Beltza
img img Beltza img Capítulo 5 Cuatro
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Capítulo 5 Cuatro

-Él me vio desnuda -Kren suspiró suavemente y me hizo detenerme a medio pasillo.

-Nada de lo que te hizo Desth fue con un sentido sexual, por más que esté demente, cuando estuvo contigo esta tarde no era precisamente su parte adulta quien te estaba ayudando.

-¿Su parte adulta? -cuestioné con el ceño fruncido.

Él restregó su rostro cuestionándose si decirme o no.

-No tiene mucho sentido -declaró -pero hay veces en las que actúa como un niño, pero realmente lo es, por más que veas a un hombre adulto, solo es un niño con el que estás tratando. Quien te duchó e hizo todo eso contigo, fue un niño, no un hombre.

-¿Death y Desth? -esta vez el sonrió.

-No sabemos si es un trastorno de la personalidad a ciencia cierta, porque él puede recordar lo que hace casi siempre. Antes era extraño para él cuando pasaban esos episodios y pensaba como un adulto. Pero se han vuelto uno de alguna forma.

-Vaya -eso fue lo único que pude decir.

Que me dijera esto era una clara señal de que no dejaría esa casa, pero que me lo confesara también aliviaba mi miedo hacia Death y el sentimiento de haber sido desnudada y limpiada mientras estaba inconsciente ya no era tan amargo.

-Solo quiso ayudarte, recuerda eso cuando cruce por tu mente lo que sucedió.

Y luego de eso comenzó a caminar nuevamente hasta que me dejó fuera de la habitación en la que había estado cuando desperté.

Empujé la puerta que se encontraba entreabierta y me adentré en ella mientras escuchaba a Kren alejarse.

No me permití ver en cual habitación entraba, solo cerré la puerta una vez entré y me acerqué a la cama para lanzarme en ella agradecida de poder dormir en una mientras me cubría con calientitas sábanas.

Había olvidado lo que se sentía y las lágrimas descendieron por mis mejillas a causa del sentimiento que avasalló cada célula de mi cuerpo.

Aunque había rehuido de quedarme en este lugar, estaba agradeciendo que me hicieran permanecer en el.

***

Había pasado tanto tiempo en las calles que mi sueño era muy liviano. Debía estar alerta a cualquier movimiento a mi alrededor y estar consciente de todo lo que me rodeaba para saber cuando se movían en mi dirección.

Pero esa noche dormí profundamente en cuanto concilié el sueño sobre aquellas sábanas suaves con un techo sobre mi cabeza.

Por la única razón por la que desperté, fue por haber tenido una pesadilla. Una en dónde el pasado regresaba a mí y no podía hacer nada para detenerlo.

No grité, no me removí desesperada en la cama. Solo alteró mi sueño y tuve que abrir los ojos con la respiración agitada y algo alterada.

Al pestañear un par de veces dándome cuenta de en dónde me encontraba, me incorporé y restregué mis ojos para alejar el sueño.

-¿Cuánto tiempo llevas ahí? -mi voz fue suave y somnolienta.

Pero lo suficientemente clara como para que él me entendiera.

-No lo sé -su voz era suave, tranquila y me cuestioné si estaba hablando con el mismo hombre que había estado hablando mientras estuve en la cocina.

-No es algo grato despertarse con alguien observándote.

Lentamente me arrastré por la cama hasta que estuve sentada cerca de la orilla con las sábanas envueltas a mi alrededor. Él se puso de pie y caminó hacia mí dejando que la poca luz de luna que se colaba por la ventana lo iluminara tenuemente.

-Mi turno era el de la noche. Te seguía hacia las aceras frente a los restaurantes cuando no tenías a dónde ir. Te observaba desde un árbol cuando te quedabas sentada en el parque en vela, durante horas solo para que él no te tomara con la guardia baja. Te seguí a esas zonas comunes en dónde dormías con más indigentes alrededor. Se volvió costumbre hacerlo.

