Y allí estaba ella, parada en frente de la puerta del salón dónde iría a impartirse la materia: Literatura en el Nivel Inicial y analizando detenidamente sí debería o no entrar al aula. Camila no es de esas chicas que le temen al rechazo de un hombre o de esas que se dejan intimidar frente a la presencia de alguno, no. Ella era diferente a muchas de su edad y sí, con casi 26 años había pasado por muchas situaciones que además de marcarle el corazón, le habían hecho ver la realidad tal y como es, sin príncipes de cuentos de hadas sin amores como el de Romeo y Julieta. Camila sabía perfectamente que el amor, no era como muchos lo concebían, muy en el fondo tenía en claro que lo que le pasaba con su profesor de Literatura no era otra cosa que admiración y cómo no admirarlo, si con sólo 35 años él, había logrado más de lo que logró ella en sólo 25. Para ella era más fácil disfrazar de "amor" esa gran admiración que le tenía, que siempre le tuvo, porque jamás reconocería ante nadie que, por primera vez en su vida se sentía menos.
Luego de meditar unos minutos si entrar o no, se decidió por hacerlo porque por más que la presencia de aquel algo le inquietara, no iría a mostrárselo. Por supuesto que no. Lo que sucedía era que, nuevamente Diego González sería su profesor y dado a que desde que ella le habría enviado el mail de la confesión, éste no se había molestado en contestar ni el primero, ni los siguientes. ¿A qué me refiero con "los siguientes"? A que luego de aquel mensaje en donde le habría confesado "su amor" no hubo recibido respuesta y le bastaron 48 horas para volver a inundarlo de mensajes y sí, como creerán de contenido erótico. Es que sí había algo que la caracterizaba a Camila, era lo perseverante que podía llegar a ser.
En más de una ocasión se lo habría cruzado por los pasillos del instituto, pero él olímpicamente le había dado vuelta la cara. Y no es que ella este tan enamorada como para que esa actitud le afecte, no. Es sólo que Camila sentía que su egocéntrico profesor debía, aunque sea por cortesía y educación contestar, aunque más no sea aquel mensaje en dónde ella, se le declaraba. Por esto Camila, muy en el fondo se sentía muy ofendida dado a que su "caliente profesor" había dañado su ego.
En el momento en el que Camila abrió la perta del aula, más de veinte pares de ojos se posaron en ella y entre estos, la de su adorado profesor.
. . .
- ¿Su nombre es? -
Él sabía su nombre, por supuesto que sí ¿Cómo olvidar a la dueña de esas líneas calientes, de esas palabras que penetraban duramente en lo más hondo de su ser, que perforaba sin piedad su carne logrando bañar sus manos cada vez que encerrado en el estudio, frente a su laptop, se tocaba pensando en ella y cómo llevaba a cabo cada línea que ella le expresaba en esos impuros mensajes? Jamás podría olvidar a una mujer como Camila y aunque no lo admitiera nunca, ella era buena con los poemas porque tenía la facilidad, que no todas tienen, de hacer que cada palabra, cada línea, cada párrafo se sienta vivir con demasiada intensidad, nombrando las cosas por su nombre y aunque para algunos eso sea vulgar para él, en la sutileza estaba la belleza.
Algo lo sorprendió para qué mentir. Con 35 años de edad él había conseguido varias menciones honoríficas por sus trabajos de investigación y entre ellas, una del Ministerio de Cultura y Educación, respaldado por la Presidencia de la Nación en el que habría ganado 100.000$, dinero que había solventado su Documental sobre Contaminación Ambiental de la Boca. CABA. Argentina. Además de ser docente en la Universidad de Buenos Aires, al frente de la materia de Diseño y Comunicación, impartía otras materias como: Espacio de Definición Institucional de Lectura y Escritura, Alfabetización Inicial, Literatura en el Nivel Inicial y Primario, entre otras de las cuales era profesor titular e interino. Su currículo no sólo era intachable y culto, sino que siempre sorprendía con algo nuevo, lo último: su trabajo como productor y guionista dramaturgo en una Comedia en dónde criticaba la Política del Gobierno, una obra que duró todo el verano.
Todos los proyectos que habría llevado a cabo, habían tenido reconocimiento y menciones honoríficos, su vida profesional era la envidia de centenares de docentes que, a su misma edad no habrían podido conseguir ni la mitad de lo que él había logrado. Lo mismo se puede decir de su vida amorosa, llevaba casado hacía casi 6 años y tenía un hijo de dos el cual llamó Benjamín. Su vida iba en alza hasta que habría recibido el primer mensaje y consecuentemente los demás porque se colaron en su vida privada y cada vez le era un poco más difícil tener relaciones sexuales con su mujer sin pensar en aquella desconocida que le robaba los sueños.
¿Se preguntarán porque nunca le respondió alguno? Simplemente para no alimentar falsas esperanzas dado a que tenían totalmente prohibido fraternizar con los estudiantes y eso quería decir que estaba en juego no sólo su currículo intachable sino también, su "perfecta" familia. Pero en ese momento, en el que la vio desfilar hacía uno de los últimos bancos que se encontraban situados al final del salón, pensó en hacerle pagar cada una de los problemas que esos mensajes alguna vez le habrían ocasionado.
"Ahora, iría a ser el turno de él"
- Me llamo Camila Ayala. –
- Bien, Srta. Ayala, ahora que reviso su ficha me doy cuenta que es graduada del Profesorado en Educación Primaria ¿Qué podría contarnos a sus compañeros y a mí, sobre la Literatura y sus primeros usos en la escuela? –
- Bueno, los primeros usos tenían que ver con enseñar valores, es decir, se utilizaban cuentos para enseñar el valor de la amistad, el respeto, la honestidad, etc. era lo denominado "enseñanza deleitando" las editoriales que trabajaban con los colegios sacaban colecciones enteras dedicadas a este modo de enseñar valores en la escuela porque en esa época a diferencia de hoy, si el cuento no tenía nada que enseñar no servía porque no buscaba el placer y disfrute por la literatura por parte de los educando, se buscaba que aprendieran algo. También había pequeños libros con varios apartados, junto con las colecciones, en dónde te explicaban de qué manera trabajar con los alumnos "el respeto" "el amor" "la honestidad", etc. Del lado de las editoriales era puro marketing ... –
- Srta Ayala, lo que ha dicho esta perfecto, aunque no hacía falta ahondar en asuntos comerciales si lo único que nos interesa es que comprendan que antes se buscaba que los libros que le leíamos a los alumnos fuesen didácticos, que enseñara algo y que ese aprendizaje pudiese verse. Ahora, lo que se busca es todo lo contrario porque no les leemos a los niños para enseñarles por qué no deben decir mentiras como en "Juanito y el Lobo" ahora se busca el disfrute del oyente quienes en nuestro caso son niños de 45 días a 5 años.
