´´Bar Mistan´´ rezaba el gran letrero neón frente al local. ´´Esto es lo que necesito´´ pensó April abriendo la puerta, el bar no era la gran cosa, era como un bar cualquiera que encontrarías en medio de la nada. Luces neón por doquier, una larga barra con taburetes en frente y unas cuantas mesas con sus respectivos sillones regados por lo que quedaba del local.
-Un Whisky –dijo sentándose en la barra. El bartende ni siquiera le saludó simplemente le entregó su trago, April agradeció aquello. Hoy había sido un día de esos, no quería pensar en nada, tomo su trago de un solo sorbo –Otro más –dijo.
-No es muy temprano para andar de copas –escuchó a su lado. Se giró y era André.
-Nunca es temprano para beber –respondió April sonriendo.
-Mañana empiezas temprano –dijo André.
- ¿Acaso alguna vez he llegado tarde? –bromeó April.
-Mark diría lo contrario –respondió burlón –April –dijo volviendo su sonrisa en una cara seria –En el examen de la víctima hemos encontrado pelos –informó.
- ¿Pelos? –preguntó arqueando una ceja.
-Como los de un perro.
¿Pelos? Que acaso estaba enfrentándose con un perro mata niños.
- ¿Eso que nos dice André? –preguntó tomando su cuarto trago.
-Como todo lo demás nada –respondió.
El whisky nunca le supo tan amargo a April, era como darse un trago de veneno, pero esto por alguna razón le hacía sentir mejor; necesitaba dejar de pensar y los tragos eran una de sus mejores armas en momentos como estos, ''bueno no solo los tragos´´ pensó mirando alrededor. Detuvo su vista en un solitario hombre en la esquina de la barra, el cual al verla se levantó y caminó hasta ella.
-Los demás tragos de la señorita corren por mi cuenta –dijo al bartende el cual únicamente asintió.
-Creo que te arrepentirás de eso –dijo April sonriéndole.
-Eso ya lo veremos –respondió burlón. ´´Nada mal´´ pensó April ´´es lindo´´. En efecto era lindo, tenía una musculatura bien desarrollada, un lindo cabello cobre que combinaba a la perfección con su piel pálida, unos profundos ojos color miel y unos hermosos labios; sus labios se veían tan carnosos ´´¡Céntrate, April!´´ se gritó a sí misma.
-Si April céntrate –escucho a André burlarse a sus espaldas. Que acaso se había vuelto psíquico el desgraciado, claro, cuando le convenía era todo eso y mucho más.
- ¿Cuánto por tu silencio? –preguntó refiriéndose André.
-Unos tragos más y quiero que mañana estés a las ocho en punto en el destacamento policial –respondió.
-Hecho –dijo entregándole su tarjeta.
- ¿Es tu novio? –escuchó preguntar al chico desconocido.
-Compañero de trabajo –respondió April. Estuvieron conversando alrededor de una hora, se sentía bien hablar de algo más que no fuese aquella extraña cosa en la cual giraba su vida desde que tenía unos dieciséis años, el sentido del humor del desconocido era bastante bueno y se entendieron a la perfección ambos, todo marchaba bien, todo iba demasiado bien, hasta que por alguna extraña razón April decidió centrar su vista en la puerta trasera del bar, era extraño no recordaba que allí había una puerta, no la vio al entrar o es que la bebida le estaba jugando una mala pasada.
¡Bum!
Escuchó de repente, se levantó de golpe y corrió hasta la puerta, ¿Puerta? ¿Qué puerta? Ahí no había nada ´´estoy delirando´´ se dijo.
-Voy al baño un momento –informó al extraño.
¿Qué le estaba pasando? Se preguntaba mientras echaba agua en su cara, ¿Estaré tan borracha? Repetía; se quedó mirando fijamente en el espejo del baño, esas luces neón que decoraban el espejo titilaban, claramente no fueron una buena elección del dueño, cada vez titilaban mas ¿Estarían tan defectuosas? –Todo está defectuoso- escuchó venir desde un cubículo, era una voz suave, era como la voz de un niño.
- ¿Disculpa? –respondió.
-Todo aquí está mal –repitió la voz.
- ¿No crees que eres muy joven como para estar aquí? –dijo April acercándose al cubículo.
-Está bien –respondió –Nadie sabe que estoy aquí.
-Tus padres deben de estar muy preocupados –dijo April. Se acercaba despacio, por alguna razón su cuerpo no quería moverse.
-Ellos no lo están –respondió la voz -todos saben que estoy muerto, en especial tu –finalizó.
April se detuvo en seco, ¿Qué era lo que estaba insinuando aquel niño? La quería tomar de estúpida, tomó impulso y abrió la puerta del cubículo de golpe, no había nadie dentro.
-Ves –escuchó a sus espaldas –Nadie va a saber que estuve aquí April.
El miedo se apoderó se April quien en un intento desesperado de protección sacó su arma y disparo a sus espaldas.
- ¿Tú también quieres matarme April? Pensé que solo él hacia esas cosas.
April volteo rápidamente y corrió hasta la puerta del baño, pero esta estaba cerrada no se abría, movía y pateaba la perilla desesperadamente, pero esta no se movía un centímetro.
