11:59
img img 11:59 img Capítulo 3 3
3
Capítulo 6 6 img
Capítulo 7 7 img
Capítulo 8 8 img
Capítulo 9 9 img
Capítulo 10 10 img
Capítulo 11 11 img
Capítulo 12 Doce img
Capítulo 13 Trece img
Capítulo 14 Catorce img
Capítulo 15 Quince img
Capítulo 16 Dieciséis img
Capítulo 17 Diecisiete img
Capítulo 18 Dieciocho img
Capítulo 19 Diecinueve - Reencuentro img
Capítulo 20 Veinte: Decisiones img
Capítulo 21 Veintiuno: En cuatro img
Capítulo 22 Veinticuatro: Embarazo img
Capítulo 23 Rompiendo en serio img
Capítulo 24 Calentura en un taxi img
Capítulo 25 El esguince img
Capítulo 26 Celos img
Capítulo 27 Encuentros img
Capítulo 28 Adios Miguel img
Capítulo 29 Propuesta img
Capítulo 30 Dudas img
Capítulo 31 Despedida img
Capítulo 32 ¿Cómo no le contaste a tu familia img
Capítulo 33 Reconciliciación a la distancia img
Capítulo 34 Cumpleaños de Simón img
Capítulo 35 Niégalo todo img
Capítulo 36 Castigo img
Capítulo 37 Poesía img
Capítulo 38 Sin celular img
Capítulo 39 Borrachera img
Capítulo 40 Escribirle a una pared img
Capítulo 41 I´m a mess img
Capítulo 42 Regalo de cumpleaños img
Capítulo 43 Robo img
Capítulo 44 Tiempo img
Capítulo 45 Verdades img
Capítulo 46 Mente sobre el cuerpo img
Capítulo 47 Dolor img
Capítulo 48 Invitación img
Capítulo 49 Cambio de perspectiva img
Capítulo 50 Oportunidad img
Capítulo 51 Piss Off img
Capítulo 52 Control img
Capítulo 53 La llamada img
Capítulo 54 Traslado img
Capítulo 55 Encuentro img
Capítulo 56 Erotismo img
Capítulo 57 Inicia el viaje img
Capítulo 58 Bélgica (parte 1) img
Capítulo 59 Bélgica (parte 2) img
Capítulo 60 Ámsterdam img
Capítulo 61 La separación img
img
  /  1
img

Capítulo 3 3

No logra dormirse, revive los hechos de la noche una y otra vez en su cabeza. Recuerda con especial énfasis el beso y no logra evitar la reacción de su cuerpo, cada vez que lo hace. Se ríe como una tonta en su cama, para en seguida gritar sobe la almohada y recriminarse ¿QUÉ HICE? Decide dejar de pensar y pronto se queda dormida.

Amanece y la fantasía se ha esfumado del todo. Va tarde para la oficina, otra vez. Desde anoche durante la cena no revisa su celular, al hacerlo encuentra un mensaje de Miguel: "Cómo te terminó de ir?" dice con una carita de diablito al lado. Al parecer llamó a la casa de Carolina y la mamá le contó que estaba cenando.

Qué imaginación tan acertada la de Miguel, y piensa en el sin número de posibilidades de cómo pudo terminar la noche... encima de su pecho, besando esa boca voluptuosa hasta acabarla... se sacude un poco ante su propio deseo. La noche terminó, tengo que volver a la realidad se dice así misma sin mucho entusiasmo.

Al llegar a la oficina, prende el computador con pereza, mientras se sirve un café espera que descargue toda la información y se carguen los correos electrónicos del día. Revisa aburrida su bandeja de entrada, cuando encuentra un mensaje de Juan Camilo escrito a las 2:00 de la mañana desde su celular. Las políticas de seguridad definitivamente no aplican para los ejecutivos, así que él tiene acceso al correo de la oficina en cualquier momento.

Ascensor

Juan Camilo Mendoza (jcmendz)

Enviado el: miércoles 22/11/2012 2:11 a.m.

Para: María Carolina Guzmán J.

