Ya no podía evitarlo, arrojó todo el contenido de su escritorio al suelo y la acostó, abrió sus piernas, pero en lugar de lamerla la mordió. Al inicio sintió dolor, pero este fue reemplazado por placer. Sentía literalmente que succionaba y se volvía loca.
-Luka...no te detengas...no entiendo que me haces.
Y cuando su jefe levantó la vista ella lo vio, los colmillos, la sangre, pero no se asustó, seguía demasiado caliente y anhelaba su sangre.
-Quiero tu sangre, no entiendo.
Ella lucía confusa, el placer nublaba sus ojos. La amaba, ella era su compañera.
-.Al morderte te vinculé a mí, no es un lazo de matrimonio, pero tu cuerpo responderá al mío y esas ansias por mi sangre, son las que siento por la tuya.
-¿Puedo beber de ti?
-Claro cariño, claro que sí.
La levantó en brazos y la acostó sobre la alfombra que estaba en el suelo. Se posicionó entre sus piernas y empezó a moverse, dos... tres... cuatro estocadas.
Con una de sus uñas rasgó su cuello, Anna veía fascinada como el líquido Carmesí chorreaba por el cuello.
-Cuando la pruebes, el orgasmo será mil veces más fuerte.
-Estoy bien con ello. No puedo protestar ante semejante panorama. ¿Me atará a ti?
-No.
Anna colocó sus labios sobre la piel de su cuello y el gemido de Luka fue ensordecedor lo que catapultó su orgasmo. Sin poder evitarlo la mordió, bebió de ella hasta el punto en que estaba atada a él. Sabía que le había mentido, que desde que la mordió había empezado el cambio, ella empezaba ya un proceso de conversión, pero es que ella era suya, ya lidiaría con su enojo por haber decidido atarla a él para toda la eternidad.
La levantó, mirándola dormir, todo parte de ese proceso natural. No tendría dolor, solo una lenta transformación. Tenía sus ventajas, aunque hacían falta seis intercambios más, en este momento su Anna estaría segura, porque él podría encontrarla sin importar dónde estuviera.
Su primo lo miraba desde la puerta. ¿Cómo putas había entrado?
-Anna me gusta por la sencilla razón de que no te teme, así que lo que vendrá luego va a ser digno de ver.
-¡Cállate!
-La ataste a ti, más que un simple coqueteo la has vinculado, eso significa que ella no querrá tener sexo con nadie más que tú.
-Perfecto.
-No si te rechaza, los vínculos atan, pero no nublan el juicio, Luka. Ella puede querer irse y lo hará, pero no pensaste que ibas a dañarla.
-¿Dañarla?
-Por eso pienso que debías poner atención a mi tía, cuando entraste en la pubertad.
-Habla de una puta vez.
-Si ella decide no aceptarte la condenas a un mundo de dolor. Anhelará tu sangre y cuando no la consiga pasará por un dolor más allá de lo que imaginas, Luka. Sentirá que se quema por dentro.
-Mierda...¡Mierda!¡Mierda!¡Mierda!
-Solo esperemos que ella te ame lo suficiente para perdonarte.
-La amo.
-No lo dudo, primo como tampoco dudo que ella te ame. Solo que nuestra Anna es una mujer que la ha pasado duro y lo sabes, siempre rodeada de gente que decidía por ella. Ahora es distinta, ¿Has notado como ha cambiado desde que todos la adoptamos como nuestra aunque ella no lo sepa?
-No puedo perderla, no puede unirse a otro hombre.
-Decidir algo tan grande como esto, puede hacer que la pierdas. Los humanos aman su mortalidad. Naciste vampiro, nacimos vampiros y por eso no somos conscientes de eso y de cuan importante es el libre albedrío.