/0/16275/coverbig.jpg?v=a072084db78a64ea5e56526736b3d7d2)
"... Roberto se sentó por unos diez minutos para reponer algo de fuerza porque debía hacer, exactamente, lo mismo con Takumi. Lo desvistió, cargó y lo metió con delicadeza en el manantial, no quería moverlo bruscamente por la mala condición de los oídos, procedió a lavarlo lo mejor que pudo, trató de eliminar el exceso de sangre seca de los oídos y cara para poder analizar bien el estado de salud, cuando se sintió satisfecho lo colocó al lado de Lee.
Sin pensarlo dos veces procedió a desvestirse para darse un baño y lavar sus heridas que eran muchas, pero no tan graves como la de sus compañeros de escuadrón. Sentía que todo el cuerpo le dolía, pero no podía darse el lujo de pensar en él. Tanto Takumi como Lee quedaron sorprendidos al ver todas las heridas de Roberto; quien a pesar de ellas no se había quejado ni una sola vez.
-Tranquilos chicos todo estará bien, recuerden que estamos juntos los tres hasta el final -Roberto los animó, con una sonrisa en los labios, intentando ocultar la sensación de angustia que le abromaba los instintos de supervivencia.
Se tumbó a la orilla del manantial para reponer fuerzas y comenzar a lavar la ropa, todo para tratar de mantener a raya cualquier foco de infección. Salió de la cueva y dejó la ropa en una de las copas de los árboles más altos para que se secaran con el sol.
Al regresar a la cueva trató de alimentar a sus compañeros, pero ninguno podía masticar producto de la hinchazón que les desformaban las caras como consecuencias de las heridas, y de la debilidad que casi rozaba la muerte; así que decidió masticar las bananas para luego pasarle el puré, directamente, de boca a boca. Empezó con Takumi para luego ir con Lee. Tardó casi dos horas en terminar el procedimiento, luego, literalmente, cayó sin fuerza al suelo, quedándose dormido por horas.
Se despertó de pronto recordando la siguiente dosis de antibiótico para Lee. Ya empezaba a oscurecer, así que fue a buscar lo que según él ayudaría a Takumi con sus oídos.
-Ya regreso chicos voy a buscar algo para tus oídos- miró a su amigo, -no se diviertan sin mí -bromeó para levantar los ánimos.
Al cabo de unas horas regresó con la cara y las manos deformes por la hinchazón debido a múltiples picadas, pero todo valió la pena pues trajo con él un gran trozo de panal de abeja.
-Amigo Takumi, verás como tus oídos van a mejorar te lo aseguro, será doloroso, pero valdrá la pena.
»Ten Lee, chupa lentamente -Le dijo, mientras le pasaba de boca a boca un puré de miel. -¿Sabes?; funciona como antibiótico, a la par que aumentará tus niveles de glucosa.
»¡Ey amigo!, Takumi, lo tuyo será más incómodo, pero necesito que confíes en mí -Lo miró a los ojos.
Colocó la cabeza ladeada de su amigo sobre sus piernas para así extraer toda la sangre restante de los oídos. Esa tarea le llevó más de media hora, algo incómodo y doloroso para Takumi; quien no protestó en ningún momento. Cuando vio que estaba bastante limpio le colocó unas gotas de miel en los oídos, en ese momento el cuerpo de Takumi se estremeció. Roberto para relajarlo le tarareó la melodía preferida de su madre. Las lágrimas de Takumi no se hicieron esperar. Para luego iniciar con las extracciones de los múltiples fragmentos de municiones incrustados en el deformado e hinchado rostro de Takumi.
Esa faena de limpieza corporal la repetía, diariamente, por muy cansado que estuviese. No dudaba en alimentar a sus amigos, directamente, de su boca. Le cambiaba las compresas de Lee y ajustaba el entablillado, así como el buscar los alimentos y las medicinas naturales a diario, limpiaba los oídos y rostro de Takumi sin falta cada día.
Para el séptimo día consideró que ya podía preparar alguna cacería sin ser detectado por el enemigo, puesto que hacían dos días que no se escuchaba nada de ellos.
-¡Ey! Amigos, es momento de premiarnos con algo más que frutas... Veamos qué puede este venezolano cazar -dijo rebosante de esperanza, mientras se alejaba de la cueva. Al cabo de unas horas regresó con una hermosa iguana de muy buen tamaño.
-Chicos el menú de hoy será carne asada... -pronunció para luego alargar un sí todo orgulloso.
Por primera vez en toda una semana comerían como dioses; claro está que Roberto debería preparar su puré para poder alimentar a sus amigos.
Ya para el segundo mes Takumi estaba mucho mejor, aunque sus costillas fracturadas le molestaban y perdía el equilibrio constantemente, ya podía comer y beber por sí solo, eso era un gran avance para el cansado Roberto.
Lee aún dependía de la alimentación directa por parte de Roberto, pero ya lograba tomar líquido por sí solo. Los baños dependían de Roberto todavía, igual que el abastecimiento de alimentos y las medicinas naturales.
Para el tercer mes Takumi se movía con cierta agilidad con un bastón improvisado hecho por Roberto, en cuanto a Lee aún estaba en malas condiciones, pero ya comía solo.
Roberto consideró con miedo a arriesgar sus vidas que era momento de salir de su escondite Para buscar ayuda o facilitar su rescate. Así que inició la rudimentaria fabricación de una camilla para arrastrar a Lee hasta su antiguo campamento militar.
Pasaron alrededor de dos días para tener la camilla lista y suficientes provisiones para los tres. Con mucha cautela y delicadeza Roberto acomodó a Lee en la camilla hecha de troncos, ramas y paja. Se la sujetó a los hombros con lianas, se colocó el bolso en el pecho lleno de alimentos, para así poder equilibrar un poco la carga. Se aseguró que Takumi usara el bastón y procedieron a salir del refugio.