Señorita Guzmán,

En medio de un insomnio irracional pienso en un miedo latente de montarme de nuevo en el ascensor... sabe cuál podría ser la causa?

Juan Camilo Mendoza

Vicepresidente de Distribución y Almacén

Jabones de Colombia

Un correo críptico, pero muy acorde si se tiene en cuenta que es el mail de la empresa y que él es un vicepresidente saliendo con una analista, después de estar encerrados en un ascensor por cerca de una hora, piensa Carolina sin dejar de sonreír.

RE: Ascensor

María Carolina Guzmán J. (mcguzj)

Enviado el: miércoles 22/11/2012 9:11 a.m.

Para: Juan Camilo Mendoza (jcmendz)

Doctor Guzmán,

Sinceramente no me explico cuál podría ser el problema con el ascensor. Sobre su insomnio puedo tener varias teorías...

Cordialmente,

María Carolina Guzmán

Analista Vicepresidencia Jurídica

Jabones de Colombia

Antes de enviar el correo Carolina se muerde los labios, ¿estaré pasando algún tipo de límite?, ¿mi correo podría traerle problemas?¸ no obstante sus pensamientos, presiona enviar y se queda mirando la pantalla. Se sobresalta al ver que el que se ilumina es su celular con un mensaje.

"Mi insomnio tiene labios"

Dice el mensaje proveniente de un teléfono desconocido. Carolina guarda el número enseguida con las iniciales JC. La emoción en su estómago no tiene control. ¡A él también le gustó!¸ piensa entre sorprendida y emocionada. Sabe que él tiene su teléfono gracias a la tarjeta que le entregó la noche anterior.

Decide esperar a enviar la respuesta, ya que ha dejado su trabajo de lado y no tiene ni idea de que contestar. Al medio día mira su celular nuevamente y encuentra un mensaje menos, y al mismo tiempo, mucho más diciente:

"Tengo hambre"

No es una invitación, no es una proposición, pero la frase guarda tantos significados que ella no puede evitar responder de la forma más inocente que conoce, con una promesa oculta a su vez.

"Esta vez no comparto el postre "

No puede evitar sonreír mientras se imagina a Juan Camilo riendo en su oficina. Pero se sorprende, cuando lo ve pasar frente a su escritorio, sin voltearla a mirar. Se dirige a la oficina de la vicepresidente Jurídica. Mierda, solo atina a pensar, al mismo tiempo que una gran emoción se anida en su estómago. Lo ve sentarse en la oficina de su jefe de forma despreocupada, toma su celular y sonríe, mientras vuelve a subir la mirada y continúa hablando. Después de 20 minutos sale de la oficina y al pasar al frente del puesto de Carolina deja caer un pequeño barco de papel, casi imperceptible para todos los analistas que están concentrados en su trabajo.

Sin embargo, Claudia, una de las más coquetas del lugar se voltea para hablar con Carolina, ella desfallece pensando que Claudia notó el papel, pero no, solo quiere discutir lo lindo que está el vicepresidente del piso 12.

- Es lindo – dice Claudia con la boca llena de babas.

- Más que lindo – asegura Carolina, mientras toma el barquito y disimuladamente lo esconde en su bolsillo.

- Sí, está buenísimo. Ojalá subiera más seguido, con esa vista se trabaja más que a gusto.

- Jajaja – ríe Carolina disimulando, pero con ganas de explotar en confesiones sobre la boca de Juan Camilo, su olor, su pelo, su piel, su pecho, su sentido del humor, y como ha encendido su deseo en las últimas horas.

Claudia vuelve a su puesto, con la esperanza de verlo una vez más antes de que se monte al ascensor, mientras que Carolina solo puede pensar en salir corriendo al baño, para encerrarse a abrir su barquito sin ninguna interrupción. Así lo hace, tan solo para descubrir que el barco está vacío, es solo un papel en blanco, vuelve a armarlo con paciencia y sale del baño un poco decepcionada. Al llegar a su puesto encuentra otro mensaje en su celular:

"No decepcionas, espero que el chocolate no sea suficiente para ti. Estas hermosa"

Con el corazón en la boca y ganas de bailar, gritar y saltar de la emoción, Carolina abraza disimuladamente su teléfono y coloca el barquito al lado de su computador. No quiere adelantarse, pero tampoco puede evitar tener un sinnúmero de fantasías románticas alrededor de Juan Camilo.

