Capítulo 8 MARVEL GANG (2 )

GRACE

Fiona se bajó del taburete y caminó hacia la salida. «Son casi las tres, Ruby ya debería estar de camino». Me levanté y la seguí. Y cuando se detuvo y levantó un dedo, yo también me detuve. Pero no levanté el dedo.

"El padre de Ruby regresará alrededor de las siete de la tarde, así que tienes que quedarte hasta entonces. Pero asegúrate de volver temprano mañana. Tienes que estar aquí a las siete de la mañana. Si puedes llegar antes, mejor."

"gracias, Fiona."

Reanudamos nuestra caminata y, al llegar al gran salón, la puerta principal se abrió y apareció una niña pequeña.

Entró completamente en la habitación y mi rostro se iluminó con una enorme sonrisa.

La niña era muy bonita. Vestida con un corpiño negro con una flor rosa en el centro y mallas azules, la niña hacía ruido con sus chanclas mientras corría hacia Fiona.

-Ahí está mi niña -dijo Fiona, abrazándola con fuerza, casi enterrándola con su amor y... con su pecho. Al soltarla, Ruby me miró. Sus ojos eran color miel, y su cabello negro azabache caía sobre sus mejillas, resaltando la redondez de su rostro.

Tras un breve contacto visual, Ruby se giró hacia Fiona, que ahora le estaba quitando la mochila a la niña.

-¿Es ella mi nueva niñera? -Su voz era como debía ser... como la de una niña. Solo que no era tan aguda como la que solían tener algunas chicas.

-Sí, Ruby. Saluda.

Me tendió su manita. «Hola. Soy Ruby. ¿Y tú?». Noté que ceceaba un poco. Apenas se notaba al hablar, así que pasaba desapercibido.

"Grace." Tu canguro. No una niñera.

-Eres guapa -dijo, pestañeando con vehemencia y mostrando profundos hoyuelos en su rostro al sonreír.

"gracias, Ruby. Tú también eres muy guapa."

¿Quieres ver mis juguetes? Tengo una figura de acción de Iron Man.

Vaya, vaya. Me esperaba algo como una pandilla de Barbie, pero esto está bien.

Adopté una pose dramática. "¿No me digas que tú también eres fan de Marvel?"

Saltó de alegría y volvió a sonreír. ¡Caramba, qué guapa es ! Uno solo puede imaginar lo guapos que deben ser sus padres. Ahora que lo pienso, no hay fotos familiares por ningún lado.

-¡Sí, lo soy! -Ruby no actuaba como si yo fuera una extraña, cuando en realidad lo era-. ¡Me encanta Hulk!

-¡Qué bien! ¿Subimos a ver esas figuras de acción? -Fiona y yo intercambiamos una sonrisa y ella me hizo un gesto de aprobación con el pulgar.

Ruby me agarró la mano, sus deditos apenas cubrían una cuarta parte de la mía. -Vamos, Grace. Si quieres, podemos ver Thor también.

-Me encantaría -dije riendo a carcajadas mientras ella me arrastraba un poco escaleras arriba.

Era una niña encantadora, sin duda. Y debería disfrutar muchísimo de este nuevo trabajo.

********

Ya eran más de las siete y el padre de Ruby aún no había llegado. Ruby y yo estábamos en el salón, viendo algunos vídeos de YouTube aptos para niños. Fiona seguía por allí, preparando la cena en la cocina.

Mientras reflexionaba sobre cómo transcurriría mi noche, un sonido proveniente de la puerta de entrada nos hizo apartar la vista del ordenador portátil.

"¡Papá!" Ruby se levantó y corrió hacia la puerta, abrazando al hombre antes incluso de que pudiera entrar.

-Hola, Ruby. ¿Cómo estás?

Me enderecé mientras esperaba a que entrara. Su voz sonaba igual que la del teléfono y, aunque su actitud de entonces me había molestado un poco, decidí disimular. Al fin y al cabo, es mi jefe.