> Sinceramente, me sorprendió alumna creí que no iría a contestar, bueno, en la fotocopiadora deje todo el material que usaremos en este primer mes. Esto sólo lo diré una sola vez, asegúrense de traer en todas mis clases los materiales, estense al día con ellos dado a que no sólo se relacionan uno con el otro, sino que su complejidad amerita a que volvamos una y otra vez sobre los mismos temas. Perfecto, aclarado este tema fundamental arranquemos con la clase de hoy. –
A Camila le había molestado demasiado lo despectivo que el profesor fue con ella y realmente se sintió humillada, pero, aunque nuevamente su amado profesor había dañado su ego no flaquearía ante nadie y menos, ante él. Ella podía jurar los ojos de él a veces, echaban furia justamente cuando los mismos se clavaban en ella. Esta no era de bancarse que la miren de mala manera porque es de ir de frente, cuando algo le molestaba no le temblaba las piernas para pararse frente a quién sea ni menos para escupirles todas las verdades a cuanto se crea mejor que ella. Sin más, Diego continuó con la clase dándoles unos textos que debían leer y analizar en grupo
- Srta. Ayala podría venir unos segundos. El resto por favor continúe con la lectura crítica del texto que les repartí para hacer la puesta en común. Venga Srta. -
Camila se levantó de su lugar un tanto confundida, es que no era para menos luego de todas esas miradas fulminantes que su amado profesor le hubo dedicado en la mayor parte de la clase. No tenía una remota idea del por qué solicitaba su presencia, pero lo que sí tenía en claro que no se dejaría por él ni por nadie, si quería guerra, guerra le iba a dar.
- Si profesor. –
- Bueno, estuve recordando que la he tenido como alumna en PEP y quería hablar con usted debido aquel problema que para sus comienzos usted presentaba. –
Camila sonrió al recordar las innumerables peleas que solía tener con Diego cada vez que entregaba trabajos con faltas de ortografías y cuando lo desafiaba al decorarlos con colores chillones cosa que, a él, le molestaba y mucho. La actitud sonriente de su alumna le había caído muy mal dado a que sentía que se estaba burlando de él y que, además, lo más importante, no podés tener horrores ortográficos si sos docente o si deseas serlo dado a que somos y me incluyo, el ejemplo de miles de pequeños que se reflejan en nuestras acciones y una palabra mal escrita o una presentación mal redactada es una falta total de respeto, para el docente y sobre todo, para los alumnos.
- No debería hacer un chiste con eso. Es un problema bastante grave y creo que sabe por demás que, como docente, somo el ejemplo de nuestros alumnos. Usted es maestra de primaria si aún sigue con esas faltas ¿Cómo o qué corregía? usted no puede tener ni un solo error ortográfico (Cami intento decir algo, pero enseguida la calló) un momento escúcheme primero. Considero que ese gran problema lo ha solucionado.
- mire, la verdad es que...
En realidad, ella había logrado mejorar bastante, pero era verdad que a veces y solo a veces una que otra palabra se le pifiaba y eso era un karma para ella dado a que le costaba horrores poder terminar un trabajo sin una sola falta. Estaba dispuesta aprender lo que hiciera falta para no hacer el ridículo y que dejasen de llamarle la atención por ese motivo, pero como será que están las cosas entre ambos que él no deja que termine y la fulmina con sus palabras.
- No diga nada, me imagino que aún no lo ha resuelto. Yo solo le digo que no voy admitir la vergüenza de tener que leer producciones con errores ortográficos siendo usted, una alumna graduada en Educación Primaria. ¿Me entendió? –
- Seguro. –
- Eso espero. –
Y nuevamente el profesor Diego González había dañado su ego, pero además había hecho algo mucho peor, dejarla en ridículo frente a todos sus nuevos compañeros cosa que a ella, no le gusto para nada.
. . .
- Yo creo que es por los mensajes. –
- ¡Pero no es mejor que lo diga antes que me haga pasar un mal rato, así como lo hizo? -
- em... bueno, en eso tenés razón, pero ... ¿No es mejor que le pongas punto final a tu obsesión con tu profesor? Porque yo sé en qué sigue esto. . .-
Y Daniela tenía razón. Camila buscaba cualquier excusa para poder mandarle mensajes a Diego pero ahora el asunto era diferente porque en ellos se jugaba la aprobación de la materia y la verdad que no estaba como para re cursar materias por puro caprichito adolescente y aunque él no había dicho nada hasta entonces ¿Qué le hacía pensar que ahora iría a delatarla? Y nuevamente se convenció de que Diego González no podía decir nada porque tanto como a ella, a él le pasaba igual.
- Ay Dani, hace mucho que no le mando y además no le voy a mandar más. –
- ¿Tengo que creerte? -
Camila se hizo la desinteresada ante la pregunta de su mejor amiga es que en verdad ni ella se podía creer que los mensajes cesarían del todo y que además Dani la conocía lo suficiente como para saber que aquella volvería hacerlo. Volvería a inundar de mensajes inapropiados la casilla de correo de su profesor de Literatura en el Nivel Inicial.
Esa noche fueron al pub del primo de Dani y bailaron hasta que, además de dolerle los pies, a Camila se le olvido que una vez se hubo sentido atraída por su profesor.
. . . .
Estábamos todos observando a Diego mientras explicaba algo referido a las funciones narrativas, en lo que yo intentaba escribir cada una de las palabras que salían de su boca. Es que siempre me caracterice por lo mala que era en esta materia. Concentrada en mis apuntes, siento como si la mesa vibrara, era mi celular. No pude fijarme enseguida dado a que como González hablaba rápido no quería perderme en la transcripción de cada detalle de la clase. Cuando el profesor al fin dejó de explicar y se dirigió a su escritorio aproveché para revisar aquel mensaje en mi teléfono. Acto seguido comencé a sentir un calor por todo mi cuerpo. No podía creer lo que estaba leyendo.
"Estimad@s alumn@s:
Lamento enviarles el material que veremos en la clase de mañana a estas horas de la noche. Es importante que realicen una lectura en profundidad. Dado a que, hablaremos del mismo durante el primer módulo y realizaremos la práctica en el segundo. Sugiero que traigan por escrito las preguntas, dudas e inquietudes que les genere el texto dado a que, las mismas nos ayudara a comprender, entre todos el texto ya que, puede parecerles bastante complejo. Por último, esta demás aclarar que no necesito recordarles que serán el ejemplo de cientos de alumnos.
Exijo compromiso y responsabilidad con mi materia.
Saludos cordiales
Prof. González Diego.
Archivo adjunto: descargar"
No podía creerlo, ¿cómo me llegaba hasta estos momentos? Descargue el archivo para ver si podía aunque sea darle una ojeada. Pero no, el maldito documento contenía 25 hojas. IMPOSIBLE LECTURA.
Empecé a sentir taquicardia, a moverme nerviosa en mi silla, y "hacerme" cada vez chiquita en lo que me deslizaba de aquella para ponerme debajo de la mesa (lo sé, es una estupidez, pero no se me ocurrió otra cosa). Pero si quería pasar inadvertida ocurrió todo lo exactamente contrario.
- Srta. Ayala le sucede algo? –
- No, profesor. –
- Segura, (afirmo con la cabeza nerviosa mientras me sueno los dedos y evito su mirada) Como la vi debajo de la mesa pensé que, o se cayó, algo se le perdió y estaba buscándolo o se quería escapar de la clase. –
Enseguida empiezo a ladear la cabeza de derecha a izquierda desesperada... no importaba ya, él sabía que estaba mintiendo y lo disfrutaba. Contenía la risa y yo lo notaba. Acto seguido me pregunta si leí el texto y sin darme cuenta y por impulso comencé a mover la cabeza de arriba había abajo. ¡Estaba muerta!