Mira de nuevo el mensaje y no se decide a contestarlo, ¿qué puede decir?, ¿concretarlo en una salida?, no sabe cómo avanzar, una vocecita en su cabeza insiste en que es el VICEPRESIDENTE, otra dice que no puede ser tan regalada y otra más que la pueden tildar de intensa. Por un momento, despierta de su ensoñación cuando Claudia le pregunta si van a almorzar.

- Claro - responde ella aún pensando en que le encantaría que él fuera su compañía para comer.

- Vamos a Creppes, hace tiempo no nos damos un gusto – dice Claudia con una sonrisa.

- Está bien – asiente Carolina.

Entran a Creppes sin necesidad de hacer fila, aún es temprano y no tienen problema en conseguir una mesa para dos. Claudia le está contando a Carolina sobre su fin de semana, ya que el martes, después del festivo, ella estuvo un poco apartada con los audífonos puestos.

- Sí, creo que me enamoré otra vez – sonríe coqueta Claudia, mientras da detalles de su nuevo amor – ahora solo falta que llame, aunque no se... mmm, ya sabes, pasó de todo un poco y ahora no se si vuelva a aparecer -. Carolina le pone los ojos en blanco mientras sonríe.

- Clau, tienes que dejar de acostarte con todos. Yo sé que no le ves ningún problema a eso, pero ya ves como son los hombres – en ese momento Claudia se ha quedado callada y mira fijamente al frente.

- A que no sabes quien acaba de entrar – dice casi aguantando la respiración.

Carolina voltea sin disimulo y en seguida se arrepiente, ya que se estrella con los ojos de Juan Camilo de frente. Otra vez sigue sus instintos y se voltea rápidamente ruborizada.

- Jajaja, creo que se dio cuenta que lo estábamos mirando, porque después de que volteaste se totió de la risa - le narra Claudia a Carolina.

- No jodas – dice Carolina en un tono casi imperceptible.

- Mmm espera - dice Claudia casi asustada – parece que va a sentarse en la mesa detrás de nosotras.

- ¡¿Qué?! – dice con un poco más que pánico.

Pero Juan Camilo pasa rozando el brazo de Carolina con disimulo, como si no hubiera más espacio. Ella se endereza en un acto reflejo y se queda mirando su espalda. Efectivamente, él continúa hablando con uno de sus gerentes de área y se sientan en una mesa atrás de ellas, pero por un segundo cruza la mirada con Carolina.

Ella no puede evitar sonrojarse nuevamente y Claudia es la que la mira ahora con incredulidad.

- Te gusta de verdad ese vice, ¿cierto?

- Mmm, ¿qué?, ¿por qué lo dices?

- Caro te pusiste roja con solo mirarlo.

- Noooo Clau, me puse roja porque él se dio cuenta.... ¡Qué pena!

- Jajaja, bueno en eso tienes razón, fue muy obvio que lo estábamos viendo.

A Claudia es fácil distraerla, piensa Carolina mientras procura echar una mirada por encima del hombro para ver nuevamente a Juan Camilo. Él parece completamente absorto en su conversación.

- ¿Pedimos? – pregunta Claudia, haciendo que Carolina se concentre nuevamente en la mesa.

- Ok – dice Carolina un poco ensimismada.

- ¿Qué pasa Caro? - vuelve a preguntar Claudia, con un tono un poco más de preocupación.

- Nada, ¿por qué?

- Es que desde ayer has estado medio rara...

- Ahhh, nooo, ya sabes comienzo de semana. Además a veces el trabajo puede ser muy aburrido...

- Tienes toda la razón, el otro día me pasaron un caso de un supermercado.... – continúa Claudia con su cuento volviendo a ignorar a Carolina.

Hablar de trabajo, puede ser un tema tan aburrido, piensa Carolina, mientras asiente de vez en cuando o complementa las frases con un "aja". Ha logrado olvidar un poco que Juan Camilo está al frente y se ha concentrado en comer.

