Me levanté y comencé a pasear de un lado al otro en mi habitación, observando la laptop que descansaba en mi escritorio al mismo tiempo que me mordía las uñas y miraba de reojo preguntándome ¿Qué hago? No sabía que estaría pensando Diego luego del beso que nos dimos en la fiesta y claramente no iría a decírmelo. Por otra parte, si yo le escribía algo respecto de esa noche y el sospecha que su anónima soy yo, sería un problema porque se daría cuenta que a quien besó es una de sus alumnas y sería una situación muy incómoda para ambos.
Sin más, me deje llevar por el deseo y me detuve para correr la silla y sentarme en ella. ¿Qué podría salir mal? Si ya estaba en el juego, juguemos.
Lentamente abrí la computadora y la reinicie, ingresé al mail falso y comencé con la redacción.
"From: Anonimo123@hotmail.com
Asunto: Me ahoga.
¿Sabe lo difícil que es vivir con este secreto de amarlo en silencio? No, no tiene idea. Cada día me preguntó si sabrá quién soy yo y hasta puedo creer que a veces mi nombre da vueltas en sus cabeza. Aunque de ser así supongo que no me lo diría.
Yo sé que, al igual que el resto, no puede superar nada particular con este mensaje, porque no contesta ninguno y no lo hará ahora. Sabe por demás cuánto lo deseo cuántas noches he soñado con su cuerpo, he sentido dormida el calor de su piel en la mía, el sudor en mis manos y el deseo en mis partes prohibidas. ¿Qué debo hacer para que me mires? ¿Y si no formó parte de ese imaginario social sobre la mujer que espera de mi? ¿Qué diablos digo? Jamás se fijaría en mi, jamás siendo usted mi maestro y yo su alumna.
Quisiera poder probar de sus labios un beso, tan solo uno, pero hasta eso parecía inalcanzable hasta en los sueños.
No sé qué más puedo decirle, más que todo mi cuerpo se estremece cuando lo veo y me quedaría horas completas observándonos, pero eso sería ponerme en evidencias y ya tenía demasiados problemas por ese asunto.
Quisiera tanto poder gritarle a los cuatro vientos que me muero por tenerlo, que daría lo que fuera porque me hiciera suya, por qué tomara mi cuerpo e hiciera con el lo que le plazca ¿Por qué tiene que ser mi profesor y yo su alumna? Si nos hubiésemos encontrado en otro momento de nuestras vidas, le juro, le prometo que no se hubiera resistido y terminaría en mi cama. Pero la realidad es otra y usted es tan prohibido que quema.
Por siempre suya. "
Cada vez que le escribía era como un desahogo, como una liberación, como respirar después de haber estado asfixiándome. Escribirle me traía paz, mucha paz.
Ni bien terminé de escribir cerré la computadora y me quedé pensando en cómo podía deshacerme de Santiago, es que si tan solo el homicidio fuese legal, pero no ¡Malditas leyes, malditos derechos humanos. A los hombres como él hay que quemarlos en la hoguera por ser tan pedantes y nefastos.
. . .
Llevaba días sin hablar con mi mujer, sin saber cómo estaba, como se sentía, nunca habíamos estado así de distantes y todo era desde que había agarrado esas horas en la ENS 3. Una parte de mí se arrepentía tanto, el haber conocido a esa chica, a Camila, había logrado que toda mi vida, que pensaba resulta, se me diera vueltas, mientras que la otra reconoce que lo que le hacía falta a mi gris y aburrida vida, era un poco de adrenalina, un poco de diversión y todo esto lo había ganado en solo tres meses y medio. Encima esa desconocida que bese en la fiesta, no podía no sentirme confundido y ansioso.
Por más que Camila no se sincerara conmigo, todas sus actitudes me habían dejado más que seguro de que los anónimos son de ella y no simplemente porque soy docente de filosofía y letras, sino porque conozco más a las personas a través de sus escritos y ella me había desnudado prácticamente su parte más impura, más sucia y a su vez más deseada.
Aunque deseaba tanto decirle que yo también la deseaba, que al igual que ella más de una vez la he soñado bajo los sábanas blancas, la palpando bajo mis manos, la sentido húmeda bajo mi piel, no podía dejar de pensar el hecho de que era su docente y aunque no lo fuera ya me sentía una basura engañando mentalmente a Vanesa, no quería sucumbir al deseo de poseer otro cuerpo que no sea el de mi mujer y pese a que estuve a punto de hacer mía a esa desconocida del antifaz, agradecía a Dios el incidente provocado ya que si algo sucedía no podría perdonarselo nunca.