- Perfecto. ¿Sería tan amable de compartir con el grupo las preguntas que registro de la lectura del documento que envié? –
- Este... mire.... la verdad... –
- Díganos srta. Ayala ¿Que dudas surgieron de la lectura? –
¿Qué iba a responder, no tenía idea de lo que hablaba porque no había leído absolutamente nada??
Entonces, ¿qué demonios voy hablar? Si le decía que recién había llegado el mensaje a mi mail no lo creería entonces, cómo hago, cómo salgo de esta situación.
- Srta. Ayala leyó el documento que envié? –
- No, es que.... –
- ¡No? ¿Usted me está queriendo decir que no lo leyó? –
- Lo que paso es que no.... –
- ¡Esto es una falta de respeto total! ¡No solo a mí, a sus compañeros también! –
- No, es lo que piensa, déjeme explicarle. El documento me acaba de llegar. Se lo muestro. –
Intento acercarme con el celular en mano para mostrarle que lo que digo es verdad, pero me para en seco y a los gritos me dice que es suficiente, que soy una mentirosa y que le estoy faltando el respeto
- ¡SUFICIENTE! ¿A ver, a quién le pasó lo mismo que Ayala? (Ninguno levantaba la mano. Demonios, fui la única) ok. Alguno leyó el documento. (y pude observar como cada uno de mis 24 compañeros levantaban la mano. ¿Perfecto esto no es para nada bueno) Lo ve? Usted es la única irresponsable que...
- ¡Yo no soy irresponsable! –
- No me levante la voz, no sea irrespetuosa. Sabe usted que hablarle en ese tono a un docente amerita sanción. –
Que maldito. Claro que lo sabía, pero me daba bronca que me estuviera hablando de esa manera delante de todos. ¿Quién es? El título de docente no lo habilita a ser tan despectivo con ninguna alumna.
- Lo lamento. –
- Quiero que al finalizar este primer módulo, se dirige a la biblioteca a buscar el libro "La Gramática de la Fantasía" De Gianni Roddari* que luego del receso le diré para qué va a necesitarlo. –
El resto del modulo me limite a mirar mi cuaderno e ir tomando nota de lo que mis compañeros hablaban y de lo que el amargado, digo profesor estaba explicando (Idiota)
. . .
Tenía el libro en mis manos. 189 páginas, no tengo idea para que me hizo ir a buscarlo, porque lo ojeé un poco y no entiendo absolutamente nada.
Cuando terminó el receso e ingresamos al aula, el profesor Gonzáles entregó a cada uno, excepto a mí, un juego de dos hojas con un texto con, al parecer, algunas preguntas las cuales debían tener respondidas para el final de la clase y antes de poder preguntar por qué a mí no me dio, me llama a su escritorio.
- ¿Se preguntará por qué la he excluido de esta actividad? aunque que le enviare lo hará por mail y me entregara antes de las 5 am. No tiene sentido dárselo ahora si no leyó el documento. –
- pero salgo del colegio a las 22hs. ¿Cómo hago para leer el documento y contestar las peguntas? –
- le estoy danto suficiente tiempo. Si tiene que pasar la noche despierta es en consecuencia de su irresponsabilidad. (Imbécil) Ahora bien, se preguntará por qué la mande a buscar ese libro (asiento) bueno, como sabrás y si no lo sabes te lo diré yo. La gramática de la fantasía es un libro donde el autor al descubrir como en los cuentos clásicos se repiten ciertos factores es que expone, diferentes técnicas, útiles para la invención de historias. Bueno, antes que nada, tiene hasta (mira en el calendario) el 1 de abril para leerlo y preparar un resumen del mismo ya que, lo expondrá ante el grupo. –
- pero profesor, el 1 de abril es en dos semanas. Cómo hago para leer un libro y preparar una exposición si no es la única materia que curso. –
- eso no es asunto mío y le recomiendo que ponga esmero dado a que, esa será una de las notas que le promediare al finalizar la cursada. –
Estaba anonadada, ¿Cómo pretende que en dos semanas lea casi 200 hojas, lo resuma y prepare la maldita exposición?
El volvió a sus asuntos y yo me disponía retirar cuando me llama.
- por cierto, me olvidaba, como la exposición es únicamente oral, si quiere puede utilizar de soporte un power point de hasta 4 diapositivas. Le aclaro que como examen oral no permito una repetición del libro como un loro. Así que, prepárese una buena síntesis. ¿Entendió? –
- CLARO. –
Si este quería guerra, eso mismo le voy a dar.
. . .
- ¿Qué estás haciendo Cami? ¿Qué son todos esos papeles? –
Y acá me encuentro, intentando resumir el maldito libro que me dio para exponer el amargado de González y en verdad, no entiendo absolutamente nada. He buscado cientos de trabajos sobre el tema en internet, pero nada me ha ayudado a poder realizar el mío. Comienzo a desesperarme, a sentirme acorralada por las horas que han pasado y sin poder si quiera comprender la primera hoja.
Sin responder ante la pregunta de mi amiga Daniela y con un grito desquiciado es que arrojo el libro con bronca contra la pared.
- ¡esto es una basura! –
- ¡ey, qué te pasa Camila! (Tomando el libro y leyendo la tapa) "Le gramática de la fantasía" Para qué es esto? –
- el idiota de Diego me lo dio para leer y armar una exposición oral. –
- y cuál es el problema que te hace reaccionar como una enferma psiquiátrica? Que yo sepa, siempre te has caracterizado por tus buenas exposiciones. Además, tenes muy buenas calificaciones y nunca ningún docente te hizo perder el eje como este tipo. Por otro lado, y considerando que la hemos cursado en PEP no entiendo cuando fue que se volvió así... cómo decirlo. –
- hijo de... –
- ¡no hace falta que te metas con su madre! –
Pongo los ojos en blanco, sinónimo de ¡me importa un cuerno él y su madre! Y le explico que si bien ya la hemos cursado a su materia y que soy excelente para las exposiciones orales (como bien dijo) de un momento para otro se había convertido en un completo idiota.
- bueno, en eso tenes razón. Pero a ver, explícame un poco qué significa todo esto porque no entiendo. (refiriéndose a la tarea) –
- te simplifico qué pasó. Según él, ayer había mandado un archivo para hoy... (y así voy explicándole todo lo sucedido en la clase en lo que podía notar algunas risas contenidas, las cuales no les hacía caso) Por lo que tengo 15 días para armar esta porquería y no entiendo nada. ¡Necesito más tiempo! –
- bueno, es evidente que: o en verdad te llegó tarde el mail. Lo cual verdaderamente creo q es poco probable. O se las ingenió para que no te dieras cuenta de que te lo estaba mandando en ese momento. –
Me puse a pensar ambas posibilidades y la verdad que voy más por la primera. Pero tampoco puedo descartar la segunda ¿La única a la que le llegó tarde el mail? ¡Qué casualidad!
- en fin, ¿esta actividad es grupal? –
- no, solo para mí. –
Mi amiga me observó unos instantes y de un momento a otro me señalada con un dedo y casi segura cree saber qué está sucediendo
- esto tiene una sola explicación.... ¡Otra vez los anónimos? –
Espantada le grito que no, que estaba equivocada que hacía poco más de año y medio que no le escribía asi que, era imposible que ese fuera el motivo.
