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¡Mátalo, debes matarlo!
- ¿¡Quién eres!? - Pregunta desde su interior, esa voz le ordenaba acabar a la persona que tenía en frente, a quien ni siquiera lo conocía, jamás le haría daño a nadie.
Elías levanta la mano para pedir permiso para tener la palabra, mientras Oscar le concede con la mirada...
- Permiso señor Green ¿puedo ir al sanitario?. - Dice Elías agitado.
- Adelante pero no te demores. - mientras Elías se pone de pie para salir de la sala, Matías aun con la mirada puesta en él se sienta en la silla que el señor Green le guiaba con la mano, justo frente a su escritorio.
- ¡¿Quién eres?! - Pregunta Elías una vez que llegaba al baño notando que nadie se encontraba en el lugar.
¡¡Debes matarlo!!
- ¡No soy un asesino! No lastimaré a una persona!
No es una persona, debes matarlo antes que se vuelva fuerte...
- No lo haré, ¡¡quién eres he dicho!!
Mi nombre es Gab,
- ¿¡Por qué no puedo verte!?
Aún no es el tiempo...
Elías se encontraba en uno de los cubículo, había oído una voz al ver al chico nuevo, sentía como su marca ardía, al igual que sus ojos, no es la primera vez que se siente de esa manera, pero sí que oye una voz, esa voz era tan entendible como también le provocaba temor, el nunca haría daño a nadie, y ¿por qué a este chico?
- Tiempo para qué?? Gab!! Gab!! - Llamaba Elías pero esta voz ya no respondía.
- No puedo decírselo a mi tía, quedará más preocupada, ¿qué es lo que me pasa? ¿Por qué debo hacerle daño a ese chico?, ni siquiera se de quien se trata.... tampoco me ha hecho alguna cosa, pero siento mi marca arder al igual que mis ojos, esto no debe ser bueno...
Elías se lleva las manos cubriendo sus ojos, era tanto el ardor que decide salir de su escondite para ir a mirarse al espejo, quedando sorprendido como habían cambiado de color sus ojos, estos eran de color azul cielo, parpadea varias veces acercándose una vez más al espejo, mientras con la mano derecha abre el grifo del agua para remojarse el rostro, lentamente vuelven al color café. Tenía tantas preguntas que nadie podía responderle.
Mientras tiempo pasaba más cosas raras le estaba sucediendo, nada tenía lógica, hablar con una persona sobre estos temas solo lo tomaría como un loco paranoico, la única persona que podía escucharlo era su tía Isabel, pero implicaba que esta se sintiera preocupada y lo obligará a dejar la universidad, incluso sin exagerar también la ciudad, ya estaba cansado de ir por todos lados, huyendo de algo que ni siquiera sabía cómo llamarlo, pero si estaba seguro que esa marca guardaba un secreto que abrirá todo su entendimiento. Debía pensar cómo hacer para callar esa voz que le pedía hacer algo que no estaba dispuesto a realizarlo, iba contra todo su principio, estaba seguro que no lo hará, pero debía mantenerse alejado de ese nuevo joven que estará en la misma sala que él.
Pero sentía incertidumbre, porque tiene que volver al salón, para estar en el mismo lugar donde se encontraba esta persona que le generaba por dentro una inquietud, estar lejos suyo sería algo difícil de hacerlo, pero haría lo que fuera para que no suceda nada a su alrededor, en verdad ya estaba cansado de todo aquello.
- Esa mirada, esos ojos parecían como si me estuvieran hablando, ¿quién eres Matías?
Una vez más abre el grifo para empaparse el rostro con el agua, para retomar su camino, mientras va lentamente piensa miles de cosas de cómo podría desviar la mirada de este chico, pero al llegar a la puerta pareciera que este sintiera su presencia, en cuanto llegó hasta allí gira el rostro para mirarlo fijamente a los ojos, quedándose quieto por un momento mientras sus ojos no se apartaban el uno del otro el señor Green los interrumpe.
- Elías, ¿piensas quedarte allí? Pasa para que podamos continuar con la clase, abre tu libro en la página 20...
- Sí señor, lo siento... - Dice bajando la mirada desviándola de Matías, pero aun así sentía sus ojos penetrantes que lo seguían hasta llegar a su silla, tomando asiento y viendo hacia el frente nota que ciertamente Matías aun lo estaba viendo. Esos ojos eran todo un misterio, a pesar del dolor que le ocasionaba no podía apartar su mirada de este. Suspirando profundo toma su libro abriendo en la página donde le había dicho el señor Green, aunque esto fue en vano, sus ojos aún seguían puestos en los del otro chico.
Las horas iban pasando y Elías no podía dejar de mirar al chico nuevo, trataba de pensar qué clase de persona sería, como para que hiciera que una voz le pidiera que acabara con él, y ¿a que se refería con que aún no es fuerte? En realidad no se veía que fuera una amenaza, su mirada era penetrante y de repente podría ser desafiante, pero su semblante era todo lo contrario.
Muchas incógnitas pasaban por su cabeza mientras el señor Green desarrollaba la clase, pero no ha podido oír ni una sola palabra en todo ese tiempo. Su mente estaba muy ocupada intentando descifrar el misterio que le provocaba ese joven que ingresó a la clase.
Cuando suena el timbre anunciando que ha terminado las clases todos se ponen de pie menos Elías, espera a ver que Matías fuera el primero en salir, y así lo fue, aguarda un momento más para también salir del lugar, su marca aun dolía, pero no lo suficiente como para preocuparse.
Tomando sus libros pensaba que el joven nuevo ya se había alejado lo suficiente como para poder considerar que ya no lo encontraría, comenzando a caminar con lentitud va saliendo del salón, en cuanto dio unos cuantos pasos fuera de ese lugar, justo a un lado de los pilares del gran edificio oye esa voz que hace que se le erizara la piel. Definitivamente este chico tenía mucho que ver con el ardor en sus ojos y marca de nacimiento.
- ¿Quién eres?