Capítulo 2 La única salida

Avery entrecerró los ojos, con un destello de ansiedad tras su serena apariencia. "Probablemente no sea nada, solo un ligero dolor de cabeza", insistió, intentando restarle importancia.

"Es mejor revisar todo, solo para estar seguros", dijo el doctor con una sonrisa tranquilizadora.

Avery apretó los labios, con la incertidumbre carcomiéndola por dentro.

Si aceptaba el examen, su secreto podría salir a la luz allí mismo. "Deberías dejar que el doctor haga su trabajo. Aunque por fuera parezcas estar bien, podrías tener alguna lesión interna que no vemos", intentó tranquilizarla Walter.

"Yo...".

"¡Avery!", gritó una mujer con la voz temblorosa, irrumpiendo en la habitación.

Sin previo aviso, la mujer la envolvió en un fuerte abrazo.

"Mi niño precioso, nunca pensé que volvería a verte", sollozó, aferrándose a él con fuerza.

Avery se quedó rígida entre sus brazos, apenas respirando, aterrada de que aquel abrazo repentino descubrieran su disfraz.

"Tranquila, mamá. El doctor todavía está examinando a Avery", le dijo Walter, apartando con delicadeza a su madre.

Parpadeando para contener las lágrimas, Lindsay Hudson se volvió hacia el médico. "Doctor, por favor, dígame cómo está mi hijo", pidió.

El doctor asintió cortésmente y respondió: "Señora Hudson, el paciente parece estable por ahora. Walter mencionó que sufre de dolores de cabeza, así que me gustaría realizarle algunos exámenes para cerciorarnos".

"Gracias, doctor. Por favor, sea minucioso", respondió Lindsay. Luego, le hizo un gesto a Walter para que la siguiera al pasillo.

En cuanto salieron al pasillo, Avery soltó un largo suspiro, liberando la tensión de sus hombros.

Ahora viene la parte difícil: someterse a este examen sin que descubrieran su secreto.

El doctor se inclinó y le susurró: "No hay necesidad de preocuparse, señora. Soy miembro del Colectivo Umbra". Ella se levantó de un salto de la cama y, con la mano levantada, le apretó con fuerza el cuello.

El doctor levantó las manos en el aire y soltó una risa temblorosa. "¡Por favor, cálmese! ¡No hay necesidad de violencia!".

"¿Que me calme?", repitió ella con una voz gélida. "¿Cómo? ¡Mire el lío en el que me han arrastrado! Dígame qué está tramando Ashton en realidad".

El doctor era consciente de lo que era capaz y que no tendría una segunda oportunidad si fallaba.

Mantuvo un tono firme mientras explicaba: "Durante años, el Colectivo Umbra ha buscado al verdadero autor intelectual de la muerte del Rey de las Sombras. Cada pista nos ha llevado siempre a la familia Hudson, pero su poder en Shoria es absoluto. Nadie ajeno a su círculo puede acercarse lo suficiente para revelar la verdad. La única forma de infiltrarnos es que usted se convierta en uno de ellos: asuma el papel de su hijo más joven desaparecido, gánese su confianza y descubra al autor intelectual desde adentro".

Avery se apartó, bajó la mano y se desplomó en la cama con una risa hueca y amarga. "Me sorprendería si logro salir de este enredo sin volar mi tapadera. Encontrar al culpable es la menor de mis preocupaciones".

"Espere, mire esto". El doctor sacó una foto gastada y se la entregó.

Avery examinó la imagen y frunció el ceño. "¿Qué se supone que debo ver aquí?".

"Es el retrato de la familia Hudson".

La chica estudió los rostros. Reconoció de inmediato a Lindsay y a Walter. Su mirada se detuvo en el hombre de aspecto severo y ojos dominantes: debía de ser Ryan Hudson, el patriarca de la familia.

A sus lados, otros dos hombres, ambos con un aire de serena confianza. Supuso que eran Felipe y Zacarías Hudson, el hijo mayor y el tercero, respectivamente. "¿Por qué me da esta foto? ¿A qué punto quiere llegar?", cuestionó.

Él le indicó que mirara con más atención. "¿Ve el parecido? Usted se parece a la familia más de lo que cree".

La joven volvió a mirar la foto, esta vez más detenidamente. No podía negarlo: había un parecido real, lo suficiente como para engañar incluso al observador más cuidadoso.

"¿Quieres que me haga pasar por su hijo perdido solo por un poco de parecido familiar?", preguntó con la voz aguda, cargada de incredulidad.

El médico asintió y respondió con calma: "Su historia ha sido elaborada hasta el más mínimo detalle. Incluso fingimos el accidente automovilístico para darle un caso creíble de amnesia. El resto depende de usted".

Avery apretó los dientes, maldiciendo en silencio a Ashton por haberla arrastrado a este lío.

Con una mirada fría clavada en el doctor: "Háblame de la masacre de la familia Cooper. Y no olvides las reglas del Colectivo Umbra".

El doctor palideció y su voz tembló al responder: "Le aseguro, la familia Cooper se lo buscaron solos. Cruzaron demasiadas líneas; ningún inocente resultó herido en el fuego cruzado. Fue un trabajo limpio".

Parte de la tensión se disipó de los hombros de Avery. Incluso en el hampa, había límites que no se debían cruzar.

Mientras tanto, en el pasillo, Lindsay lucía una expresión feroz y su presencia imponía autoridad.

"¿Has averiguado quién está detrás de esto?", inquirió con voz cortante y ojos brillantes. "Quien se haya atrevido a tocar a mi hijo no vivirá para contarlo".

Walter respondió con el rostro serio: "Mamá, dudo que tengamos que involucrarnos. Para cuando encontramos a los responsables, alguien más ya se había encargado de ellos".

Lindsay enarcó las cejas, sorprendida. "¿Ya se encargaron? ¿Quién podría adelantarse antes que nosotros?".

Su hijo sacudió ligeramente la cabeza. "Todavía estamos atando cabos. Por ahora, todo apunta a que el Colectivo Umbra está involucrado".

Un profundo surco apareció entre las cejas de Lindsay. "¿El Colectivo Umbra?", repitió, con un dejo de incredulidad. "Ese nuevo sindicato de Vrunron, ¿no es así? Dicen que su líder es una mujer, pero ¿qué la traería a Shoria?".

Se quedó en silencio un momento y después asintió con firmeza. "Mantén la investigación en secreto. Avery acaba de regresar y no sabe casi nada de esta familia. Protejámoslo de más problemas".

Una sombra pasó por sus ojos. "Ya ha pasado por bastante. Ahora más que nunca, le debemos un hogar tranquilo".

Walter asintió con resolución. "Te lo prometo, mamá. Lo cuidaré".