Reinando en el infierno
img img Reinando en el infierno img Capítulo 4 Terminar lo empezado.
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Capítulo 6 Noche cero. img
Capítulo 7 Otra chica img
Capítulo 8 El demonio me quiere conocer img
Capítulo 9 Identificación falsa img
Capítulo 10 Proposición img
Capítulo 11 Mi gloria o mi perdición img
Capítulo 12 La cena img
Capítulo 13 ¿Celos img
Capítulo 14 Él se llama Alex... img
Capítulo 15 Me fascinas img
Capítulo 16 Siempre consigo lo que quiero img
Capítulo 17 La limpieza img
Capítulo 18 Muñequita img
Capítulo 19 Él puede hacer cualquier cosa sin dejar rastro. img
Capítulo 20 El favor img
Capítulo 21 Atreverme a lo prohíbido img
Capítulo 22 Volveré a estudiar img
Capítulo 23 Quiero más, mucho más... img
Capítulo 24 Primer día img
Capítulo 25 No sé porqué soy tan bueno contigo img
Capítulo 26 Sin exclusividad img
Capítulo 27 Alejarme de él img
Capítulo 28 Soy el puto demonio img
Capítulo 29 Cita con el hermano, ¿son iguales img
Capítulo 30 No soy tuya img
Capítulo 31 Dame una oportunidad img
Capítulo 32 Enfócate en tus estudios img
Capítulo 33 Más mala que yo img
Capítulo 34 Un lobo en piel de oveja img
Capítulo 35 ¿Te estás enamorando de mí img
Capítulo 36 La mujer de mis pesadillas img
Capítulo 37 ¿Quién es el topo img
Capítulo 38 Eres tú img
Capítulo 39 Vengo del Infierno img
Capítulo 40 Un equipo infernal img
Capítulo 41 Dar ese paso... img
Capítulo 42 Oficialmente reinando el infierno img
Capítulo 43 Epílogo img
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Capítulo 4 Terminar lo empezado.

Por unos largos segundos la señora no dice nada, no espero que diga nada tampoco.

-¿Supongo que es broma? -dice ella finalmente, yo me encojo de hombros.

-Ojalá lo fuera -digo suspirando y acercándome hacia el lavado para mojarme un poco la cara-. Maté a mi maldito padrastro, si es que se le podía llamar así -digo con asco. Ella no dice nada, creo que si alguien me hubiera dicho una cosa como esa reaccionaria igual, pero la verdad es que nunca lo sabré.

-Pero ¿y cómo? -preguntó ella afirmándose en la puerta-si solo tienes dieciocho años -dice mirándome con lástima

-Él, abusaba de mí -digo, ella hace un sonido de horror-. Y hoy lo encontré abusando de otra chica, creo incluso menor que yo, ella lloraba y tenia sangre alrededor de las piernas -me detengo un momento cuando las imágenes vuelven a repetirse en mi mente-. Agarre una estatua y le di con ella en la cabeza, luego comenzó a salir mucha sangre , me asuste y me fui - paso una mano por mi pelo.

-Cielo, al parecer no lo mataste -dijo ella suavemente, yo la miro de inmediato

-¿Qué? -pregunto atónita, yo vi toda la sangre saliendo de su cabeza y él no se movía.

-Los policías me dijeron que te buscaban por intento de asesinato -¡dios mío! -. Y por tráfico de drogas -

¿Drogas?, bien hecho mamá.

-¡Él va a matarme! -digo en un susurro, comienzo a caminar por el baño, no tengo el dinero suficiente para escapar del país y seguramente él me encontraría, era un maldito psicópata.

-¿Tu madre sabe que él te hacía eso? -pregunta, yo asiento.

-A veces incluso miraba -me rió amargamente-la creí capaz de todo, sabía que iba a denunciarme pero no creí que fuera acusarme de vender droga, porque esa sería la única forma de que la policía me buscara-digo, la señora solo me miraba, de repente me sonríe y me toca el brazo amablemente

-Tu sándwich está listo, cómelo antes de que se enfríe -me dice, por un momento estoy confundida, ¿acaso no le importa todo lo que le he dicho?

-¿Por qué no me entrego? -le pregunto, ella me da una mirada maternal, y por un momento me siento mucho más calmada.

-Me recuerdas mucho a alguien de hace mucho tiempo, no creo que seas una mala persona, solo creo que te toco una mala vida, así que ahora vamos a comer, que estas muy delgada -dice mirándome de arriba abajo, yo hago lo mismo por inercia, y la verdad tiene razón pero qué más podía hacer, algunas veces la señora Adela me dejaba trabajar en su local y me pagaba con comida. Eso solo cuando el dueño no estaba porque si lo estaba me sacaba a patadas del local, ¡no quiero estas plagas trabajando aquí, arruinan mi local!.

La verdad su estúpido local estaba en un lugar muy poco lujoso, peor reputación no podría tener. Pero luego en un tiroteo de noche murieron alrededor de diez personas dentro del local, incluida Adela, y nunca más volvió a entrar gente.

