Capítulo 5 Partiendo sin nada

Un frío glacial recorrió el cuerpo de Yvonne, comenzando por los pies y extendiéndose gradualmente hasta que el entumecimiento se apoderó de cada centímetro de su ser.

Entonces se dio cuenta de que había sido muy ingenua todo ese tiempo.

En su desesperación, se había aferrado a esperanzas inútiles: creyó que podría formar una nueva familia con Shane, que este quizás aceptaría su nuevo papel como padre y que su hijo en gestación sería la clave para salvar la creciente distancia entre ambos.

Sin embargo, la realidad destrozó todas esas ilusiones, revelando una dura verdad: para Shane, ni siquiera su hijo era más importante que Jayde.

Pues el padre ni siquiera deseaba la llegada de su hijo.

Yvonne cerró los ojos mientras las lágrimas trazaban caminos silenciosos por sus mejillas.

"Sé que no te agrada Jayde", el tono condescendiente del hombre cortó el silencio. "Pero su salud actualmente se encuentra muy frágil. Muestra un poco de empatía ante su situación".

Sus ojos se posaron en el rostro bañado en lágrimas de su esposa mientras agregaba: "Podemos discutir la posibilidad de tener hijos una vez que mejore la salud de Jayde. No hay necesidad de apresurar las cosas".

Una sonrisa amarga torció los labios de la chica.

Sabía que si revelaba su embarazo, él probablemente la llevaría al hospital inmediatamente para obligarla a abortar.

Sin embargo, este bebé representaba uno de los últimos vínculos familiares que le quedaban en este mundo, por lo que ella no iba a sacrificarlo solo por el bien de Jayde.

"Por supuesto que lo entiendo", dijo Yvonne, secándose las lágrimas y esbozando una leve sonrisa. "En fin, no quiero seguir molestándote, así que me voy".

Sin esperar una respuesta, ella salió de la oficina a toda prisa, yendo directo a la Villa Serenity, donde empacó sus pertenencias y le dio algunas instrucciones a Zoey antes de partir.

Aunque inicialmente había planeado buscar refugio en un hotel, la oportuna llamada de su tío la hizo cambiar de rumbo.

Cuando Yvonne llegó a la casa de su tío, su esposa, Sadie Thomas, la recibió con un tono cálido: "¡Finalmente llegaste! ¡Te he extrañado mucho!".

El entusiasmo en la expresión de la mujer vaciló cuando notó que Yvonne no llevaba consigo ningún regalo.

"Perdón", dijo rápidamente la chica. "Tenía prisa y no traje un regalo apropiado".

En ese momento, su tío, Landon Thomas, habló: "Está bien. Siempre has sido demasiado formal. Somos familia, así que no es necesario que nos traigas regalos cada vez que nos visitas. ¿Por qué no nos dijiste que saliste de prisión? Yo habría ido a recogerte".

"Estaba lloviendo ese día. No quería causarte molestias. ¿Cómo has estado?", le preguntó Yvonne.

"Nada importante. Todo sigue igual". La mirada de Landon se posó en su equipaje. "¿Por qué llevas una maleta?".

"Me voy a divorciar de Shane, así que ya no viviré en la Villa Serenity", respondió la chica.

"¡¿Qué?!", la voz de Sadie atravesó el aire. "¿Fue Shane quien te lo pidió?".

Yvonne negó con la cabeza: "No, en realidad fui yo quien tomó esa decisión".

"¿Acaso la prisión te hizo perder la razón?", la ansiedad de Sadie se manifestó en palabras severas. "¿Tienes idea de cuántas mujeres sueñan con formar parte de los Brooks? Son la familia más rica de este país, pero tú quieres dejarlos. ¿Acaso te volviste loca?".

"¡Ya basta!", exclamó Landon, quien silenció a su esposa con una mirada inquisitiva. "Shane castigó a mi sobrina sin verificar la autenticidad de ese video. Cualquiera en la posición de Yvonne perdería la fe en el matrimonio. ¡Es perfectamente razonable que quiera divorciarse! Aunque tu abuela ya no esté con nosotros, yo estaré aquí para guiarte y apoyarte en cualquier decisión que tomes. Puedes mudarte aquí y yo cuidaré de ti".

"Gracias, pero eso no será necesario", dijo Yvonne rápidamente. "Puedo alquilar un departamento y encontrar un trabajo. No tienen que preocuparse por mí".

"Pero aquí tenemos mucho espacio. ¿Por qué gastar dinero en alquiler?". Landon tomó su maleta y añadió: "Ya está decidido. Te quedarás con nosotros".

"Landon tiene razón", dijo Sadie. "Y si continúas con el divorcio, ¿cuánto recibirás de compensación?".

"Nada. No recibiré ninguna compensación", respondió Yvonne.

"¡¿Qué?!", la voz de su tía nuevamente se elevó. "Creo que sí enloqueciste. ¿Cómo puedes aceptar marcharte sin nada a cambio? ¿Cómo vas a sobrevivir?".

"Firmé un acuerdo prenupcial. Nunca tuve derecho a recibir una parte de los bienes de la familia Brooks", explicó Yvonne pacientemente antes de cambiar de tema. "Tío Landon, antes de que mi abuela falleciera, ella me dio un colgante y mencionó algo sobre mis padres, pero no terminó sus frases. ¿Tú sabes de qué se trata?".

