Capítulo 6 Capítulo 6

Llegaron al segundo piso de la Casa de los Cien Tesoros en donde se encontraban las armas mágicas y Lin Yan comenzó a revisar todo el lugar hasta que encontró una espada reluciente pero sin nombre.

Desde que Qiaoer se había quedado con todas sus pertenencias, no había podido conseguir una propia. ¿Cómo planeaba practicar la Técnica Dedo Espada Celestial que necesitaba sin una espada? Suqiu se había quedado a su costado y cuando notó su interés se le acercó.

-¿Práctica con espadas, maestro Lin?

-Sé uno que otro truco -le respondió asintiendo sin despegar la mirada de la espada. Los ojos de la mujer se abrieron con sorpresa y sonrió al darse cuenta de que podría ganarse el favor del alquimista de esta forma.

-Esta espada se llama Cielo Nublado, tiene un metro y medio de largo y pesa dos kilos y medio. Su filo es increíble y no hace ni un sonido cuando corta. Su creador la describió como un arma de matanza, lo cual es apropiado porque cualquier persona que practique las artes marciales debe estar preparado para enfrentarse a la muerte y conquistarla.

Yan tomó la espada y asintió con la cabeza.

-Señorita Huang, puede llamarme por mi nombre, ¿sabe? -le dijo directamente-. Tenemos la misma edad.

-Entonces lo diré joven amo, si le parece -anunció la mujer con una sonrisa, después de recomponerse por la sorpresa. Mientras los dos conversaban, una condescendiente voz vino desde atrás.

-¿Todavía sigues aquí? ¿Puedes pagar por una espada así? ¿Todavía crees que puedes aprender la Técnica Dedo Espada Celestial? No puedes practicar nada sin tu energía espiritual, Qiaoer debería haberte cortado la mano para que aprendieras a no tocar lo que no es tuyo.

Lin Tianyou había aparecido y al parecer no estaba feliz si su mirada era una indicación, sin embargo, dejó de prestarle atención cuando se dio cuenta de la espada en su mano.

-No puedo creer que esta Casa tenga una arma de tan buena calidad. ¡Déjame mirarla, no la había visto antes!

Sin esperar que se la diera, la tomó a la fuerza, y Yan no se quejó porque sabía que no era un contrincante para él, así que dejó que actuara cómo quisiera. No esperaba que la mujer detuviera a su primo golpeándolo en la mano. Una explosión se oyó por todo el segundo piso y ambos fueron expulsados hacia atrás.

-¿Qué acabas de hacer? ¡Nadie me niega nada! -vociferó Tianyou con enojo-. Mira lo que le he hecho a Yan, ¿quién te crees que eres? ¿No temes que te pueda hacer lo mismo?

La mujer simplemente bufó, sin tomarle enserio.

-¡Así que fuiste tú quién lo hizo! Tenía curiosidad por saber quién tenía la valentía para hablarme de esa forma en mi dominio -le dijo con desdeño.

Los ojos de Suqiu brillaron con malicia y el peso de su energía vital se sintió apabullante en la sala. Ninguno era contrincante para ella, ni siquiera Jian.

-¿Tiene abierta la Octava Fase del Temple Corporal? -susurró Yan con asombro, ahora entendía porque se podía enfrentar a Tianyou. No sabía quién podría ganar entre los dos.

-¿Quién se atreve a causar escándalo en la Casa de los Cien Tesoros? -resonó la voz de Jian desde arriba antes de que su aura envolviera todo el piso. Todos levantaron la cabeza con sorpresa.

Tianyou perdió la expresión arrogante cuando vio llegar al otro hombre enojado, pero rápidamente trató de ganarse su favor.

-Señor, quisiera esta espada y no me importa el precio que le ponga. No creo que una persona como Yan deba tenerla y estoy seguro de que no tiene tanto dinero como yo.

El hombre rápidamente se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y decidió que debía apoyar al alquimista.

-No necesito tu dinero, solamente deseo que Cielo Nublado encuentre un dueño digno y creo que esa persona es el maestro Lin pues tiene un gran futuro por delante -le respondió sin expresión en el rostro-. Mírate, tan feo y diciendo cosas tan estúpidas. ¿Te has visto en un espejo? Al menos sal afuera y busca un charco o algo para que dejes de dar vergüenza.

