-No te hagas la inocente, estoy seguro de que recuerdas bien que has sido tu la que se lanzó sobre mí.
Ella ensancha la mirada al escuchar aquellas palabras, jamás hubiera hecho una cosa como esa, ¿Cómo era posible que hubiera hecho algo como eso con un hombre que no conocía? Es que ni siquiera si lo hubiera conocido.
Paolo tensa la mandíbula, esa mujer le estaba tomando el maldito pelo. El CEO la mira notando que sus mejillas se encontraban un poco sonrojadas, luego baja la mirada hacia sus labios y no sabe porque, pero siente la urgente necesidad de besarla.
Es que recuerda esos besos que se habían dado la noche anterior que lo lleva a tragar saliva en seco.
-Yo no hice tal cosa.
-¿Lo vas a negar, Mina? -escuchar su nombre brotar de los labios de ese hombre fue como si le hubieran dado una descarga eléctrica en todo el cuerpo.
-Debo bajarme de este coche -intenta abrir la puerta, pero no lo consigue.
Paolo no estaba dispuesto a dejarla ir tan fácil, algo le impedía que la dejara salir del coche. No entendía porque, pero esa chica llamaba machismo su atención, y eso si que era extraño ya que ella era de ese tipo de mujer que no le agradaba.
-Devuélvame mi tarjeta -extiende la mano para que le entregue la tarjeta.
-No -ella abre los ojos al escuchar aquello.
-¿Qué? ¿Por qué no? No tiene ningún derecho a quedarse con mi tarjeta, ni siquiera me conoce.
El CEO se mantiene callado un momento, hasta que se aproxima a ella lentamente consiguiendo que Mina empezara a inclinarse hacia atrás.
-Hay algo en ti...
No estaba seguro de nada, pero ella... el CEO bate esos pensamientos de su cabeza, era una chiquilla rebelde que seguramente se acostaba con un imbécil diferente cada día.
Mira sus ojos fijamente mientras se aproxima a ella, cuando queda a poca distancia de su rostro se detiene. Ella lo estaba observando fijamente, su pecho subía y bajaba con afán.
-Tú llamas mucho mi atención, Mina.
-¿Qué cosa? -responde a duras penas.
-No me interesan las mujeres como tú, pero la verdad es que tú llamas mucho mi atención.
-¿Se volvió loco? -musita ya que siente que los labios de él se encontraban muy cerca de los suyos.
Paolo termina por acercar sus labios a los de ella y en cuanto sus bocas se tocaron fue como si ambos sintieran una especie de electricidad recorrer sus cuerpos.
Mina da un respingo al sentir los labios de aquel extraño posarse contra los suyos, era muy extraño, pero le resultaba tan familiar aquella conexión. La joven mantiene los ojos bien abiertos entre tanto él la besa.
Paolo eleva una de sus manos hacia la mejilla de Mina para acunarla mientras que refuerza el beso, en cuanto la tiene como la quiere afianza el beso aferrándose a esa boca, inclina un poco su cuerpo hacia el de ella y con ese mismo movimiento posa la mano libre sobre la cintura de mina.
Cuando siente aquel respingo por parte de ella le provoca sonreír, pero se lo aguanta... continúa besándola con intensidad hasta que ella empieza a agitarse, el CEO se separa un poco de los labios de mina y aun acunando su mejilla se mantiene cerca.
Mira los labios de esa castaña para luego elevar la mirada y llevarla directo a sus ojos, observa lo verdes que son y lo muy hermosos y tiernos que aparentan ser, el CEO frunce levemente el ceño al sentir como una especie de escalofríos recorrer su cuerpo.
-Porque... ¿Por qué hizo eso? -pregunta con tanta ingenuidad que hasta se lo cree.
-Me llamo Paolo -Mina traga saliva al escuchar esa voz tan ronca.
-¿Qué quiere? ¿Por qué esta aquí?
-Tú me has traído aquí -ella ensancha la mirada al escucharlo.
-¿Yo? -niega suavemente.
