En eso escucha un ruido en la ventana y se da la vuelta para ver a su amiga entrar por la ventana, cuando la mira ensancha la mirada.
-¿Qué diablos, Mina? ¿Dónde carajos estabas metida?
-¿Qué fue lo que paso?
Ambas se miran fijamente sin entender una mierda, ambas se separaron sin saber el paradero de ninguna.
-¿Cómo demonios has llegado a casa?
-Claudia, ¿Qué fue lo que me hiciste en ese club? -la acusa.
-¿Qué?
-Me drogaste, eso fue lo que paso...
-Solo fueron dos tragos, no creí que te fueras a poner en ese estado. Te has desaparecido en el baño, te busqué por todas partes y no di contigo.
La castaña se cruza de brazos mientras que la oye hablar, lo que la lleva a recordar aquel sujeto quien al parecer la había llevado a casa, pero, ¿a qué costo? De inmediato se tensa puesto que no sabe lo que paso entre ellos.
-¿Se puede saber cómo has llegado aquí? -Claudia mira dudosa a su amiga ya que nunca imagino que regresaría a casa.
-La verdad es que no lo se.
-¿Qué rayos dices?
-Claudia, no debiste dejarme sola y mucho menos tenias que haberme ofrecido aquellas bebidas. Aun me siento mareada y con ganas de vomitar.
Su amiga muestra una expresión de culpa, sin embargo, Mina no da su brazo a torcer, por culpa de su amiga había pasado todo lo que paso con ese sujeto desconocido.
-Eso no explica como se supone que llegaste aquí.
Mina prefería guardarse ese secreto, no estaba lista para explicar nada ya que ni sabía qué diablos decir.
-Creo que es mejor que vayamos a la cama, estoy muy mareada y estoy bastante cansada.
-Si, creo que si es lo mejor. Tus padres pueden despertar y encontrarnos vestidas de esta manera.
Después de ducharse, ambas amigas se meten en la cama, pero los ojos de Mina no logran conciliar el sueño ya que solo pensaba en ese sujeto que vio. Se preguntaba una y otra vez quién diablos era, ¿Por qué la llevo a casa? ¿habían tenido sexo?
Le preocupaba mucho la última parte, ¿Cómo podría saber si había tenido sexo con alguien? Muerde sus labios, mira a un lado notando que su amiga ya estaba completamente dormida, ella suelta el aliento y se dice mentalmente que debe dormir.
Pero al cerrar los ojos lo primero que se le viene a la mente son esos ojos grises que la miraban fijamente. No obstante, bate esos pensamientos de su cabeza ya que debía olvidarse de ese asunto.
En lo único que debía preocuparse era de saber si había perdido la virginidad con ese extraño.
[...]
Sentado detrás de su escritorio, Paolo revisa algunos documentos de que se encontraban sobre su mesa y justo en ese momento de lectura unos pensamientos red flag llegaron a él que lo hicieron levantar la mirada rápidamente.
Frunce el ceño al recordar el rostro lujurioso y enrojecido de esa chica mientras masturbaba su vagina, deja los papeles sobre el escritorio al mismo tiempo que se inclina hacia atrás para seguir pensando en ella.
Abre la solapa de su saco para sacar la identificación de la joven, mira su fotografía fijamente, luego ve la dirección de su casa. Le resultaba muy extraño verla subir por el enramado de la casa, aunque si lo pensaba bien, seguramente era de esas chicas que se escapaba de su casa para hacer de las suyas.
-Por supuesto que es así -lanza la tarjeta sobre la mesa mirándola de lejos.
De pronto alguien abre la puerta y el CEO levanta la mirada para ver entrar a Alexandro, inmediatamente toma las hojas de la mesa para colocarlas sobre la tarjeta de identificación.
-Paolo, ¿Qué fue lo que paso ayer? Te has perdido de la nada, estuve buscándote por todos lados.