- ¿Quieres escapar? –Escuchó –Yo no pude, porque tú si pudieras –esta voz le resultaba familiar, aquella era la voz de su hermano, buscó con la mirada desde donde provenía, pero no lograba ver nada la única luz del lugar eran las titilantes luces del espejo, el espejo, la miraba detenidamente, ¿Su reflejo le miraba? ¿No se suponía que fuese al revés?
-Querida hermana –escuchó desde el espejo –Yo morí, ¿por qué sigues viva?
De repente el reflejo de April en el espejo se había convertido en la cabeza de su hermano, pálida y sin vida, tal y como la habían encontrado aquella vez en el armario.
- ¿Por qué no me creíste cuando te dije de la bestia en mi armario? –dijo. April estaba atónita, aquellos recuerdos volvían vívidamente a su cabeza, no podía moverse un centímetro, solo miraba atónita aquel espectáculo de horror que le mostraba el espejo.
-Dime ¿April? –Repitió la cabeza - ¿Por qué? –Masculló –Él me comió y hará lo mismo con todos April y todo por tu culpa.
April no pudo aguantar más y se lanzó hacia el espejo –Emir –dijo llorando –no te preocupes, estarás bien –repetía a gritos.
-No hermana, nadie está bien –dijo. El reflejo de la cabeza sin vida empezó a deformarse, su expresión sin vida empezó a tornarse en una horrible mueca a la cual le empezaron a salir colmillos y pelos –Nadie estará bien April, Tengo hambre –gritó. Una figura tenebrosa se mostró en el espejo era parecida a la de un lobo humanoide con enormes garras sangrientas, aquella bestia se acercaba rápidamente hacia April, se abalanzaría sobre ella, venía a comérsela.
April lanzó un grito, buscó su arma, no sabía dónde la había dejado, pero si la tenía en sus manos hace un minuto, buscó por todo el lugar, su arma había caído, estaba al fondo del baño ¿Cómo había llegado allí? Corrió desesperadamente hacia allá, la bestia en el espejo había dejado de ser más que un reflejo y ahora estaba frente a ella, rujía y babeaba. Se abalanzó hacia April y dio el primer zarpazo, April se echó atrás, las garras de la bestias solo habían alcanzado su brazo, la sangre no se hizo esperar, pero April no sentía dolor solo quería llegar hasta su arma; la bestia se abalanzo hacia ella nuevamente. Ambos estaban cara a cara, los sollozos de April se habían tornado ruidosos, su garganta estaba raspada por los gritos que había dado, la bestia abrió sus fauces la devoraría.
Sintió algo entre sus manos, era su arma, la tomó y disparó hasta que se quedó sin balas, para después empujar a la bestia con todas sus fuerzas, baba negra se desprendió de su cuerpo bañando a April completamente, la bestia había desaparecido sin dejar rastro. April miró nuevamente al espejo, su reflejo estaba allí, se enfureció tanto.
–Crees que vas a jugar conmigo, maldita –gritó corriendo hasta el, empezó a golpearlo con sus puños hasta destrozarlo mientras gritaba furiosa ¿Acaso le quería volver loca?
- ¡April! –escuchó provenir desde la puerta, apuntó su arma no se arriesgaría a esta estupidez de nuevo se preparó para disparar en cuando la puerta se abriera.
-André –gritó al ver la cara de su amigo –André ayúdame, no dejes que me trague –gritaba mientras corría en su dirección. André simplemente abrazó a la sollozante April, no quería hacerle preguntas, pero tenía tantas. ¿Por qué lloraba? ¿Por qué había destruido el espejo del baño con sus manos? Sin embargo, aunque se hubiera atrevido hablar April no le dio tiempo, se levantó y salió nuevamente hacia la barra.
- Lo más fuerte que tenga – le dijo al bartender, el inmediatamente acató su orden. En cuestión de unos segundos tomo varias botella y preparó una mezcla de color azul la cual sirvió en una copa, April la tomó y la bebió seguida, sin parar hasta que llegó al final. Luego pagó y salió rápidamente del bar, ya afuera se paró por un momento en la esquina próxima al bar y se recostó en la pared.
- ¿Estas bien? – escuchó a sus espaldas era el desconocido. April lo miró fijamente por un segundo, su cabeza estaba en blanco; se acercó al desconocido y en un acto rápido se apoderó de sus labios, al principio este se notaba sorprendido, pero no le tomó mucho dejarse llevar por el beso.
Ambos se envolvieron en un beso salvaje y desesperado, sus lenguas invadían la cavidad bocal del otro con afán, April envolvió sus brazos alrededor del cuello del extraño y este posicionó sus manos en su cintura. Ambos ya sabían que aquel beso no era suficiente para calmar sus ansias; el extraño tomo a April y le aprisionó contra la pared, acto seguido volvió a darle un beso, pero este fue fugaz, deslizó su lengua por el cuello de April bajando lentamente hasta llegar a sus pechos se detuvo y preguntó con una profunda y gruesa voz - ¿Puedo? April asintió y el extraño instantáneamente empezó a desabotonar su camisa, lo dejó por medio camino y pasó a desabrochar su brasier; dejando a la vista sus pechos, los acarició suavemente con la yema de sus dedos, para después acercar su cara a ellos y empezar a lamer uno mientras acariciaba el otro. Una ola de placer invadió a April la cual sostuvo su cabeza posicionando sus manos entre su pelo, un jadeo escapó de sus labios, la lengua del extraño se movía ágilmente de aquí allá, alternando de un pecho a otro.