Reina deslumbrante desenmascarada: ¡nunca fue ordinaria!
img img Reina deslumbrante desenmascarada: ¡nunca fue ordinaria! img Capítulo 6 Estaré esperando
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Capítulo 9 Esos ojos img
Capítulo 10 Nuestras órdenes vienen del señor Walsh img
Capítulo 11 Se estaba pasando de la raya img
Capítulo 12 ¿Qué tal si te muestro algunos movimientos img
Capítulo 13 Mudarse a la villa de Mateo img
Capítulo 14 Bahía Tamarindo Núm. 1 img
Capítulo 15 Una pista sobre Céfiro img
Capítulo 16 La cirugía es necesaria img
Capítulo 17 El señor Walsh fue a buscarla en una moto img
Capítulo 18 ¿Es su novio img
Capítulo 19 Ayudar a la familia es tu responsabilidad img
Capítulo 20 Cambio repentino img
Capítulo 21 Mantenerte a salvo img
Capítulo 22 ¿Todo era una coincidencia, o había sido planeado img
Capítulo 23 Lección práctica img
Capítulo 24 ¿Qué te parece si apostamos para hacerlo más interesante img
Capítulo 25 Caylee ganó img
Capítulo 26 ¿Realmente no sabía nada img
Capítulo 27 Entrenamiento paso a paso img
Capítulo 28 Almuerza conmigo img
Capítulo 29 No se había rendido img
Capítulo 30 El arreglo matrimonial img
Capítulo 31 Caylee contra Stacey img
Capítulo 32 Ha pasado un tiempo desde la última vez que nos vimos img
Capítulo 33 La provocación de Stacey img
Capítulo 34 Nunca lo acepté img
Capítulo 35 ¿Aún debería ir img
Capítulo 36 Mudanza img
Capítulo 37 La misteriosa familia Medina img
Capítulo 38 La fiesta prometía un espectáculo img
Capítulo 39 El impostor img
Capítulo 40 Las dos recién llegadas img
Capítulo 41 Los cuatro se encontraron en el centro del salón img
Capítulo 42 Una confrontación pública img
Capítulo 43 No puedo recordar cada detalle img
Capítulo 44 Verdaderamente impresionante img
Capítulo 45 ¿Raymond ya está aquí img
Capítulo 46 Nunca podría confundirlo img
Capítulo 47 El escándalo del año img
Capítulo 48 Caída en desgracia img
Capítulo 49 Lamentable img
Capítulo 50 Él no me importa img
Capítulo 51 Una segunda oportunidad img
Capítulo 52 ¿Qué rostro elegirá para esta noche img
Capítulo 53 El entrenador img
Capítulo 54 . ¿Lastimé tu ego img
Capítulo 55 ¿Quién eres tú img
Capítulo 56 ¿Te divertiste img
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Capítulo 6 Estaré esperando

El casco de ese hombre tenía el mismo diseño que la máscara que Caylee recordaba, así que ella sintió que el corazón le daba un vuelco. Al instante siguiente, un estremecimiento la recorrió, haciendo que el pulso se le acelerara.

"Eres impresionante", dijo el hombre del auto negro al bajar, con genuina admiración en su voz.

"Quítate el casco. Quiero ver tu cara", exigió la chica, sin responder al halago.

Él se llevó las manos al casco, a punto de quitárselo...

La multitud enmudeció y contuvo el aliento.

"¡Dios mío! ¿Será que el Dios de la Velocidad, el tricampeón, por fin va a mostrar su rostro?".

"¡Más le vale ser increíblemente guapo!".

"¡Quítatelo! ¡Quítatelo!".

Los cánticos se intensificaron desde las gradas. Lentamente, él comenzó a levantarse el casco. Lo primero que apareció fue una mandíbula afilada.

Caylee se encontró conteniendo la respiración, atrapada en el momento.

"¡Espera!", gritó justo cuando su interlocutor estaba a punto de quitarse por completo el casco. Acto seguido avanzó y, tras estabilizarse, dijo: "Hagamos un trato".

El hombre se congeló. Su rostro seguía oculto, pero su voz transmitía una diversión burlona, al responder: "¿Un trato?".

"Sí", corroboró ella, acercándosele. "Me cuentas todo sobre esa máscara y, a cambio, te dejas el casco puesto".

La multitud estalló en susurros y jadeos.

"¿Qué está pasando? ¿Será que el Dios de la Velocidad está demasiado asustado para quitarse el casco?".

"¿Estás ciego? ¡La conductora del auto rojo lo está deteniendo!".

Sin embargo, en la pista, todo el ruido se desvanecía. Caylee y el hombre se miraron fijamente a través del visor, sin parpadear ni ceder.

Desde las gradas, Brett miraba fijamente la escena, completamente congelado. Reconoció a Caylee, a pesar de que llevaba la máscara. No podía creerlo. Su exesposa, otrora tranquila y obediente..., estaba allí, mostrándose intrépida y radiante. ¿Cómo había logrado ocultar ese lado de sí misma durante tanto tiempo?