Para él era una situación confusa, hacia muchos años que no se sentía de esa manera, ¿Qué se supone significaba eso? Muerde levemente sus labios al mismo tiempo que roza la boca de Mina con su pulgar.
La carne de su boca era tan rosada y voluptuosa, tan provocativa, tan tentadora que... vuelve a subir la mirada para ver sus ojos que detonaban tanta ingenuidad, pero ¿era posible? Eso no podía ser posible, no por el lugar donde la conoció.
-Eres una chica muy intrigante, dime una cosa, ¿Qué edad tienes? -la boca de Mina se reseca.
-Tengo 19 años.
-¿A si? -Paolo observa su rostro y empieza a descender hacia su cuerpo -. Eso está muy bien.
-Muy bien, ¿para qué?
-Quiero hacerte una propuesta, Mina.
Los labios de la castaña se medio separan cuando lo oye hablar, y en ese instante se pregunta, que puede querer proponerle ese hombre a ella. Aquella duda la hace fruncir el ceño y morder levemente sus labios.
-¿Qué propuesta? -Paolo sonríe de medio lado al percibir nerviosismo. Acaricia los labios de ella con su pulgar mientras que los observa.
-Quiero follar contigo.
-¡¿Qué?!
Aquella propuesta no se la esperaba, de hecho, ella había pensado que se había acostado con ese sujeto, pero por sus palabras era evidente que ellos no habían tenido sexo. Era un alivio saberlo.
-¿Y bien? -Mina observa la intensidad con la que ese hombre la estaba observando, observa fijamente sus ojos grises y siente un revoltijo en su vagina bastante insoportable.
-Perdió la cabeza. No pienso acostarme con usted, ni siquiera lo conozco.
-Ayer no parecías quejarte cuando te he masturbado hasta hacerte conseguir el orgasmo.
Mina abre los ojos de par en par y de inmediato su corazón empieza a latir frenético, sus ojos van de un lugar a otro como tratando de evitar pensar en lo que acaba de escuchar.
-¿No lo crees? -Paolo frunce levemente el ceño al ver que ella no lo mira llevándolo a sujetarla por el mentón para obligarla a mirarlo -. ¿No lo recuerdas? ¡es eso! -Mina mira sus ojos y se pone aún más nerviosa.
-Yo...
-Eso podemos resolverlo.
Paolo desliza la mano que se encontraba en el muslo de Mina y la lleva hasta por debajo de la blusa de ella, percibe como la joven tensa su cuerpo, pero no lo detiene. El continúa subiendo hasta coronar una de sus tetas la cual aprieta suavemente.
-¡Ah! No, espera...-ella coloca una mano sobre la de él, pero Paolo solo continúa apretando.
-¿Recuerdas?
-No, espera...-cierra los ojos al sentir aquella tibia mano sobre su teta, aquello tenia que se run jodido sueño.
El CEO lleva sus dedos por debajo del sujetador hasta que siente la tibieza de ese pezón contra sus dedos.
-¡aaahhh! -Mina gime suavemente y es cuando Paolo se apodera de sus labios para acallar sus gemidos.
Prosigue frotando su pezón mientras que ella gime contra sus labios, coloca sutilmente sus manos sobre sus hombros, pero sin llegar a colocarlas por completo. No se sentía segura de lo que estaba haciendo y eso era lo que lo mantenía con la duda de quien demonios era esa chica.
Mientras besa sus labios acaricia una de sus tetas, pero el CEO termina por elevar su blusa y llevar sus labios al pezón de ella para metérselo en la boca y chupar.
-Joder, no, espera por favor, ¿Qué haces? Estamos frente a la institución.
-Nadie vera nada.
Ella cierra los ojos una vez que oye aquellas palabras, y aunque no estaba tan segura de que fueran ciertos, aquellos besos y caricias la hacían entrar en razón.
Era una jodida encerrona...
-Alguien...-dice al mismo tiempo que gira el rostro hacia otro lado de modo que le da la oportunidad a ese hombre de lamer su pezón -¡Oh! Joder, por favor...
Paolo conduce su mano hacia la pretina del pantalón de ella y con agilidad libera el botón, rápidamente introduce su mano por el pequeño espacio al mismo tiempo que besa los labios de mina para evitar que gimiera en alto.