Una sombra cruzó por el rostro de Landon antes de que pudiera recobrar la compostura: "Ya que ella te dio el colgante, debes guardarlo en un lugar seguro. En cuanto a tus padres... Probablemente ella solo quería disculparse por lo mucho que sufriste bajo su cuidado".

Yvonne aceptó esta respuesta y no lo cuestionó. "Es cierto que crecí sin mis padres, pero mis abuelos siempre me colmaron de amor y nunca me sentí desamparada".

Landon respondió: "Creo que esa perspectiva les ayudará a descansar en paz por la eternidad...".

***

El reloj dio las diez cuando Shane regresó a la Villa Serenity, sorprendiéndose cuando encontró el dormitorio principal vacío; su esposa no estaba por ningún lado.

Tras intentar comunicarse con ella por teléfono pero no obtener respuesta, bajó y acudió directamente con Zoey.

"¿Dónde está Yvonne?", le preguntó a la empleada.

"La señora Brooks decidió mudarse".

"¡¿Qué?!". Un ceño fruncido arrugó la frente del hombre. "¿Cuándo pasó eso?".

"Esta mañana". Zoey vaciló, todavía abrumada por las palabras que pronunció la chica antes de partir.

Yvonne le dijo que no debía mencionar nada sobre su embarazo; de no cumplir con esta condición, el bebé correría peligro.

Después de un momento, la mujer le entregó un documento. "La señora le dejó este acuerdo de divorcio".

Los ojos de Shane recorrieron las páginas y una risa fría escapó de sus labios. "Se fue sin nada... ¡Vaya que esa mujer es un caso especial!".

"Parecía bastante segura sobre su decisión de divorciarse", dijo Zoey.

"¡Ella no es nadie para tomar esa decisión!". Shane tiró de su corbata con frustración. "¿A dónde se fue?".

"No me lo dijo...".

El hombre salió furioso, gritándole a su chófer para ordenarle que preparara el auto.

***

Después de salir de su ducha en la habitación de invitados, Yvonne estaba a punto de irse a dormir cuando el timbre de su celular rompió el silencio; un número desconocido apareció en la pantalla.

Ella se dejó llevar por su curiosidad y respondió: "¿Hola?".

"Baja a verme", la voz familiar de su esposo resonó desde el otro extremo de la línea.

La mano con la que Yvonne sostenía el celular se congeló por unos momentos. "Ya estoy en la cama".

"Tienes diez minutos. Si no bajas, me aseguraré de que todo el vecindario no pueda dormir esta noche", la amenazó Shane.

La llamada se finalizó, dejando a Yvonne mirando su celular con una expresión vacía; después de un momento de vacilación, se cambió y bajó las escaleras.

Un Rolls-Royce negro estaba estacionado afuera, con la imponente figura de Shane parada a un lado; él estaba fumando un cigarrillo.

Manteniendo una distancia prudente, la chica habló con una compostura forzada: "Ya es tarde. ¿Qué quieres?".

"¿De verdad me estás preguntando eso? ¿Interpretaste la charla de anoche como una especie de broma? ¿Tuviste la audacia de redactar un acuerdo de divorcio y desaparecer sin decir nada más?". Luego, Shane le ordenó: "Sube al auto. Volveremos a casa y olvidaremos que esto sucedió".

"¿Volver a casa...?". Yvonne dejó salir una risa amarga. "Ese lugar no es mi casa. De lo contrario, ¿por qué mi esposo pasaría todas las noches en otro lugar en compañía de otra mujer?".

"Otra vez insistes en involucrar a Jayde. ¿No puedes dejar de ser tan mezquina?", espetó el hombre.

"¿Crees que estoy siendo mezquina? ¿Acaso esperas que sonría mientras veo cómo le entregas tu afecto a alguien más? ¿Debo seguir donando mi sangre sin quejarme? ¿Cumplir otra condena en prisión?".

Yvonne fijó su mirada en él y continuó: "Ambos estuvimos de acuerdo en ser parte de este matrimonio arreglado, pero yo soy una persona, no el banco de sangre privado de Jayde".

Shane soltó una risa fría y replicó: "Sabías que este era un matrimonio transaccional. Te casaste conmigo para costear el tratamiento de tu abuela, pero ahora que ella falleció, estás ansiosa por dejarme. ¿Pretendes cortar todo vínculo conmigo?".

Yvonne respondió: "De acuerdo, entonces pagaré cada centavo de las facturas del hospital de mi abuela. No te deberé nada después de eso".

La furia ardía en los ojos de su esposo. "¿Qué dijiste?".

La chica enfrentó su ira con una expresión tranquila: "Calcula el total para que te proporcione un pagaré y te reembolsaré todo en cuotas. Puedes definir si debe aplicarse interés al monto original".

Justo cuando terminó de hablar, Shane tiró su cigarrillo y rápidamente se acercó a ella.

Yvonne apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de verse envuelta en su abrazo; su mano agarró su cintura, inclinándola hasta que su espalda chocó con la fría superficie metálica del auto.

"¿Qué te pasa...?".

Los labios de Shane silenciaron la protesta de la chica, imponiéndose con un beso apasionado que la dejó sin aliento.

Ella ni siquiera pudo forcejear, ya que el hombre también la agarró por las muñecas.

Cuando finalmente la soltó, brillaban en sus ojos un profundo deseo. La voz de Shane era profunda cuando dijo: "Sube al auto o me veré en la necesidad de tener sexo contigo aquí mismo".