Skyscraper © - Parte I
img img Skyscraper © - Parte I img Capítulo 5 NATHANIEL
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Capítulo 5 NATHANIEL

El nombre del chico con el que mañana me enfrentaría era Harry Brown. Veintidós años, británico y trabajaba para James Cook. Si los papeles que Stone me había dado ayer eran ciertos, Cook poseía grandes tierras en Inglaterra lo cual se entendía por qué se había animado a apostar tanto dinero. Sin embargo, había dedicado toda la mañana para seguir cada paso de Brown, efectivamente era un novato tal como había dicho Stone la noche anterior. Desde temprano me ocupé de estar en el hotel donde se había hospedado hacía tres noches: The Mark Hotel.

Conocía bastante bien ese hotel, era de un hombre para el que había trabajado en ciertas ocasiones, lo hice ganar una fortuna en todas y de ahí el por qué tenía pase libre al hotel cada vez que yo lo quisiera o necesitara. Entré a uno de los bares del edificio, justo el que tenía un panorama perfecto a los ascensores y a las puertas de cristal de este.

-Hey, señor Vaughan -dijo el bartender al verme entrar por la puerta acercarme a la barra-. Hace tiempo no venía, ¿qué lo trae por aquí?

-Hey -me senté frente a la barra quitándome las gafas de sol y dedicándole una leve sonrisa por educación-. Asuntos del trabajo.

Aquello no pareció convencerlo después del atuendo que llevaba aquella mañana: shorts deportivos, sudadera y tenis Nike, un chico que estuviese haciendo el ejercicio matutino de cada mañana. Por supuesto todo con el plan de pasar desapercibido por el transcurso del día.

-Dame un trago, por favor -dije ignorando su sospecha y este asintió apartándose de la barra yendo a donde se encontraba la gran variedad de licores.

No tardó en traerme el trago y le agradecí por este, duré unos cuantos minutos ahí, esperando a que el chico saliera del edificio y a las nueve con diecisiete minutos lo vi salir del ascensor vestido con unos pantalones de vestir y una camisa azul, fue directo hacia la entrada mientras hablaba por teléfono con alguien, por su expresión supe que era alguien importante pues los nervios se le hacían notar hasta la punta de los dedos. Los espejos por encima de la barra del bar me ayudaron a ver como este salía del edificio y se detenía afuera a hablar con un hombre de traje bastante serio. Aproveché ese momento como mi oportunidad, me coloqué las gafas y me levanté de la barra saliendo del edificio yendo directo al Mercedes blanco que había decidido usar aquel día para mi investigación. No era tonto para usar mi auto personal para ese tipo de situaciones, si debía pasar desapercibido no podía andar por la ciudad siguiéndole con el mismo auto en el que probablemente me vería llegar el día del juego.

Me quedé en el auto observando desde un mejor ángulo como este seguía charlando con el hombre, se veía nervioso por como este miraba a todas partes a cada segundo y sus manos no se podían quedar quietas. Podía jurar que incluso estaban sudado a pesar de que el clima fuera fresco. Minutos después un auto negro con los vidrios polarizados se detuvo frente al hotel justo donde ellos estaban. Agarré el celular y tomé foto a las placas, nunca era de más por si llegaba a perder el rastro. El hombre de traje con el que charlaba le indicó con un ademán a Brown que subiera y este sin pensarlo lo hizo, después el hombre subió en el asiento del copiloto y el coche empezó a andar, esperé a que este avanzara unos cuantos metros y entonces lo seguí dejando que algunos autos se pusieran de por medio para no levantar sospechas.

Lo llevaron a un restaurante bastante elegante y con terraza, por suerte pude ver todo desde al auto pues siempre iba preparado y llevaba conmigo los binoculares. Ahí se encontró con James Cook quien lo recibió con alegría y orgullo, pero aquello no bastó para que Harry dejara de estar nervioso pues fue todo lo contrario. Sus movimientos corporales podían decirme que se estaba muriendo de nervios y una parte de él estaba arrepentida de encontrarse en esa situación. Lástima, amigo. Ya no hay salida.

Aquello me bastó para saber el tipo de chico con el que me enfrentaría mañana. Había sido suficiente para saber que tácticas debía tomar mañana en el juego. Me fui de ahí después de estar una hora y media estudiando el comportamiento del chico, que se hubiera encontrado con James había sido una gran ventaja pues sabría cómo sería cada una de sus reacciones frente al hombre que había puesto toda su confianza en sus manos como para que no lo hiciera perder una gran fortuna, por lo tanto, la presencia de James mañana sería un arma más para mí.

Después de conducir por unos largos minutos llegué al almacén que tenía a las afueras de la ciudad donde guardaba el Mercedes, ahí me esperaba mi auto el cual lo había cambiado por la mañana antes de dirigirme al The Mark Hotel. Guardé el Mercedes, lo cubrí con la funda y después me metí en el Audi mirando la hora. Era temprano tenía tiempo de volver a leer toda la información que había recaudado Stone. Ya lo había hecho la noche anterior e incluso me había dado el tiempo de buscar más, pues siempre me gustaba estar informado de cada pequeño detalle.

Aquello era un requisito que le pedía a Stone: información. Nombre, edad, nacionalidad, residencia, propiedades, número aproximado del dinero que poseía, hotel o lugar donde residía, cualquier cosa que me pudiera servir para yo buscar más información y saber con qué clase de persona estaba a punto de involucrarme y claro, poder verle con mis propios ojos antes de la noche de juego. Así funcionaba esto, él me daba información y yo me ocupaba de lo demás. Claro él no sabía que aparte de estudiarla también me encargaba de ir a ver a mi contrincante.