-¿Por cuánto tiempo me siguieron? -mis ojos se levantaron hacia los de él y lo vi arrodillarse frente a mí mientras apoyaba sus brazos sobre el borde de la cama quedando a ambos lados de mi cuerpo.

-Cinco semanas y tres días -mis cejas se levantaron con sorpresa.

-Nunca los vi, nunca los sentí -admití algo sorprendida.

-Debíamos ser mejor que el hombre que te seguía.

-Eres Desht ahora ¿no? -él sonrió con suavidad.

-No son dos personalidades -contestó tranquilamente conservando la suave sonrisa.

-Pero Kren dijo...

-Somos uno, extrañamente, pero lo somos.

Una de sus manos se elevó hacia mi rostro y sus dedos acariciaron mi nariz con suavidad.

-Es la parte de mí que intenta ver las cosas en un ángulo diferente al adulto que soy. Lo desarrollé cuando vivía en las calles. Ni siquiera sé como sucedió, solo está ahí, me habla, me entiende, me ayuda a ver las cosas de una mejor forma.

-Creo entenderlo -susurré, sintiéndome algo cohibida por su cercanía.

-¿Quién eres?

Estuve a punto de responderle, pero sellé mis labios sin poder decirle.

Hablar a cerca de ello me volvía vulnerable, débil, me hacía volver a sentirme como aquella niña de la cual escapé.

-Supongo que con el tiempo lo dirás.

-No creo que pueda quedarme aquí por tanto tiempo.

Sus dedos recorrieron la piel de mi mejilla, descendieron por mi mandíbula y acariciaron mis labios lentamente.

Suavemente se acercó y sus labios estuvieron a centímetros de los míos mientras respiraba mi mismo aire.

-Estarás aquí mucho tiempo, dulce niña, porque no pienso permitir que vuelvas a las calles de vuelta a las precariedades por las que te vi pasar.

-¿Por qué?

-Porque por primera vez en mi vida, el sentimiento de proteger algo es más fuerte que las ganas de destruirlo.

Con cuidado rozó sus labios con los míos y antes de que pudiera besarme realmente se puso de pie deshaciendo el contacto de sus dedos sobre mi piel y se encaminó hacia la puerta desapareciendo en el pasillo una vez salió.

Y me dejó ahí. Con la piel erizada, temblando ante el contacto tan suave de sus dedos contra mi rostro y con unas incesantes ganas de saber a qué sabían sus labios.

***

A la mañana siguiente no desperté tan temprano como de costumbre, pues al no estar al aire libre los ruidos eran amortiguados y la luz del sol era bloqueada por las paredes que me cubrían.

Ni siquiera cuando estuve en casa me sentí tan plena por despertar.

Haciendo uso de toda mi fuerza de voluntad me levanté de la cama y me arrastré hacia el baño para lavar mi rostro y cepillar mis dientes.

Sabía que Death incluso había hecho eso ayer.

Él había quitado todo recuerdo de las calles de mi cuerpo dejando a alguien totalmente nuevo, una mujer que desconocía. Hacía tanto tiempo que mi cabello no olía tan bien y no se sentía tan suave.

Pero de alguna manera él había hecho que el brillo volviera y que se sintiera sedoso, como nunca había estado.

Una vez medianamente fresca me acerqué a la puerta y salí al pasillo para recorrerlo. Esta vez presté menos atención a la opulenta decoración y fui directo a las escaleras mientras mis pies sentían el contacto frío del mármol negro.

Una vez en el primer nivel las voces me empujaron hacia la cocina en dónde me los encontré sentados alrededor de la misma mesa de anoche.

No parecían disfrutar la enorme mesa del comedor, pues estaban desayunando en la cocina.

Lentamente me acerqué hasta la mesa y me senté en el único asiento vacío, con Death frente a mí, Kren a mi derecha y Dann a mi izquierda.

-Buenos días, Cupcake -saludó Dann con una sonrisa ladeada.

-Buenos días.

-¿Dormiste bien, Muñequita? -asentí ante el cuestionamiento de Death y me permití recorrer su torso desnudo.

