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El encuentro entre un ángel bueno y uno malo, siempre son signos de que se desatará una gran batalla, pero ¿Qué hay con el dicho de polos opuestos se atraen? ¿Podría aplicarse en este caso?
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- ¿Cómo te sientes Elías? - Pregunta Isabel entrando a la habitación de este.
- Mejor tía, ya no siento molestias... - Miente mirándose al espejo, sabía que si le decía que aún tenía dolor en la marca no lo dejaría ir de nuevo a la universidad, era el único lugar donde parecía tener una vida como un joven común.
Él solo quiere tener una vida normal, muchas veces eran necesarios no decir a su tía lo que sentía para evitarle la preocupación, como una vez cuando ambos iban a visitar a un conocido de la familia, había sentido que su marca le dolía y quemaba en gran manera, no podía explicarlo el grado que este tenía en ese momento pero parecía que de su espalda saldría un gran objeto, lo que había pasado aquel día aun lo recuerda como si hubiera sido hace unos minutos, una persona de la nada se apareció frente a ellos obstruyéndoles el paso intentando atacarlo con un arma blanca, en sus ojos solo se veía deseos de matarlo, forcejearon para evitar que este pudiera herirlo, el hombre repetía en todo momento "¡Muere, no debes de existir!", esas palabras aun resonaban en su mente, esta persona se veía tan decidido en acabar con él, que el temor se había apoderado de todo su ser, ¿por qué le deseaba la muerte? nunca antes lo había visto como para que le hubiera hecho alguna cosa para que tomara esa determinación.
Pero luego como si este no tuviera control de su propio cuerpo comienza a caminar en dirección a la calle por donde circulaban con velocidad los vehículos, gritaba con todas sus fuerza, "Yo solo cumplo ordenes, ¡detente!", todo era tan confuso, como de un momento que lo estaba atacando puede atentar contra su vida, pero lo que gritaba daba a entender que alguien lo estuviera manejando, tanto él como su tía se encontraban atónitos por lo que estaban presenciando, cuando frente a sus ojos un camión de gran porte lo pasa por encima, ¿Cómo un vehículo de ese tamaño podría circular en medio de la ciudad?, ni siquiera habían oído que se estaba asomando, parecería que fue puesto allí por arte de magia, pero esta es la vida real, raro pero lo sobrenatural suena muy fantasioso, así como ésta, muchas veces estuvo en peligro de maneras extrañas.
Todo lo que lo rodeaba era extraño, su tía una vez le había dicho que cuando sea necesario sabría la verdad, pero de que verdad hablaba, que pareciera que es algo grave, ya que siempre que lo dice tiene la mirada triste y perdida, pero no quería presionarla, de alguna manera esa revelación no sería algo bueno.
- Tía ¡ya voy a la universidad! - grita Elías antes de salir por la puerta principal.
- ¡Cuídate! avísame si tienes alguna molestia, iré por ti de inmediato - Dice su tía desde la cocina.
- Estaré bien... - Dice sonriendo para retirarse.
Luego de un momento de que haya salido, su tía suspira dejando el delantal en la mesa, decide salir, aunque Elías le había pedido que dejara de acompañarlo de camino a la universidad, está siempre iba por detrás a una buena distancia para que él no lo notara, solo era para cerciorarse de que llegaba con bien.
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- Mamá, no te preocupes estaré bien... - Dice Matías mientras terminaba su desayuno.
- Tengo un mal presentimiento cariño - Dice su madre con pesar.
- Seguro es porque ya no podrás acompañarme, pero no te preocupes, si quieres para que estés más tranquila te avisaré cuando haya llegado, ¿está bien?
- Si quieres que esté tranquila no vayas a esa universidad, no me gusta ese lugar...
- Mamá... ya hablamos de este tema, es la que está más cerca, todo estará bien, ya lo veras ahora debo ir a la parada de autobuses, solo cálmate... ¿sí? - Matías le da un abrazo a su madre para tomar sus libros y retirarse, dejando a su madre en verdad preocupada.
Esta mañana había amanecido con ardor en la marca que lleva en la espalda, pero no quería alarmar a su madre, siempre que eso sucede, a su alrededor alguien termina siendo afectado, cada vez que sentía ese dolor pasaban cosas que no podía controlarlo, pero esta vez estaba seguro que debía de intentarlo.
Matías se encontraba en la parada de autobús, pensaba en que esperaba que fuera buen día sin que ocurriera nada fuera de lo normal, aunque lo normal en su día a día siempre ocurría eventos sin sentido, luego de un momento de espera sube al bus que lo dejará frente mismo a la universidad, cada vez que estaba más cerca de este lugar el dolor se volvía más agudo, pero podía manejarlo, recibiendo la ayuda del chofer del bus baja de este justo frente a la puerta de entrada de la universidad, entrando va a la oficina del director para que pudiera darle algunos informes y guiarlo hasta el salón donde llevaría a cabo la carrera. El lugar era bastante amplio, cualquiera podía perderse fácilmente. Luego de recibir el mapa de las diferentes carreras y ubicación de cada una de ellas, comienza a caminar en dirección a la que le correspondía.
- Buenos días jóvenes, pueden mantener silencio...- Llama la atención un hombre de traje elegante y de gran porte. - como la mayoría sabrá soy el profesor Oscar Green, hoy les presentaré a un nuevo compañero, espero que lo ayuden a ponerse al día, pasa...- Dice Oscar para que Matías entrara a la sala.
- Puedes presentarte para que los demás te conozcan...
Matías cuando ingresa a la sala su marca empezó a arder de la misma forma que la de Elías, que se encontraba al fondo del salón, levanta la vista para observar a la persona que acaba de ingresar.
- Hola, mi nombre es Matías Mieres... - Se presenta Matías, cuando su mirada se cruza con la de Elías quedaron viéndose fijamente, sus corazones latieron con fuerza mientras el dolor en sus marcas se intensificaban y sus ojos ardían. Una voz comienza a oírse.
¡Mátalo, debes matarlo!...