Corazón en Guerra
img img Corazón en Guerra img Capítulo 2 Las sombras del pasado
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Capítulo 6 Rebelión en la Fiesta img
Capítulo 7 Sombras en la Noche img
Capítulo 8 El Juego de la Atracción img
Capítulo 9 La Boda Inminente y los Planes de Venganza img
Capítulo 10 Un Rescate Inesperado img
Capítulo 11 El Amor Prohibido img
Capítulo 12 Secretos en la Oscuridad img
Capítulo 13 El Dolor de la Verdad img
Capítulo 14 La Confesión del Corazón img
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Capítulo 2 Las sombras del pasado

La luna se alzaba sobre Midyat, sumergiendo la ciudad en un manto de misterio. Su luz fría y distante iluminaba la majestuosa mansión Demir, que parecía susurrar secretos a la brisa nocturna. Emir se encontraba en su estudio, rodeado de viejos papeles y fotografías descoloridas que parecían llevar consigo el eco de un pasado olvidado. El aire estaba denso, como si la propia mansión respirara con él, sabiendo lo que su alma anhelaba. En su mente, los recuerdos se agolpaban, torbellinos de emociones intensas y sospechas que lo devoraban por dentro.

Con la copa de raki temblando ligeramente entre sus dedos, sus ojos recorrieron los informes y documentos que había acumulado durante años. La muerte de sus padres había sido presentada como un simple accidente, pero Emir nunca había creído en las mentiras oficiales. La palabra "accidente" le sonaba a un eco vacío, a una excusa demasiado fácil para un hecho tan cruel. Cansu, su abuela, había sembrado en su corazón las semillas de la duda desde que era niño, hablándole de los Asian como aquellos que habían manchado sus manos con sangre. Pero él, él necesitaba algo más que palabras; necesitaba la verdad, esa que brillaría con fuerza, dispuesta a desgarrar el velo de la mentira. Solo entonces podría vengarse, y la venganza, como una sombra oscura, lo acechaba cada vez más cerca.

Azad, su amigo más fiel, irrumpió en la habitación con una expresión tensa, casi tangible, que reflejaba la ansiedad que Emir sentía en cada poro de su piel.

-¿Has encontrado algo nuevo? -preguntó Azad, el peso de la duda presente en su voz mientras miraba el caos de papeles sobre la mesa.

Emir dejó escapar un suspiro profundo, pesado, como si las respuestas lo ahogaran. Deslizó un documento hacia su amigo. Era un informe policial que detallaba el fatídico accidente. Pero al observarlo, Emir se dio cuenta de que algo no encajaba. Las huellas de frenado que no existían, los testigos que habían desaparecido en la niebla del tiempo, y lo más inquietante de todo: Nasuh Aslan Asian, una de las últimas personas que había estado cerca de su padre antes de su muerte.

-Todo apunta a Nasuh -murmuró Emir, su voz grave y tensa, mientras su mandíbula se apretaba con furia contenida-. Siempre supe que ese hombre estaba involucrado, pero ahora lo tengo frente a mis ojos. Solo necesito más pruebas, y las encontraré. No descansaré hasta tenerlas.

Azad hojeó los papeles con un gesto que denotaba incertidumbre, su ceño fruncido reflejaba el peso de la gravedad de lo que Emir estaba desenterrando.

-Si esto es cierto, Emir, estamos hablando de algo mucho más grande que una simple venganza. Nasuh es el hombre más poderoso de Midyat. Desenmascararlo podría ser nuestra perdición si no tenemos un plan sólido.

Emir asintió lentamente, pero su mirada se fijó en una fotografía que reposaba sobre la mesa. Era de su padre y Nasuh, tomados en una época en la que parecían ser amigos, casi hermanos. Sabía que no podía actuar a ciegas; si quería justicia, debía moverse con una astucia que no dejara rastros. La venganza, tan ansiada, solo sería dulce si llegaba con la verdad.

Al día siguiente, Emir decidió buscar a su tío Kemal, el único que aún conocía los secretos enterrados en las entrañas de la familia. Kemal, aunque apartado de los negocios familiares, nunca había perdido sus contactos ni su memoria. Lo encontró en su viñedo, sembrando la tierra como si pudiera cultivar respuestas entre las raíces.

-Sabía que volverías algún día, buscando respuestas que se arrastran bajo el suelo de este lugar -dijo Kemal sin mirarlo, su voz cargada de un tono amargo, como si él también supiera que el tiempo había llegado.

Emir se cruzó de brazos, su mirada fija en el suelo, como si no quisiera que las palabras de su tío lo desbordaran demasiado pronto.

-Dime lo que sabes, tío. La paciencia se me está agotando.

Kemal soltó su herramienta y lo miró directamente a los ojos, como si el peso de la verdad lo hubiera tocado.

-Tu padre y Nasuh eran socios, pero hubo un giro oscuro. Algo sucedió entre ellos, algo que destruyó todo lo que construyeron juntos. Tu padre temía por su vida mucho antes del accidente... y luego ocurrió. La tragedia fue solo la culminación de lo que ya había empezado.

Emir tragó saliva, el dolor de las palabras de su tío golpeando su pecho.

-¿Sabía mi madre algo sobre todo esto? -preguntó con voz temblorosa, como si la respuesta pudiese romper algo dentro de él.

-Lo sospechaba -respondió Kemal, su mirada dura y triste-. Pero nunca tuvo pruebas. Fue por eso que dejó esa carta que encontraste. Pero hay alguien más, alguien que podría ayudarte a entender lo que realmente ocurrió.

Emir levantó la vista, la desesperación y la esperanza se mezclaban en su mirada.

-¿Quién? -exigió con urgencia, casi al borde de la desesperación.

Kemal dudó un momento, su silencio pesando sobre el aire.

-Elif Karahan -dijo finalmente, sus palabras cortantes como una daga-. Ella estuvo cerca de tu familia en aquel tiempo. Si hay alguien que sabe la verdad, esa es ella.

El nombre de Elif resonó en la mente de Emir con una fuerza brutal. Sabía que encontrarla sería como buscar una sombra entre las sombras. Pero no importaba. Necesitaba respuestas, y si la venganza era su destino, entonces el camino hacia ella comenzaba con Elif.

Mientras tanto, el plan de venganza de Emir comenzaba a tomar forma en la oscuridad de su alma, como una llama que devoraba la esperanza de aquellos que pudieran cruzarse en su camino. Midyat pronto conocería el peso de la verdad, una verdad oculta durante demasiado tiempo.

            
            

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