- ¿entonces, qué puede ser? –
Con un casi audible "no sé" vuelvo a la computadora, intentando encontrar algo que me sirva.
Concentrada en la pantalla del monitor noto que Dani se levanta de mi cama, luego de unos 5 minutos "pensando en los motivos de González" cuando lo que supone me hace pensar por un segundo que a lo mejor, ella tenía razón.
- y si ahora se está cobrando los mensajes qué le has mandado cuando cursábamos con él en PEP y que además era nuevo en la institución. –
Al principio negué, pero luego recordé un mensaje en particular el cual talvez podría ser el culpable de su actitud para conmigo.
- a lo mejor tenes razón. –
Sin más comienzo a buscar en mi mail y leer mensaje por mensaje intentando encontrar aquel que fuera el detonante del supuesto enojo de Diego. Y por fin lo encuentro.
- mirá –
- ¿qué es eso Cami? –
- solo lee. –
- ¿pero qué es? –
- estoy casi segura que ese puede ser el motivo por el cual se comporta así conmigo. –
- ay Camila me das miedo. A ver... "Profe, Qué decirle... –
- no Dani. Lee desde la última estrofa. –
- bueno, a ver . . .
"Por qué no me has bloqueado del Facebook? ¿No te entiendo Diego, a qué jugas? ¿Sos gay? Eso comentan, yo no sé. No tengo nada en contra de los homosexuales y si es así, supongo que sería definitiva la suspensión total de los mensajes. Dado a que, sería en vano insistir si lo que te dijera no tendría ningún efecto en vos. Pero no sé. Lamento si te ofendí con esa pregunta. Te deseo tanto no imaginas cuánto."
- ¡Camila! ¡Vos estás loca! ¡Cómo vas a insinuarle que es gay? ¡Pero en que pensabas?
- deja de ser tan dramática Daniela. –
- pero no tenes remedio, tutearlo, hablarle en ese tono y en sima decirle que es gay.
- no se lo dije, se lo pregunté. –
- "sos gay? Eso comentan, yo no sé. No tengo nada en contra de los homosexuales y si es así, supongo que sería definitiva la suspensión total de los mensajes. Dado a que, sería en vano insistir si lo que te dijera no tendría ningún efecto en vos. Pero no sé." No se lo estás preguntando. Estás dando por hecho que es gay. –
- bueno deja de gritar. Tengo que terminar esto. O empezar a entenderlo porque voy para tras. –
- no puedo creer que no tomes dimensión de la locura que hiciste. –
- Daniela, eso pasó hace dos años o más. Si se ofendió, le pedí disculpas en el mensaje. Además, si tanto se molestó me hubiera acusado con la rectora y no lo hizo. Y si espero tanto para vengarse es porque le faltó hombría para hacerme frente y es un idiota. –
- ahora, vas ayudarme hacer esta porquería o vas a seguir retándome por algo que escribí hace bastante. –
- a ver, creo haber visto algo sobre eso en Practicas del lenguaje 2 cuando estuve en el instituto del centro. Dejame que lo busque en mi casa y te lo traigo. De todas maneras, no es tan difícil. El hecho es que no estas concentrada. Pero dejáme que busque los apuntes y te los traigo y te ayudo a preparar la exposición. –
- te lo voy agradecer mucho amiga de mi alma. –
- no me lo agradezcas tanto. Solo evita cualquier problema con tu profesor. –
Y se marchó dejándome en mi habitación, con una cantidad de papeles en la mesa y el mensaje donde le preguntaba, porque es una pregunta no una afirmación, si era gay. Y deduciendo que ese era, a lo mejor, el origen del problema.
. . .
Los apuntes que me prestó Dani me estaban siendo útil, pero solo tenía cinco días para terminar ese bendito trabajo, y la verdad no había avanzado mucho. Por otro lado, ella me había invitado a pasar el finde largo a su casa, en provincia, pero en verdad tenía mucho con ese práctico y si me iba se me complicaría todavía más.
Chat de WhatsApp con Daniela
- ¿Gorda lo pensaste? ¿Pasas con nosotros el finde? –
- no lo sé, tengo mucho que hacer. –
- si venís te ayudo, y sabés que soy buena en eso. –
- pero amiga, si desapruebo me bajan de la materia. –
- ¿Camila hace cuánto no salimos juntas? Ya ni a bailar vamos. Dale, no acepto un "no" como respuesta. Además, mi primo quieres que vengas. –
- ¿me estas mintiendo? –
- claro que no, mirá. "audio enviado"–
" Camilaaaa, veníteeeee. Dale mujer no te hagas rogar."
- ❤ -
- ¿eso es un si? –
- eso es un "Voy pero en tus manos dejo mi futuro académico" –
- tranquila, yo te voy ayudar con eso. Paso por ti el viernes a las 21 hs. Nos trae mi tío en auto. –
- dale gorda, te veo en un rato. –
Miércoles, la mitad de la semana, y para "mi suerte" tengo literatura y quiero impresionar al profesor (si chicas, sigo derritiéndome por Diego González) aunque me ignore completamente. Yo sé que algún día tendrá que ceder, no va a estar toda la vida evadiendo mis mensajes. ¿no?
Me bañe antes de salir, llevo puesto una calza negra, unas botas de taco no tan alto, porque soy bastante torpe y suelo caerme, y un tapado rojo. Me delinee delicadamente los ojos, rímel azul flequillo para el costado y pelo suelto "Sé que le gusto. Puedo verlo en sus ojos, sentirlo en el cuerpo cada vez que me habla"
Hasta ahora todo había salido para atrás. Llegue tarde, choque con una chica que me ensució de café el abrigo y me esguince el tobillo. Para el colmo, cuando entre a clases estaba el profesor explicando lo visto el lunes, algo sobre núcleos narrativos.
- Srta. Ayala venga un momento. –
- dígame. –
- tenga estas preguntas sobre literatura infantil. –
- ¿qué hago con esto? –
- contestarlas utilizando el texto que envié esta mañana. ¿lo vió esta vez? –
(¡qué? ¿De qué texto habla? ¡maldición otra vez llegó tarde!)
- por su silencio considero que no lo ha visto. Le envié un libro (otro libro dios mío) que habla sobre la literatura infantil. El mismo debías haberlo traído leído para poder resolver el cuestionario. –
- pero profesor, ya me ha mandado un libro para leer. ¿Por qué otro? –
- importante Ayala. Léelo y contesta las preguntas que son para el viernes. –
- ¡pero por qué? –
- ¡bájeme la voz, no querrá preparar otra exposición! –
Rin.... Rin.... (salvada por la campana).
Y ahí estaba el timbre del receso, todos salían menos yo. No me parecía justo que me sobrecargara de lecturas solo por el simple hecho de no tener la hombría suficiente para recocerse y reconocerme que le provoco cosas, por lo que una vez que quedamos solos me acerque a reclamarle y pedirle más tiempo.
