Las tres caras del deseo
img img Las tres caras del deseo img Capítulo 5 La captura
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Capítulo 6 Delator img
Capítulo 7 Observacion img
Capítulo 8 Tres reglas img
Capítulo 9 La sanguinaria img
Capítulo 10 Joya ardiente img
Capítulo 11 Esperanzas img
Capítulo 12 Piedad img
Capítulo 13 Vestimenta img
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Capítulo 5 La captura

Capítulo 5 "La captura"

Tessa POV.

Giro mi muñeca para darme cuenta de que son las y media de la noche, es una noche de un jueves cualquiera después de 40 horas de trabajar sin parar en el hospital. Voy por la acera en una noche fría con mi bolso a un lado, a penas arrastró los pies hasta llegar al bar de mi viejo amiguito Francés. Me quito la bata y la camisa que llevo para parecer sexi con un top azul, acomodo un poco mi flequillo y meto todo en mi bolso.

- ¿Contraseña? -pregunta un musculoso guardia.

-Casa de noche -me abre la puerta y el ruido de la banda musical y gente brindando me despierta.

Ingreso y cambio mi expresión de agotamiento a una de chica que busca diversión a toda costa, con una sonrisa de oreja a oreja subo los brazos y me mezclo con la gente que baila de manera sensual. Camino e intento ver por encima de la gente, pero sus cuerpos me aprietan más y más en eso se cae el bolso y me agacho para recogerlo.

-Pequeña Tessa -escucho la voz de Eliot que lo apodan el chico francés.

-Eliot bebe, espero no llegar tarde -tomo rápidamente mi bolso y tomo la mano extendida de mi amigo para levantarme.

Él me pega a su pecho y aprisiona mis muñecas detrás de mi espalda para dejarme vulnerable frente a él. Beso sus labios y mordisqueo un poco antes de que me jale fuera de la multitud.

-Buen beso casi me lo creo -dice cuando se mete un cigarrillo entre los labios para encenderlo, sus risos rubios lo hacen ver peligrosamente atractivo.

-Lo que importa es que se lo crean los demás -menciono cuando pongo mi bolso sobre la mesa y saco una bolsita negra.

-Sí, una mujer tan buscada y cotizada como tú sabe fingir muy bien -responde con su acento francés mientras sopla el humo del cigarrillo.

-Ten lo acordado -lo miro con firmeza extendiéndole la bolsita y saca su contenido.

-Ok -dice al ver los finos diamantes en su mano -exactamente 2 de estas hermosuras espero que hagamos más negocios a futuro, aquí tienes tus documentos falsos pasaporte, identificación, boleto aéreo para mañana a las 8 de la mañana y el teléfono indetectable que solicitaste.

-Gracias -le digo al observar el pedido.

-Bueno debes de estar feliz ya eres otra persona y ya no tienes que fingir que quieres divertirte ni mucho menos acostarte conmigo -me sonríe y extiende sus brazos para abrazarme fuerte.

-Te agradezco por haberme cuidado -le digo.

-Puedo continuar haciéndolo junto a mis muchachos -me suelta para darme un beso en la mejilla.

-No, si me quedo todos ustedes sufrirán y eso no lo puedo permitir -le sonrió y me da un pellizquito en la mejilla.

-Está bien Thalía -menciona cuando veo mi nuevo nombre y lo observo con ojos pequeños, es obvio que quería ponerme el nombre de alguna de sus antiguas novias.

Salimos después de una hora de charla, estoy algo despeinada por la supuesta revolcada que nos dimos mi amigo francés y yo, pasa su enorme brazo encima de mis hombros y me lleva a la salida, me da un beso apasionado y me toma la mano con las llaves de un auto con una nota. Salgo del bar mirándolo por última vez y camino rápidamente cuando veo a mis muchachos al final de la calle esperándome para ir a casa.

-Llegamos a casa doctora entonces ¿nos vemos mañana? -me dice Efraín y no puedo evitar sentir una enorme tristeza por mi partida.

-Hasta mañana Efraín -miento y acaricio su mejilla.

-Deja de actuar como un bebe la doctora no necesita eso -menciona Carlos a quien regaño seguido para que sea mejor en álgebra.

Cierro la puerta y me dejo caer en el suelo porque siento que una parte de mí se queda con esta pequeña familia que hice aquí en especial con estos dos muchachos de cabello negro, ojos cafés y manos callosas por el trabajo que deben hacer para alimentar a sus familiares. Aunque los voy a extrañar no puedo decirles nada, es triste irse, pero más aún es desgarrador no poder despedirse de los que amas, quiero llorar, pero no me salen lágrimas por la impotencia e ira que siento, si no hubiera enviado ese mensaje jamás me hallaría tenía todo aquí, una familia, trabajo y comunidad para salir por la puerta de atrás como una delincuente.

Después de meterme a la cama a punto de dormir todo lo que pueda un estruendo me hace saltar del susto. Me pongo un abrigo y amarro mi cabello hasta arriba, me agacho y veo por la ventana dos motos que no reconozco entonces me muevo rápido hacia mi bolso y me pongo los zapatos. Abro un poco mi puerta y no veo a nadie en el pasillo, estoy en el piso 7 y mi sangre se pone helada cuando escucho llegar el ascensor, entonces dos hombres con traje negro y armas en la mano me hacen cerrar la puerta con cuidado. Me pongo en marcha para huir por la ventana a través de la escalera de incendios, tomo mi linterna y bajo en silencio de no llamar la atención de esos dos motorizados en la entrada.

Leo la nota que está junto a las llaves del auto.