- Está delicioso – dice Carolina mientras moja el pan en un poco de salsa – deberíamos hacer esto más seguido.

- De acuerdo, aunque no hay bolsillo que aguante – asegura Claudia, aún sin tragar completamente.

Y antes de darse cuenta Juan Camilo está de píe nuevamente. Su compañero se ha adelantado un poco por lo que mira a Carolina de frente sin tapujos, Claudia que está de espaldas a él no se da cuenta de nada. Ella pierde color en un primer instante y se le detiene la respiración. Claudia continúa concentrada en acabar su plato, por lo que no nota el silencio de su amiga. La mirada termina en una sonrisa prometedora, quizá una palabra deletreada sin sentido, un segundo con significados infinitos. Juan Camilo vuelve a pasar a su lado y la roza nuevamente sin querer, esta vez, pasa lo suficientemente cerca como para tumbar el cuchillo de la mesa. Ante el ruido Claudia sube la mirada y se queda muda, mientras Juan Camilo mira a los ojos a Carolina, le da una disculpa y se agacha a recogerlo.

Carolina se toca el pelo nerviosa y le dice – No te preocupes – con voz apenas audible, solo para él. Juan deja el cubierto en la mesa, pero antes roza imperceptiblemente su pierna, para luego continuar caminando, hacia donde el gerente que lo espera de forma inocente.

Carolina suelta el aire con alivio, aunque aún siente un pequeño cosquilleo en el lugar donde estuvieron apenas perceptibles los dedos de Juan Camilo. Claudia, quien parece estar mucho más sorprendida que Carolina, comienza a hablar de nuevo sobre los encantos de Juan Camilo. Carolina solo sonríe y se relaja. Vuelven a la oficina, para continuar con la rutina y Carolina nuevamente revisa su celular.

"Caro vamos a 2x1 en alitas de pollo picantes?", encuentra un mensaje de Miguel. Sigue revisando, esperando encontrar algún indicio de Juan, de su contacto, de sus palabras e ideas. La pelota está en la cancha de ella, después de un barco y el último mensaje.

Responde a Miguel un "sí" rápido y contundente, mientras piensa en las palabras correctas para Juan.

"Tú tampoco decepcionas. Gracias por alcanzarme el cuchillo"... que mensaje tan ñoño, lo borra en un solo movimiento y vuelve a escribir: "Tú tampoco decepcionas. Gracias por el barco, quizá lo saque a navegar", en medio de la duda presiona enviar.

Se concentra un rato largo en el trabajo, le parece una tarde lenta, pero de un momento a otro ya es la hora de salida. Mierda, no he cuadrado donde encontrarme con Miguel, ni he vuelto a revisar mi celular, piensa, mientras un nuevo nudo surge en su estómago. Tiene tres mensajes de Miguel y uno de su ¿amado? Juan Camilo.

"Caro, nos vemos a las 6:30 en Andino?"

"Caro, voy a tomar tu silencio como un sí"

"CAROOO!!!!!, salgo ya! No te atrevas a dejarme plantado"

Son las 6 de la tarde, así que deja que la emoción por el mensaje de Juan (si es que es de él, piensa) dure un poco más, toma sus cosas y sale corriendo.

Ya montada en el ascensor saca su celular y las llaves del carro. No aguanta un minuto más sin saber que dice el mensaje, así que se ubica en una esquina, lejos de las miradas curiosas de otros que salen a esa hora y lee atentamente.

"Mmm sólo quizá? Yo esperaba la confirmación de una navegada"

Carolina no evita soltar una risita, que provoca, desde su perspectiva, que unas dos personas volteen curiosas. Agacha la cabeza avergonzada, mientras piensa en la respuesta correcta. Se sube al carro y antes arrancar escribe.

"Navegará siempre y cuando la invitación incluya chocolate o vino"

Se siente atrevida autoinvitándose a un plan imaginario en un barco de papel, pero decide no pensarlo más y pone enviar.

