"Le gusta un poco, supongo. Ha tenido docenas de novios, ha viajado por el mundo y ahora ha vuelto, lista para asentarse", contestó Chris.
Ella no esperaba que Chris le revelara tanto sobre Rosalie.
Laurence pensaba que Rosalie había ido al extranjero para recibir tratamiento.
Pero sus viajes demostraban que había fingido estar enferma.
Se lo había ocultado a Laurence para andar con otros hombres mientras lo mantenía como una reserva.
Pobre Laurence, que atesoraba cada palabra y gesto de ella.
No sabía que lo había engañado durante tres años, tratándolo como una red de seguridad.
Con esa información explosiva, Josie aún no planeaba exponer a Rosalie.
Quería que Laurence supiera la verdad después de que ella se fuera.
Guardó su teléfono y regresó a la oficina como si nada hubiera pasado.
Laurence y Rosalie estaban riéndose juntos.
El incidente anterior parecía haber quedado en el olvido.
La mirada de Laurence captó el vendaje en la mano de Josie y ni siquiera frunció el ceño. "Limpia la mancha de café en el suelo", dijo.
Josie asintió obedientemente. "Sí, señor Andrews."
Rosalie se tapó la boca, mientras se reía complacida. "Lo siento, Josie. ¿Debería limpiarlo yo?"
Se acercó a Josie, bajando la voz. "Tu mano es tan bonita. Mejor protégela. De lo contrario, ¿cómo harás dibujarás tus diseños?".
Rosalie lo sabía todo.
Sabía que Josie soñaba con el diseño de moda y lo vital que eran sus manos.
Por eso la había quemado deliberadamente.
Josie encontró su mirada y la miró con los ojos llenos de frialdad.
El frío en su mirada hizo que la otra se estremeciera.
Laurence, al escuchar las palabras de Rosalie, pensó que era amable y considerada.
"Ella solo está siendo amable contigo", le dijo a Josie. "Pídeles a los de la limpieza que se encarguen de eso".
Josie lo encontró ridículo.
Tanto la mente como el corazón de Laurence tenían una venda puesta.
Esa noche, él no se quedó con Rosalie y regresó a la villa.
Le lanzó a Josie una caja de terciopelo. "Hay una gala benéfica mañana por la noche. Prepárate. Vienes conmigo".
Josie abrió la caja para encontrar un deslumbrante collar de diamantes.
Laurence, al ver su falta de reacción, se impacientó y le dijo: "Has sido sensata últimamente. Esta es tu recompensa".
¿Sensata?
¿Se refería a su cortesía con Rosalie antes?
Josie se rió fríamente por dentro.
"Entendido", dijo con calma, aceptando el collar.
Lo trató como su último pago de indemnización.
Al día siguiente, mientras Josie se preparaba para ponerse su vestido, su teléfono sonó.
Era el médico de su padre. "Señorita Watson, aún debe pagar por la próxima cirugía de su padre".
El corazón de Josie cayó en un profundo vacío.
Laurence había prometido esa mañana cubrir las tarifas médicas.
Marcó su número inmediatamente.
Sonó durante mucho tiempo antes de que él contestara.
La voz melosa de Rosalie se escuchó. "¿Josie? ¡Hola! Laurence me está ayudando a escoger un vestido para la gala. ¿Qué pasa?".
Josie apretó su teléfono con fuerza. "Pon a Laurence".
Después de un momento, se escuchó la voz irritada del hombre. "¿Qué pasa? Estoy ocupado".
"Las tarifas médicas de mi padre. Lo prometiste", dijo Josie.
"Lo sé. Lo transferiré más tarde", respondió él.
"No, no puedes...", comenzó Josie, pero Laurence la interrumpió. "Rosalie asistirá a la gala esta noche. Toma un taxi y llega por tu cuenta".
Colgó sin darle oportunidad de responder.
El tono ocupado resonó en los oídos de Josie, haciendo que su pánico aumentara.
Laurence siempre era meticuloso y nunca se retrasaba.
Solo Rosalie podía hacer que rompiera una promesa.
Seguro que ella lo detuvo deliberadamente para que él no la ayudara.
Si el padre de Josie enfrentaba retrasos por dinero y algo salía mal, la deuda de sangre haría que Josie y Laurence nunca pudieran seguir casados.
La joven sintió algo raro. Solo habían pasado dos días desde que Rosalie había vuelto, pero ya la estaba atacando repetidamente.
Se sentía como si esa mujer estuviera apresurándose a arruinar la relación de Josie con Laurence.
Josie abrió su chat con Chris. "Chris, ¿puedes prestarme quinientos mil? Laurence de repente no pagará las tarifas médicas de mi padre". "Tengo doscientos mil, pero me faltan cincuenta".
A pesar de la diferencia horaria, Chris respondió instantáneamente. "No te preocupes, Josie.
Te lo transferiré ahora. Pero tengo una idea mejor. ¿Por qué no mover a tu padre a un hospital en el extranjero? Así no tendrás ataduras cuando te vayas. Puedo cubrir los costos por ahora".
Josie sabía que llevar a su padre al extranjero sería mejor pero mucho más costoso.
Al percibir su vacilación, Chris ofreció otro incentivo. "He encontrado un comprador para los bocetos de diseño que me enviaste. Confía en mí, Josie, tienes talento suficiente para ganar bastante para tratar a tu padre. Laurence te ha estado frenando".
El trabajo de un diseñador desconocido no se vendería fácilmente.
Josie sabía que Chris debía haber utilizado sus contactos.
Pensando en la crueldad de Rosalie, no dudó. "Chris, tienes razón. No sé cómo podré agradecerte".
"Josie, lo único que quiero es que no me rechaces".