DESEO
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Capítulo 5 5

Mientras la miraba dormir, asustado de lo que pasaría cuando abriera los ojos, pensaba en el día que se conocieron. Luka había visto a Anna en la calle, más específicamente en una cafetería sirviendo mesas. Él, un cliente silencioso en una esquina llevaba toda la tarde analizando a la que era su compañera. Obviamente ella no creía en nada de aquello y bueno, no era como si los vampiros y demás criaturas sobrenaturales se dejasen ver por todas partes.

En resumidas cuentas, Luka no era un cliente relativamente nuevo. Aquel día en específico, tampoco era su primer día en aquella cafetería, llevaba visitándola más o menos seis días, durante los cuales miraba con absoluta veneración a la que sería su mujer, era impresionante, una mujer amable con todos.

Incluso en un par de ocasiones la vio cubrir la factura de alguna persona mayor que lucía hambrienta, pero que no podía pagar más que por un café. Y nunca dirigió a esas personas, una mirada de desprecio. Sus "cortesía de la casa" eran siempre cálidos y amables.

Su curiosidad lo hacía seguirla por todas partes, ella, ignoraba que tenía cerca de veinte guardaespaldas siguiéndola de lejos. Todos, sabían que ella era la compañera del heredero del imperio Black y la cuidaban con ahínco.

La ruta de Anna era siempre la misma, salía de su casa, caminaba por un café y un panecillo y lo entregaba a un anciano que pedía limosna cerca de la cafetería. Por eso cuidarla no era un problema, sus rutas diarias no estaban llenas de peligros, tampoco tenía tratos con gente peligrosa y al no haberla reclamado, ninguno de aquellos a los que consideraba sus enemigos, iría tras ella. Su prometido era un problema grande del que saldría pronto. Porque ella merecía que la amaran como correspondía. Él sabía que su pasado de mujeriego no era realmente beneficioso y esperaba que ella supiese ver que era honesto, que sus días de juerga se habían acabado.

Si hubo algunas personas que la molestaban, así que se encargó de ellas. Sabía, comprendía que quizás estaba obsesionado con ella, pero cuando un vampiro encontraba a su alma compañera, era la criatura salvaje la que tomaba el mando y el humano solo debía planear como mitigar los efectos de las acciones devastadores de su contraparte.

Así que un día Anna, que estaba lista para alimentar a su amigo, se sorprendió al no verlo en su lugar de siempre. No imaginaba que Luka le había recogido y que ahora el anciano vivía en un hogar de retiro, recibiendo cuidados diarios. Y pronto uno paso a ser dos, tres y la cuenta iba por casi veinte ancianos viviendo dignamente.

Aquel día específico, una de sus compañeras le preguntó algo que a él también le generaba dudas y que reveló aún más detalles sobre su mujer.

-Anna, ¿Qué vas a decir en tu casa cuando tu salario de este mes llegue más bajo que de costumbre? Tu madrastra te golpeará de nuevo.

No le gusto para nada que alguien le diera golpizas a su mujer, eso iba a cambiar.

-Soy joven, puedo aguantar. Esa anciana de hoy dormirá en la calle pero con el estómago lleno.

"No mi compañera. Esa anciana va rumbo al refugio que he hecho en tu nombre". Pensaba Luka sonriendo.

-Eres demasiado buena, Anna y pagarás con tu cuerpo.

-Lo sé, no creas que no pienso en lo que va a suceder. Pero hice lo correcto.

Luka, de naturaleza calma, se sorprendió sobre su arranque impulsivo pero lo disfrutó.

Nada lo sacaba nunca de su estructurada forma de ser, su compañera, en apariencia, trastocaría toda su vida.

Mientras su Anna seguía atendiendo mesas se dirigió a la compañera de trabajo.

-Soy un inversor, quisiera hablar con tu jefe.

-Claro que sí, regáleme un minuto.

                         

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