Cuando llega a la abertura de su vagina desliza el dedo medio por el centro del mismo sintiendo la extrema humedad que yacía entre esos pliegues.
-Mierda, ¡que húmedas estas! -musita contra la boca de ella.
Consigue introducir su dedo un poco más adentro de ella hasta lograr hacerla gemir de placer, puede sentir como el cuerpo de Mina tiembla bajo su cuerpo.
-¿Ahora si recuerdas? -Mina inclina la cabeza hacia atrás y luego abre los ojos y en ese instante pequeños recuerdos vienen a ella de esa noche con Paolo.
-Joder...
-Si, sabía que recordarías después de esto.
Paolo sonríe victorioso y aquello lo impulsa a penetrar el coño de Mina hasta lo más profundo, ella abre sus piernas y sus labios al mismo tiempo, él puede sentir la extrema humedad de su vagina entre sus dedos.
-¡Aaahhh! Debe detenerse, por favor, no podemos seguir.
-¿Quieres eso? -musita contra su boca abierta al mismo tiempo que la masturba con más intensidad.
-¡Aaaah! No, si, no... por favor...
El castaño acelera un poco las embestidas con su dedo que incrementa el ritmo de la respiración de Mina, él aleja un poco su rostro del de ella para poder gozar de sus expresiones, la observa morder sus labios con ganas y aquello aumenta su excitación.
-Joder, si que eres excitante cuando estas caliente.
Mina mueve su cuerpo sin saber lo que estaba haciendo, ella solo se estaba dejando llevar por lo que sentía, y la mano de ese hombre era extraordinaria. De la nada un cosquilleo invade su vagina que la obliga a querer abrir más sus muslos.
-No puedo, no puedo más...
Paolo introduce otro dedo dentro de la vagina de ella y es cuando la oye gemir, la joven coloca sus labios contra el hombro de Paolo y es allí donde descarga todos sus gemidos, Mina aprieta los brazos de Paolo mientras que se corre en la mano de él.
Entre tanto, él no se detiene y continúa masturbándola y empapando sus dedos de los fluidos de ella, gozando de los ricos gemidos que esa joven tenia para obsequiarle, al mirarla de soslayo, nota que estaba agotada y su respiración era muy rápida.
Abraza un poco su cintura y se queda así con ella.
-¿Aceptas mi propuesta, Mina? -ella abre los ojos repentinamente -. Quiero follar contigo -musita contra su oído poniéndole los vellos de punta a la castaña.
-No voy a tener sexo con un extraño.
-Ya no somos unos extraños -ella muerde sus labios.
-Yo...
-Lo quieres tanto como yo.
-No creo que yo sea de su tipo de mujer.
-Deja que sea yo mismo quien decida eso.
Mina estaba tan confundida, ese hombre había masturbado su vagina y ella lo había disfrutado al máximo, ¿Qué le estaba pasando? ¿se estaba convirtiendo en una puta?
-Creo que se equivoco conmigo -se aleja de él -. Yo no soy una puta, no soy de esas mujeres.
-Te he conocido en un club donde las chicas van a follar con el primero que se les presente.
-¿Y por esa razón me esta juzgando? -pregunta mientras compone su ropa.
-¿Y acaso no es así?
-Es un maldito bastardo, por supuesto que no es así.
Ella hace amago de abrir la puerta para bajar de aquel coche, pero la mano de Paolo se posa sobre su brazo.
-Si no aceptas mi propuesta, me veré obligado de quedarme con tu tarjeta de identificación -Mina se detiene en seco al recordar su tarjeta -. Si me aceptas, prometo devolvértela.
Ella gira el rostro para ver a ese sujeto tan extraño, la estaba chantajeando el muy maldito. Sin embargo, perder esa tarjeta era como ganarse un problema serio con sus padres. Traga saliva puesto que eso era lo que menos deseaba.
-No puede chantajearme de esa manera -Paolo sonríe con malicia que termina por acelerar las pulsaciones del corazón de Mina.