- Quisiera que hablemos. – me dije mi mujer una vez que ingreso a nuestro departamento. – te noto distante, ya ni me miras, ya ni me hablas si quiera compartimos la misma cama pero es como si no estuvieras ahí, como si estuviera yo sola, como si la cama fuese un desierto y me encontrará sola en ella. – no podía evitar sentirse acongojada y que la voz se le quebrantara a la medida que me expresaba como se sentía. – a veces siento que tú trabajo nos pone en contra, está Stan metido en él que si quiera recordaste que el día que fui a cenar con mis padres era nuestro aniversario de bodas y sin embargo preferiste ir a la fiesta de tu trabajo. – me sentía una basura, había olvidado completamente la fecha y saber que la había dejado sola un día como ese, llorando mientras yo me dejaba llevar por mis impulsos y deseos hacia otra mujer me hace sentir el peor hombre en la fas de la tierra. – no digo que no sea importante, pero era nuestro aniversario. A veces siento que no soy tan importante y que... -
No podía seguir escuchándola, verla derruida pro mi culpa me hacía sentir un miserable, un cobarde por destruir los sentimientos de una mujer brillante como lo era ella. Vanesa vivía con una sonrisa en su rostro y desde que trabajo allí y me he confundido con mi alumna, la he descuidado tanto que no me percate que estaba destrozando el corazón de la persona que una vez había elegido para compartir mi vida y que antes los ojos de Dios había jurado porteger. ¿Y que estaba haciendo?
- No quiero que llores amor. – le digo mientras limpio una a una sus lágrimas y acunó su rostro con mis manos. – he sido un idiota pero te prometo que no volverá a pasar. – expreso para ver en sus ojos una pizca de esperanza – se que fui un idiota, que he estado metido en mi trabajo y te he descuidado pero quiero que sepas que a partir de ahora, las cosas van a cambiar. No quiero perderte, siempre fuiste lo que soñé y desee. Somos una familia y siempre vamos a estar juntos. – me dije más a mi mismo que a ella.
¿La quería? Si, solo que este último tiempo ha sido difícil para mí, entre el trabajo y mis dudas sobre esos malditos anónimos y la mujer esa desconocida había dejado de lado mi matrimonio y todo lo que una vez soñé, por lo que alguna vez luche y construimos juntos, se estaba desmoronando en un abrir y cerrar los ojos.
No quería saber más nada de ningún anónimo, de ninguna desconocida, simplemente quería cuidar a mi mujer, a mi familia.
Esa noche, trate de ser el hombre que siempre soñó, le hice la cena, atendí como a una reina y le di una noche de amor que en su vida olvidará. ¿Por qué digo le di? Por qué por más que tratará de meterme en la cabeza que esto lo hacía por los dos, que debía disfrutar por qué realmente yo quería hacerlo, la realidad era que lo hice más por ella que por mí. No quería hacerle el amor, no quería tocarla, no deseaba besarla. Algo andaba mal dentro mío y ese algo estaba destruyendo a mi familia. Por eso, había desistido que a partir de ahora evitaré todo tipo de acercamiento con Camila Ayala y si quiera tomaré contacto con alguno de sus mail. No lo haré, por supuesto que no.
Y allí la observó, tendida en nuestra cama aún revuelta de la noche ¿De amor? Que acabábamos de tener l bien, le acababa de fingir. Con apenas algunos finos rayos de luz que ingresaban por la ventana y descansaban en su cuerpo haciéndola ver más hermosa.
Recuerdo que cuando la conocí, ella tenía novio, con el cual proyectaron muchas cosas a futuro pero nos fuimos enamorando poco a poco y termino por dejarlo para estar conmigo. Siento que le estoy fallando, he ha dejado tanto por mí ¿Y yo le pago así? No sé lo merece.
Sumido en mis pensamientos, de repente un sonido me saca de ese estado de transe en la que estaba y al tomar mi celular y ver de qué iba todo aquello, no sin antes percatarme de que mi mujer no se diera cuenta que había recibido un mensaje a las 3 AM, y veo que se trataba de un mensaje de mi anónima. Juro que luche contra mis demonios, contra la ansiedad y la curiosidad, contra el deseo y la moral pero me había prometido una cosa, no cagarla más y lo único que hice fue borrarlo. "No volverás a manejarme Camila"
. . .
- Buenos días profesor. – veo que ingresa Camila al aula justo antes de comenzar con la clase de Filosofía.
- Que desea. – lo digo ignorandola, como si apenas me hubiera dado cuenta de su presencia. Ella solo me mira sin entender el por qué de mi actitud.
- Eh, si. Quiero decirle que necesito su ayuda para preparar un final. – suelta y yo siento que voy a explotar.
Hacia menos de 24 horas me había prometido evitar cualquier tipo de acercamiento y si bien yo soy su maestro, me refería a los acercamientos donde podamos estar ella y yo solos. Sabía que su intención era ponerme nervioso y no sería su juguete.
Me levanté de golpe y serio le pedí que me siguiera hacia fuera para poder decirle de forma tajante que no quiero que siga hostigándome, que no quiero perder más tiempo y que no puedo darle más clases particulares.
- Venga conmigo que quiero hablarle. – le digo al mismo tiempo que me levanto y la tomo del brazo delicadamente y nos saco al pasillo. – bien, disculpe por eso. Ya no puede ver a clases de apoyo. – digo sin vueltas.
- ¿Cómo? – ella me miraba sin entender lo que oía. – pero yo... - pero antes que pueda decir una palabra le expliqué el motivo.