- deme más tiempo. –
- no. –
- no puedo leer dos libros en tan poco tiempo. –
- problema suyo. El viernes quiero el cuestionario resuelto. Y el 1 de abril la exposición. Por cierto, deberás realizar un resumen escrito para tus compañeros. –
- pero... -
- no pierda su tiempo. Adios. –
- no puede hacer eso. –
- ¿hacer qué? –
- no puede darme solo 48 hs para leer un libro y dos semanas para preparar una exposición de un libro de 200 hojas. –
- no se pase de lista srta. Ayala. –
- es cierto, y lo sabe. –
- haber, acá el docente soy yo y usted es una alumna y como tal debe amoldarse a mi manera de enseñar. –
- como futura docente sé por demás que somos nosotros los que debemos contextualizar, tanto los contenidos como nuestra didáctica a las posibilidades de los niños. Usted se está pasando. –
¿Pero qué se piensa? Está bien, me gusta, me vuelve loca, pero eso no le da lugar a ser tan malnacido conmigo. ¿Piensa que soy estúpida? Cuán equivocado está.
- ver ¡Vos no vas a darme lecciones de cómo debo hacer mi trabajo, y sal de mí vista porque juro que en vez de darte hasta el 1ero, con lo de Roddari, te doy 48 hs. No me subestimes Ayala. Ya te aguanté demasiado.! –
- ¿qué le pasa conmigo! No le he hecho nada para que me trate de tal forma. –
- DE SA PA RE CE ¡YA! –
Y con los ojos aguados de la rabia salí del salón llevándome dos mesas por delante no sin antes decirle lo que se merece.
- ¡IMBÉCIL! –
Si esto es por los mensajes, juro que así no quedará porque nadie me grita dejándome en ridículo y menos humillarme frente a mis compañeros.
. . .
- ¿qué haces amiga? –
- hola, Sasha. Estoy loca con un práctico que no entiendo. –
- bueno, deja eso y ponte diosa. –
- ¿para qué? –
- vamos a una fiesta –
- amiga no puedo, tengo mucho que hacer. –
- dale, después seguís por favor... -
- ay, Sasha sabes bien que no puedo resistirme a esa carita de perro chiguagua. –
- ¡ey, más respeto con tus mayores! –
- solo por tres meses amiga, por tres meses. ¿Bien, a qué fiesta me estás invitando? –
- a la de Christian. –
- ¿Quién es ese? –
- no puedo creer que no te acuerdes del hermano de Romina. –
- ah... sí, sí me acuerdo ¿qué cumple años? –
- no, es que le van hacer una fiesta de bienvenida porque estuvo casi un año fuera y bueno, van a celebrar su regreso. En fin, ¿Venís? Por favor... -
- dale, pero espera a que me prepare. –
- buenísimo, te espero sin drama. –
. . .
La música retumbaba por toda la casa. Esquina donde miraba, sector donde había parejas comiéndose a besos, perdón corrijo: devorándose por completo. No recordaba lo guapo que era el hermano de Romina. Un morocho de estatura mediana, con ojos marrones, sonrisa Colgate que derrite, todo él es un espectáculo. Lástima que sea un tirano con las mujeres, que desperdicio.
- Cami, tomá. –
- ¿qué es eso Sasha? –
- cerveza, fondo blanco gorda. –
- mañana tengo clases, mejor no. –
- dale, no seas aguafiestas. Tomá solo un poco. –
- que no Sasha, por favor no insistas
- tomate un poco si no ¿para qué viniste'. Además, si te fijas un poco en el grupo que está sentado por allá (señala a un montón de chicos que se encontraban tomando algo en la barra y que nos miraban y sonreían) el morocho de en medio me acaba de decir que sos hermosa y si queres bailar. –
- Romina, basta. –
- dale, yo le dije que te iba a convencer, así que vamos ¿no querrás que pienses que sos una solterona con 25 años? A ver, decime ¿Qué estas disfrutando de tu vida? Dale mamita, ¡activa! Voy a decirle que si queres bailar. –
- ¡Romina, vuelve, vuelve ya. ¡O juro que te arrancare los intestinos con una pinza!
- ¡Ay!, eso si que duele. –
- Sasha, anda y decíle que no. –
- no sé, problema tuyo. Yo me voy. –
. . .
- ¿Cuántas botellas llevo ya, cinco, siete, diez? ¿cómo te llamabas? - No sé pero esto de perder los cinco sentidos me sienta tan bien.
- Nahuel, ya te lo dije por enésima vez bonita. –
- Ahh... Nahuel... lindo nombre. –
Bailando como loca al sonido de la música, meneando mis caderas para un lado y para el otro (gracias a dios opte por el short en ves de la mini) unas manos sujetan mis caderas mientas su pelvis repiquea en mi trasero a cada sonido de la melodía reggaetonera que suena en toda la casa.
Dos horas más tarde, no tengo idea quién es el que está bailando conmigo, claramente Nahuel no es pero lo hace tan bien que puedo jurar que hasta sus movimientos comienzan a excitarme.
Su boca ataca salvajemente la mía, mientras sus manos viajan por todo mi cuerpo. ¿Quién es? No importa, no quiero que se detenga.
Nos encontramos en un cuarto, bueno eso creo que es. Los besos comienzan a subir de intensidad mientras sus manos juegan con la prenda que me cubre la parte superior del cuerpo.
Siento deseos de que me haga suya, su boca me gusta y me enciende. Sus manos ya pasearon por todo mi cuerpo, pero necesito más. Sí, estoy borracha, pero tengo en claro lo que me está provocando este hombre con sus besos y sus caricias que ya no puedo resistir el querer tenerlo dentro mío.
- mm... hazme el amor. –
- no quiero que pienses que me estoy aprovechando. Muero de ganas, pero así no. –
- estoy consciente de lo que te estoy pidiendo. Hazme tuya. –
Se negaba hacerlo, y lo entiendo no querra amanecer con una causa de abuso sexual, pero en verdad tenía ganas de acostarme con él. Sin más, me quité la remera y el short y comencé a besarlo mientras acariciaba locamente todo su cuerpo. Hasta que de un momento a otro el chico toma con fuerza mis manos y me aparte bruscamente de él.
- ¡pará, Camila.! –
- bésame. –
- no voy hacer nada en el estado en que estás. –
- pero te estoy diciendo que estoy consciente. –
- no, no lo estás. Vístete que te llevo a tu casa porque estás fuera de control. –
Pero quién se cree este tipo, dejarme así de excitada... sentí tanta bronca que tome mi ropa del suelo y torpemente me vestí para irme no sin antes estampar la palma de mi mano derecha en su estúpida cara.
- imbécil. –
- Camila, deja que te lleve. –
- no, idiota yo puedo sola borrate de mí vista. –
Quiso volver a detenerme, pero no pudo y hecha una furia salí de la casa ardida en furia y frustración. Con muchas ganas emprendí camino a casa mientras intentaba calmarme pensando en el profesor González pero en vez de encontrar tranquilidad, el deseo sexual iba en aumento. El calor comenzó a ganar cada espacio de mi cuerpo intensificándose en mi centro. Sentí deseos por él, por Diego, por mí profesor.
Todavía con los efectos del alcohol tomo mi ordenador, entro a mi correo electrónico y sin más rodeos, comienzo a redactar un mensaje para él, mi deseado profesor.
. . .
