Capítulo 5 APERITIVOS (1)

GRACE

"¿Qué dices ahora?" La voz de Samantha estaba llena de sorpresa.

Miré por la ventanilla del coche que avanzaba a toda velocidad mientras pasábamos junto al Empire State Building, un lugar que últimamente me emociona profundamente cada vez que contemplo su grandeza. Rápidamente aparté la vista antes de que se me llenaran los ojos de lágrimas.

"Estoy buscando trabajo como niñera", le repetí a Samantha, quien inicialmente me había llamado para disculparse por no haber podido venir a mi casa el día anterior.

«¿Una... una... niñera?» Era como si las palabras la ahogaran. «Grace, eres una estrella en el mundo editorial. ¿Pero quieres ser niñera?»

"Por ahora no quiero lidiar con esa vida. Necesito un descanso enorme de leer manuscritos tan largos."

¿Y cuidar niños es tu opción? Si quieres, puedes decidir no trabajar, tienes una buena posición económica.

Suspiré profundamente, tanto que me hundió los hombros. «Samantha, no puedo quedarme de brazos cruzados. Sabes perfectamente que odio estar ociosa. Necesito distraerme, y cuidar niños es la distracción perfecta. Bueno, eso depende de si me dan el trabajo».

-Entonces, si no consigues el trabajo, ¿vas a trabajar en McDonald's?

-Samantha, confía en mí en esto. -No me gustó su sarcasmo y no entendí su punto de vista. ¿Por qué no puede ser más como David? Él no cuestionó mucho mi decisión e incluso me llamó esta mañana para desearme suerte en la entrevista.

Tengo que decir que me parece genial que David se haya integrado tan bien en mi vida, algo que no puedo evitar admirar. Si hubiera sido otra persona, dudo que seguiría hablando con ella.

-Vale, chica. Lo que tú digas. ¿A quién vas a cuidar?

"No lo sé. No lo especificaron exactamente."

Casi podía ver a Sam poner los ojos en blanco. "¿Y si es un anciano?"

"Bueno, ya veremos qué tal sale, ¿no?"

Samantha exhaló ruidosamente en el teléfono, como intentando decir: Estoy cansada de ti, pero te quiero igual.

-De acuerdo, Grace. Siempre y cuando esta distracción garantice que no pases toda la noche borracha en un bar, no es una mala idea.

-Ya llegamos, señora -me avisó mi conductor de Uber mientras giraba el volante con suavidad y encontraba un lugar para estacionar justo frente a una enorme puerta negra. Tras asegurarme de que el pago automático se había realizado correctamente, le di las gracias al hombre de mediana edad y salí del auto, mientras escuchaba a medias a Samantha dando órdenes a uno de los nuevos becarios en el trabajo.

Cuando volvió a prestar atención a nuestra llamada, dije: «Bueno, he llegado a mi destino y...» Me acerqué para mirar a través de la verja de la casa a la que estaba a punto de entrar. Mi vista casi alcanzaba el cielo y fruncí el ceño. «...eh, la casa parece un hotel. Es enorme».

'Quizás solo estén de paso por la ciudad y hayan decidido alojarse en un hotel. Es obvio que son ricos; al menos no te pagarán una miseria.'

Puse los ojos en blanco ante sus palabras.

Estaba a punto de maldecir mi escasa visibilidad del edificio cuando un guardia de seguridad apareció de repente y me preguntó qué hacía allí. En cuanto le expliqué el motivo de mi visita, no dudó en abrir la puerta peatonal. Crucé al otro lado y al instante sentí cómo cambiaba la intensidad de la brisa a mi alrededor.

Eso era comprensible.

El enorme edificio, no muy lejano, que estaba contemplando, me produjo un escalofrío tan intenso que mis ojos se abrieron de par en par mientras mi piel se erizaba durante unos segundos.

Sin tener un control adecuado de mis sentidos, seguí ciegamente al guardia que dijo algo sobre guiarme a mi destino.

'Eh... ¿Grace, estás ahí?'

Esa voz me hizo regresar y logré apartar la vista del rascacielos casi acristalado que, de forma sencilla pero artística, lucía el nombre del hotel en su centro.

-Sam... No te lo vas a creer. -No le di tiempo a cuestionar mi emoción contenida. Con la mano derecha ahuecando el aire alrededor del teléfono, dije: -Acabo de entrar en el Hotel Pierre.

¡Chica... cállate!

"Ojalá pudiera. Pero no estoy mintiendo."

Me costó muchísimo contener el grito que me moría por soltar. Menos mal que lo conseguí, porque habría arruinado el ambiente del hotel.

Para explicar mi entusiasmo, el Hotel Pierre es uno de los hoteles más exclusivos del país.

Está ubicado en una zona de fácil acceso, pero no es un lugar al que cualquiera pueda ir. Es el tipo de hotel que atiende al uno por ciento más rico del universo.

Puede que tenga una buena posición económica, pero jamás podría permitirme entrar en el vestíbulo. El sitio es carísimo.

-Grace... -Sam compartió mi entusiasmo y eso me sacó de mis pensamientos-. Esto solo puede significar que esta familia es extremadamente rica. ¡Ve a por ese trabajo, chica!

"Creí que habías dicho que ese trabajo no era para mí."

-Bueno, ahora sí. Incluso podrías ganar más que en Elite.

Unos ruidos de forcejeo llenaban el fondo de nuestra llamada y creo que alcancé a reconocer un atisbo de la voz de mi antiguo jefe. Mientras escuchaba, vi que el guardia me conducía más allá de la entrada principal del hotel, donde varios coches de lujo estaban aparcados y esperando a sus dueños.

"Eh... Sam", sentí la necesidad de estar muy atento al camino que estábamos tomando, "tengo que irme ahora. Cuídate".

'Lo haré. Que tengas un buen día y tenemos que charlar de todo cuando vuelvas.'

Sonreí y terminé la llamada.

Segundos después, el joven que me guiaba se giró hacia mí para explicarme la ruta que habíamos elegido. «Tenemos que entrar por la puerta de atrás, ya que usted no está aquí como invitada. Además, nadie le preguntará mucho si toma esta ruta».

-Ah, ya veo -asentí y agradecí su explicación.

Seguimos caminando y mi imaginación empezó a volar. Comencé a visualizar la exquisitez que esperaba encontrar en el interior. No me sorprendería que el oro tuviera un papel protagonista en la construcción.