- No puedo darle más clases por qué entiendo que usted no asiste por qué realmente necesita las clases, sino por algún otro motivo que desconozco. – la expresión de su rostro era tan desconcertante que no sabía si se quedaría con lo que le dije o iría a reprochar mi desición.
- ¿Qué le pasa? – me contesta de mala manera. – no tengo idea de qué estará pensando pero se está confundiendo. –
- No, la confundida es usted ¿A caso piensa que no me di cuenta como me mira? ¿Cómo me habla? ¿A caso cree que no noté, como cada vez que vienen otras alumnas usted hace que se vayan para quedarse a solas conmigo? –
No estaba tomando consciencia de cada una de mis palabras, pro el contrario salían una tras otra sin percatarse si quiera, que un grupo de alumnos estaba viendo la escena.
Ni bien termino de decirle cada cosa, no me espero que conteste, considero que cualquier persona en su situación debe guarda silenció, por respeto aunque más no sea. Pero muy lejos de esto, ella se defiende con uñas y dientes.
- ¿Pero quién se piensa que es? Usted está confundido para lo único que asisto a su clase es para eso, para una clase y no para otra cosa como insinúa. –
- No parece. – retruco su explicación y pensando que me dejaría con la palabra en la boca, sucede todo lo contrario. Se me acerca invadiendo mi espacio personal y con una sola frase me deja "pequeñi"
- ¿No será que usted desea que lo mire de otra forma? Tengo novio, no se haga el importante. –
No espere nunca tal desafío aunque para decir verdad lo que me molestó fue más lo último que dijo que el haberme levantado la voz ¿Qué tenía novio? Yo la había visto besarse con Santiago y a decir verdad jamás s me cruzó por la cabeza una relación más íntima entre los dos. El se destacaba por ser arrogante y egocéntrico y lo poco que pude conocer de Camila, estaba lejos de agradarle personas como él ¿Y ahora eran novios?
No había notado que en el grupo de alumnos que nos estaban mirando y riendo estaba este muchacho y no hubo peor cosa que lo que ella hizo delante de mi. Cómo si fuera que todo está premeditado.
- ¿Qué pasa amor? – entra en escena Santiago mientras toma por la cintura a Camila y me mira desafiante. de
- Nada. – y antes de dejarlo que diga algo su supuesto novio, le come la boca delante de mis ojos.
Verlos ahí, besándose descaradamente ante mí me generó una rabia que no supe controlar y que como era de costumbre cuando algo no salía como esperaba reaccioné solo como pude.
- ¡Sepárense ya! – grito captando la atención de todo el colegio. – es una falta de respeto que den esa clases de demostraciones sentimentales ante un docente con el cual aún no ha terminado de hablar. Y usted, ingresé ya al aula si no quiere que le ponga ausente y lo aplace. En cuanto a vos, está conversación no queda acá. –
. . .
Lo que me menos me espere fue que Diego me prohibiera asistir a las clases de apoyo y por sobre todo que dijera que solo asisto por él, por molestarlo que en cierta manera es verdad, pero no puede negarme el derecho a la educación y menos siendo el mismo docente.
Otra d ellas cosas que no me espere fue la reacción que demostró al vernos al imbécil de Santiago y a mi besándonos. Debo sincerarme respecto al asco que me provocó hacer eso frente a él, pero una parte mí se sentía tan bien de demostrarle que él tampoco era el ombligo del mundo, que no puede pretender que todo se haga a su voluntad por más profesor que sea.
El grito que había pegado, tomó por sorpresa a docentes y alumnos que pasaban por ahí y muy lejos de sentirme bien con eso, una vergüenza me invadió muy adentro y en vez de contestarle me fui de escena rápidamente.
- ¡Te odio! – grite con todas mis fuerzas una vez que llegue a las escaleras de la entrada.
- Del odio al amor hay un solo paso. – no noté que me había seguido Santiago. Su mirada era burlona y yo no estaba para sus juegos.
- No me jodas Santiago que no estoy de humor. – le digo dándole la espaldas y buscando en mi bolso mis cigarrillos.
- En fin, no me importa lo único que me interesa es saber cuándo vamos a tener sexo. – yo me volteo a verlo incrédula de lo que acababa de decir con el pucho en mi mano y sujetando toda mi cordura para no quemárselo en los ojos para que dejara de mirarme así y en la lengua para que no diga tantas pelotudeses
- Yo estoy alterada ¿Y a vos lo único que te importa es saber cuándo vamos a tener sexo? – él me saco el pucho de la mano y le dio una profunda pitada antes de hablar.
- Recuerda que se tu secreto y por cómo te hablaba no creo que le caiga para nada bien saber que dos la que le manda anónimos ni mucho menos que eras vos a la que beso en la fiesta. – y tenia razón, Diego no podía saberlo pero tampoco podía acostarme con él. Necesitaba sacarle la cámara para destruir las evidencias y evitar que hable ¿Pero como voy a conseguir eso?
- Aún sigo con la regla. En cuanto se me vaya tendremos sexo y podes dar por finalizado este chantaje. – pero su mirada me decía todo lo contrario.