Llega al restaurante justo a tiempo, Miguel ya ha elegido mesa, por lo que no tuvieron que hacer fila. Mira su celular y tiene una llamada perdida de un número bloqueado. No le pone mucha atención (de todas formas no puede devolverla), así que se sienta dejando nuevamente el teléfono en la cartera.

- ¿Quién se ha robado mi amor? – pregunta Miguel como saludo.

- Nadie, Miguel no molestes, además tu siempre has sido "amor mio, corazón de otro"

- Jajajaja, tú siempre con tus dichos. Pero en serio, ¿con quién comiste o cenaste? – y dice esta última palabra con malicia para enfocar el doble sentido de la frase -.

- Mmm pues la historia es un poco larga. Menos mal cancelamos ayer, por que me quedé encerrada como una hora en un ascensor de la empresa.

- En serio que mamera – dice Miguel riendo.

- Sí, aunque te cuento que no fue un encierro tan malo. Un vicepresidente se montó en el mismo ascensor así que no estaba sola.

- Aja – responde Miguel, enderezándose un poco y previendo que la historia se está poniendo interesante.

- Y pues nada, después de una hora de hablar me invitó a comer.

- Aja – repite Miguel sin dejar de ver a Carolina a los ojos, buscando algo más que una cena en ellos.

- Y pues nada, luego me llevó a mi casa.

- Ay no Caro, yo nací de noche, pero no anoche, así que cuéntame detalles. No creo en tu inocencia – se ríe.

- Ay Migue, pues.... Mmmm nada nos besamos al final y ya.

- ¿Y ya? – remata Miguel incrédulo.

- Sí, ¡y ya! – remata ella con énfasis y un poco de risa – aunque... mmm.... Bueno está bien, hoy nos hemos estado escribiendo mensajes durante el día.

- ¿Algo pervertido? – pregunta Miguel en medio de la risa.

- Ay Migue, ¡no te burles de mis amores! Jajaja

- No Caro, tú sabes que soy puro amor inocente contigo.

En ese momento entra un amigo de Miguel al restaurante y se sienta con ellos.

- Hola Migue, hola Caro, gracias por guardarme el puesto.

La conversación cambia. Se toman unas cervezas mientras comen.

- Caro me voy contigo – dice Miguel cuando terminan de comer y pasar el rato.

- Sí Migue de una.

Caminan hacia el parqueadero, mientras Carolina saca nuevamente su celular. Mierda, dos llamadas perdidas del mismo número bloqueado y tres mensajes nuevos, uno de voz y dos escritos. Mira primero los mensajes escritos:

"Vamos a navegar?"

El segundo mensaje escrito es una llamada perdida de su mamá, un poco decepcionante para Carolina, así que marca directamente a su buzón de mensajes, pero descubre que el mensaje de voz está en silencio.

Antes de montarse al carro Carolina se ha quedado sin aliento, el mensaje fue puesto a las siete de la noche y salió de comer pasadas las once. No pensó que se demoraría tanto y la verdad por su vida de soltera no se siente obligada a mirar cada segundo su teléfono, son pocos los que la llaman o escriben y hasta el momento no había nadie para preocuparse, excepto Miguel y él curiosamente estaba con ella.

- Pasó algo Caro – pregunta Miguel un poco impaciente porque Carolina no ha abierto el carro.

- Nada, un mensaje del vice... – se disculpa como si Miguel la fuera a regañar por no haberle contestado.

- Uy pero va en serio... - la molesta Miguel.

- Pero, pues no se, ¿será que le escribo?

- Escríbele, no le pongas mucha tiza al asunto – le aconseja Miguel.

- Sí, ahora que llegue a mi casa.

Deja a Miguel en su casa y luego de arreglarse para dormir toma el celular. Es pasada la media noche, pero no cree que a Juan le importe mucho.

"Perdona, acabo de ver tu mensaje – y sin razón aparente, escribe explicaciones no pedidas – salí a comer con mi mejor amigo y olvidé el celular en la cartera." en este momento la golpea la consciencia y borra lo escrito sin dudarlo. Lo piensa un poco y solo escribe:

"¿Cabemos en el mismo barco?"

