Su venganza fue su brillantez
img img Su venganza fue su brillantez img Capítulo 5 Te metiste en la cama tú misma
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Capítulo 7 No es digna de mi respeto img
Capítulo 8 Presentarás el examen para la universidad este año img
Capítulo 9 Conspiración img
Capítulo 10 ¿Ella realmente es tan ingenua img
Capítulo 11 Cada centímetro de su cuerpo gritaba rebeldía img
Capítulo 12 Esta mujer es peligrosa img
Capítulo 13 En mi mundo puedes hacer lo que quieras img
Capítulo 14 Está impresionado img
Capítulo 15 Kiara fue abofeteada img
Capítulo 16 No pongas tus ojos en mi esposo img
Capítulo 17 Un beso puede romper el hielo img
Capítulo 18 A Cole le gustan las mujeres feas img
Capítulo 19 La burla de Jeff img
Capítulo 20 Disfrutar de las ventajas de ser la esposa de Cole img
Capítulo 21 Una visión inesperada img
Capítulo 22 Te ves ansiosa img
Capítulo 23 La llamada sorpresa img
Capítulo 24 Una venganza ridícula img
Capítulo 25 Las joyas y el vestido img
Capítulo 26 Su considerado esposo img
Capítulo 27 Inútil img
Capítulo 28 Estoy a punto de poner este lugar patas arriba img
Capítulo 29 Para anunciar algo img
Capítulo 30 Disolver cualquier vínculo img
Capítulo 31 Humillada img
Capítulo 32 Cole había llegado img
Capítulo 33 Ella tiene un gusto excelente img
Capítulo 34 La misteriosa Lexi img
Capítulo 35 Coquetear con ella otra vez img
Capítulo 36 Química img
Capítulo 37 Se rehusó a ayudar img
Capítulo 38 ¿Acaso no quieres tener una conexión más íntima conmigo img
Capítulo 39 Ella lo echó de la cama img
Capítulo 40 No te enredes en el romance img
Capítulo 41 Más atrapante que una serie de televisión img
Capítulo 42 Decidió seguirle el juego img
Capítulo 43 Ella quería entrar en el mundo del entretenimiento img
Capítulo 44 Consumar el matrimonio img
Capítulo 45 Se bebió la sopa img
Capítulo 46 Se negó img
Capítulo 47 Cole salió furioso img
Capítulo 48 La mujer calculadora huyó img
Capítulo 49 Elliana rechazó a Cole img
Capítulo 50 Kent img
Capítulo 51 La repentina atención img
Capítulo 52 Cambiar la opinión pública img
Capítulo 53 El plan fracasó img
Capítulo 54 Repugnante img
Capítulo 55 Vivien fue humillada img
Capítulo 56 La pésima actuación de Kent img
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Capítulo 5 Te metiste en la cama tú misma

Después de ducharse, Cole se puso una pijama limpia y se acomodó en la cama, estirándose en ella como si fuera el dueño de todo. No se había abotonado completamente la camisa, exponiendo lo justo de su pecho definido y su torso esbelto, en un movimiento claramente intencionado. Era difícil quitarle los ojos de encima.

Elliana recordó lo atrevido que se había mostrado su esposo al provocarla y empezó a preguntarse si lo estaría haciendo a propósito, con la intención de tentarla. La idea la dejó sin palabras. Cuando se cruzaron por primera vez, lo había catalogado como un hombre distante y altivo, pero ahora no estaba actuando nada reservado.

Cole no apartaba su mirada de ella, atento a cada pequeño cambio en su expresión, como si intentara descifrar sus pensamientos.

Había algo magnético en Elliana. Un momento se mostraba encantadora y suave, y al siguiente, tenía una actitud ruda. Luego, sin previo aviso, se movía con una atracción tranquila y elegante. Cada una de esas transformaciones hacía que el corazón le latiera más rápido. De hecho, se encontró preguntándose qué tipo de mujer se escondía bajo todo ese maquillaje horrible, y qué tan impresionante podría ser en realidad.

A la gente le gustaba poner a Cole en un pedestal, como si fuera una estatua de mármol, impecable desde las alturas. Pero a fin de cuentas, él era solo un hombre que apreciaba la belleza, y algo de fuego para acompañarla. Por suerte, parecía que la mujer con la que se había casado por mera casualidad era justo lo que había buscado.

El joven también había llegado a otra conclusión: cuando se trataba de algo íntimo, Elliana era completamente ingenua. Se sonrojaba y se ponía nerviosa cuando las cosas tomaban el mínimo giro coqueto.

De repente, el impulso familiar de provocarla creció en su interior. Palmeando suavemente el espacio vacío junto a él, dijo: "Cariño, ven a la cama".

'¿Habla en serio sobre compartir la cama?', se preguntó Elliana, atónita. ¿Realmente ese hombre pensaba que podría dormir, con ella horriblemente maquillada a un lado? ¿No le daba miedo que se le apareciera en sueños y lo atormentara como un fantasma?

Sin embargo, no lo llamó loco, pues le parecía que lo más prudente era no molestar a la bestia, a menos que fuera absolutamente necesario. "¿Qué te parece si mejor hablamos un poco?", respondió, con una sonrisa forzada.

"¿Exactamente de qué quieres hablar? ¿De cómo engañaste a toda la familia Jones?", inquirió él, con la ceja levantada.