Yo sabía perfectamente que una vez que le diera a Santiago lo que tanto deseaba no se detendría y siempre querría pedir algo más a cambio de mantener mi secreto a salvo y sería una cadena que no acabaría jamás, por lo que era importante buscar una manera de detenerlo sin tener que rebajarme a terminar entre sus piernas.
Preferí no quedarme ese día en el colegio, sino retirarme y aprovechando que Dani se había asentado aproveche para ir a verla y que me ayude a pensar algo para salir de este problema.
- ¿Eso lo pensaron ustedes solas?- les pregunto asombrada por la mente brillante de ambas. - ¿Y vos estás dispuesta a hacer eso por mí? – ella asiente con una sonrisa malévola.
Llevaba una semana esquivando a Santiago y discutiendo con Diego por cualquier estupidez, pero ahora lo que más le interesaba era librarse del imbécil ese que no perdía oportunidad para recordarle que debía acostarse con él.
Hacia exactamente unos tres días, a los padres de Dani habían recibido a su sobrina, Solange, que era todo lo contrario a Dani. A diferencia de ésta, Sol no era virgen y creía que a la sexualidad había que vivirla y disfrutarla y no estar ligada a un mandato social y religioso. Si bien respetaba las creencias de su prima no las compartía en lo absoluto.
Su amiga le había contado más o menos por encima el problema que tenía Camí con Santiago y a Solange se le había ocurrido una idea que no podía fallar, la cual era exponerlo sexualmente ante todo el colegio o peor aún, dejarlo en evidencia ante el mundo entero a través de las redes sociales ya que consideraba que a hombres como él lo peor que se le puede hacer es poner en dudas su virilidad.
El asunto era que para hacer eso, Camila se debía acostar con él y eso era exactamente lo que no quería. Fue entonces que se le ocurrió seducirlo ¿Qué hombre no se derritiera por una mujer como Solange? Ella sabía que tenía un cuerpo envidiable y no perdía oportunidad para demostrárselo a cualquiera. A sus 15 años de edad, en vez de la clásica fiesta o el viaje de Fan Tiene, había elegido las prótesis mamarias y sus padres se las habían conseguido. Con 17 años de edad, ya formaba parte del cuerpo de modelos de uno de los reconocidos diseñadores de Buenos Aires y con 19 años ya viajaba por el mundo luciendo prendas extravagantes d de primera línea.
Solange era todo lo que cualquier hombre soñaría inalcanzable. Rubia, de ojos verdes y tes blanca pechos y glúteos grandes y firmes, cintura plana. Una belleza de metro setenta por el cual innumerables hombres suspiraban ¿Y quién no? Si con solo verla pasar hasta a nosotras mismas nos quitaba el aire.
Como no había motivo por el cuál hacer que Santiago y ella consideran en un mismo lugar, lo que se les ocurrió es hacer una especie de fiesta bienvenida, dónde se conozcan y Sol pueda seducirlo después de todo ¿Quién sospecharía de una rubia despampanante? Seguramente él no, ya que va a estar ocupado mirándole el escote y baboseándose como para percatarse que todo es un engaño.
- Vos no te preocupes, que yo voy a conseguir que te deje en paz. No te puedo asegurar que recuperaré la cámara ya que no sé si la traerá consigo, pero podés estar segura que el va a probar un poco de sj propia medicina. –
Tenía que ser sincera, Camila está aterrada que las cosas salgan mal y que termine por ser expuesta ante el equipo directivo y el profesor, pero el plan estaba ideado tan perfectamente que nada podía fallar.
Esa tarde Dani y Camí asistieron a la clase del profesor González y la Srta Ayala no perdió oportunidad para
1- Darle celos a Diego dado que sabía perfectamente que a él le repudiaba verla con Santiago
2- Hacer correr la voz de que se hará una fiesta en bienvenida para Sol y Santiago y sus amigos están invitados.
. . .
Ni bien ingresé al aula, ví como un grupo de alumnas, entre las que destacaba la srta Ayala, quien se encontraba sentada sobre mi escritorio hablando con las compañeras entre gritos y carcajadas.
Debo admitir que el sonido de su risa provocaba en mi una sensación agradable, pero no debía olvidarme que mi misión era tenerla lo más lejos posible aunque esto solo pueda ser simbólico.
- ¿Tiene para rato srta Ayala? ¿O va a dar usted la clase y a mi nadie me ha informado nada? – interrumpí la reunión y solo me dirigí a quien ocupaba mi escritorio de manera indebida .
- Oh, lo siento No – me – di – cuenta – esto último me lo había dicho de manera pausada y no pude evitar sentirme ofendido.
- Usted es muy graciosa por lo que veo. – le digo por lo bajo acercándome a su rostro.
- Solo cuando estoy a gusto. – réplica desafiante.
La cercanía era tanta que había perdido la noción del espacio donde estaba y que me encontraba a centímetros de sus labios. Ante la mirada intrigada del resto de las alumnas me decido por tratar de corregir el momento para que no sea tan... íntimo e incómodo.
