VIENTRE DE ALQUILER
img img VIENTRE DE ALQUILER img Capítulo 2 Aceptación de la fecundación in vitro.
2
Capítulo 6 Arrepentimiento... img
Capítulo 7 Entrevista img
Capítulo 8 El hijo del CEO img
Capítulo 9 ¡Abril, por favor sube! img
Capítulo 10 La prueba de la traición img
Capítulo 11 Extraordinaria coincidencia img
Capítulo 12 Entre cielo y tierra nada oculto img
Capítulo 13 ¿Se divorciará el CEO img
Capítulo 14 Descubriendo verdades ocultas img
Capítulo 15 Desenmascarando a Dana img
Capítulo 16 ¡Dana! ¿Estéril ! img
Capítulo 17 Desahogo... img
Capítulo 18 Falsas inseminaciones in vitro img
Capítulo 19 ¡Que comience la función! img
Capítulo 20 ¡Son auténticos! img
Capítulo 21 ¡No es tu hijo! img
Capítulo 22 Un duro golpe... img
Capítulo 23 La nueva socia. img
Capítulo 24 Enamorada del hombre equivocado. img
Capítulo 25 Conflictos con los Smith y Casanova img
Capítulo 26 Jenny está hospitalizada. img
Capítulo 27 Nuevo cargo img
Capítulo 28 Visitas indeseables img
Capítulo 29 Declaración de amor img
Capítulo 30 Desaparición de Daniel img
Capítulo 31 Entrega del dinero img
Capítulo 32 ¡Perdón, Miranda! img
Capítulo 33 Sentencia de divorcio img
Capítulo 34 Oposición img
Capítulo 35 Amenaza img
Capítulo 36 Separación img
img
  /  1
img

Capítulo 2 Aceptación de la fecundación in vitro.

Daniel:

-¡No lo creo! -Aseguré con enojo.

-¿Puedes viajar conmigo mañana a La Puerta? Para que mi tío Robinson, te explique todo el proceso -me rogó, apoderándose de mis labios, despertando en mí el deseo y la pasión por ella.

Llevábamos cinco años manteniendo una relación. Tenía veinte años cuando me sedujo y me llevó a aceptar este compromiso ante su padre, socio del mío. Me vuelve loco su cuerpo perfecto, por eso me someto a su voluntad, solo por deseo y estoy consciente que es así.

-¡Mañana tengo muchos compromisos! Recuerda que estoy asumiendo todas las obligaciones de mi padre, mientras él insiste en encontrar otra oportunidad de vida -manifesté, con mi voz ronca y varonil, que sé que le seduce.

-¡No puede ser! ¿En serio crees que debo resolver esto sola? -interpeló ella con una mirada sarcástica y segura.

«Al final, terminaré haciendo lo que ella pida», pensé.

-¡No, Dana! Solo, que ahora no puedo viajar -justifiqué con enojo.

-¡Si no vas conmigo, tu padre se morirá con el deseo insatisfecho de tener un nieto que lo perpetúe! -Sentenció manipuladora.

Al observar mi cara de pocos amigos, Dana se acercó a mí y rozó con su mano intencionalmente, la parte delantera de mi pantalón.

-¡Si no quieres embarazarte, no me provoques! -Reaccioné groseramente, apartando su mano. Sé que le fascina hacer el amor conmigo.

-¡Je, je, je! -Sonrió provocativamente.

»¡Qué lástima! -Pensé que me deseabas y que te gustaba hacer el amor conmigo -dijo ella, con una sonrisa que me seducía y me fascinaba.

Durante unos segundos, tal vez minutos, la observé fijamente, escudriñando en su mirada, la verdad de su negativa. No podía concebir que si me ama, como dice a cada instante, se niegue a darme un hijo.

Lamentablemente, pude percibir la determinación en su mirada. Por lo visto, no está dispuesta a complacerme. Es cierto que admiro su cuerpo, su piel sin ninguna marca ni huella del tiempo, pero no entiendo, cómo eso es más importante que tener un hijo, fruto de su propio amor, según sus propias palabras.

Mientras razonaba y reflexionaba, ella se acercó y se apoderó de mi cuerpo, como lo suele hacer, para doblegar mi voluntad.

-¡Ja, ja, ja! Siempre terminamos igual, haciendo el amor, pero no me complaces en lo único que hasta ahora te he pedido en estos... ¿Cinco años? -Cuestioné, tomando su mentón con mi mano y fijando mi mirada en sus bellos ojos.

-¡Mi vida! -Ronroneó imitando el ronquido de su gata.

-¿Mi vida? ¿Qué? -Refuté-. Te he prometido que me casaré contigo si logramos tener un bebé. Aunque, aún no está en mis planes casarme -susurré, mordiendo sus labios.

»No obstante, para que mi hijo nazca en un vínculo familiar estable, me casaré contigo -aseguré con firmeza.

-¡Es que tampoco quiero casarme tan pronto! -Protestó ella- Estoy muy joven para asumir esa responsabilidad -objetó de nuevo.