"De cómo te convenciste mentalmente para casarte con alguien a quien ni siquiera soportas, antes de dirigirte a la residencia de la familia Jones...", replicó ella, sin inmutarse.

Cole entrecerró los ojos mientras la estudiaba ahí de pie, completamente tranquila. ¿Cómo era posible que hubiera captado cuánto odiaba a Paige?

Lentamente, una sonrisa de complicidad apareció en los labios de Elliana, pues había notado muchos detalles en la finca de los Jones. Recordaba que Cole retiró sutilmente su brazo cuando Paige se aferró a él. Además, su expresión no se suavizó ni una sola vez cuando ella comenzó a llorar; en cambio, en sus ojos solo brilló una frialdad burlona. Y, justo antes de que el helicóptero despegara, se había cambiado el traje por uno nuevo y limpio, arrojando sin vacilación a la basura el que su exprometida había tocado.

Todas esas acciones no solo eran señales de desagrado, sino la manifestación de una repulsión visceral y profunda. Desde entonces, una pregunta rondaba por su mente: si no hubiera intervenido, ¿Cole realmente se habría casado con Paige?

"Te propongo un trato. Mantendré a tus molestas admiradoras lejos de ti y, a cambio, no te metes en mi vida. Una vez que aclaremos el asunto de cómo terminamos casados, me iré. ¿Te parece justo?", propuso Elliana

A ella le parecía un arreglo del que se beneficiaban ambos en partes iguales, así que esperaba por lo menos un asentimiento. Sin embargo, Cole se desplomó en la cama, cerró los ojos como si ella no existiera y apagó las luces sin siquiera mirarla.

La chica contuvo un insulto y se dirigió al sofá; se golpeó la espinilla con el borde del mueble por culpa de la oscuridad. Después, se dejó caer en los cojines, demasiado enojada para preocuparse por bañarse.

Varias horas pasaron en silencio. Elliana se quedó dormida profundamente.

En algún momento de la noche, Cole abrió los ojos y se deslizó fuera de la cama. Guiado por la tenue luz de la luna, cruzó la habitación y se detuvo frente a su esposa, a la que únicamente observó.

El aire llevaba un toque del aroma de Elliana, limpio y natural, sin perfume. El olor llenó sus pulmones, brindándole una inesperada tranquilidad.

Cole recordó cuando la había tenido muy cerca antes. Ella se sentía tan suave y todo su cuerpo había cedido ante su toque. Además, su pequeña cintura había encajado a la perfección en la palma de su mano, como si perteneciera allí.

Mantuvo su mano a centímetros de su mejilla; el impulso de quitarle todo ese maquillaje del rostro crecía con cada segundo. Pero justo cuando iba a hacerlo, la mujer se movió ligeramente. Sobresaltado, retrocedió y regresó a la cama en silencio, cerró los ojos y fingió que dormía, como si nada hubiera pasado.

¡Maldición! Aunque no quisiera admitirlo, una parte de él temía que ella lo atrapara en el acto.

A la mañana siguiente, Elliana se dio vuelta en el mullido colchón y se despertó; inesperadamente, sentía que había descansado muy bien. Pensó que daría vueltas toda la noche, por dormir en un lugar desconocido, pero, en cambio, se quedó profundamente dormida, como si alguien le hubiera sacado las baterías.

Cuando abrió los ojos, lo primero que vio fue a Cole, ya vestido, sentado en el borde de la cama, mirándola como si fuera un misterio sin resolver.

Elliana parpadeó, aturdida y desorientada, pues antes de perder la consciencia, se había asegurado de estar en el sofá. Entonces, ¿por qué se despertaba en la cama? Rápidamente, el pánico la invadió. Se incorporó y revisó su ropa. Todavía tenía el pants negro puesto, limpio e intacto. Un suspiro escapó de sus labios.

Justo cuando la tensión comenzaba a desvanecerse, un pensamiento alarmante cruzó por su mente: Cole claramente era capaz de cualquier cosa, y eso la asustaba más de lo que le gustaría admitir.

Elliana solía confiar en sus instintos, pues la habían salvado en más de una ocasión. Pero de alguna manera, Cole la había movido mientras estaba profundamente dormida, y ella no había sentido nada. Sin importar qué truco había usado, tuvo éxito; por eso, de ahora en adelante tendría que mantenerse alerta frente a él.

"Cariño, te metiste en la cama tú misma", suspiró dramáticamente Cole, con un tono de falsa inocencia, como si le hubiera leído la mente.

Su mujer entrecerró los ojos, sin creer ni una palabra.

"En realidad, eso no fue todo lo que hiciste. Me desnudaste, te acurrucaste a mi lado, pusiste tu mano en mi pecho y me susurraste dulces palabras como 'cariño'...", prosiguió él, levantando una ceja, con una sonrisa y un destello de diversión en las pupilas.

"¡Cállate!", gritó Elliana, estallando antes de poder contenerse. Podía soportar que él fuera un coqueto engreído, pero que inventara mentiras solo para fastidiarla era pasarse de la raya.

"Grabé algunos videos. Si crees que estoy mintiendo, míralos y juzga por ti misma...", respondió Cole, pasándole su celular sin perder la sonrisa.

            
            

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