- ¡Se retira de mi clase ya! – sus ojos se abrieron de para en par e intuyo que no se esperaba que reaccionara así. En realidad no había motivos concretos por el cuál le pedía que dejara la clase, solo necesitaba no despertar sospecha de ninguna índole.
- Deme una razón legítima que no esté impregnada de sentimientos personales y entonces si, salgo profe la puerta. – réplica desafiante y yo no sé que decirle. ¿Cuál sería la razón por la que la quiero fuera de la clase? ¿Por su falta de respeto? Podría ser, la realidad es que eran por celos.
De pensar que alguien estuviera tocando su cuerpo, besando sus labios me generaba rabia y no entendía por qué, después de todo soy casado y no debería tener estos pensamientos por ninguna otra mujer, menos por una alumna.
- Retirarse a su asiento. – y con una sonrisa triunfante se dirigió a su banco. – bien, necesito que me entreguen los trabajos que eran para hoy.
Durante la clase no podía evitar observar la manera en la que Camila estaba... ¿Cómo expresarlo? Provocando me. Sinceramente me molestaba que tuviera la desfachatez de actuar de esa manera sabiendo que de cierta manera me incomodaba.
Ni bien finalizó la clase, decidí llamarla para dialogar y buscar alguna manera de lograr que deje de hacer lo que hacía.
- ¿Y bien profesor? – habla una vez que cierro la puerta dejándonos solos.
- Quiero disculparme por como la he estado tratando este último tiempo. – solo escucharme decirle aquello provocó en ella que sus ojos se abrieron como platos y la tomara por sorpresa.
Lo que intentaba hacer era algo así como una tregua. Yo entendía que este tiempo la estuve tratando mal y pese a que estoy segurísimo de que ella es mi anónima no tenía ninguna prueba como para confrontarla. Por ende, al no haber evidencias, queda disculparse.
- No pasa nada, entiendo que puede que no esté pasando por un buen momento. –
-
¿Y que sabe ella como me siento? Una parte de mí sabía que ella estaba disfrutando la situación, pero verdaderamente no tenía intenciones de continuar discutiendo, en solo dos semanas se terminaban las clases y hasta donde estoy informado cesó en febrero del año entrante por lo que no volveré a ver más a la Srta Ayala.
- Bien, era eso. Puede irse. –
. . .
A Camila le había costado muchísimo poder convencer a Santiago para ir a la fiesta de bienvenida de Solange dado que insistía en pasar la noche con ella. El hecho de que hace una semana le estuviera dando tantas vueltas al asunto de tener sexo ya lo estaba poniendo nervioso y le había dado un ultimátum. 48 ha a reloj para cumplir con su parte del trato.
Camila estaba desesperada dado que si Solange no conseguía concretar el plan se vería obligada acostarse con él.
Luego de que le hiciera entender que no podía hacerle un desplante de ese y que Santiago supiera que la prima de Dani era una modela famosa internacional, no dudo unos segundos. Él era un mujeriego innato por lo que bajo ningún concepto perdería la oportunidad de ligarse a una mujer y menos si se trataba de una como Solange.
Habían alquilado una casa quinta para hacer la fiesta y la música estaba tan alta que se podía escuchar a dos cuadras de distancia. Santiago estaba tan ansioso por conocer a Solange que si quiera se había molestado en pasar por mi a la casa y la verdad que agradecía muchísimo eso.
Ni bien ingresé al lugar, pude divisar alrededor de cincuenta personas en el patio y otras tantas en la pileta. Había luces de todos los colores y una barra con un barman que realizaba tragos a pedido.
Atravieso el inmenso jardín y me dirijo hacia el living dónde por suerte encontré a Daniela.
Ella me contó que Santiago ya había llegado hacía como una hora y que se encontraba con Solange en la cocina hablando. Sentí un alivio de inmediato, dado que eso significaba que el plan de seducirlo por parte de Sol, estaba dando buenos resultados.
La idea era que lograr someterlo sin necesidad de tener sexo con él, aunque para ella no habría ningún problema en hacerlo. Solange se caracterizaba por ser una mujer, además de hermosa, fría y calculadora sin una pizca de empatía por nadie, por lo que le daba igual tener o no relaciones mientras que sea para saciar sus ganas o, en este caso, ridiculizar a un imbécil que se quiere pasar de vivo.
Lentamente, junto a Dani, nos fuimos acercando para espiarlos, ni bien entramos vimos alrededor de diez personas, en las que se encontraba Santiago y Solange. Ni bien ingresamos ella nos guiña un ojo y automáticamente "nos presenta" con su acompañante.
- Vení, que te presento a mi prima y su amiga. – le dice Sol mientras toma su mano y lo conduce hacia nosotras. En ese momento iba a decirle algo pero automáticamente él me saludó como si no nos conociéramos.
- Un gusto chicas, mi nombre es Santiago. – yo simplemente lo miré. No es que estaba celosa sino que era una basura porque pasaba por alto la extorsión que me estaba haciendo por el vídeo.