Estaba repleto de tatuajes y gracias a la escasez de ropa pude apreciarlos.

-¿Quieres desayunarme en lugar de los Cupcakes de moras que te hizo Dann?

Sonrojándome bajé la mirada a la mesa y me sorprendí al ver los bonitos cupcakes decorados con moras.

-Te van a gustar, soy un pastelero increíble.

Mi mirada se dirigió hacia Dann y fue inevitable no sonreírle.

Nunca habían cocinado para mí. De hecho, mientras estuve en casa las comidas debía prepararlas yo y siempre debían ser comidas que le gustaran a mi padre.

Sin emitir palabra llevé mi mano hasta uno de ellos y lo tomé para llevarlo rápidamente a mi boca para darle una mordida.

Un gemido escapó de mis labios y me deleité con el sabor tan delicioso que explotó en mi paladar.

Al tragar abrí mis ojos que no tenía idea que había cerrado y lo primero que vi fue a Death con la boca abierta mientras sus ojos no se perdían detalle de mis expresiones.

-Vaya, muérdelo otra vez, quiero verte disfrutarlo de nuevo.

-Maldición, Death, vas a terminar asustándola.

-Ella no se asustó anoche.

Y nuevamente mis mejillas se tornaron rojas al notar que los dos hermanos giraban sus rostros para mirarme, sin embargo, no emitieron palabra y yo decidí continuar con mi cupcake en un intento por ignorarlos.

Pero yo era el centro de atención en esta mesa y aunque creyera que podría pasar inadvertida si no hablaba, ciertamente era una falacia.

La mano de Kren había tomado un mechón de mi cabello y lo analizó atentamente mientras lo restregaba entre sus dedos.

-Deberías cortarlo -sugirió.

-No, nada de eso, Kren. No se lo va a cortar.

Kren levantó la mirada hacia su hermano y le frunció el ceño.

-Death, necesita cortar las puntas, así se verá más sano.

Pero eso no pareció convencerlo, por lo que Kren levantó su pulgar e índice y le indicó que tanto se debía cortar.

-Solo será un poco así.

-Bien, lo cortaré yo.

Dann gruñó ante las palabras de su hermano y no pude evitar reír al notar la convicción en sus palabras.

Y lentamente volví mi mirada hacia él absorbiéndolo nuevamente mientras él hacía lo mismo conmigo.

-Quiero cortar tu cabello, muñequita. Lavarlo, peinarlo y cuidar de ti, pero esta vez mientras estas consciente y puedes gemir suavemente mientras te mimo.

-¿A eso te referías con jugar conmigo? -él negó con una sonrisa.

-Cuidar de ti es para cuando termine de jugar contigo, pero primero te enseño que por lo que pasarás valdrá la pena si me dejas hacer lo que quiera contigo.

-No -dijo Dann en un tono definitivo -no vas a romperla.

-No quiero romperla -se escusó Death -curé su herida, de querer romperla la hubiese presionado hasta que despertara.

Kren peinó su desordenado cabello y suspiró pesadamente antes de hacer que mi atención se dirigiera completamente hacia él.

-Dann va a limpiar tu herida para que Death se mantenga lejos por ahora, luego quiero que te vistas con lo que dejaré en tu habitación y me esperes en la puerta. Si vas a quedarte aquí necesitas más que solo una cama.

-No es necesario -comencé a decir, y su mirada se volvió tosca -he sobrevivido con menos.

-Exactamente, cariño, sobrevivido y te vamos a retener aquí, para que vivas, no para que sigas pasando una mierda tras otra.

Rápidamente se levantó de la mesa.

-Por eso tú -señaló a Death -te mantienes alejado hasta que se sane por completo y tú -señaló por último a Dann -vas a encargarte de su herida. Desayuna, te quiero en la puerta principal a media mañana.

Y luego simplemente se fue dejando las ordenes bailando en el aire.

Y no estaba segura de si mis predicciones serían correctas, pero dudaba de que Death cumpliera con lo que se le había pedido.

                         

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