Lo envía dudando si se estará pasando de cursi, pero casi al minuto recibe un mensaje de respuesta:

"Nunca dudes de la capacidad del barco. Que tal si comenzamos por otra cena?"

Carolina no lo puede creer, aunque no es tan inocente para pensar que Juan Camilo quiere algo más que sexo con ella, sin embargo, sigue con el juego.

"Podemos cuadrarla en el ascensor, quizá mañana se detenga nuevamente entre los pisos 9 y 10"

Juan Camilo responde casi al instante:

"Si mañana se daña el ascensor y no estás cerca estaré muy decepcionado, quizá lo mejor sea usar las escaleras, me acompañas?"

Ella tiene ganas de contestar "Dime la hora y el piso. Nos vemos en las escaleras", pero piensa que está siendo muy regalada y ganosa, que quizá debería negarse un poco, además la atraviesan pensamientos sobre la oficina, un romance con el jefe, o qué pasaría si todo el mundo se enterará. No obstante, vuelve a encontrar el recuerdo de su boca, de sus labios y manda todos los pensamientos a la mierda.

"Dime la hora y el piso. Nos vemos en las escaleras"

Espera la respuesta por un largo minuto que se multiplica de forma miserable. Después de media hora no ha recibido ningún otro mensaje. Es la una de la mañana y debe madrugar, simplemente se cae del sueño, así que sucumbe a él.

---------

Se despierta sobresaltada, la alarma aún no suena, pero ella cree que se le hace tarde. Revisa el celular y no tiene mensajes nuevos. Está un poco triste y decepcionada, pero decide que es demasiado pronto para creer que Juan Camilo llegó y salió de su vida en dos días, este pensamiento le recuerda a Claudia, quien cada fin de semana tiene un nuevo "amor de la vida".

Se arregla y sale para la oficina sin ninguna novedad. Otro día en el que se repite la cotidianidad. Mientras prende el computador piensa que hasta las salidas con Miguel se están volviendo parte del paisaje, quizá por eso le gustó tanto conocer a Juan Camilo, rompió un día en dos, una semana en dos y ella cree que aún puede seguir haciéndolo, aunque también sabe que parte de la vida es volver todo cotidiano, se deja llevar en pensamientos de parejas que conoce, matrimonios perfectos que discuten sobre el desorden del otro o que logran encontrar un equilibrio abriendo espacios para estar solos. ¿Quiero esto en mi vida?, se pregunta hundiéndose cada vez más en miles de preguntas sobre un futuro de pareja que no tienen sentido.

El día se desarrolla sin novedad, mira el celular cada media hora, desde su antigua relación no se sentía tan ansiosa por recibir noticias de alguien.

De pronto una idea llega a su cabeza, tiene novia, puede que no sea casado, pero con ese perfil imposible que sea soltero, piensa mientras en un acto reflejo vuelve a revisar su celular y recuerda la conversación que tuvo por teléfono en el ascensor. Decide relajarse y al final deja de pensar tanta cosa. Viví lo que viví y ya, un beso no es nada.

Revisa el último mensaje que ella envío y lo encuentra con una crucecita roja, nunca salió de su celular, comienza a reírse casi de forma histérica del absurdo de tener todos estos pensamientos y es ella la que lo ha estado ignorando (aunque no de forma consciente) a él.

Revisa el saldo de su celular y señal y decide retomar las conversaciones con Juan Camilo, abre su chat en línea y escribe.

MCG: Hola

JCM: Hola, estoy es reunión, te hablo ahora.

Carolina mira el reloj, son las tres de la tarde, sigue trabajando y de vez en cuando mira su celular. A las cinco entra un mensaje al chat.

JCM: Hola Caro

MCG: Hola, cómo te fue en la reunión? – escribe mientras piensa que ya está cayendo en la típica pregunta de pareja –

JCM: Bien... un poco larga. Tú como estas?

MCG: Bien, ayer respondí tu mensaje, pero nunca salió del celular.

JCM: Mmm en serio? Yo que pensé que te había espantado.

