Beltza
img img Beltza img Capítulo 4 Tres
4
Capítulo 6 Cinco img
Capítulo 7 Seis img
Capítulo 8 Siete img
Capítulo 9 Ocho img
Capítulo 10 Nueve img
Capítulo 11 Diez img
Capítulo 12 Once img
Capítulo 13 Doce img
Capítulo 14 Trece img
Capítulo 15 Catorce img
Capítulo 16 Quince img
Capítulo 17 Dieciséis img
Capítulo 18 Diecisiete img
Capítulo 19 Dieciocho img
Capítulo 20 Diecinueve img
Capítulo 21 Veinte img
Capítulo 22 Veintiuno img
Capítulo 23 Veintidós img
Capítulo 24 Veintitrés img
Capítulo 25 Veinticuatro img
Capítulo 26 Veinticinco img
Capítulo 27 Veintiséis img
Capítulo 28 Veintisiete img
Capítulo 29 Veintiocho img
Capítulo 30 Veintinueve img
Capítulo 31 Treinta img
Capítulo 32 Epílogo img
img
  /  1
img

Capítulo 4 Tres

Estaba sentada en una mesa rodeada por los tres hombres.

Había un enorme comedor por el que había pasado cuando me indicaron ir a la cocina, pero habían decidido sentarse en la mesa para cuatro, por lo que los tenía a los tres alrededor mientras la mirada de Death no abandonaba mi cuerpo.

Una extraña chispa bailaba en sus azulados ojos y su sonrisa por más inofensiva que se viera parecía estar ocultando algo.

-Que bueno que te vas a quedar -emocionado apoyó sus codos en la mesa y sostuvo su rostro entre sus manos para observarme con la misma sonrisa poniéndome más nerviosa.

-No quiero quedarme -me atreví a decir.

-Lamentablemente entraste aquí, lo que automáticamente te convierte en nuestra, dejarte ir ya no es una opción -las palabras del mayor calaron profundamente en mí y no pude evitar bajar la mirada.

-No debiste traerme aquí entonces.

-Pareces estar poco agradecida de que te hayamos salvado la vida -sus palabras carecían de emoción, sonaban igual que cuando estuvo sobre mí en aquel callejón recitando lo que habría pasado conmigo de no ser por él.

-Lo estoy, pero haberme salvado la vida una vez hubiese sido suficiente, te debo el doble por ello ahora.

-Oh si, deudas, soy bueno cobrándolas -Death sonaba emocionado y me pregunté si realmente era un hombre y no un niño encerrado en el cuerpo de uno.

-Joder, Death, no vas a tocarla.

El ceño de este se frunció y miró a su hermano de en medio. Era fácil saberlo porque había vivido en las calles que ellos gobernaban y sabía todo lo que se tenía que saber de ellos.

-No vas a mandarme, Donn.

Y me alegré de ponerle nombre al segundo de ellos. En las calles solo los conocían como la triada Fire.

-¿Puedes controlarlo, Kren? Va a perder la cabeza.

-Tu pediste que se quedara, ahora tendrás que hacerte cargo.

-Por eso es mejor que no me quede -intervine suavemente y los tres pares de ojos se encontraron con los míos.

-Eres una sin hogar que se pasea por las calles sin saber si va a comer algo al siguiente día o si será violada en manada por alguno de los que duermen contigo en esos lugares a los que llaman casa de acogidas. Estás siendo demasiado desagradecida después de que te hemos dado alojo aquí y jodida comida.

Las palabras frías de Donn no me alteraron, nada de lo que había dicho era una mentira. Pero el que creyera que lo que me estaba dando era un alivio para mi desgarrada alma, estaba equivocado.

-Ustedes no dan una mierda si no saben que obtendrán algo a cambio. He pasado demasiado tiempo fuera de los radares de sus malditos soldados evitando que me ofrecieran cosas a las que no podría negarme. No vivo en las putas casas de acogida porque violada he sido suficientes veces y una más no es una opción y, en segundo lugar, prefiero comer mierda a tener que deberle algo a alguien que me usará como trapo sucio para cobrarme.

No dudé, no temblé y jodidamente no susurré las palabras que salieron de mi boca, sino que las dije con un tono uniforme mirándolo directo a los ojos.

