Capítulo 2 La sombra de un heredero

Una palidez mortal se apoderó del rostro de Lorna al comprender la insinuación de John. Permaneció inmóvil, mientras retorcía el borde de su blusa entre las manos.

Melanie intervino de inmediato para ofrecerle un apoyo discreto, sin perder la compostura.

"Señor Blake, el hijo que mi madre espera es un heredero de la familia Blake", declaró con firmeza.

Apenas terminó de hablar, una risa aguda y burlona rompió el silencio de la sala.

Era Vivian Blake, la esposa del tercer hijo de John, que la miraba con una mueca de frío desprecio. "Hay que tener mucho descaro para hacer semejante afirmación. ¿O de verdad crees que basta con tu palabra para que sea cierto?".

Melanie abrió la boca para responder, pero Lorna, presa de la ansiedad, la sujetó con fuerza del brazo para detenerla.

El desprecio acentuó la mueca en el rostro de Vivian. "Lorna, tu osadía me asombra. Fuiste la amante secreta de Leland y ahora que él no está, te presentas en nuestra puerta con un hijo en camino, creyendo que puedes extorsionarnos. ¿Quién nos asegura que ese bebé es realmente suyo?".

Con los ojos anegados en lágrimas, Lorna soltó: "El bebé es de Leland, lo juro. Señor Blake, solo falta un mes para que nazca. Me someteré a cualquier prueba que usted considere necesaria".

Vivian soltó un bufido de desdén. "Leland está muerto y enterrado. ¿Qué clase de prueba podría demostrar algo ahora? Aun si el bebé llevara sangre de los Blake, ¿cómo podrías asegurar que es de Leland y no de algún otro pariente? Eres una desvergonzada, viniendo a nuestra casa con tus escándalos... Quién sabe con cuántos hombres te has acostado".

Finalmente, la frustración quebró la compostura de Melanie.

"¿Insinúa que los hombres de esta familia tienen tan poco honor como para tocar a la mujer de Leland?".

Vivian, atónita, no había previsto una réplica tan rápida. Con la voz afilada por la ira, espetó: "¡Cuida tus palabras! ¿Quién te crees para calumniar a los demás?".

Melanie esbozó una sonrisa burlona. "Debería guardarse esas palabras para usted misma. Fue usted quien empezó a lanzar acusaciones sin fundamento".

Con el mentón en alto en un gesto de desafío, Melanie recorrió con la mirada a los presentes. Sus delicadas facciones se habían endurecido por la determinación.

"Si existen tantas dudas, esperemos a que nazca el bebé. Entonces, someteremos a una prueba de ADN a todos los varones de la familia Blake. La coincidencia genética con el padre es inconfundible y muy distinta a la de un tío o un pariente lejano. Así quedará demostrado que ningún otro familiar tiene un parentesco lo suficientemente cercano como para ser el padre".

"¿Y por qué deberíamos seguirte el juego?", replicó Vivian con voz gélida.

La mirada de Melanie no vaciló al enfrentarla. "Su suegro no ha dicho una palabra y, sin embargo, usted insiste en interponerse. ¿De verdad le preocupa la reputación de la familia o es que teme que el hijo de Leland ponga en riesgo la herencia que tanto ambiciona para su inútil hijo?".

Era bien sabido en todo Andence que Vivian siempre había malcriado a su único hijo. A causa de su indulgencia, el joven se había convertido en un playboy de pésima reputación.

Al ser expuesta de forma tan directa, su rostro enrojeció, encendido por la ira y la humillación.

"¡Mocosa insolente, voy a darte una lección!".

La mano de Vivian se alzó bruscamente. Por instinto, Melanie intentó esquivarla, pero antes de que pudiera moverse, Lorna se abalanzó para interponerse entre ambas.

Sobresaltada, Melanie abrazó a su madre y, sin tiempo para evitar el golpe, cerró los ojos, preparándose para el ardor de la bofetada.

"¡Basta!".

El grito dejó el brazo de Vivian suspendido en el aire, su movimiento interrumpido por la súbita autoridad que llenó la sala.

Una presencia imponente se cernía detrás de Melanie, y su severidad era inconfundible.

Greyson había intervenido.

Un pesado silencio se instaló en la estancia, y la tensión se hizo palpable. Incluso Vivian, aunque todavía hervía de rabia, se contuvo, si bien su tono permaneció cortante.

"Greyson, llegas justo a tiempo. Estas dos vinieron a nuestra casa para intentar sacarnos dinero. No sé quién las dejó entrar. Sobre todo esa muchacha insolente... ¡Si nadie la pone en su lugar, arrastrará el nombre de la familia por el lodo!".

Greyson ignoró su indignación. Sus ojos se posaron fugazmente en Melanie antes de clavarse en Vivian con una frialdad glacial. "Fui yo quien les abrió la puerta. ¿Tienes algún problema con eso?".

Estupefacta, Vivian lo miró como si el suelo se hubiese abierto bajo sus pies.

"Greyson, ¿qué estás diciendo?".

Con deliberada lentitud, Greyson cruzó la sala y se acomodó en el sofá más cercano, adoptando una postura que irradiaba autoridad.

"El hijo de Leland crece en el vientre de Lorna. A partir de hoy, tanto ella como su hija se quedarán en Villa Esmeralda, la antigua casa de mi hermano".

"¿Cómo dices?". Una oleada de pánico invadió a Vivian.

La propiedad de los Blake se extendía por un vasto terreno y contaba con cuatro grandes villas, además de la residencia principal de John.

Cada una pertenecía a uno de sus hijos como símbolo de su estatus en la familia.

Villa Esmeralda siempre había sido el dominio de Leland.

"¿En serio pretendes acoger a ese bastardo?".

El rostro de Greyson se ensombreció al oír esa palabra. "Ya te lo advertí, Vivian. Ese niño es de mi hermano. ¡No vuelvas a llamarlo así!".

Aunque la presencia de Greyson la intimidaba, Vivian buscó con la mirada a John, esperando su apoyo.

"¡Di algo! Mientras Leland vivía, ninguno de nosotros sabía que se veía con alguien. Ahora que no está, de repente aparecen estas desconocidas diciendo que son familia. Nadie puede probar que el bebé sea suyo. ¿Cómo puedes permitir que se muden a la villa de Leland?".

Apenas las palabras salieron de su boca, Greyson soltó una risa baja y gélida que pareció cortar el aire tenso.

"Vivian, mi padre ya se hizo a un lado. ¿Acaso estás cuestionando mi autoridad como el jefe de esta familia?".

La protesta de Vivian murió en sus labios y su expresión se volvió de piedra.

Un golpe seco y agudo resonó cuando John golpeó el suelo con su bastón. "¡Greyson!".

La postura rígida de Vivian se relajó un poco y sus ojos se volvieron expectantes hacia el anciano.

El recuerdo de la relación de Leland con Lorna aún ardía en la mente de John, y la presencia de la mujer no hacía más que reavivar su ira. Aceptarlas era impensable; ni siquiera la promesa de un nieto, el hijo de Leland, podía disuadirlo.

"Esta familia nunca le abrirá sus puertas a gente con un pasado tan vergonzoso...".

Antes de que John pudiera terminar, Greyson lo interrumpió con un tono neutro y distante. "¿Te falla la memoria o es que te niegas a recordar por qué Leland se fue en primer lugar? ¿O por qué cediste tu puesto como jefe de esta familia?".