En ese momento, él prefería convencerse de que se estaba imaginando todo a reconocer que su ex se había estado conteniendo todos los años que estuvo a su lado.

Antes de que pudiera seguir dándole vueltas al asunto, una mano suave se deslizó sobre su brazo. Al instante siguiente, la voz de Stacey lo devolvió a la realidad.

"Brett, ¿estás bien?".

"Sí, solo aposté por el conductor equivocado y perdí un poco de dinero", respondió él, obligándose a mirar hacia abajo para ocultar la tormenta en su interior.

"¡Igual yo! Debería haber escuchado a Mateo y apostar todo por el auto rojo. Me burlé de él antes... y ahora míranos", se quejó el hombre a su lado.

Brett sintió que se le revolvía el estómago. ¿De verdad Mateo había apostado todo a Caylee?

El recuerdo de la facilidad y naturalidad con la que se habían mostrado antes lo apuñaló como una espina. Al momento siguiente, la vergüenza y la furia crecieron en su interior. No podía apartar la vista de la pista, donde Caylee se enfrentaba directamente al Dios de la Velocidad.

Este último inclinó la cabeza y respondió con voz burlona: "Tres días. Si logras descubrir quién soy en realidad, te contaré todo sobre la máscara y...". Inclinándose hacia ella y susurrando en un tono lo suficientemente bajo para que solo su interlocutora pudiera escucharlo, agregó: "También del accidente de auto".

La mujer sintió que el pecho se le contraía, pues había acertado. Brett no había sido quien la salvó.

Luego, con un movimiento rápido, el hombre se quitó el casco.

La multitud estalló, primero en jadeos... y luego en gemidos de decepción. El rostro revelado era sorprendentemente ordinario, nada que ver con la leyenda que habían creado en sus mentes. Algunos fanáticos incluso lloraron abiertamente, diciendo que ya habían tenido suficiente.

Por su parte, Caylee entrecerró los ojos, consciente de que nada era lo que parecía. ¿Ese hombre era ordinario? Apenas. Tenía cejas bien definidas, una mirada fija y su presencia estaba cargada de arrogancia y dominio, como si estuviera por encima de todos sin siquiera intentarlo.

Y con respecto al disfraz que usaba... tenía que reconocer que era perfecto. No se trataba de una simple máscara, sino de una hábil remodelación de un rostro. Incluso ella, que era una experta en la materia, tuvo que admitir que estaba hecho con maestría.

Con un movimiento casual, el hombre dejó caer el casco a un lado y dijo con suavidad: "La prueba del pequeño accidente que Stacey montó ya está en tu bandeja de entrada. Señorita Jenkins, te estaré esperando en tres días".

'Así que fue él quien consiguió las pruebas antes que nadie', pensó la joven.

Por su parte, con un caminar suave, el hombre desapareció entre la multitud, irradiando encanto y desafío.

Caylee lo siguió con la mirada, mientras un destello de emoción se encendía en su pecho.

La chica se cambió su traje de carreras por su ropa de calle. Quería irse sin dejar rastro, así que se dirigió a la ventana y salió por ella, solo para encontrarse con Brett de pie justo afuera.

"¡Caylee! ¿Dónde estaba este lado tuyo antes?", espetó él. "¡Apenas nos divorciamos y ya estás presumiendo de ti misma! ¿A quién intentas impresionar? ¿O es que has estado envuelta con el señor Walsh todo este tiempo?".

Con la mandíbula rígida y los dientes apretados, remató en un tono acusador: "Realmente no sabía que pudieras caer tan bajo".

Ella contuvo el impulso de cachetearlo y, en su lugar, soltó una risa aguda, mientras replicaba: "La gente como tú asume que todos son de su condición. Patético".

Él abrió la boca para discutir, pero Stacey se aferró a su brazo y, en un tono falsamente dulce, intervino: "Señorita Jenkins, Brett solo quiere lo mejor para ti. Mateo no es un hombre con el que se pueda jugar. Si descubre que lo engañaste haciéndote pasar por Céfiro, ¿qué crees que te pasará?".

"Mi vida no es asunto tuyo", señaló la otra, mirando fijamente a Brett. Luego, agregó: "Pero ya que estás preocupado por la reputación, señor Griffiths, tal vez no debiste haber echado a tu esposa como basura. Cuando esa pequeña historia circule, ya veremos el futuro de quién se arruina primero".

Acto seguido, avanzó y, sin dudarlo, lo empujó al pasar. Durante tres años se había humillado, pensando que él la había salvado del accidente de auto, pero ahora que la ilusión se había roto, lo único que sentía por ese hombre era puro asco.

"¡Caylee, más te vale que cooperes conmigo! Si el señor Walsh descubre tu engaño, ¡te arrepentirás!", exclamó Brett, en un tono agudo y amenazante.

La aludida se detuvo, lo suficiente para dedicarle una sonrisa deslumbrante y burlona, y contestó: "Entonces, estaré esperando".

Tras eso, se marchó, dejando solo amargura tras de sí.

            
            

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