Todos se quedaron en silencio al escucharlo. No importa cómo se observara, cualquiera pensaría que la persona con un futuro prometedor era Tianyou. ¿Por qué alguien como Jian estaba dispuesto a ofender al heredero de la poderosa familia Lin por un don nadie?

-¡No puedo creer que el encargado este del lado de Yan!

-¡Baja la voz! ¡No podemos ofender a nadie en este momento, no vayan a escucharnos!

La situación era tan irónica que Yan y Suqiu no pudieron evitar romper en carcajadas; sin embargo, Tianyou estaba furioso que comenzó a refunfuñar por lo bajo con los puños apretados, pero sabía que debía contenerse para no ofender al encargado. No había forma de que pudiera ganarle.

-Muy bien, entonces espero que el dueño pueda vivir lo suficiente para volver a nuestra familia -espetó antes de irse con Qiaoer.

-Joven amo, me temo que esa persona quiere hacerle daño. ¿Quisiera que mande a alguien para que lo acompañe de regreso a casa? -le preguntó Suqiu con preocupación a lo que Yan negó con la cabeza. No podía esconderse para toda la vida, sabía que tarde o temprano tendría que enfrentarse a su primo.

Luego de hablar sobre los detalles del servicio que les iba a dar, Yan les pidió que mandaran a alguien a su casa para que recogiera las píldoras cada tres días. La pareja se quedó observando cómo se iba y la mujer inclinó la cabeza, perdida en sus pensamientos.

-Jian, ¿crees que debería pedirle que haga la Píldora de la Esencia Dorada? -preguntó a lo que el hombre se removió un tanto incómodo antes de suspirar.

-Su vida depende de esa píldora, señorita. Aunque Yan ha demostrado tener una gran habilidad, creo que debe sopesarlo con más cuidado.

...

Yan se detuvo en el camino de regreso a su casa.

-Salgan de una vez, ¿por qué se esconden? ¿Acaso es lo único que saben hacer?

Tres hombres aparecieron frente a él, todos capaces de utilizar la Quinta Fase del Temple Corporal con siniestras sonrisas en el rostro. Eran cazadores y su presa era el mismo Yan.

-Al menos sabes que Tianyou nunca te dejará en paz, aunque nunca creí que te expusieras de una forma tan tonta.

-Yan, no sé cómo has sobrevivido hasta ahora, pero finalmente el tan honorable heredero en desgracia caerá.

-No te preocupes, nos aseguraremos de que tu muerte sea rápida.

Los tres se le acercaron al mismo tiempo blandiendo espadas largas y presionándolo con sus auras. Los ojos de Yan se tornaron plateados y una espada apareció en su mano.

-¡Lin Jiao, Lin Mang, Lin Bao! Estuvieron todos presentes el día de mi boda, no puedo creer que confabularan con Qiaoer en mi contra! -gritó con frialdad-. ¡Así que tengo el derecho de cobrar mi venganza!

Los otros se quedaron congelados en sus lugares. ¿Qué los iban a matar? ¿A qué estaba jugando Yan? Solamente había logrado la Tercera Fase del Temple Corporal, ¿realmente pensaba que los podía derrotar?

-Deja de bromear, ¿enserio eres tan arrogante para creer que puedes matarnos? Inténtalo, muéstranos lo que tienes.

Jiao se agarró el estómago y se carcajeó. Lo ridiculizó pero al segundo siguiente su expresión se cayó porque sintió un cambio inexplicable en el aura del otro. Ni bien apareció la espada en la mano de Yan, la temperatura bajó varios grados.

Una poderosa ola de poder los cubrió, la intención asesina era tan sofocante que no podían creer que la espada ni siquiera había sido desenvainada.

-Solamente he aprendido el Arte Espada-Sacando, pero les advierto que es mortal.

Antes de que los otros hombres pudieran reaccionar, Yan desenvainó la espada y esta brilló fulgurante. La escucharon antes de verla y para cuando sus ojos se adaptaron al moviendo fue demasiado tarde. El joven realizó tres movimientos dejando una estela plateada detrás de cada uno de ellos y la cabeza de Jiao rodó al piso.

La sangre salió disparada como una fuente de agua y su cuerpo cayó sin vida. Había muerto al instante.