A la mierda, estaba jodida de todas formas. Terminar con su falsa condescendencia y saber lo que realmente querían era la forma más rápida de acabar con eso.

-Joder, muñequita, así si me gustas más.

Parecía un jodido demente mirándome de esa forma y sonriendo como si su juguete nuevo estuviese desbloqueando nuevas funciones que no venían en la descripción de la caja.

Y extrañamente su emoción ante mis palabras no pareció molestarme.

-¿Fuiste violada? -aparentemente eso fue lo único que Donn pudo captar en todo lo que dije.

Miré hacia la mesa sin ganas de contestarle, ya lo había soltado, no había razón para repetirlo.

-No queremos nada de ti -la voz de Kren me hizo levantar la mirada en su dirección -te hemos estado observando durante semanas. Más bien usándote para poder atrapar al hombre que estaba asesinando a las mujeres indigentes.

Mi boca se abrió con algo de sorpresa y no pude gesticular nada ante su confesión.

-Nos turnábamos para seguirlo, pues era uno de nuestros hombres y no estábamos seguros de que alguien más hiciera el trabajo mejor. Eres inteligente, lograste evadirlo durante mucho tiempo, aunque eso hizo que nuestro trabajo fuera más difícil.

-¿Si sabían que era él por qué no se terminaron con eso desde el principio? -mi cabeza se ladeó levemente analizando el funcionamiento de la mente de Death. Parecía concentrado y distraído al mismo tiempo mientras me observaba y me sorprendió escucharlo responder mi pregunta.

-Porque no matamos a nuestros hombres sin tener las pruebas en las manos, porque entonces ellos pueden volverse contra nosotros si creen que estamos cometiendo injusticias contra sus compañeros.

-Entonces si puedo irme, me usaste, no te debo nada.

-Te salvé la vida dos veces, eso es debernos mucho, pero no nos interesa cobrarnos nada. Solo queremos ayudarte, hemos visto como duermes en cualquier sitio, te alimentas de comida basura sin nutrientes de esos lugares, duermes con mantas rotas y haces trabajos demasiados precarios solo por un par de dólares que se te irán en segundos.

-No me vas a reclutar en tu prostíbulo -más que una pregunta fue una afirmación.

-No es nuestra intención-contestó Kren

-Me enojaría mucho si Kren te llevara a ese lugar, probablemente lo quemaría -admitió.

-Él es el pirómano, Cupcake -dejó saber Dann mientras me sonreía -el apodo se lo debemos a él.

-Es mentira, no soy pirómano.

El que se negara no era un consuelo. Solo me dejaba un montón de preguntas de las cuales no quería saber la respuesta.

-Te quedarás, no está a discusión, pero depende de ti si tu estadía es amena o se vuelve un encarcelamiento.

-No deberías retener a una persona en contra de su voluntad.

La sonrisa que me dio fue clara en comunicar el mensaje. No era la primera vez que lo hacía.

-Ni siquiera hay un registro a cerca de ti en algún lado, no existes para el mundo ¿si quiera tienes un nombre?

Permanecí en silencio sin querer responder.

-¿Qué edad tienes? -mis ojos se levantaron hacia Dann y lamí mis labios antes de contestar.

-Dieciocho.

-Jesús, eres una niña -no miré a Kren, sino que me enfoqué en la mirada estupefacta de Dann.

-Espera, espera ¿a qué maldita edad se atrevieron a tocarte? -lentamente elevé una de mis manos para restregar mi mejilla.

-Es legal -fue lo único que Death pudo aportar y extrañamente eso me sacó una risita.

-¿Desde hace cuánto tiempo andas en las calles? -me encogí de hombros sin tener una respuesta clara para Kren ante esa respuesta.

-Algunos tres años, ni siquiera lo recuerdo. Pierdes la cuenta después de un tiempo.

-¿No tienes familia?

-No pienso seguir contestando estas preguntas.

-Saber tu nombre ayudaría a esta convivencia.

-No lo hará.

Me negaba a darles ese maldito nombre. Me estaban reteniendo y si fueran cualquier otra persona no me sentiría tan intimidada o atemorizada de tenerlos alrededor.