-Está bien -digo, la sigo hacia la mesa donde estaba sentada, ella va rápidamente hacia el mostrador y viene con un gran sándwich y un vaso de lo que parece ser café, mi estómago vuelve a sonar y ambas nos reímos

-Muchas gracias, en serio -le agradezco, creo que esto es lo más amable que cualquier persona haya hecho por mí.

-Mi nombre es Christine -dice, yo asiento y comienzo a comer porque mi estómago no puede esperar más, a la primera mordida el queso se me pega en los labios y juro que tiene un sabor de los dioses, nunca había probado algo tan exquisito o simplemente tengo demasiada hambre-. Disfrútalo cariño, luego vendré a verte -me dice cuando la campana de la puerta vuelve a sonar.

Miro por inercia hacia la puerta, tengo miedo de que los policías no se hayan convencido y hayan vuelto, pero no, son unos chicos que entran riendo muy fuertemente. Me relajo un poco pero la alerta sigue estando en cada parte de mi cuerpo, como si en cualquier momento tuviera que echar a correr. Uno de ellos me mira, y sonríe, yo levanto una ceja y luego vuelvo a mi sándwich sin prestarle más atención pero parece que él simplemente tiene que molestar a alguien.

-Hey, ¿tú no eres la chica pobre? -dice riéndose, los demás también se ríen, y la verdad no le veo lo gracioso. Me hacen sentir demasiado incomoda y mi cuerpo se tensa tanto que duele.

-¿Y tú? ¿quieres quedarte postrado el resto de tu vida? -dice una voz ronca detrás del chico, la reconozco, reconozco esa voz y por dios que me alegra oírle.

Él imbécil mira hacia atrás, y puedo ver cómo se tensa, era Román, que mide como 1.85 cm y luego estaba el mimado que medía como 1,70 cm. No dijo nada y se fue donde sus amigos.

Román en cambio se sentó en la silla frente a mí, y no dijo nada por unos segundos.

-¿Qué hiciste pequeña? -me pregunta, me atraganto con el café, y se me vuelve a formar el nudo en la garganta.

-Yo no quería -digo en un susurro mirando hacia la calle.

-No lo mataste, debiste haberlo hecho -dice asintiendo-. La perra de tu madre llamó a la ambulancia y ahora está internado, en coma pero vivo -

-Así supe, ¡creí que lo había matado! había demasiada sangre a su alrededor -digo, la señora Christine viene hacia nosotros y Román se tensa un poco-. Tranquilo, vino la policía a buscarme y ella me ayudó -le sonrío lo mejor que puedo a Christine. Ella me devuelve la sonrisa pero aun así Román la mira con desconfianza

-¿Tan luego vinieron?, pero si no ha muerto -dice él confundido.

-Mi querida madre les dijo que era narcotraficante -le digo encogiéndome de hombros.

-¡Pero qué perra que es! -dice alterado Román para luego mirar hacia Christine-. Ella ni siquiera ha probado un porro en su vida -yo asiento.

-Claramente ella no puede estar sin ese imbécil -digo para luego seguir comiendo de mi sándwich.

Conversamos un rato más y Christine le trae un sándwich a Román también. Me cuenta que en el barrio todos están locos y asombrados de que yo, la chica más tímida del barrio haya logrado dejar en ese estado a David. La verdad yo tampoco, pero situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.

-¿Dónde irás? -me pregunta luego de un rato, yo me encojo de hombros, porque no lo sé. Solo han pasado horas desde lo que pasó y la verdad ahora que la policía anda buscándome menos ganas tengo de salir de aquí.

-No lo sé, no tengo donde ir, ni tengo dinero, la policía me está buscando - me paso una mano por la cara en señal de frustración, y yo que pensaba que mi vida no podía ir peor. Claramente si podía ir mucho peor-. Estoy varada en esta cafetería sin salida -

-Mira Aria, tengo un departamento que compre hace un tiempo que no ocupo nunca, no es de lujo pero podrías quedarte ahí hasta que arregles esto -dice posando su mano sobre la mía de forma fraternal-. Te voy a proteger, ese idiota de David no volverá a lastimarte -yo asiento y unas cuantas lágrimas caen de mis ojos, de verdad que en este momento se han preocupado por mí más personas que en toda mi vida. Román creció conmigo, jugábamos con su hermana pequeña pero ella murió en un tiroteo, recibió una bala del arma de David que si bien no era para ella, termino con su vida en un segundo. En un principio nadie sabía quién había sido, pero un día escuche a mi madre pelear con David y mencionaron eso. No podía creerlo, y se lo conté a Román, pero en ese tiempo éramos más pequeños, y no era mucho lo que podíamos hacer.

Solo rogaba que por favor David no despertara de ese coma, porque si no, mi vida se iba a ver mucho más complicada, si tan solo pudiera terminar lo que empecé.

            
            

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