Me miro en el espejo.
La chica que me devuelve la mirada tiene dieciocho años, la piel lisa, sin las marcas del sufrimiento que recuerdo.
Miro mi móvil. La fecha es 15 de julio de 2024.
Ayer salieron las notas de la Selectividad.
He renacido.
He vuelto al verano en que mi vida se fue al infierno.
El verano en que mis dos amigos de la infancia, Mateo Reyes y Lucas Ferrer, empezaron a cortejarme. Una farsa. Todo orquestado por mi supuesta mejor amiga, Carla Moreno.
Un escalofrío me recorre la espalda. Furia. Pura furia.
Abro el portátil, entro en la web de preinscripción universitaria. Mi primera opción en mi vida pasada fue la Universidad Complutense de Madrid. Para estar con ellos.
Qué estúpida.
Busco la Universitat Politècnica de València. La mejor facultad de arquitectura de España. A cientos de kilómetros de ellos.
Hago clic. Confirmo el cambio.
Hecho.
El teléfono suena. Es Mateo. Su voz suena falsamente preocupada.
"Sofía, ¿estás bien? No contestabas los mensajes. Estábamos preocupados."
"Estoy bien," digo, mi voz es un témpano de hielo.
"¿Estás enfadada por lo de la universidad? Lucas y yo lo sentimos, de verdad. Carla se sentía muy sola, sus padres discutían y..."
"No estoy enfadada."
"Menos mal. Oye, esta noche es tu puesta de largo. Tenemos una sorpresa para ti. Algo grande."
"Qué bien," respondo sin emoción.
Cuelgo.
En mi vida anterior, esa "sorpresa" fue una humillación pública. Una declaración de amor doble que nunca llegó a completarse porque Carla los llamó, llorando por una tontería. Y ellos corrieron a su lado, dejándome sola en mi propia fiesta.
Lloré toda la noche.
Esta vez, no.
En mi vida pasada, su traición fue lenta, un veneno que me mató poco a poco.
Me acusaron de plagiar mi propio proyecto de fin de carrera para dárselo a Carla.
Usaron el poder de sus familias para silenciarme cuando intenté defenderme.
Cuando mis padres murieron en un accidente de coche, ellos estaban con Carla en un viaje de lujo. Ni siquiera vinieron al funeral.
Me quedé sola, sin dinero, sin reputación.
Me arrastré por la vida, trabajando en empleos mediocres, viendo en las noticias cómo ellos tres triunfaban. Mateo y Lucas, herederos de sus imperios. Carla, la "talentosa" arquitecta que se casó con un millonario.
Mi muerte fue igual de patética. Una neumonía mal curada en un piso frío y húmedo. Sola.
Ahora, tengo una segunda oportunidad.
No la voy a desperdiciar.
Esta vez, voy a destruir a los que me destruyeron.
El juego ha comenzado de nuevo.
Pero esta vez, yo pongo las reglas.