El Uno para el Otro
img img El Uno para el Otro img Capítulo 10 Fue solo un accidente
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Capítulo 16 El llamado al amor img
Capítulo 17 El hombre de los sueños no es fácil de tratar img
Capítulo 18 El esposo perfecto img
Capítulo 19 El rival más fuerte del amor img
Capítulo 20 Tienes mal tacto img
Capítulo 21 Conoce al príncipe azul otra vez img
Capítulo 22 Confesión tardía img
Capítulo 23 Deshaciéndose de amenazas potenciales img
Capítulo 24 El héroe viene a rescatarla img
Capítulo 25 Has ido demasiado lejos img
Capítulo 26 Vive con él img
Capítulo 27 Molestando al hombre otra vez img
Capítulo 28 Un traje de baño horrible img
Capítulo 29 Lucha contra los terratenientes img
Capítulo 30 ¡Me mienten! img
Capítulo 31 ¿Te gusto img
Capítulo 32 Consígueme una mujer img
Capítulo 33 Destructora de hogares img
Capítulo 34 La distancia aviva el amor img
Capítulo 35 Aquí viene la suegra img
Capítulo 36 La revelación img
Capítulo 37 Molestos img
Capítulo 38 El secreto casi se revela img
Capítulo 39 Una sonrisa coqueta img
Capítulo 40 La prueba de seducción img
Capítulo 41 Una relación simulada img
Capítulo 42 Una cita o un aprovechamiento img
Capítulo 43 No hay matrimonio sin una casa img
Capítulo 44 ¿Tienen una aventura img
Capítulo 45 Olvídame img
Capítulo 46 ¿De quién es el auto al que te subiste img
Capítulo 47 Dejándote en una situación peligrosa img
Capítulo 48 Cincuenta y cincuenta img
Capítulo 49 Esclavo de la casa img
Capítulo 50 El pensamiento de un bribón img
Capítulo 51 El gran lobo feroz la atrapó img
Capítulo 52 ¿Soy un juguete img
Capítulo 53 ¿Van a devorar al chico guapo img
Capítulo 54 La protectora img
Capítulo 55 ¿Ha regresado tu antiguo amor img
Capítulo 56 Su ex novia img
Capítulo 57 Comer y dormir con ella img
Capítulo 58 ¡Aliméntame! img
Capítulo 59 ¿Un accidente ¿A propósito img
Capítulo 60 No vengas a mí img
Capítulo 61 Búsqueda por la ciudad img
Capítulo 62 Al otro lado de la calle alguien nos espía img
Capítulo 63 Estoy aquí para sabotear img
Capítulo 64 La guerra entre tres mujeres img
Capítulo 65 Sacando el diablillo oculto en ella img
Capítulo 66 ¿Esposa o amante img
Capítulo 67 Celosa img
Capítulo 68 ¿Buscas problemas conmigo img
Capítulo 69 La escapada img
Capítulo 70 Una carga incómoda img
Capítulo 71 Separando a una pareja img
Capítulo 72 El genio en la botella img
Capítulo 73 Bailando en la plaza img
Capítulo 74 ¿Quién fue el primero img
Capítulo 75 Los pensamientos de Essie img
Capítulo 76 Los secretos de su corazón img
Capítulo 77 Divorcio img
Capítulo 78 Su esposo se fue de casa img
Capítulo 79 ¿No volverás img
Capítulo 80 Ignoran a la esposa legítima img
Capítulo 81 Triángulo amoroso img
Capítulo 82 Ella es mi chica img
Capítulo 83 Enfrentamiento img
Capítulo 84 En tu punto débil img
Capítulo 85 ¿Un anillo o una marca img
Capítulo 86 Amor púrpura img
Capítulo 87 Herida img
Capítulo 88 Una noche en la cueva img
Capítulo 89 No puedes tocar aquí (primera parte) img
Capítulo 90 No puedes tocar aquí (segunda parte) img
Capítulo 91 Diosa de la pantalla (primera parte) img
Capítulo 92 Diosa de la pantalla (segunda parte) img
Capítulo 93 Seamos solo amigos (primera parte) img
Capítulo 94 Seamos solo amigos (segunda parte) img
Capítulo 95 Me cabreaste img
Capítulo 96 Juego sucio img
Capítulo 97 Golpe bajo img
Capítulo 98 Estás mintiendo img
Capítulo 99 Numerosos chismes (primera parte) img
Capítulo 100 Numerosos chismes (segunda parte) img
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Capítulo 10 Fue solo un accidente

Tomó la toalla de baño y se cubrió, había entrado en pánico. Su rostro ya no solo estaba sonrojado, sino que también parecía que iba a echar fuego. En ese momento, Zac, con los ojos iluminados como dos llamas, se fue hacia ella a toda prisa hasta quedar frente a frente. Esta estaba tan atemorizada que no se atrevió a huir, lo único que pudo hacer fue retroceder para intentar guardar cierta distancia.

Sin embargo, cuando ella dio un paso atrás, él se acercó aún más hasta acorralarla en una esquina.

"¿Qué estás haciendo?", dijo ella sujetándose más la toalla al pecho, completamente despavorida.

