Él le dio una palmada tranquilizadora, luego extrajo una pistola de su chaqueta y disparó un solo tiro al techo.
La sala quedó en completo silencio.
Kaden se dirigió hacia Harlow, luciendo una sonrisa tan despreocupada como peligrosa. Se agachó y recogió una de las imágenes esparcidas en el suelo.
"Bueno, Harlow", pronunció con una voz que resonó como un eco entre esas paredes silenciosas, "¿quieres explicar esto?".
De inmediato, todas las miradas en la sala se posaron sobre ella, cargadas de sospecha y desprecio.
La mujer respiró hondo, luchando por controlar el temblor en su cuerpo. "Esa no soy yo", respondió con voz firme y clara. "Mírame bien, Kaden".
La tensión era tan densa que todos parecían contener la respiración.
Él bajó la vista a la foto y luego a ella. Una sonrisa más amplia curvó sus labios, aunque sus ojos permanecieron fríos. "Tienes razón", admitió. "La que aparece aquí es la señora de la casa". Se detuvo adrede, dejando que la insinuación se clavara en todos. "Así que si esta es ella... dime entonces, ¿quién eres tú?".
Con esa única frase, logró torcer la percepción del público. Confirmó, de la manera más cruel, que la mujer en las imágenes era su legítima esposa, Harlow Love.
Los murmullos explotaron nuevamente, esta vez cargados de veneno.
"¡Lo sabía! Finge ser tan pura, pero en privado es una cualquiera".
"No sorprende que él prefiera a Brittaney. Qué vergüenza".
Las palabras hirientes la envolvieron, y por un instante, se sintió como si se estuviera hundiendo en un abismo. Intentó defenderse, abrir la boca para gritar la verdad, pero Kaden la sujetó de la muñeca y la arrastró fuera del club.
En el auto, finalmente rompió el silencio. "Brittaney es soltera y un escándalo así la destrozaría. Tú eres mi esposa; nadie se atreverá a hablar por mucho tiempo, solo tendrás que soportarlo".
El corazón de Harlow se quebró. "¿Soportarlo?", repitió, incrédula, con la voz hecha pedazos. "¿Vas a sacrificar mi vida, mi nombre, solo para protegerla a ella?".
Él chasqueó la lengua, fastidiado. "No exageres, eres la señora Barnes y tu honor está atado al mío. Todo se solucionará".
La rabia la arrasó. "¿Mi honor? ¿Mi dignidad? ¿Eso no significa nada para ti? ¡La inocencia de una mujer es lo único que la sostiene! ¿Quieres destruirme por completo?".
De pronto, el vehículo se detuvo de golpe al costado del camino. Kaden giró hacia ella con una mirada encendida por un fuego frío y aterrador.
"Sí", dijo con un susurro escalofriante. "Por Brittaney daría cualquier cosa, o a cualquiera. Y eso te incluye a ti".
Esas palabras perforaron sus últimas defensas. Era el final. En realidad, nunca había existido esperanza.
Lo comprendió al recordar cómo le había tejido un suéter que él despreció sin consideración porque Brittaney opinó que el color era feo. O esa ocasión en que obtuvo una bendición en un templo, solo para descubrir poco después que el amuleto pendía del bolso de su rival.
Él jamás la había visto y jamás la había amado.
Una risa rota, teñida de lágrimas, se escapó de su garganta. Giró el rostro hacia la ventana, mientras las lágrimas descendían silenciosas, empapando el cuello de su vestido.
Los días siguientes, Brittaney se convirtió en un manojo de nervios, temerosa de que el escándalo le explotara en las manos.
"Kaden, ¿y si la gente se entera?", susurraba inquieta.
"Ya me encargué de eso", la calmaba él, estrechándola con ternura. "Nadie volverá a mencionarlo".
Harlow los observaba, con el corazón convertido en un vacío absoluto. Permanecía callada, moviéndose como un fantasma por la casa, aguardando el instante en que pudiera dirigirse a la finca principal para concretar su huida.
Al fin, comprendió que no podía seguir postergándolo. Se puso el abrigo, dispuesta incluso a caminar si era necesario.
"Harlow".
La voz de Kaden la detuvo cuando ya tenía la mano en la puerta.