y paso delante de mi abriendo la puerta de su habitación, sin una palabra más cerró sin mirarme, tampoco noto la presencia del cachorro que había subido detrás de él.
Entre a mi habitación y cerré la puerta puse el seguro, sin embargo, no sirvió de nada ya que al voltear él estaba a lado de mi cama.
Empecé a sudar frio, esto me pasaba por compadecerme de perros callejeros ahora tenía uno siguiéndome, solo me tocaba descubrir si era una criatura maligna o solo un espíritu normal.
- ¿Necesitas que te ayude, qué quieres de mí? ¿Por qué mi padre dejo de verte? ¿Tú me salvaste? -Empecé a bombardearlo con preguntas si necesitaba algo de mi porque no me hablaba, incluso las criaturas mas horribles y malignas que me visitaban en mis cumpleaños tenían algo que decir y cada año venía uno diferente.
- Quiero que dejes esta casa, no perteneces aquí. - nunca me había sentido tan frustrada, este espíritu no decía nada solo estaba ahí, sentado viéndome como si yo estuviera loca. Esta vez no me iba a dejar intimidar no quería molestar a mi padre y me sentía demasiado cansada.
- Voy a dormir si no tienes nada que decir lárgate- dije lo más desafiante que pude.
Las noches eran los momentos más difíciles para mí, no me sentía segura en sitios oscuros, pero aun con las luces prendidas sentir un intruso en mi habitación me aterraba. Ya había roto varias de las reglas de mi madre.
Estaba hablando con un espíritu en lugar de ignorarlo, tocarlo, alimentarlo y peor aún lo había traído a casa.
Sin quitarme la ropa para ponerme mi pijama me metí a la cama y subí las cobijas hasta mi barbilla, podía escuchar el tictac del reloj, me sentía muy ansiosa, los ojos me ardían y mi corazón golpeaba mi pecho sin control.
Al mirar hacia mi mesita de noche vi al cachorro durmiendo plácidamente sobre mi pequeña alfombra, deseaba tanto poder dormir así, sin preocuparme o sentir la necesidad de estar alerta durante toda la noche.
Me sentía muy cansada solo necesitaba unas horas eran las 12:00 p.m. sin embargo, el miedo a que este perro me atacara en el momento de cerrar mis ojos era demasiado.
- Solo quiero dormir un poco. - susurre, estaba exhausta.
Por un momento sentí mi cuerpo muy pesado, una calidez se extendía por todos lados, ya no fui consiente de nada ni un ruido solo el sonido suave de mi respiración, caí en los brazos de Morfeo.
Una suave melodía entro a mi habitación, era muy extraño las aves cantaban al amanecer y yo acababa de cerrar mis ojos, estaba acostumbrada a despertar sin hacer movimientos bruscos, sin atreverme a abrir mis ojos hasta asegurarme que estaba sola, era un habitó que había perfeccionado durante años.
No sentía nada fuera de lo común así que abrí mis ojos lentamente y mire a mi alrededor, mi incredulidad fue inmensa cuando mire la hora en mi celular eran las 8:00 a.m.
Había logrado dormir por 8 horas seguidas, 8 horas que se habían sentido como ser cobijada por una nube esponjosa y cálida, no recordaba haber tenido un sueño tan placentero en mi corta vida.
Estaba tan contenta, empecé a reír mientras veía la hora sin poder creerlo.
- Es increíble me quedé dormida - mi felicidad no duro mucho al bajar mi mirada y ver al cachorro tratando de subir a mi cama, claro había olvidado al intruso por un momento pensé que lo había imaginado.
Era extraño no podía sentir ni una presencia a menos que lo tocara o lo tuviera muy cerca de mí.
Decidí hablarle, de nada servía evitarlo.
- No te subas, si me vas a seguir tendrás que seguir mis reglas. -
Me levante y acomode mi habitación, tome una ducha rápida, me sentía con tanta energía que podría correr un maratón.
- Supongo que vas a seguirme a todos lados. - dirigí mi mirada al cachorro que bajaba las escaleras detrás de mí.
- Solo tengo salchichas, cuando terminen las clases puedo ir por jamón- dije mientras agarraba mi mochila y guardaba un sándwich de queso para el almuerzo.
Estaba decidida me lo iba a quedar, durante mi ducha no deje de pensar en ello. no me había lastimado y al parecer me había salvado de ser arrollada, podría ser una buena señal y ser un espíritu bondadoso, algo así Como un ángel de la guardia, además con el pude dormir tranquila.
- Esta bien, puedes quedarte cerca y prometo ayudarte si necesitas algo. -
-Woof- fue su respuesta
Salimos de la casa y el camino a lado, al parecer las personas a mi alrededor no podían verlo, eso me alivio ya que me expulsarían si llegaba con un perro al colegio.
- Te llamaré Alin, creo que necesitas un nombre, si no te gusta pensare en otro mas adecuado.- dije mirándolo de reojo
- Woof- volvió a ladrar suavemente.