-Estoy bien, papá. Tengo una nueva niñera. Niñera. Oye, niñera. No es tan difícil decir eso.

"Y es muy guapa." Por la forma tan elaborada en que hablaba, cualquiera diría que yo era Priyanka Chopra.

"Bien. Entremos."

Decidí acercarme a la puerta, ya que sería una descortesía que mi jefe tuviera que venir hacia mí. Al llegar al escalón que daba acceso al salón desde fuera, me detuve.

Levanté la vista de mi zapato, que estaba revisando para ver si tenía alguna mancha de cuando Ruby pintó.

Y en cuanto mis ojos se encontraron con los del padre de Ruby, se me desencajó ligeramente la mandíbula.

El señor Powers, el hombre atractivo con el que imaginaba casarme, estaba frente a mí. Su hija, en brazos, sonreía como si le hubiera tocado la lotería. La bajó y se acercó. Al detenerse a pocos metros del borde de la escalera, sus ojos azulados me miraron.

-Señorita Sands. Me han dicho que ha llegado temprano hoy. -Dios mío, su voz. Era tan profunda y a la vez tan suave-. Bien. Mantenga ese ritmo y conservará su trabajo por un tiempo.

Tras deleitarme con la calma de su voz, el señor Powers metió las manos en los bolsillos de su pantalón, que, como ya he mencionado, le sentaba de maravilla. «Confío en que Fiona te haya pasado», dijo.

Incapaz de confiar en mi propia boca, asentí, mordiéndome el interior de los labios mientras los cerraba con fuerza. "De acuerdo."

Y se alejó, sus zapatos subiendo los escalones con GRACE mientras su aroma dejaba un rastro.

Me llevé la mano a la cara y gemí para mis adentros.

¿Cómo voy a sobrevivir a esto?

¿Cómo voy a sobrevivir en este trabajo si mi jefe es un hombre increíblemente guapo y sexy? ¿Cómo voy a cuidar con éxito a la hija del hombre con el que casi me casé en mi imaginación?

¡Ay, mis pobres hormonas! Parece que les espera una dura batalla.

-Grace... -Bajé las manos de mi rostro y le dediqué a Ruby una linda sonrisa.

"Ruby, me tengo que ir. Necesito descansar todo lo que pueda ahora mismo."

-¿Qué? ¿No te quedas a cenar? -preguntó Fiona al aparecer de repente.

-No, Fiona. Como sabes, mañana tengo que levantarme temprano. -¡Yo, borracha, no voy a estar nada contenta con eso! ¡Pero bueno! ¡Tengo que comportarme bien!

Pensé para mis adentros, repitiendo las frases con un tono cantarino.

-Ojalá vivieras con nosotros. ¡Tengo muchísimas ganas de verte de nuevo! -dijo Ruby, y me acerqué a ella después de coger mi bolso de las manos de Fiona, que lo intentó antes que yo.

"Ruby, volveré mañana y quizá podamos ver esa piscina de la que me hablaste."

-De acuerdo. -Su puchero era triste, pero me alegró que ya le cayera bien-. Buenas noches, Grace.

Mi sonrisa fue sincera cuando le devolví el saludo: "Buenas noches, Ruby".

Estaba a punto de moverme cuando el tono de llamada de un iPhone inundó la habitación. Abrí el bolso para comprobar si era mío, pero Fiona me detuvo diciendo: «Oh, ese es mi teléfono. Probablemente sea mi hijo Kyle quien llama».

Sentí que me daba vueltas la cabeza. Fiona debió de notar algún cambio en mi rostro cuando levantó la vista de su teléfono, que ya estaba en silencio. «Cariño, ¿estás bien? Estás bastante pálida».

-Tengo que irme -alcancé a decir-. Buenas noches, Fiona. Que tengas buen viaje.

-Buenas noches. Que duermas bien. -Sonreí y salí de la habitación. Sin detenerme, corrí al ascensor, marqué mi destino y solté el aire que estaba conteniendo.

Entonces pensé: '¿Qué me ha hecho Kyle?'