Jueves por la mañana, como todos los días me levanto para ir a la universidad a dar clases. Hoy tomo examen. Cuanta diferencia entre mis alumnos de la facultad y los del profesorado. No es por desmerecer a ninguno, claro, pero todavía no entiendo como chicas que cursan en un terciario siguen creyendo que todavía están en secundaria.
El último sorbo de café, un beso a mi mujer, Vannesa y a mi pequeño Benjamin que hacía una semana había nacido, y a encaminarme a la facultad.
. . .
El sonido de mi celular rompe el silencio en el aula. Ese sonido que me avisa que algún mensaje se ha publicado en la página del profesorado. Sin más, me dispongo a fijarme en el ordenador que siempre llevo conmigo.
Lo que leo me deja anonadado, desorientado, enfurecido....
- esto paso todos los límites. -
. . .
¡Maldito despertador no sonó!
Miro el reloj y noto que son las 8:40 am, percatándome que evidentemente llegaría tarde a clases ¡Maldición! Sin más tomé una ducha de 5 minutos, me vestí con lo primero que encontré: una calza azul, unas zapatillas rosas y una remera amarilla. ¡Si señores, cualquiera diría que, en vez de ir al profesorado, me dirijo a un circo! En fin, llegué 25 min. Más tarde y para mi suerte el profesor no estaba en el aula.
Dialogaba con las chicas hasta que un estruendo hizo que todos nos calláramos y miráramos hacia la puerta. Y ahí estaba el profesor, entrando violentamente al aula y a pasos ligeros llegando a su escritorio, donde apoyo sus manos y recorrió con la mirada cada rostro en busca de alguno en particular. El mío.
En el momento en el que sus ojos se encontraron con los míos, sentí un escalofrío espantoso y rompe el silencio.
- quiero que lean los apuntes 37, los que hablan del cuento infantil –
- ¿hasta dónde profesor? –
- todo. Ayala acompáñeme que necesito hablar con usted. -
No sé, si ir o no, realmente me da terror esa mirada fría y llena de... ¿Odio? Intento pensar ¿Cuál será la causa de esa actitud? Pero cuanto más lo pienso menos encuentro respuesta.
- no tengo todo el día, venga. –
Mientras íbamos caminando por el inmenso, largo y frío pasillo de la institución hasta su escritorio una sensación de terror se apoderaba de todo mi cuerpo. Temía que alcolizada hubiera hecho algo que esta vez no dejaría pasar y prácticamente, ahora, sentía algo de miedo de quedar expuesta ante toda la institución. ¿cómo creen que se vería mi reputación y mi seriedad como docente si he estado acosando sexualmente a mi profesor por casi cinco años?
- ¡Me puede explicar qué significa esto? –
- no sé de qué me habla. –
- no se haga la desentendida. (Da vuelta su ordenador y me muestra lo que parece ser el motivo de su furia) explíqueme ya qué significa este mensaje. –
- no sé de qué me habla. –
- ¡no se haga la tonta! -
: - ¡a mí no me insulte! –
- a ver, (se pasa ambas manos por la cara nervioso) Me puede explicar por qué demonios escribió eso en el muro de la materia? –
- ¿qué? –
- ¡deje de hacerse la idiota! –
- ¡deje usted de ofenderme! –
- no me hagas perder la razón. ¡¿QUÉ DEMONIOS ES ESO?! –
- a ver, déjeme leer. –
"Profe permítame regalarle un poema inspirado en usted:
TE DESEO
Te deseo y lo sabes.
Que mis manos mueren por sentir tu piel,
Que mi boca ansia sentir cada rincón de tu cavidad bucal,
Mojar con la miel de mis labios cada rincón de tu cuerpo recorrerte lento y detalladamente.
Te deseo con la intensidad de miles de soles quemando mi cuerpo,
Ardiendo del deseo por sentir como te pierdes en mí,
Como penetras uno a uno mis deseos más profundos.
Como te meses cual tormenta en medio del mar.
Te deseo como el diamante más bello y codiciado del planeta,
Como aquella joya que quisiera contemplar de cerca,
Mientras exploran mis manos su perfecta anatomía.
Te deseo por más prohibido que seas, por más indiferente que tu me seas.
Te deseo con cada gota de sudor que se escurre de mi cuerpo
Cuando otras manos, otras bocas, me llevan a la cima,
Mientras deseo que entre ellos estes tu.
Te deseo...
Siempre suya, Camila*
- profesor déjeme explicarle... -
- ¡¿qué va a explicar. ¡¿Tiene idea en el problema que me ha metido?! –
- déjeme explicarle lo que sucedió. –
- ¡¿pero usted es estúpida?! –
- ¡deje de insultarme, respéteme! –
- ¡usted hablando de respeto? ¡Es idiota? –
- ¡deje de insultame. Quén se cree que es? –
- explíqueme qué demonios fue lo que publico en la página de la materia. –
- mire, la verdad es que no recuerdo haberlo escrito. –
- ¡va a decir que esto no lo escribió usted? –
- si, digo no. Yo escribí el poema, sí. Pero no recuerdo haberle escrito ningún mensaje y menos en la página de la materia. –
- tenes idea del problema en el que me ha metido. –
- mire, disculpeme...
- ¡¿y qué hago con sus disculpas? No sea ilusa, la creí más inteligente.! –
- ¡bueno basta! Ya le pedí disculpas. –
- ¡no me bastan sus disculpas. (Se paso ambas manos por el cabello hasta el cuello donde apretó un poco) Me tenes arto. –
- ¿por qué? –
- en cima lo preguntas. Anda al aula y lee las fotocopias que encargue. –
Me dispongo a salir por la puerta cuando algo me impide que salga. Su mano tomando con fuerza mi muñeca.
- un mensaje más y haré que la expulse. (Maldito desgraciado) No se haga la que no tiene idea de que hablo porque perfectamente ambos sabemos a qué me refiero. –
- suélteme. –
- antes decime que lo entendiste. –
- ¿sabe qué entiendo? ¡que usted es un imbécil! –
Y de un portazo Sali del aula donde estábamos hablando. No pensaba quedarme, bastante me había humillado.
. . .
Al llegar al aula no lo dude, no iba a seguir aguantando su falta de respeto y actitud violenta para conmigo, así que tome mi bolso salí maldiciendo su nombre enfurecida. Comencé a bajar las escaleras rápidamente hasta que me lo cruzo (desafortunadamente) e intenta detenerme.
- ¿dónde cree que va? –
No iba armar un escándalo allí mismo, pero no me quedaría en su clase sintiendo la mala energía producto de la discusión que acabábamos de tener.
- me voy para mi casa porque no tengo ganas de discutir con usted. –
- si se va le pongo falta completa. –
- ¿sabe cuál es su problema? No tener la hombría suficiente para hacerse cargo de que lee cada uno de mis mensajes y de lo que ellos le provocan. –
¿hice bien en decírselo? Seguramente no, pero debí hacerlo.
. . . .
Viernes por la mañana, y yo más que nerviosa por este maldito trabajo práctico que debo entregarle al profesor González. No he dormido absolutamente nada, la fuerte discusión que tuve con él no ha hecho más que martirizarme. ¿Realmente haría que me expulsen si le seguía mandando mensajes? Lo que soltó ayer me hizo dar fe de que lee mis mensajes y por eso me amenazó con hacer que me corran del instituto, si no dejaba de mandárselos. ¿Qué si podría hacer eso? Claro que no, pese a que es un tirano conmigo lo deseo. Lo deseo tanto que siento que me quemo con el mismo fuego que emana mi cuerpo.
