Capítulo 8 Una nueva celeste

Capítulo 8:

Solté un largo suspiro al ver cómo el carruaje de Noah desaparecía en la distancia.

-Pero qué miedo... -murmuré, dejándome caer en el sillón con una mano sobre el pecho-. Pensé que iba a preguntar sobre lo que pasó aquella noche... Al menos podría haber preguntado cómo estoy.

Cerré los ojos un instante, tratando de calmar el torbellino en mi mente. Noah había estado demasiado serio, demasiado frío... y la manera en que mencionó a Elizabeth me dejó un mal presentimiento.

Lentamente, mi mirada se desvió al cuadro de Celeste que colgaba en la pared.

Los ojos de la chica en la pintura parecían vacíos, como si estuviera esperando a que alguien la salvara.

-¿Qué haré? -Me cubrí el rostro con ambas manos-. Esto sí que es un giro en la historia... ¿Qué pasó en estos dos meses?

Si Noah me lo preguntó, significa que Elizabeth no está aquí... pero ¿por qué? En el libro, ella debería haber sido arrestada después de que Celeste la incriminó. Sin embargo, Noah la sacaba de prisión, ella le agradecía y él aprovechaba la oportunidad para hacerla suya.

Me incliné hacia adelante, juntando las manos con frustración.

-Entonces... ¿qué cambió?

Tomé mi taza de té y bebí un sorbo, tratando de organizar mis pensamientos.

-Jajaja, con razón... -susurré con una sonrisa-. El amor nos vuelve loquillos.

Noah está desesperado por encontrar a Elizabeth porque sigue obsesionado con ella. Pero si ella ha desaparecido... entonces Leo también debe estar buscándola.

Leo.

El mejor amigo de Elizabeth. Su apoyo incondicional. El hombre que haría todo por ella... incluso dar su vida.

-Un gran hombre -murmuré, entrecerrando los ojos.

Si Elizabeth no está, Leo debe estar como un loco buscándola. ¿Pero dónde podría estar ella? Esto no debería haber sucedido. No en el libro.

Me dejé caer de espaldas en el sillón y lancé una manzana al aire, atrapándola con una mano.

-Señorita, le enviaron esta carta.

Me incorporé con curiosidad y tomé el sobre de manos de la sirvienta. El papel era elegante, con el sello de la familia Windsor.

*"Querida Celeste,

Te invito a unirte a nosotros para celebrar el cumpleaños de Verónica. La fiesta tendrá lugar mañana a las 7:30 p.m. en la Mansión Windsor.

Verónica estaría encantada de que estuvieras allí. Por favor, confirma tu asistencia antes del [fecha límite].

Atentamente,

Adelaide."*

Mi ceño se frunció al instante.

-Adelaide... -susurré, apretando los labios.

La madre de Verónica. Una de las víboras de esta historia.

Así que me han invitado a su fiesta de cumpleaños. ¿Por cortesía? ¿O hay algo más detrás?

Me apoyé en el respaldo del sillón y sonreí de lado.

-Confirma mi asistencia.

La sirvienta asintió y se retiró.

Mañana será el momento perfecto para sacar información. Todos estarán reunidos, hablando, bebiendo... una sorpresa por mi recuperación, o al menos eso supongo.

Mis dedos recorrieron el borde de la carta mientras mis pensamientos se aclaraban.

-Es hora de ser una nueva Celeste.

Una Celeste que juega su propio juego.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022