Pero ellos podrían ser peor que el hombre que habían matado. Tal vez no mutilarían a mujeres inocentes hasta la muerte, pero ciertamente si asesinarían a cualquiera que les estorbara y mientras más tiempo pasara con ellos más en riesgo estaba de estorbar en sus vidas.

Fácilmente me podrían quitar la vida que me habían dado.

-Se llama Muñequita para mí -se encogió de hombres Death -me da igual su nombre.

-Cupcake suena mejor -Death frunció el ceño.

-Suena como si quieras comértela y el canibalismo es horroroso incluso para mí -Death pasó una de sus manos por su cabello y me sonrió.

Los mechones volvieron a caer sobre su frente y no pude evitar pensar en que el mal tenía una maldita presentación hermosa.

-Tu bebes sangre y nadie te dice nada, así que cierra la boca.

-No bebo sangre -se defendió el menor -solo la pruebo a ver a que sabe.

Mis ojos se abrieron con algo de sorpresa ante sus palabras.

-Va a huir lejos de ti en cuanto tenga oportunidad -le advirtió Kren a Death.

Rápidamente él miró en mi dirección y su sonrisa desapareció cuando vio la forma en la que lo veía.

-Me gusta la sangre, pero no mutilo mujeres hasta la muerte -me dejó saber -incluso puedo prometerte que lo vas a disfrutar mucho.

-No vas a tocarme.

-Oh, muñequita, pero si ya lo hice.

-Y fácilmente se puede considerar como abuso -su ceño se frunció y se cruzó de brazos mirándome cual niño le hace una rabieta a su madre.

-No fue en forma sexual, solo estaba cuidándote, ni siquiera se me puso dura, mujer -mi cabeza se ladeó al ver como se molestaba con mi acusación -nunca tocaría a una mujer inconsciente de esa forma.

-Abriste la herida -avisó Dann levantándose.

-Vamos, Desth, mañana puedes hostigarla un poco más.

Death o Desth como lo había llamado Dann, se levantó de su lugar y se dio la vuelta para caminar fuera de la habitación.

Pronto solo quedamos Kren y yo en la cocina y él suspiró mientras me observaba atento.

-Igual que tú estuvimos en la calle, pasamos hambre, frío y fuimos heridos de muchas formas, Desth más que nosotros. Te observamos el tiempo suficiente como para que naciera de nosotros el querer ayudarte. Sí, somos despiadados, pero tú pasaste por lo que nosotros y sabes perfectamente que, si no dominas a los demás, ellos te dominarán a ti.

Él se levantó de la silla y se acercó al refrigerador para sacar un par de cosas.

Sabía que eran las diez de la noche gracias al reloj en la pared de la cocina.

Y aunque tenía hambre mi estómago no había gruñido, porque él sabía que solo comíamos una vez al día. Pero cuando Kren puso delante de mí pan que olía a ajo, queso y algunos embutidos lo escuché gruñir furiosamente.

Mis tripas se revolvieron ansiosas y levanté la mirada hacia él para verlo sentándose.

-Come, pareces necesitarlo.

Y no esperé un segundo más antes de lanzar mi mano hacia el pan para tomar un pedazo y llevarlo a mi boca. Con la otra tomé un puñado de cuadritos de queso y los metí en mi boca al mismo tiempo para masticarlos rápidamente y poder continuar.

Sabía que era queso caro, pero no importaba si me daban del más barato, me sabría igual que este; a maldita gloria y felicidad.

Él me vio engullirme todo a velocidad de vértigo, pero no dijo nada. Se quedó observándome como si fuera un animalito salvaje que necesitara de sus cuidados.

Y tal vez lo era, un animal que había sido tan maltratado por su dueño que tuvo que morder su propia pata de donde había sido encadenado para poder huir y luego se enfrentó a la naturaleza atemorizante y aniquiladora a la que nunca se había visto expuesto. Un animalito que tuvo que luchar con las fuerzas que no tenía para poder sobrevivir.

Y sí, definitivamente necesitaba ser cuidado, pero estaba segura de que nunca lo admitiría.

Ni el animalito herido y mucho menos yo.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022