-¡Sé que te ves y te sientes muy joven! ¡Eso me consta! -Comenté con sinceridad-. Pero la verdad es que ya has cumplido los treinta y, en unos años no podrás tener hijos -sentencié, para defender mis motivos.

Ella, se soltó de mis brazos, caminó hacia la ventana de mi habitación y observó el panorama sin decir nada. Le dejé que reflexionara y me dirigí al bar, situado al lado del balcón. Preparé dos bebidas, le di una a Dana y me serví otra, esperando su decisión.

-¡Te voy a complacer! -Expresó ella, mirándome fijamente y yo sonreí, no esperaba escuchar esto tan pronto.

-¡Si en un mes, no quedó embarazada, iremos donde mi tío! Para iniciar los trámites de subrogación de vientre -añadió-. Será un alquiler de vientre, solo nos prestarán el útero; todo lo demás es tuyo y mío.

»¿Te parece? -Preguntó ella, con su sonrisa maliciosa.

-Sí, sí, sí. Acepto -acordé confiado en que lograré embarazarla en este tiempo.

(***)

Obviamente, ese mismo día dimos rienda suelta a nuestra pasión y deseo para lograr el objetivo. Descuidé un poco los negocios de mi padre para dedicarme de lleno a concebir mi propio hijo.

Entretanto, mi padre había viajado al extranjero en búsqueda de una segunda oportunidad de vida. A pesar de que el diagnóstico lo había realizado una persona de su entera confianza, él insistió.

(***)

Entre tanto, en la provincia de La Puerta

Abril:

Cansada de tantos exámenes y estudios, estuve angustiada mientras esperaba la llamada del doctor Robinson Smith. Me sugirió que, para evitar problemas y traumas, tanto para su sobrina como para mí, era preferible que no nos conociéramos. Él, será el intermediario entre nosotras.

¡Rin, rin! ¡Rin, rin!

-¿Si? -Respondí a un número desconocido sin identificarme, y acomodé a mi madre en la cama después de que saliera del baño.

-¿Señorita Abril? -Preguntó quién llamaba, era una voz muy varonil.

-Sí, ella habla -respondí sin identificar la voz.

-Soy el ginecólogo amigo de Robinson Smith, ¿podría pasar mañana temprano por mi consultorio? -Consultó él- Necesito repetir unos estudios -afirmó este.

-¡Sí, sí puedo! -Respondí asustada, porque esta era la única solución que tenía para el caso de mi mamá.

-¡Genial, te espero mañana! -Se despidió.

«¡Dios mío, dame fortaleza para lo que me viene!» Supliqué al Creador para que me quitara el susto que sentí en la parte izquierda del abdomen.

«¡Dios mío! Sé que no estoy cumpliendo tus mandamientos, pero ayúdame para que mi madre consiga esta segunda oportunidad de vida», exclamé, dejando correr mis lágrimas y despidiendo mis sueños.

Al levantarme del viejo mueble donde estaba sentada, miré el pequeño espejo que colgaba en la puerta de la habitación.

«¡Ya no hay vuelta atrás, Abril! Ni siquiera tendrás contacto con la pareja a quien le alquilaras tu vientre», pensé, recordando que no será mi hijo, puesto que me implantarán los embriones en el útero, donde crecerá y se producirá el embarazo.

«Lo que no entiendo es por qué tiene que hacer la implantación del embrión cuando esté ovulando», objeté.

«Bueno, eso fue lo que entendí», razoné muy pensativa con esta duda.

«En todo caso, hace dos días firmé el contrato en presencia del funcionario, el doctor Robinson y el ginecólogo, así que no puedo retractarme. Además, mi madre está cada vez peor», analicé.

(***)

Al mes exacto, en Valparaíso

El narrador:

-¿Qué pasó, mi amor? ¿Fuiste al laboratorio? -Preguntó Daniel a Dana, esperanzado porque habían concluido los treinta días que ella le había exigido.

-¡Sí! -Contestó ella, triste y haciendo un puchero, consiguiendo que él sonriera y se olvidara de las preocupaciones del día.

-¡Ven! ¿Qué ha pasado? -Preguntó él. Ella, caminó hasta su bolso y sacó cuatro test de embarazo que indicaban que no estaba embarazada. Sin embargo, él insistió.

-¡Vamos a un laboratorio! No confío mucho en esos métodos exprés, por llamarlos de alguna manera -explicó. Ella salió con él hasta el centro de salud para complacerle.

Media hora después, les entregaron los resultados. El resultado era negativo. Para él, fue una frustración, así que le hizo otra propuesta a su pareja.

-¿Y si nos sometemos a revisiones médicas para determinar la causa de porque no quedas embarazada? -Cuestionó, decidido a ser padre de forma natural.

-¡No! Ese no fue nuestro acuerdo. Daniel, te lo propuse claramente hace un mes: que si no quedaba embarazada, hablaríamos con mi tío -recordó ella...

            
            

COPYRIGHT(©) 2022