Capítulo 5 5

Es viernes. Claudia le cuenta sus planes a Carolina con emoción, su último "amor de la vida" la llamó para salir en la noche. Guiña un ojo y dice:

- Ves Caro, no creo que todos los hombres con los que uno decide estar se alejen después de eso.

- Menos mal Clau, sería muy triste si fuera así.

- Y tú ¿qué vas a hacer hoy? Porque si quieres le digo que te saque un amigo y salimos los cuatro...

- Noooo, no te preocupes ya quedé con Miguel.

- Ay Caro, tú y tu mejor amigo van a terminar enrollados.

- No, nada que ver, es casi como mi hermano.

- Pero hermano incestuoso – se ríe Claudia con malicia.

Carolina conoce a Miguel desde hace más de 15 años, ya que fue su vecino durante su adolescencia. Cuando terminó con su novio y en medio de una borrachera intentaron darse un beso, pero al acercarse y darse un pico se sintieron haciendo un incesto.

Durante el día no hay señales de Juan Camilo, Carolina sabe que ella es la que deberá tomar una decisión si lo quiere ver. Por la noche Carolina se encuentra con Miguel y decide olvidarse de su amor de semana.

- Migue hoy me la pego.

- De una Caro, te quedas en mi casa.

La noche comienza con cocteles en un bar, para pasar luego a una discoteca al aire libre. Carolina se olvida de Juan Camilo con cada trago que se toma, su cuenta va en dos margaritas y una botella de tequila en un grupo de seis personas, mientras se mueve al ritmo de la música. Le encanta sentirse sexi bailando, observada y admirada, sabe que lo hace bien y que es su principal arma de conquista.

- Voy al baño, ya vuelvo – le avisa a Miguel hablándole al oído.

Está haciendo fila para entrar al baño, cuando comienza a oír la conversación de dos mujeres que se arreglan frente al espejo.

- No te puedo creer que te vayas a casar.

- Sí, mira el anillo está divino.

- Pero y cuándo, cómo fue la pedida, ¡cuéntamelo todo!

- No pues, tú sabes que nosotros somos novios desde hace un año, el martes íbamos a comer y creo que me lo iba a proponer en ese momento, pero se dañó el ascensor de su trabajo y no pudo salir a tiempo.

¿Qué?, piensa Carolina, ¿se dañó el ascensor el martes?...

- Aplazó todo para el miércoles y me invitó a comer a un sitio de sushi delicioso y cuadró con el chef para que el anillo viniera como decoración en el postre. Era una especie de volcán de chocolate y el aro estaba brillando en la punta.

Carolina se tapa la boca, está atando cabos, pero piensa que debe estar equivocada.

- Muéstrame el anillo otra vez porfa – dice la amiga que acompaña a la futura novia -. Está divino, me encanta.

Por primera vez Carolina decide subir la mirada y detallar a la orgullosa comprometida, es bonita, un poco sobre-arreglada, pero bonita, piensa sonriéndole.

Sale del baño y comienza a buscar una prueba sus sospechas, pero no ve nada. Vuelve a donde está el grupo y en cinco minutos se toma tres tequilas, vuelve a relajarse y empieza a bailar de nuevo. Miguel la abraza y baila con ella, el tiempo de conocerse hace que conozcan los pasos a la perfección y logren un baile muy coordinado.

Él la suelta y ella se acerca nuevamente a la botella, ve que se acabó el limón, así que avanza buscando un mesero, golpea a alguien que está de espaldas y que se voltea ante el impacto. Es Juan Camilo. Se miran por lo que parece ser una eternidad, hasta que una amiga de él le coge el brazo y lo jala. Él la detiene y se devuelve a donde Carolina.

- Hola – grita dejando suficiente espacio entre ellos para que siga pasando gente.

- Hola - se acerca ella para oírlo mejor, pero el vuelve a poner distancia entre ellos.

- Estoy aquí con unos amigos – grita Juan Camilo

- Yo también – responde Carolina

- Mmm si quieres ahora te busco – Juan Camilo intenta alejarse de Carolina.

Ella ve sobre el hombro y se da cuenta que en su grupo de amigos está la mujer que estaba contando la historia de su compromiso en el baño. Queda congelada por un momento, para luego acercarlo de forma imprevista y decirle al oído:

- Felicitaciones por tu matrimonio – se aleja y cree ver una mueca de incredulidad en la cara de él.

Vuelve a donde Miguel y comienza a tomar sin limón, está vez el objetivo de perder la consciencia es claro.