Los fuertes brazos de Zac rozaban sus hombros, así que ella no tenía escapatoria. Él estaba tan cerca de Essie que esta podía sentir el latido de su corazón tan agitado como el de ella. Enseguida Zac preguntó: "¿Lo hiciste a propósito?", con una voz ronca y un aliento hirviendo que ella percibió de inmediato, poniéndole los nervios de punta.

"Disparates. Además, ¿por qué habría hecho eso?". Muerta de miedo, Essie se sintió como si hubiera estado caminando en el desierto, con sed y dificultad para respirar, mientras que los ojos feroces de aquel hombre no se le quitaban de encima. Zac levantó la mano y le tocó suave y lentamente, como si fuese con una pluma, la cara.

Ella debió haber girado su cabeza hacia un lado en ese momento, pero no lo hizo, así que este aumentó su atrevimiento y le dio un largo beso sin ninguna emoción. Curiosamente, cuando él estaba sobrio, su cuerpo y su corazón no la rechazaban. Por el contrario, lo disfrutaban.

Ahora Essie estaba perpleja, no sabía cómo reaccionar y se quedó allí parada, sin saber cómo comportarse con él.

Por su lado, este la besaba locamente, sin ninguna destreza aparente, simplemente como un niño curioso explorando su nuevo juguete.

El tiempo se congeló en ese momento.

Zac seguía diciéndose a sí mismo que debía detenerse, pero estaba encantado con el sabor de los labios de la muchacha. Finalmente la soltó a regañadientes cuando vio que esta estaba a punto de asfixiarse.

Él la miró con ternura en sus ojos, sin ni siquiera darse cuenta. Ella parecía estar entre consciente e inconsciente, se veía tan inocente. No obstante, cuando la muchacha volvió en sí, se convirtió en una fiera y lo abofeteó con fuerza. "¡Estúpido!", le gritó y le dejó marcado la mano en su rostro.

Ella era la primera persona en este mundo que se había atrevido a golpearlo.

Por lo tanto, los ojos de Zac, llenos de ira, dejaron entrever cierto aire de maldad: "¡Te mostraré cómo es ser realmente estúpido!". Acto seguido la levantó, la llevó hasta la habitación y la arrojó a la cama con fuerza.

Ella, bastante abrumada por el miedo, luchó para sentarse, pero este, con violencia, le arrebató la toalla que cubría su cuerpo y la lanzó al suelo. Ahora estaba completamente desnuda.

"¡No!", gritó mientras agarraba la almohada que estaba al lado para poder cubrir su desnudez, se acurrucó en la cabecera de la cama y dijo con voz temblorosa: "No te me acerques. ¡Si te atreves a tocarme, llamaré a la policía para demandarte por abuso!".

Zac, burlándose siniestramente, contestó: "Simplemente diré que mi esposa y yo estamos haciendo el amor, no es asunto de nadie más".

"¡Por Dios!

No debí haberte hecho eso, discúlpame. Te dejaré tranquilo, ¿está bien?", dijo ella por miedo a la evidente rabia que este tenía y con la intención de que él se compadeciera. Luego cerró los ojos como si estuviera lista para ser golpeada y las lágrimas empezaron a asomar en sus ojos.

El corazón del hombre se conmovió profundamente al ver sus labios rojos inyectados en sangre. De repente, su ira desapareció y sintió cierta ternura.

Respiró hondo y caminó lentamente hacia adelante.

Cuando ella escuchó los pasos acercándose, se aferró a la almohada e inclinó la cabeza esperando recibir algún golpe.

Zac, con una leve sonrisa, levantó la mano, acarició sutilmente su frente y se marchó.

Esta vez él había decidido dejarla ir; pero la próxima vez, si se atrevía a excitarlo nuevamente, ella tendrá que asumir las consecuencias.

Al escuchar los pasos alejándose, reabrió los ojos sigilosamente y dejó escapar un largo suspiro de alivio. Tuvo mucha suerte al salir ilesa de esa situación.

Había una ducha en ese cuarto de baño y Zac había entrado ahí, por lo que ella no se atrevió a quedarse mucho tiempo. Tomó rápidamente la toalla que estaba en el suelo, se cubrió el cuerpo y corrió hacia su habitación.

No logró dormir en toda la noche, sus ojos estaban fijos en la puerta. Recordó que anteayer, cuando su puerta se había cerrado con llave accidentalmente, Zac la abrió fácilmente con una tarjeta de crédito. Así que, si él quisiera entrar, sería muy fácil y la cerradura no sería un impedimento. Estaba muerta de miedo ¿y si un lobo hambriento viniera a comerla?

Miró a su alrededor y se le ocurrió una idea, saltó de la cama y puso todas sus fuerzas en empujar el gran armario para que bloqueara la puerta, luego empujó la estantería. Ambos objetos la bloquearon perfectamente, aunque reflexionando sobre cuán fuerte era Zac, decidió arrastrar incluso el sofá para sentirse segura.

Parecía estar satisfecha, pero por supuesto no pudo imaginar el desastre que ocurriría esa noche; ¡ahora no tendría por donde escapar!

            
            

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