"No te olvides de todo lo que hice por ti, el auto está en un callejón a tres calles de tu edificio"

Camino lo más rápido que puedo dos cuadras y media, mi reloj marca las 2 de la mañana y mi corazón late sin parar, miro hacia atrás y empiezo a correr, pero entonces las luces de varias motocicletas delante de mí me ciegan y veo a un hombre alto con traje negro tomar a un joven que no distingo, le apunta con un arma y quedo muy quieta.

-Señorita Teresa vinimos por usted -dice aquel hombre que tiene a Efraín con el rostro todo morado de golpes apuntándolo y suelto todo lo que llevo conmigo al piso.

-Está bien, por favor no le hagan daño al chico -mi desesperación es evidente y dos hombres me toman poniéndome esposas, uno me lleva hacia un auto y no puedo dejar de mirar a Efraín.

-Buena niña -dice el hombre apuntando a Efraín y cuando me meten el auto aquel hombre le dispara en la cabeza.

- ¡Noooooooooo! -grito con todas mis fuerzas al ver a Efraín caer contra el piso sin vida.

Estoy en el auto que va a toda velocidad hacia el aeropuerto y una mujer me tiene del brazo, aprieto mis muñecas del dolor por las esposas que enrojecen mi piel. Estoy intentando mantener la calma a pesar de todo en contra, pero mis ojos me duelen porque mis lágrimas quieren salir, no tengo desahogo, no tengo paz y la incertidumbre se apodera de mí. Llegamos y nos bajamos para subir a un jet privado a toda prisa, no me resisto porque mis fuerzas y esperanzas se fueran por el drenaje, dos mujeres me escoltan y los hombres se quedan junto al auto. Las horas pasan y sigo descompuesta en mi asiento, nadie me dice ni una palabra, nadie me mira solo me mantienen en mi asiento y en ese instante me desmayo.

-Efraín... -digo cuando abro los ojos, pero solo me encuentro con una de las mujeres tomándome la tensión.

-Ya despertó -le dice a una de las vigilantes y salto al ver una vía en mi brazo.

-¿Qué me hacen? -me subo más al asiento, pero esa mujer me agarra el brazo fuerte.

-Solo es suero doctora Teresa -me dice quitándome el tensiómetro, pero eso no me calma aunque no digo más por qué sé que será inútil.

Después de unas horas el jet se detiene y las dos mujeres me sostienen, para meterme en el baño entonces una me da una bolsa que tiene un vestido y me veo obligada a cambiarme delante de ellas. Nos bajamos para subir a otro auto, pero esta vez la parte de atrás está oscura y mi corazón salta del susto, pasan unos minutos y no puedo concentrarme entonces se sube una de las vigilantes y me pone una venda en los ojos. En ese instante no puedo pensar solo sentir cada sonido estremecer mi cuerpo, el auto arranca pero esta vez con calma.

Alan POV.

Termino de arreglarme la corbata y a través del espejo veo como las dos gemelas se levantan y sin decir ni una palabra comienzan a vestirse para luego marcharse. Verifico que la camisa este sin ninguna arruga, tomo el chaleco que va con el traje y me lo pongo, observo de nuevo y las gemelas tocan la puerta para que las dejen salir. Veo mi barba y pongo mi cabello hacia atrás, observo que está ligeramente largo. Tocan la puerta y termino de ponerme el saco.

-Reporta -menciono a mi mano derecha al salir de la casa.

-Señor su paquete ya está aquí -y me sonríe levemente.

Camino a toda prisa hacia la mansión, es una ventaja vivir en una de las casas de los terrenos del jefe porque me da acceso a toda de forma rápida. Ingreso y voy a una habitación que está a la izquierda del pasillo. La veo y mi expresión rígida con hombros duros cambia.

-Milla -corro para abrazarla.

- ¡Hermano! Al fin -me aprieta con fuerza y aprovecho este instante de plenitud.

-No sabes cuánto te extrañé.

- ¿Por qué no fuiste por mí? -la separo de mí y veo directamente a los ojos.

-Pequeña tuve que hacer un trabajo grande -sus lágrimas salen y la resguardo en mi pecho, mi hermana pequeña es tan frágil pienso que es por ser tan joven e ingenua.

- ¿Ese trabajo fue para traerme?

-Nunca preguntes sobre los trabajos que hago Milla, ahora te enviaré con unas personas para que cuiden de ti.

- ¿A dónde iras? Quiero estar contigo por favor no me alejes de ti.

-Hey solo es por un tiempo, no tienes de que preocuparte nunca más te dejaré -la miro fijamente a los ojos y le doy un beso en la mejilla para abrir la puerta.

-Listo el transporte señor -menciona mi mano derecha y dos escoltas entran para acompañar a mi hermana a su nuevo hogar.

-Estaremos en contacto -le digo al verla salir.

-Señor tiene una nueva petición del señor Brown -menciona Ali al darme unos papeles y nos dirigimos a su estudio, al entrar el jefe está de espaldas mirando a la ventana.

-Señor aquí estoy -le digo.

-Buenos días, Alan ¿te reuniste con tu hermana?

-Si señor así fue.

-El próximo paquete está por llegar te necesito listo -me mira con un puro entre los dedos.

-Si señor ya leí las especificaciones, mujer de 26 años, 1,70 cm, 60 kilos, castaña y piel clara, doctora con varios traumas.

-Un último detalle su nombre es Teresa y tiene mi sangre -en ese instante tocan la puerta -pase.

Enseguida ingresan varios de los nuestros con una mujer de vestido con una venta en los ojos. Es extrañamente familiar, pero ignoro eso al ponerme firme, veo al jefe sentarse con calma sin perderla de vista y cuando le quitan la venda y abre los ojos me parece haber visto una aparición.

                         

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