MCG: Ajjajajajaj mmm de mí no te deshaces tan fácilmente  ajjajajajja

JCM: Es bueno saberlo ;) ... Aún podemos trabar el ascensor.

MCG: ajjajajajaj el encuentro en las escaleras... dime piso y hora ;)

JCM: Uyyy la niña tiene ganas... ajjajajaj

MCG: claro, es que me acabo de dar cuenta que me quedé con algo tuyo y te lo quiero devolver... pero ya sabes hay que disimular, luego las malas lenguas, se entera tu novia...

JCM: Te quedaste con algo mio??!!! Ahora sí me dio curiosidad...

Juan Camilo mira el reloj, su agenda y se pregunta si actuará bien encontrándose a escondidas con Carolina, sabe que las reglas de la empresa son claras, no están prohibidas las relaciones entre los empleados a menos que sea el jefe directo. Está claro que puede, si quiere, tener algo con Carolina, pero no está seguro de querer hacerlo. El encuentro en el ascensor fue emocionante y realmente es una mujer muy hermosa, se divirtió en la comida, pero ¿seguir adelante?

JCM: Baja ya al piso 17

Sin esperar respuesta Juan Camilo sale de la oficina y sube por las escaleras de emergencia los cinco pisos de diferencia que hay con la oficina de Carolina. Espera poder tener la oportunidad de tocar su cuerpo, no quedarse solo en besos y sufre una pequeña erección solo al recordarla agachada en el ascensor y luego el beso que se dieron en el carro. Se pregunta si Carolina es consciente de lo sexi que se ve comiendo chocolate o la forma en la que mueve la lengua.

El encuentro ocurre en medio de los escalones, se ven y sin palabras comienzan a besarse, él la arrima contra la pared y entierra su ahora completa erección contra su cadera. Carolina tiene puesta una falda corta, no es tan pegada como la que tenía puesta en el ascensor, por lo que permite ser subida con más facilidad. Olvidando el lugar en el que se encuentran y con la respiración agitada, Juan Camilo comienza a subir la falda, mientras que con la boca no le da un respiro a Carolina. Ella le toca la cabeza respondiendo ante el deseo de su cuerpo, se siente húmeda y con ganas de montar las piernas en la cadera de él.

En el momento en el que él llega al comienzo de las medias veladas y se dispone a bajarlas oyen una puerta abrirse. Mierda, piensan al unísono. Juan Camilo se aleja lo suficiente para acomodar su erección en los pantaloncillos, mientras Carolina se arregla la ropa. Se miran acalorados, se detallan y por fin hablan.

- Hola – dice Juan Camilo sin dejar de mirarla a los ojos.

- Hola – responde Carolina con una gran sonrisa, para luego lamerse y morderse los labios. Juan Camilo también sonríe. El ruido en la escalera se detiene con el sonido de otra puerta cerrándose.

- Señorita Guzmán, creo que deberíamos terminar esta conversación en otro lugar -.

- Mmm ¿conversación? - pregunta Carolina divertida – solo creo que el terminar sería literal – y se ríe.

- Jajaja ¿será un reto? – pregunta Juan Camilo con un tono demasiado seguro es su voz, lo que le quita credibilidad.

- ¡Ja! Ya me di cuenta que crees que no - dice Carolina sin perder la sonrisa.

- Y ¿entonces?

- Y ¿entonces? – responde Carolina a la espera de una proposición, pero como es impaciente remata diciendo – Ya sabes, el hombre propone y la mujer dispone.

- Mmm en ese caso, espera.

- ¿Qué?

- Sí, espera... no seas impaciente.

Vuelve a sonar una puerta lejos. Se miran nuevamente. Pronto los pisos estarán llenos de personas saliendo del trabajo.

- Te llamo esta noche – dice Juan Camilo.

- Bueno – dice Carolina con un tono de cansancio.

Se vuelven a mirar, ninguno de los dos se mueve, pero la puerta vuelve a sonar. Carolina suspira y comienza a subir los escalones, pero Juan Camilo le coge la mano y la pone nuevamente entre sus brazos robándole un beso.

- Hasta después – se despide.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022