Medité un segundo la situación, realmente necesitaba aclarar este tema con él. Sé que me pase bastante con haberle publicado ese mensaje en la página de la materia, pero tampoco era para que reaccionara de la forma en que lo hizo insultándome. Hoy intentaría hablarle, hoy intentaría aclarar el asunto. Después de todo nos quedan más de medio año y esto recién empieza.
. . .
Por suerte en el trabajo práctico me fue normal. Mi nota, un 7 digamos que me alcanza para aprobar ya que esta materia tiene final obligatorio así me pusiera un 10, rindo final de todos modos.
La clase estuvo más que tranquila, si quiera me miraba, por lo que percibí, las cosas por su parte no se habían suavizado. Se mantenía inexpresivo y firme conmigo, y pude notarlo gracias al frío de sus ojos al cruzarse con los míos, unas dos o tres veces en las cuatro horas reloj de la clase.
Sonó el timbre de cierre lo cual indicaba la finalización de la jornada educativa, él se iría a su casa y yo... bueno, yo a estudiar ya que nuevamente mandó trabajo que hacer. Analicé por unos segundos la posibilidad de hablar con él e intentar buscar la forma de mejorar la situación, ya que tenemos todo un cuatrimestre por delante y creo que sería demasiado incómodo para ambos cada jornada. En fin, sin más me acerqué para hablarle.
- profesor, puedo hablar con usted. –
- no puedo, llevo prisa (si quiera me mira, se limita a guardar unos papeles en su maletín como si yo no existiera) –
- es importante. –
- no tengo tiempo (¡Dios, este hombre es un verdadero imbécil!) –
- solo voy a robarle 5 minutos. –
- le dije que no, alumna. Puede correrse, tengo trabajos que corregir. Con permiso. –
Si hay algo que detesto es que me dejen con la palabra en la boca ¿tanto le cuesta quedarse 5 minutos para aclarar las cosas? Yo de acá no me voy sin que me escuche.
El aula en el que tenía clases de Literatura era uno de las 3 materias que se impartían en el tercer piso del edificio. Ya había acabado la materia por lo que sabía que mis compañeros ya no se estaban en el piso. Las aulas de Historia Social y Política y Biología estaban cerradas ya que los profesores pidieron licencia. Esto significaba que solo estábamos Diego y yo y que cueste lo que cueste me escucharía.
Sin más corrí hasta la puerta posicionándome entre él y ésta, actitud que no logró inmutar en lo más mínimo al profesor.
- deje de jugar Srta. Ayala y salga de la puerta, debo salir que tengo trabajo. –
- primero escúcheme. –
- le he dicho que no dispongo de tiempo. –
- es solo unos minutos y ya. –
- ya le he dicho que no. –
- (por dios este hombre es testarudo) Bueno, evidentemente por la buenas no entiende. –
Sin pensarlo tomé la llave que estaba en la cerradura, y di dos vueltas para que esta no se pudiera abrir, para luego sacarla de la cerradura y guardarla. Ante mi atrevimiento él quedo sorprendido para luego exigirme que lo dejara salir.
- le he dicho que quiero hablar con usted. –
Sin más me dirigí a la silla que estaba frente a su escritorio y me senté, al tiempo que lo miraba y señalaba con mi mano la otra silla invitándolo a tomar asiento.
- hablo 5 minutos y lo dejo ir. (No le quedó otra más que acercarse a mí) siéntese. (Negó con la cabeza) bien, ¿Qué problema tiene conmigo? –
- ninguno. –
- repito, qué problema tiene conmigo. –
- he dicho que ninguno. –
- ¿por eso si quiera me mira al hablar? A ver, entiendo que usted sea exigente, y que mi manera de escribir le resulte un tanto molesta; pero no creo que ese sea el motivo por el cual usted se la pasa humillándome. –
- yo no la humillo. –
- lo hace. Pero no quiero discutir eso con usted, el punto es saber qué es lo que le molesta de mí como para no aguantar mi presencia. (Iba hablar, a decirme seguramente que estoy dramatizando el asunto o que a lo mejor estoy teniendo visiones. Sin más me animé a soltar eso que me hace creer el motivo de su actitud) ¿Es por los mensajes? -
Al escucharme mencionar lo de los mensajes sus ojos se dilataron y su expresión más que de sorpresa, fue de un desagrado total.
- yo sé que a lo mejor mis mensajes pueden resultarle algo molesto, sé que talvez nunca se ha topado con ninguna alumna que le expresara de tal manera sus sentimientos. Sé que debe estar enojado, porque lo he bombardeado con decenas de mensajes. –
- ¡callate! –
Fue la primera vez que me hablo de tú. Si expresión había cambiado completamente, sus ojos eran rojo furia y su respiración se tornó más acelerada, claramente por el enojo. Sus puños estaban cerrados con fuerza y mi expresión fue de asombro, quede inmóvil ante su su pedido de silencio entre gritos. No me animé si quiera a parpadear y el silencio era casi de muerte, hasta que habló.
- me tenes arto con tus benditos mensajes. Sí, es cierto nunca me habían expresado sus caprichos de la forma en que lo has hecho vos. El mensaje que publicaste en el blog de la materia fue mi límite. Me aguanté por no herirte, pero al final callándome solo alimenté ese estúpido capricho tuyo. Me cansaste. No hubo día en el que no viera tus molestos mensajes, en el que no me resultara hasta asquerosa la manera en la que expresabas situaciones sexuales. (Mas que hacerme sentir mal, esto me hacía sentir bronca, me estaba humillando. Ahora sé que los lee, ahora sé lo estúpida que debí verme todo este tiempo por haberle expresado lo que por él siento. Grandísimo idiota, pero esto no se va a quedar así. A la mierda tu ego señor Superioridad) me tenes.... –
- ¿sabe cuál es su problema? Que jamás va admitir nada de lo que pudiera provocar en verdad cada mensaje y sabe por qué? Porque a los homosexuales no les genera nada que una mujer se excite y se toque pensando en ellos. –
Diego 1, Camila 1000. "Tomá, por imbécil"
- ¡qué está tratando de insinuar! –
Oh, ahora volvimos a tratarnos de usted.
- que usted es un estúpido engreído que todavía le falta hombría para salir del placar. –
Supongo que ese realmente fue su límite, porque en un santiament tenía sus manos apretándome con fuerza los brazos. Mientras que me empujaba con violencia de espaldas a la ventana.
- ¡retráctese de lo que acaba de decir! –
- ¡no tengo por qué retractarme de algo que es cierto. ¡Y suélteme que me está lastimando! –
De repente me soltó de mala gana, mire mis brazos y tenía las marcas de sus dedos y un dolor horrible podía sentir. Esa actitud me enojó porque nunca pensé que pudiera reaccionar de manera violenta con mi persona, y mientras sobaba mi brazo izquierdo y observaba cómo se tornaba de color verde dichas marcas que me digo a mí misma "esto se verá feo mañana, maldito idiota".
- ¿Sabe qué? La conversación llego a su fin. ¡ADIOS! –
Su cara era un poema, juraría que si me quedaba unos minutos más me degollaría viva y no pretendo morir virgen. Ok, no soy virgen pero siempre quise decir esa frase.