-No tenía que seguir allá -responde volviendo la mirada hacia los documentos.
-Lo sé, lo sé, entiendo porque te has ido -responde para luego tomar asiento.
Paolo no necesitaba que Alexandro se enterara de Mina, lo conocía perfectamente, era un degenerado con las chicas jóvenes como ella. Conocía sus vicios y las mujeres bastante jóvenes llamaban su atención.
-¿Y bien? ¿estas listo para la junta de esta tarde?
-No me gusta tu propuesta, Alexandro -responde tirando las hojas sobre la mesa para luego mirar al rubio -. Lo que propones no me parece conveniente para mi compañía, puedo perder maquinarias y mucho dinero.
Alexandro frunce el ceño notoriamente justo cuando su jefe le da aquella respuesta, si Paolo no aceptaba aquella propuesta iba a perder muchísimo dinero del que ya había dispuesto. Contaba con que él aceptara sin problema alguno.
-¿De que hablas? Es una buena propuesta de trabajo, ganarías mucho dinero -responde un poco nervioso.
-¡Y perdería! -el CEO junta las manos mientras que observa a Alexandro.
Podría ser el vicepresidente de su compañía, pero no tenia votos en las decisiones de la empresa ya que él no tenia socios, era el único dueño de la misma y no tenia que dar explicaciones a nadie de las decisiones que tomara.
-Escuchare la oferta, pero no te aseguro nada Alexandro, ¿lo entiendes?
-Si, por supuesto que sí. Pero estoy seguro que te agradara la propuesta, no te vas a arrepentir.
Tenia que, ya que su cabeza estaba en juego si Paolo no aceptaba trabajar con esas personas con las que se había involucrado. Necesitaba las maquinarias, el personal y el prestigio de la compañía de Paolo.
[...]
Esa misma mañana, Mina contempla por la ventana de su salón de clase, tenia clase en la universidad muy temprano y le resultaba molesto ya que tenia una maldita resaca que la estaba volviendo completamente loca.
Su cabeza palpitaba enloquecidamente y la verdad es que no le estaba prestando nada de atención a la clase de ese día. Se prometió que no volvería a hacerle caso a su amiga para salir a ningún lado, Claudia estaba loca.
Como se le ocurrió aceptar esa loca idea de salir a un club para embriagarse como idiota y encima de eso terminar con un completo extraño. La joven frota su rostro con impaciencia, aun no sabía si se había acostado con él.
-¡Mina! -gira el rostro para ver a su amiga con el ceño fruncido -. Presta atención, ¿Qué te pasa?
-Nada...
Niega para regresar la vista hacia sus notas, no había hecho ningún tipo de anotación, su mente estaba en otra parte. Cierra la libreta y vuelve a mirar había la ventana sin ánimos de nada, estaba tan preocupada por las consecuencias, por si sus padres se enteraban de todo.
Suspira...
Cuando las clases terminan Mina se le escapa a su amiga, no deseaba estar con ella, solo quería ir a casa y olvidarse de todo lo que pasó la noche anterior. Al salir de la institución, Mina se detiene de inmediato al ver un coche aparcado frente al instituto.
Su corazón se acelera rápidamente mientras que observa el auto.
-No puede ser...-musita con los ojos abiertos.
Aquellos pálpitos en la parta baja de vientre eran aterradores, relame sus labios mientras sigue en el mismo lugar sin moverse, la verdad es que no deseaba hacerlo.
De pronto observa que la puerta del coche es abierta y la joven siente que estaba a punto de desmayarse, parpadea varias veces y en ese instante percibe que un inmenso hombre con traje baja de aquel auto.
-Joder...
El revoltijo en su vagina era insoportable, ¿Qué era lo que le estaba pasando? ¿Por qué se estaba sintiendo de esa manera por ese extraño?
Paolo al ver que Mina abandona aquella institución, el CEO decide bajar del coche y cuando lo hace la ve a lo lejos. No estaba seguro de diablos lo llevo a buscarla, pero allí estaba muy seguro de que no la iba a encontrar ebria o drogada.
