Corazón en Guerra
img img Corazón en Guerra img Capítulo 4 Encuentro en el Mercado
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Capítulo 6 Rebelión en la Fiesta img
Capítulo 7 Sombras en la Noche img
Capítulo 8 El Juego de la Atracción img
Capítulo 9 La Boda Inminente y los Planes de Venganza img
Capítulo 10 Un Rescate Inesperado img
Capítulo 11 El Amor Prohibido img
Capítulo 12 Secretos en la Oscuridad img
Capítulo 13 El Dolor de la Verdad img
Capítulo 14 La Confesión del Corazón img
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Capítulo 4 Encuentro en el Mercado

El mercado de Midyat estaba abarrotado, un bullicio constante de voces, olores y colores. Los puestos llenos de frutas frescas, especias exóticas y telas brillantes se alineaban a lo largo de las estrechas calles, creando un paisaje que vibraba con la vida cotidiana de la ciudad. Bahar caminaba entre la multitud, sus pensamientos aún atrapados en la confrontación con su abuelo. La decisión de Nasuh la estaba ahogando, pero ella no podía rendirse. Necesitaba un respiro, un momento de paz lejos de la pesada carga de su familia.

Era una mañana cálida, pero el aire parecía denso, cargado de las preocupaciones que Bahar no lograba apartar de su mente. Caminaba distraída, esquivando a las personas que se cruzaban en su camino, cuando de repente, alguien la empujó con fuerza, haciendo que sus manos se levantaran instintivamente para evitar caer.

- ¡Cuidado! - dijo una voz masculina, profunda y casi áspera.

Bahar, furiosa por el brusco empujón, levantó la vista, preparada para reprochar al desconocido. Y fue en ese preciso momento que sus ojos se encontraron con los de él. Un hombre joven, de cabellos oscuros y mirada desafiante, la observaba fijamente, un tanto sorprendido, pero también con una expresión que no lograba descifrar.

Bahar dio un paso atrás, su corazón acelerado. Había algo en él que la desconcertaba, algo que no sabía si la atraía o la inquietaba.

- ¡¿Por qué no miras por dónde caminas?! - le espetó, sin contenerse. Su voz, cargada de frustración, resonó con fuerza.

El joven alzó una ceja, una leve sonrisa apareció en sus labios. No era una sonrisa amable, sino una que parecía desafiante, casi como si estuviera acostumbrado a enfrentarse a los demás.

- No eres la única que tiene prisa, ¿sabías? - respondió él, con tono cortante. Sus ojos se fijaron en ella con una intensidad que hizo que Bahar se sintiera incómoda, pero no podía apartar la mirada.

Bahar no entendía por qué este desconocido la miraba de esa manera, como si algo más estuviera ocurriendo en ese breve instante. Ella, por su parte, estaba demasiado furiosa por la situación como para detenerse a pensar en el enigma que era él.

- ¡No tienes derecho a empujarme! - continuó Bahar, con el rostro enrojecido por la ira. Su tono no dejaba lugar a dudas de que estaba lista para defenderse.

El hombre la observó en silencio por un segundo, como evaluándola. Luego, con un suspiro de aparente indiferencia, levantó la mano en un gesto casi despectivo.

- Lo lamento. No pensaba que fuera a ser tan dramática - dijo, como si todo aquello fuera una molestia para él.

Bahar sintió cómo el enojo subía por su cuello. ¿Dramática? ¡Era una descarada!

- ¿Qué dijiste? - dijo, frunciendo el ceño y dando un paso hacia él, dispuesta a hacerle frente.

El hombre no se movió, pero sus ojos brillaron con un toque de diversión. Por un momento, pareció como si la situación lo entretuviera. Bahar sentía que algo se fraguaba entre ellos, pero no sabía qué. Lo único que le importaba era que este hombre parecía no mostrar ni un mínimo de respeto por ella.

- Lo que quiero decir es que si vas a seguir perdiendo el tiempo con estas discusiones, te sugiero que busques a alguien más para pelear - dijo él, con un tono de burla que no hizo más que incrementar la irritación de Bahar.

- ¡No me estás escuchando! ¡Este no es un juego! - exclamó, sus manos apretadas en puños a los lados de su cuerpo.

El hombre la miró por un instante, y algo en su mirada pareció cambiar. No era una mirada de desafío esta vez, sino de curiosidad. Bahar, por su parte, no entendía qué era lo que estaba ocurriendo, pero el intercambio se sentía... extraño. Como si ambas partes, sin saberlo, estuvieran midiendo fuerzas.

La multitud que los rodeaba parecía ajena a la discusión, pero en esos breves segundos, todo parecía detenerse para Bahar. Lo único que quedaba era este hombre que la desbordaba con su actitud y su presencia. Él, en cambio, la estudiaba, como si viera algo más en ella de lo que ella misma podía reconocer.

Finalmente, el joven suspiró, pareciendo cansado de la disputa sin sentido.

- Bien, ya me cansé. Pero que conste que si sigues actuando como una niña, no esperes que me disculpe por el empujón - dijo, volviendo a girarse, dispuesto a irse.

Bahar quedó momentáneamente en silencio, desconcertada por lo que acababa de suceder. ¿Quién era él? ¿Por qué la había mirado de esa forma? Su orgullo se disparó, pero algo en su interior la hizo quedarse allí, observando cómo el hombre se perdía entre la multitud.

Y aunque no lo sabía aún, algo había cambiado en ese encuentro. El aire se había cargado de una tensión inexplicable. Ambos habían dejado escapar un pedazo de sí mismos sin saberlo, como si el destino hubiera comenzado a escribir una historia que ninguno de los dos estaba preparado para leer.

En el instante en que Bahar dio un paso hacia atrás, preparándose para seguir con su camino, una sombra pasó rápidamente a su lado. En su mente, las palabras del desconocido seguían dando vueltas. ¿Quién era ese hombre? ¿Qué estaba ocurriendo? Y lo más importante: ¿por qué sentía, a pesar de todo, una extraña conexión con él?

Mientras ella desaparecía entre la gente, Emir Demir, con una sonrisa esquiva, observó su figura alejarse. No la reconoció de inmediato, pero algo en su interior le decía que, de alguna manera, ese encuentro no había sido casual. El destino se estaba tejiendo en cada paso.

            
            

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