- El gusto es nuestro. – le contesté mirándolo fijo. En ese momento Sol le dice que la aguarde ahí, que necesitaba pedirle algo urgente a su prima dejándonos solos. – por tu actitud ¿Debo creer que lo de acostarme con vos ya no va más? – él solo me mira y sonríe, para acortar la distancia que nos separaba, tomarme del mentón, obligándome a mirarlo a los ojos para hablarme.
- Estas equivocada chiquita. Cuento las horas para tenerte cabalgando sobre mí, sudada y gimiendo mi nombre. – escuchar eso me provocó mucho asco y no depare en hacérselo saber.
- Sos un cerdo. – pero él en vez de enfadarse me dice "yo también te quiero" y me dio un casto beso en los labios.
. . .
- ¿Entonces a qué te dedicas Santi? –
Nos encontrábamos en una de las mesas, parados alrededor mientras hablábamos de la vida. Sol nos contaba algunas anécdotas de los lugares que visitó durante los desfiles y podíamos ver la fascinación que se manifestaba en los ojos de Santiago.
Él, gran actor, mintió diciendo que trabajaba en la empresa de su padre, siendo parte de las decisiones que se tomaban en la empresa editorial que su padre había heredado de su abuelo. La realidad era otra, él solo asistía a la empresa para pedirle dinero a su padre porque pese a la edad que tenía vivía del dinero de él y de la parte que le correspondía por ser único heredero luego del perecimiento de su padre.
Realmente Santiago no tenía nada de interesante y su vida mucho menos, se la pasaba de fiesta en fiesta gastando miles y miles de pesos. Cómo quien dice, él era la oveja negra de la familia.
- ¿Y tenés novia o algo con alguna mujer? Mira que no me gusta compartir. –
La pregunta que le había hecho tenía doble sentido. En realidad no le importaba si tenía o no novia, de hecho sabíamos que no encuadraba en el perfil de hombres que a ella le gustaba, digamos que me estaba haciendo un favor. Ella le había hecho esa pregunta para saber si el plan estaba yendo viento en popa lo cual quería decir que teníamos un 90% del plan completado. De lo contrario sería difícil que caiga y podamos recuperar el vídeo. Y su respuesta no sorprendió, después de todo el ser un mujeriego lo llevaba en la sangre.
- Tranquila mami, estoy soltero. –
Solo escuchar eso me hizo hacerle señas con los ojos las que me devolvió guiñándome el suyo. Sin más, ella se acercó a él entre risas en tanto nosotras queríamos estallar de la risa al ver y saber que estaba cayendo redondo.
De un momento a otro Sol toma su mano y pidiendo nos disculpas nos dice que se van para hablar con más privacidad dado que la música ya le estaba haciendo "doler la cabeza". Nosotras por el contrario, segundos más tardes, fuimos tras ella para introducirnos en el cuarto de junto dónde estaban y mirar a través de los orificios de un cuadro que había en la habitación donde ellos estaban.
. . .
Ni bien ingresaron al cuarto, la chica le saco de la mano a Santiago su bebida y sin mediar una sola palabra sus labios se pegaron a los de él.
En su vida había besado a una mujer tan hermosa como ella y se sentía tan excitado que no tomaba consciencia de que era imposible que alguien como Solange que además es familiar d ella mejor amiga de Camila podría tener otras intenciones.
Si había algo que la caracterizaba era su poder de seducción y control sobre hombres como Santiago.
Ella comenzó besándolo de manera avasallante, para nada delicado porque no tenía tiempo para el amor y esto, no era más que un favor que le hacía más a su prima que a la otra chica. Él, torpemente comenzó a pasear sus manos por su cuerpo subiendo su vestido haciendo contacto con sus grandes y firmes glúteos. Lo que le había llamado la atención y excitado un poco más, es sentir que bajo la tela no tenía nada, es decir, no tenía tanga. Sus manos pudieron recorrer sus glúteos una y otra vez, abrirlos, pellizcarlos, apretarlos. Realmente estaba loco de deseo por ella.
Solange era de armas tomar, por lo que no perdía mucho tiempo en previas aburridas que le hacen perder el tiempo, por lo que de un solo empujón, lo tiró encima de la cama lo cual él recibió con una sonrisa triunfante. Verdaderamente se sentía un ganador. Ella se subió encima de él y comenzó a despojarlo de la ropa, primero la camisa, para volver a sus labios y devorarlos por completos. Ella podía sentir en su sexo la presión de su miembro queriendo entrar en ella y al no tener ropa interior la sensación era más molesta para ella. A pesar de sentir su miembro entre sus piernas ella estaba seca. Si, seca. No sé había mojado ni un poco.
Cuando él quiso meter sus manos por delante, para hacer contacto con su sexo ella atrapó sus manos y las piso por sobre su cabeza para luego proponerle cumplirle una fantasía.