No avanzaban mucho diariamente, ya que con frecuencia Takumi caía desorientado al suelo. Roberto se aseguraba de dejarlo sentado, mientras él arrastraba unos cien o doscientos metros a Lee para luego regresar y ayudar a Takumi a avanzar. Repetiría esto unas veinte veces antes de caer exhausto bajo el clima abrazador y extremadamente húmedo.
El "tic tac" del tiempo hizo transcurrir dos calurosos días con sus oscuras noches. Los tres soldados heridos y exhaustos escucharon voces a lo lejos, sin saber si eran amigos o enemigos se encomendaron a Dios y empezaron a hacer ruido para que los detectaran.
-Por aquí, ¡son tres! -escucharon risas conocidas lo que les permitió relajarse al darse cuenta de que eran parte del escuadrón que llevaban meses buscándolos.
Literalmente, Roberto cayó exhausto como hoja seca al suelo sin fuerza, Takumi y Lee rompieron en llanto; pensando que su gran amigo había muerto del cansancio por ayudarlos a sobrevivir..."
Han pasado ya siete años de haber sido rescatados, aún la amistad entre los tres exsoldados es digna de admiración, afortunadamente; mantienen contacto constantemente. Como es de esperarse se involucran en las fechas más importantes de cada quien; bien sean matrimonios, nacimientos, así como bautizos, o aniversarios. Siempre tienen tiempo de trasladarse para estar juntos cuando es necesario.
Takumi ha logrado abrir dos grandes hospitales en Tokio y Osaka especializados con medicina tradicional y natural, tremendamente exitosos. Se ha casado con su amada novia y ya tiene a Akihiro un varón de seis años.
Lee dirige un conglomerado de telecomunicación con alcance internacional en tres continentes: América, Asia y Europa. Contrajo nupcias con una hermosa enfermera que le ayuda con su proceso de rehabilitación, aunque sus piernas no funcionan correctamente; al menos no las amputaron. También es el feliz padre de un varón que prolongará su apellido; Taeyang de cinco años.
En cuanto a Roberto atiende la finca familiar que es una de las más productivas de su país, se dedica a criar a su hermosa hija Alicia la cual tiene escasamente un año de edad, lamentablemente, su amada esposa murió en el parto. Así que les ha pedido a sus dos grandes amigos que sean los padrinos de la niña; porque en caso de que a él le sucediera algo, así ella no estaría sola e indefensa en el mundo.
Tanto Takumi como Lee se sienten orgullosos de tan grande honor. Y no ven a la niña como la hija de su salvador, sino como Sí, es su propia hija, en todos los aspectos.
Todos los años tanto Roberto como su hermosa hija suelen viajar para pasar la mitad de las vacaciones en Japón con la familia de Takumi y la otra mitad con la de Lee en Corea.
Durante años los dos amigos han intentado presentarle a Roberto mujeres para que rehaga su vida, pero ambos saben; que aquel héroe de guerra mantiene solo a su esposa en su corazón, así que a regañadientes con el pasar del "tic tac" del tiempo han desistido de la idea.
A Roberto le parece gracioso que Takumi ha acostumbrado a su hijo Akihiro que llame a Alicia con el apodo de Kimi; ya que es la forma tradicional que tienen los esposos japoneses de llamar a su amada esposa. La traducción literal es "la que no tiene igual", por otra parte, ha acostumbrado a Alicia a que llame a Akihiro con el apodo de Otto; cuya traducción literal es: marido.
Por su parte Lee también ha enseñado a su hijo Taeyang a llamar a Alicia por el apodo Anae; es la forma que un esposo coreano llama a su esposa. Como contraparte ha incentivado a que ella lo llame Nampyeon; literalmente significa esposo.
Esto le ha causado mucha gracia, aunque ingenua, a Roberto, y entre los tres suelen bromear que Alicia es muy afortunada por tener dos esposos desde antes de nacer. Lo que jamás pensó Roberto es que este pequeño detalle le cambiaría la vida a su hija cuando uno de sus dos amigos muriera.
Akihiro tiene veinticuatro años y acaba de finalizar sus estudios de medicina herbolaria tradicional para continuar con la empresa fundada por su padre. Le gusta practicar yoga y aikido. Está tan encerrado con sus estudios que no tiene vida amorosa, situación que agradece su padre, pues ya, tiene planes para su hijo. Le encanta la música, pero no toca ningún instrumento, sin embargo, posee una voz realmente hermosa. Le agrada reunirse, anualmente, con Kimi y Taeyang.
Por su parte Taeyang con veintitrés años acaba de finalizar los últimos exámenes de economía internacional en Londres; lo que le permite apoyar al máximo a su padre en el conglomerado. Adora tocar violín y guitarra clásica, está superansioso de regresar a Corea para reunirse con su nueva novia Yong. Situación que no le agrada a su padre, ya que sin que Taeyang lo sepa le tienen un matrimonio arreglado desde temprana edad. Para él ya es rutinario reunirse con Anae y con Akihiro, jamás se perdería ese encuentro.
La alegre Alicia acaba de ingresar a la universidad para estudiar veterinaria. Con sus dieciocho años; siente que tiene el mundo a sus pies. Es atlética y le fascina bailar como cualquier joven latina, suele con gusto ayudar a su padre con la ganadería. Para ella la vida es de color rosa, adora reunirse todos los años con Otto y Nampyeon aunque, últimamente, la sobreprotegen demasiado para su gusto; ya que si cualquier hombre o joven se le acerca, literalmente, se colocan entre ella y el sujeto con cara de pocos amigos.