Corazón en Guerra
img img Corazón en Guerra img Capítulo 3 La Decisión de Nasuh
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Capítulo 6 Rebelión en la Fiesta img
Capítulo 7 Sombras en la Noche img
Capítulo 8 El Juego de la Atracción img
Capítulo 9 La Boda Inminente y los Planes de Venganza img
Capítulo 10 Un Rescate Inesperado img
Capítulo 11 El Amor Prohibido img
Capítulo 12 Secretos en la Oscuridad img
Capítulo 13 El Dolor de la Verdad img
Capítulo 14 La Confesión del Corazón img
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Capítulo 3 La Decisión de Nasuh

La mansión de los Asian estaba envuelta en una quietud que parecía irreal. Bahar, con su alma desgarrada, caminaba por los pasillos de mármol con pasos lentos, como si cada uno fuera una condena. El día anterior, su abuelo, Nasuh Aslan Asian, le había dado una orden que cambiaría su vida para siempre: un matrimonio arreglado con Hakan Ersoy, un hombre de negocios que sería beneficioso para la familia. Pero ella no estaba dispuesta a aceptarlo.

El sonido de sus zapatos resonaba en las paredes mientras se acercaba al gran salón donde Nasuh esperaba. Su abuelo estaba sentado en su imponente silla de madera, con la espalda recta y una mirada fría, como si nada ni nadie pudiera desafiar su autoridad. Bahar sintió cómo el aire se volvía denso a su alrededor.

- Bahar - la voz de Nasuh sonó profunda y grave, como siempre. - Siéntate.

Bahar permaneció de pie, mirando a su abuelo con una mezcla de indignación y dolor. Sabía que esa conversación no sería fácil, pero no tenía idea de lo que le esperaba.

- ¿Por qué? - preguntó, su voz temblando con rabia, aunque intentaba mantenerse firme. - ¿Por qué me obligas a hacer esto?

Nasuh la miró fijamente, su rostro implacable. No había rastro de cariño, solo el peso de la autoridad que siempre había ejercido sobre ella.

- Este matrimonio es necesario, Bahar. Hakan Ersoy es un hombre que puede fortalecer nuestra familia. Es lo que necesitamos para mantener nuestro poder y nuestra posición. Y tú serás la que lo unirá a nosotros.

Bahar sintió cómo una ola de desesperación la invadía. ¿Cómo podía su propio abuelo pensar que podía imponerle algo así? Todo lo que ella deseaba era una vida propia, libre de las expectativas de la familia, pero eso nunca había sido una opción.

- ¡No! - gritó, incapaz de contener su rabia. - ¡No voy a casarme con él! ¡No puedes obligarme a hacer esto!

La respuesta de Nasuh fue inmediata y tajante.

- ¡Es una orden, Bahar! - su voz se elevó, cortante como un cuchillo. - El honor de esta familia está por encima de tus deseos. Este matrimonio fortalecerá nuestra posición. No tienes derecho a negarte.

Bahar dio un paso atrás, sintiendo que el mundo entero se venía abajo. Las palabras de su abuelo eran una sentencia que no podía evadir. Pero algo en su interior la impulsaba a luchar, a desafiar todo lo que él representaba.

- ¡No quiero ser una pieza en tu juego de poder, abuelo! - le gritó, con los ojos llenos de lágrimas que se negaban a caer. - ¡Soy tu nieta, no un objeto!

Nasuh permaneció en silencio por un momento, observándola con una mirada fría y calculadora. Para él, Bahar no era más que una pieza en su gran tablero de ajedrez familiar, y sus sentimientos no significaban nada.

- Tienes que entenderlo, Bahar - dijo con tono más suave, pero igualmente firme. - Esto es lo mejor para todos. Si no te casas con Hakan, perderemos todo lo que hemos logrado. La lealtad de tu familia depende de esto.

Bahar sentía como si una gran presión le aplastara el pecho. Las palabras de su abuelo seguían golpeándola, y no podía dejar de pensar en lo injusto que era todo esto. ¿Por qué siempre tenía que ser ella quien sacrificara sus deseos por la familia?

De repente, sin saber cómo, salió corriendo hacia la puerta, sus pasos rápidos y frenéticos, intentando escapar de la pesada carga que había caído sobre ella. Necesitaba aire, necesitaba escapar de su abuelo y de todo lo que representaba.

Nasuh, sin inmutarse, miró cómo se marchaba, sabiendo que no tenía otra opción más que regresar. No estaba dispuesto a ceder ante los caprichos de Bahar. Ya había tomado su decisión, y nadie, ni siquiera su nieta, podría cambiarlo.

Bahar corrió por los pasillos, desbordada por el dolor y la ira. Salió al jardín, donde la brisa fresca acarició su rostro, pero nada podía calmar el torbellino que se desataba en su interior. Su vida había sido siempre una sombra bajo la voluntad de su abuelo, pero ahora la situación había alcanzado un punto crítico.

Se dejó caer en el suelo, abrazándose las rodillas con fuerza. Las lágrimas finalmente comenzaron a caer, y por primera vez en mucho tiempo, no trató de detenerlas. El sufrimiento de toda su vida, el desprecio constante de Nasuh, la falta de amor y respeto, todo explotó en ese momento.

- ¡No puedo hacerlo! - susurró entre sollozos, mirando al cielo. - ¡No puedo casarme con un hombre al que no amo!

Mientras tanto, en la distancia, Emir Demir observaba la escena desde la esquina del jardín. Había llegado a Midyat con un propósito: vengarse de la familia Asian, a quienes culpaba por la muerte de sus padres. Pero algo en la mirada de Bahar, su dolor palpable, le hizo dudar de todo lo que había planeado. Había oído rumores sobre la belleza de la joven, pero nunca había imaginado que su sufrimiento fuera tan real.

Sus ojos se encontraron por un instante, y aunque no hubo palabras, el aire entre ellos se cargó de una tensión desconocida. Emir se dio cuenta de que su venganza, que hasta ese momento parecía la razón de su vida, ya no era tan clara. Algo estaba cambiando dentro de él.

Bahar, ajena a la mirada de Emir, se levantó lentamente del suelo, con una determinación nueva. No iba a dejar que su vida fuera decidida por otros. Algo dentro de ella le decía que debía luchar, que debía encontrar su propio destino, sin importar lo que su abuelo o el destino quisieran para ella.

Pero el camino no sería fácil. Nasuh ya había tomado su decisión, y las sombras de la familia Demir se acercaban más de lo que ella podía imaginar.

La guerra estaba por comenzar, y Bahar, sin saberlo, ya estaba en el centro de ella.

En el horizonte, la figura de Emir desaparecía entre las sombras, mientras Bahar, con el corazón lleno de dudas, comenzaba a caminar hacia un futuro incierto.

            
            

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