- Quiero atarte y hacer con tu cuerpo lo que más deseo. Quiero que termines por suplicarle que cabalgue sobre tu duro y erecto pene. –
Sinceramente a él no le gustaban estas cosas, pero la manera en la que se lo dijo despertó en él el deseo de por una vez jugar a ser el sumiso. Una vez que aceptó, ella no perdió tiempo y le puso unas esposas amarrando sus manos al caño de la cama, más luego deslizó sus manos por sus brazos, su torso hasta llegar al cinto de su pantalón, regalarle la más pícara sonrisa, relamerse los labios y cenar a desabrocharle para sacarle el pantalón. Cuando ya no hubo tela en medio, prosiguió atar sus pies, uno en cada extremo de la cama y cuando él iba a decirle algo, ella se agachó aludiendo lo que iba hacer y cuando él espero ese tan anhelado contacto de su lengua con su glande ella se incorporó, tomo de su bolso una cámara y antes de que él diga algo ella hablo.
- En mi vida estaría con un cerdo como vos. – y comenzó a sacarle fotos. – esto es para enseñarte que a la mujer se le respeta. – él estaba furioso y se movía como podía para poder desamarrarme, cosa que era imposible.
- Maldita prostituta. Suéltame, cuando te agarre. – el solo escuchar esta amenaza le provocó a ella una furia incontrolable, que la hizo subirse y sentarse en su pecho desnudo.
- Escúchame bien, basura inmunda. No vas a mandar a nadie el vídeo de Camila porque dónde yo me enteré no querrás saber lo que haré con las fotos. – a él no le daba miedo las amenazas de una mujer y menos de alguien como Solange, lo que no sabía era que realmente debía temerles y más si venía de ella.
- ¿Quién sos vos para decirme lo que tengo que hacer? Decile a tu amiguita que donde me sueltes mando a todo el colegio el vídeo. Todos sabrán que tiene un romance con el profesor. – escupe con toda la furia, pero ella se ríe.
- Mira, vos no harás eso. Porque si lo haces, me vas a estar obligando a que tu foto este en todas las redes sociales y medios de comunicación y a decir verdad. – mirando su miembro – no tenes gran cosa como para presumir. Cómo sabrás soy una figura internacional ¿Cuánto tiempo crees que tome en llegar a los programas de espectáculos tu fotos con ese... diminuto amigo? En segundos tu pequeña impregnada gastas los noticiarios. –
Ella río y no le quedó más que morderse la bronca. Tenía razón, Solange podría destruirlo por lo que no le quedó más que aceptar lo que ella le proponía, incluyendo tirar por tierra la insistencia de que Camila se acueste con él.
- Perfecto. Por el momento te dejare aquí, tengo una fiesta que disfrutar. Más luego vendré a sacarte. –
Y así fue, como la ayuda de una desconocida salvó el secreto de Camila y le dio una lección a un mujeriego que se miraba de extorsionar a mujeres para lograr acostarse con ellas.
. . .
Había transcurrido una semana de la fiesta de bienvenida de Solange y no había vuelto a ver a Santiago. Lo último que supe de él fue que prometió no mostrar a nadie los vídeos si yo hacía lo mismo con sus fotos, por lo que él ya no era un problema. Por suerte.
Por otra parte, se había disculpado por haberme presionado para hacer algo que no quería y que, lo sentía mucho y me pedía que por favor lo olvidará todo y que con todo lo que había pasado con Sol no iría a volver al profesorado y que saldría de mi vida para siempre.
Lo que Sol me dijo, fue que luego que la fiesta acabó, 8 hs más tarde, se dirigió hacía la habitación donde estaba amarrado y volvió advertirle que si volvía amenazarme con los vídeos o chantajearme con tener sexo ella misma se encargaría de arruinarle la existencia y realmente yo estaba aliviada y agradecida pro todo eso.
- Quiero agradecerte por todo lo que hiciste por mí. – le dije a Sol, luego de darle un fuerte abrazo. Realmente sin su ayuda hubiera tenido que acostarme con Santiago.
- No pasa nada. Las amigas de mi prima son también las mías. – me dijo con una sonrisa
- ¿Y que vas hacer con las fotos? – realmente estaba intrigada por saber qué es lo que quería hacer y lo que dijo me sorprendió.
- Sinceramente a mi no me interesa tenerlas, por eso te las entrego. De igual modo si él vuelve a comportarse como un imbécil sabes que solo con darme el ok, te habilito todos los medios para que lo hagas, con todo el tenor que la palabra representa, mierda. "
Y entre risas le di un último abrazo antes de verla subir al avión rumbo a un desfile en Italia.
. . .
Estábamos a dos semanas de terminar las clases y una sensación que no podría explicar se había apoderado de mi. Durante todo este tiempo le había enviado infinidad de mensajes, con la intención de que por lo menos un mensaje me contestará, pero eso no ocurrió.
Había quedado con Dani que nos encontraríamos en el colegio 20 minutos antes del ingreso para hablar. Había tomado una decisión y quería que lo supiera, para contar con su apoyo.
Ni bien ingresé al establecimiento, saludé a las de seguridad y continúe hasta el segundo piso, específicamente en el sector de las gradas. Aquí la esperaría.