Rodea el coche quedando parado frente al mismo mientras que no apartaba la mirada de ella, era como si estuviera paralizada, evidentemente lo recordaba.
-¿Qué diablos hago? -dice en voz baja mientras que observa a ese extraño.
En eso ella ve como él saca algo de su bolsillo, luego lo muestra y ella abre los ojos de inmediato, era su tarjeta de identificación. Esa mañana la estuvo buscando con desespero entre sus cosas y no la había encontrado, ahora se daba cuenta del porqué.
Frunce los labios, pero insiste en no moverse de donde estaba.
Pero quien si lo hizo fue Paolo, él comenzó a caminar hacia ella con pasos firmes y sin apartar la mirada de ella. Al estar cerca de su persona se detiene.
-Has dejado esto anoche en mi coche -muestra la tarjeta, pero sin entregarla, Mina sigue en estado de trance puesto que se rehúsa a mencionar alguna palabra -. ¿Acaso no la quieres de vuelta?
Mina ve la tarjeta y luego a ese hombre, seguido de eso asiente lentamente.
-En ese caso, toma...-le tiende la tarjeta, pero ella la ve como si fuera un arma peligrosa.
Se arriesga y da unos pasos hacia él, no podía perder esa tarjeta, como le iba a explicar a sus padres que la había perdido misteriosamente si era una hija juiciosa. Muerde levemente sus labios al tener la mano para coger la tarjeta.
Pero de la nada, la mano de aquel sujeto se cierra alrededor de la suya llevándola a levantar la mirada para verlo con los ojos bien abiertos.
-Pero antes de eso, tu y yo debemos hablar.
-¿Qué?
Paolo sujeta con un poco más de fuerza a Mina y seguido de eso la agarra por la cintura para llevarla rápidamente a su coche.
-¿Qué hace? -se resiste al ver que la arrastraba al coche.
Al CEO no le quedo de otra que volver a subirla en su hombro como la noche anterior.
Y en ese momento, los recuerdos de Mina reaparecieron de inmediato, recordó vagamente que él había hecho eso la noche anterior, ella se vio sobre él justo como ese momento que la llevaba a su coche.
Su corazón se aceleró rápidamente ya que empieza a recordar lo que paso esa noche, o bueno, eran pequeños destellos de recuerdos que la comenzaron a aturdir.
Para ese entonces ya estaba en el interior del coche, la joven mira hacia todos lados hasta que escucha el sonido de la puerta del auto y segundos después ve a ese sujeto a su lado.
-¿Qué quiere?
-Anoche saliste huyendo.
-¿Y que esperaba que hiciera? Si no lo conozco de nada.
Paolo la observa, parecía una simple joven estudiante, pero la noche anterior era otra persona completamente diferente.
-Anoche te drogaron y un sujeto estuvo a punto de follarte. Pero supongo que ya estas acostumbrada a ese tipo de vida.
-¿Qué diablos dice?
Mina mira al frente para recordar aquello que él estaba diciendo, pero la verdad es que no recordaba nada de lo que estaba diciendo. En lo único que podía pensar era él momento que estuvo con él en el coche.
-¿No lo recuerdas? -ella se mantiene callada lo que le confirma al CEO-. Supuse que te habías drogado y a parte de eso estabas demasiado ebria. Es una pena...
Él gira el cuerpo para mirar al frente, era decepcionante saber que esa chica era como el resto de las demás, una cualquiera que se acostaba con quien sea.
-Bájate de mi coche -Mina mira a ese extraño con ojos furiosos ya que estaba insinuando que era una vulgar puta.
-No soy una cualquiera, y usted es un pedazo de imbécil-hace amago de abrir la puerta del coche, pero escucha el seguro de la puerta que traba la misma llevándola a mirar la puerta con miedo.