Estoy por meter la llave en la herradura cuando el vuelve hablar.
- ¿sabe por de más que lo que insinuó de mi persona puede darme motivos para hacer que la expulsen no? –
- lo sé, pero usted no va a decir nada. –
- ¿cómo esta tan segura de eso? –
- ¿qué va a decir? "Quiero que expulsen a una alumna por decirme que soy gay" –
- ¡no vuelva a mencionar eso! –
- mire, haga lo que le plazca. –
Y con un portazo deje el aula para encaminarme a la próxima materia, dejándolo solo como un tonto solo con todo lo que acabo de decirle.
. . .
- ¡Qué hiciste qué? - exclamaba horrorizada mi mejor amiga mientras negaba con la cabeza en tanto sus manos me tomaban con fuerza el rostro
- Ay, Daniela no grites y solatame porque me estás lastimando. -
-Camila, cómo vas a decirle así como así al profesor, que es homosexual ¡por dios, ¿qué te pasa?!- siempre tan exagerada mi amiga, no entiendo porque se asombra tanto si me conoce mejor que a nadie.
- ¡Me arté,me cansé de que me humillara frente a todos con esos aires de superioridad. Me cansé Daniela, me cansé! - y no estaba mintiendo. Estaba cansada de que me expusiera una y otra vez ante todos mis compañeros sin ninguna razón. Porque si su ofensa es por los mensajes es mejor hablarlo cara a cara, aclarar tantos y comportarse como un adolescente frente a toda la clase.
-Te entiendo, pero de ahí a gritarle que es gay. ¡Estás completamente loca!-
- Basta, no quiero discutir con vos por ese imbécil. ¿Trajiste o no los apuntes para esta porqueria?- no había tiempo más que perder, necesitaba comprender este maldito tema sino estaba en el horno.
-Si, si. Tomá acá tenés.- no importa cuánto intenté "hacerme entrar en razón" así soy y así me voy a morir.
Y pase casi 6 horas tratando de entender la "Explicación" por decirle de alguna manera, que mi amiga me estaba dando respecto de el libro este .
. . .
Al fin, había llegado el día de la maldita exposición. Mentiría si dijera que no estoy nerviosa porque me temblaba hasta los pelos de las cejas.
Durante toda la semana no recibí si quiera una mirada, y supongo que las pocas veces que se dirigió hacia mi persona lo hizo de una manera neutra y bastante fría. De vez en cuando lo descubría observándome y sonriendo de una manera bastante malévola, como si estubiera planeando algo y debo decir que me hacía sentir demasiado intimidada. Pero como soy testaruda y descarada yo tampoco bajaba mi mirada y se podía persibir en el aire la tensión que había entre ambos y que podía cortarse con una tijera.
...
-Alumn@s, a partír de ahora nos focalizaremos en todo lo que es literatura e infancia. Desde el surgimiento de la imaginación del niño, hasta la forma de creación de un texo literario. Para ello, su compañera ha preparado una exposición sobre este libro (mostrando la obra del autor) tomen nota de todo, y pregunten si algo no entienden que su compañera con gusto les respondera. - Que grandicimo hijo de... -Srta. Ayala la clase es toda suya.- y con una sonrisa triunfante me cedió el escritorio y la pizarras.
. . .
- ¡Maldito mal nacido, hijo de una gran...!-
- Ey, ey, ¿Qué te pasó? ¿Por qué tanto insulto? -
- ¡El imbécil de Diego me puso un 4!- ¿Que otra cosa podía ser? Nunca me había sentido tan frustrada en mi vida académica como me había hecho sentir este tipo hoy en la clase.
-¿Pero cómo si sabías todo. Qué paso?-
- Lo que paso fue... -
(Horas antes)
- Dígame, Srta. Ayala. ¿A qué se refiere el autor cuando habla sobre el analisis de los personajes? Por ejemplo, ¿Que nos quiere demostrar con el análisis que realiza del relato del niño de 5 años?- Sabía perfectamente a qué se refería dado que me encargue de no dejar "nada suelto" por entender.me había "comido" el libro desde la primera a la última hoja. No podía fallar en la respuesta.
- El autor se refiere al hecho en que el niño canaliza sus temores, y fracasos en las actividades que lleva a cabo con el barro al cual le adjudica otro significante. -
- No, yo me refiero al que hace el autor donde lo relaciona el diálogo del niño con la iglesia. Con lo opuesto de cada personaje.- ¿Me está tomando el pelo? ¿Que tan relevante puede ser esto que me pregunta? Lo odio, definitivamente odio a este hombre con la misma intensidad con el que lo deseo algunas noches.
- No sé, no ahonde en eso. -
- Bueno, y qué nos puede decir sobre el punto de vista del autor. - se podía ver en el rostro el goce ante la situación en la que me estaba dejando, si hasta dejaba entre ver una mueca de disfrute ante mi nerviosismo y el silencio por no saber que carajos responderle.
- No lo dice en el libro.- De todas las respuestas idiotas, está es la peor. Se perfectamente que no lo tiene que decir el libro y que es una conclusión que yo misma debo sacar de la lectura. Pero con Diego todo lo que aparentemente parece ser "fácil" lo vuelve un infierno.
-Claro que no lo va a encontrar de manera explícito. Pero durante todo el libro él expresa su punto de vista. Si lo hubiece leído completo y usado su cerebro lo hubiera entendido. Pero bueno, no se le puede pedir peras al Olmo. Bueno, y ¿que puede hablarnos sobre la imaginación segun Vigotsky?.-
Respiré hondo y me mordí la lengua para no mandarlo a la mismisima mi.... Es evidente que no comprendió el motivo por el cual le grite que era gay la vez que nos encerré para hablar.
No quería seguir agrandando el problema por lo que me limité a constestar lo que podía expresar en ese momento. No importa que le dijera si es más que seguro que si me aprueba, lo hará con la mínima.
- Eso no esta en el libro, solo lo mensiona.-
-Todo ese capítulo y los dos siguientes se refieren a su teoría. ¿Qué averiguo al respecto?-
- Nada, yo pense que...-
-¡Suficiente, a su lugar. Tiene un 4, aunque mereseria un 3, voy a darle otra oportunidad.- el fuerte grito que pegó hizo que temblará hasta los vidrios de las ventanas y que todos nos congelaramos conteniendo la respiración. Si el estaba enojado, yo estaba el triple ¿Ponerme un 4, en serio? Yo sé que hubo pequeñas cosas que no compre di, pero no amerita la nota. Me esforce demasiado para intentar explicarles a mis compañeros de que trata el tema de la mejor manera posible para que fuera entendible y él me hacía sentir que todo había sido tiempo perdido.
- ¡Por qué! -
- Porque no contestó a mi pregunta.-
- ¡Pero di la exposición. No puede ponerme un 4! -
- Si no responde a mi materia como debe puedo. Y deje de gritar porque en vez de ponerle un 4 le pongo 1 y la mando a recursar. Agradezcame que la aprobé. -
Y sin decir nada cerre mi boca, porque para decir algo, debería mandarlo a un lugar donde no le va a gustar.
Pero esto no se quedará así.
Me las va a pagar.