Mientras esperaba pensaba en todo lo que había sucedido últimamente, todo lo que había vivido con intentar seguir guardando mi secreto, un secreto que ya se sabía a voces y que ya no podía ni quería sostener. En cada mensaje que le había mandado a Digo en todo estos últimos días, le había dejado diferentes pistas para que fuera conociendo algunas cosas de mí como por ejemplo, qué tipo de música me gusta, mi blog personal dónde publicaba cada una de mis poemas inspirados en él bajo el seudónimo "Piel de Luna" pero nada de ello sirvió para que me dijera algo, para que hiciera algo. Entonces, ¿Qué cambiaría si le dijera que soy yo su anónima? Absolutamente nada.
- Hola Camí, ¿Por qué quisiste que viniéramos antes que todos? ¿Pasó algo? – su actitud era de preocupación y la entendía. - ¿Es Santiago de nuevo? – negué con las cabeza y tomé una gran bocanada de aire antes de explicarle.
- Voy hablar. – ella me mira sin comprender a qué me refería y me dejó hablar para comprender un poco más. – con Diego, le diré la verdad. – sus ojos se abrieron lentamente y enseguida supe qué se le pasó por al cabeza. – antes que me digas algo, es una decisión tomada. Voy a decirle a Diego que estoy enamorada de él. –
- En primer lugar no estás enamorada, es obsesión pero de todas formas vos estás loca, no podés hacer eso. – trate de justificar mi decisión – todo este tiempo el sirvió para pensar y meditar la situación ¿Qué hice mal? ¿Escribirle cuánto lo deseaba? Dani, somos dos personas adultas y si él no hizo nada hasta ahora sabiendo que soy yo que va a cambiar entonces? –
- No, pero es diferente. Una cosa es intuir o creer que es una persona, pero otra muy diferente es Tener la certeza y las pruebas de que se trata de vos ¿Qué te hace pensar a vos qué él no irá con las autoridades a denunciar el acoso?.- y aunque tuviera razón, había algo que ella estaba pasando pro alto.
- ¿No te parece que si le molestará no hubiera dejado que llegáramos a esta instancia? Hubiera denunciado hace mucho tiempo ¿Y lo hizo? No. La decisión esta tomada Daniela y quiero contar con tu apoyo. –
- Vos sabés que siempre estoy con vos en todas y si esa es tu decisión no me queda más que apoyarte. –
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Él no podía creer lo que sus oídos estaban escuchando ¿Qué Camila era su anónima? Pese a que lo sabía le era imposible asimilar que ya no había dudas, que ella era la autora de esas líneas que incendian su computadora, que no en vano cada vez que tenía un sueño húmedo ella estaba en él ¿Pero pasar la situación de escucharla decírselo? No, definitivamente eso no lo iba a permitir.
Pese a que Diego no era de esos sujetos que ante cualquier circunstancias huía, está vez debía hacer una excepción pro qué ¿Cómo podría actuar frente a ella? ¿Qué le diría luego de escuchar confesarse? ¿Y si quería saber por qué jamás denuncie el acosos ante las autoridades? ¿Qué le contestaría? Y hasta me atrevo a decir que la mujer de la fiesta era ella ¿Quién si no? ¿Y si llegara a decirme que era ella? ¿Con qué cara la miro a los ojos más tarde? Esto era una situación que realmente no quería pasar.
Llevaba mucho tiempo casado con una mujer maravillosa, toda mi vida era perfecta hasta que ella decidió hacerle la imposible ¿Le iba a permitir que siga haciéndolo? ¿Porqué además qué ganaría con confesarse? ¿Creerá que tendremos alguna aventura? Ni en un millón de años tendría algo con ella. No pondría en riesgo mi reputación por cumplir los caprichos de una mujer que se cree adolescente. Claro que no.
Fui hacia dirección y antes de tocar la puerta respiré hondo. Debía salir del colegio, evitar que me viera y me hablara, por lo que para no tener que pasar por ello, se me ocurrió el pedir licencia extraordinaria por las últimas dos semanas que quedaban de clases y aunque se suspende la paga, puedo vivir con reducción de sueldo un mes. Cualquier sacrificio era con al intención de no sucumbir a los deseos de una mujer como Camila.
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- ¡Chicas, acaba de avisarme Juan que no tendremos Literatura y que el final lo va a tomar Lamas! –
¿Qué? Cómo era posible que Diego no nos haya dicho anda ¿Y cómo era eso de que Lamas tomaría el final en vez de él? No entendía nada de lo que estaba pasando y el hecho de saber que tenía que confesarle lo que siento por él y que no iba a poder hacerlo, me dejaba aturdida.
- ¿Pero qué pasó? – pregunto al borde de la desesperación.
- No explicó, solo que pidió licencia extraordinaria, pero no explicó los motivos. Juan me dijo que ya no vuelve y que su suplencia acaba el 18 de diciembre. –
Escuchar que no lo iría a ver más y que además no pude decirle lo que sentía me hacía sentir frustrada pero ya no había más nada que hacer. Él se fue sin saber el por qué y me quedo el deseo y la duda de saber lo que me diría al decirle cuánto lo deseaba.
Ni Camila ni Diego sabían que el destino los volvería a cruzar en el mismo lugar y que esa vez nada ni nadie podría evitar lo que suceda lo que inevitablemente deseaban, desde aquel primer mensaje, que suceda entre los dos.