Regresé al apartamento y pasé el resto del día sin preocupación alguna, no era que antes hubiera tenido alguna, pues siempre yo siempre ganaba.

Al día siguiente, día de la jugada, Stone no paraba de mandar mensajes acordándome la hora a la que tenía que estar en el Essex House para que uno de sus guardaespaldas me llevara al lugar donde sería. No contesté ninguno de sus mensajes, no pensaba hacerlo, como siempre. Si había algo que detestaba era el que me estuvieran recordando algo que ya sabía perfectamente como hacer. Decidí pasar el día sin molestias de nadie, solo me dediqué a organizar unas cuantas cosas de la universidad pues en dos días empezaban las clases de mi último semestre. Aparte de que una parte de mi vida se dedicaba al mundo de los ricachones y apuestas, la otra trataba de pretender ser la de un chico normal. No tan normal si considerábamos que no contaba con un amplio círculo de amistades como la mayoría de los universitarios solían tener, pues entre más estuviera rodeado de personas más serían las que tenían que saber sobre mi vida, y aquello no lo soportaba.

Llegó la noche y ya me encontraba saliendo del apartamento vestido para la ocasión. Pantalones de vestir, camisa blanca y un saco negro. Un traje sin contar el detalle de la corbata pues detestaba usarlas. Salí del edificio mientras acomodaba mi cabello oscuro con los dedos, fui al estacionamiento, encontré mi auto y subí encendiéndolo para después salir del establecimiento yendo directo al Essex House. Tarde unos veinticinco minutos en llegar. Al bajar le di mis llaves al chico que se encargaba de estacionar los autos, le agradecí y me adentré al hotel donde me recibieron con amabilidad como cada vez que me encontraba ahí.

-Bienvenido, señor Vaughan -me dijo el gerente al verme entrar a lo que yo alcé mi mano en forma de saludo-. ¿Gusta que le llevemos champán a la habitación?

-Así estoy bien, gracias -dije solamente y pasé la tarjeta del hotel por el detector para el acceso al ascensor. Este pitó como confirmación mostrando una leve luz verde y las puertas se abrieron.

Entré y pulsé el botón al piso más alto, donde estaban las habitaciones con mayores lujos y con la mejor vista a la ciudad. A Stone siempre le encantaba tener lo mejor. Después de hacerlo y de que el ascensor subiera saqué el móvil para mirar la hora confirmando que estaba ahí mucho antes de lo que me habían pedido estar. Finalmente, las puertas se abrieron y caminé por lo largo del pasillo hasta la habitación indicada en la tarjeta. Deslicé la tarjeta y automáticamente esta la leyó confirmando el acceso permitiéndome entrar. Entré y las luces se encendieron automáticamente, cerré la puerta detrás de mí y me deshice del saco dejándolo sobre el sofá que se encontraba en medio de la habitación. Miré a mi alrededor sin siquiera asombrarme de los lujos que yacían ahí, siempre era lo mismo y ya me había acostumbrado a aquello. Tomé el teléfono que se encontraba justo a un lado de la cama tamaño king y marqué el número de siempre.

-¿Sí diga? -se escuchó al instante del otro lado de la línea.

-Un bourbon a la habitación, por favor -dije mirando desde aquel lugar hacia el cristal de una de las grandes ventanas que se encontraba del otro lado de la habitación.

-Enseguida, señor -dijeron y cortaron la llamada.

Dejé el teléfono en su lugar y me acerqué a mirarme al espejo volviendo a pasar los dedos de mi mano derecha por mi cabello. Desabotoné los primero dos botones de la camisa blanca y volví a mirar hacia la ventana. Tres toques en la puerta me sacaron de aquel trance llevándome directamente a abrirla encontrándome con un chico con un pequeño carrito donde la botella de bourbon, el vaso de cristal y una cubeta con hielos yacían encima. Me hice a un lado para que este pudiera pasar y al ver aquel acto lo tomó como aprobación para poder adentrarse a la habitación.

Lo dejó a un lado del sofá, me miró y preguntó:

-¿Necesita algo más, señor?

-No, gracias. Eso es todo.

Este asintió y después salió. Cerré la puerta y me acerqué al carrito tomando las pinzas para colocar los hielos en el vaso, después abrí la botella y serví de este en el vaso. Dejé que este sentara un poco para que se mezclara con el hielo y después me acerqué a la ventana dando un sorbo saboreando el dulce de la bebida. Apoyé mi mano en una de las paredes que conformaban el apoyo del cristal mientras veía la noche brillar por los rascacielos. Miré Central Park, siendo iluminada por los faroles que yacían dentro de él e incluso por los edificios a su alrededor.

Pasó una hora, sabía que en cualquier momento llegaría Jhon para llevarme. Aquella noche parecía que fuese como muchas otras anteriores. Era yo en este hotel tomando un bourbon en una de las habitaciones más lujosas y altas mientras contemplaba la ciudad brillar, siendo después llevado a la jaula de tigres hambrientos, hacía un juego limpio e impecable, ganaba, me daban mi parte del dinero y entonces volvía al apartamento. Una parte de mí me decía que iba a ser la misma rutina de siempre, que en realidad no me molestaba porque la parte del juego la disfrutaba. La otra parte me decía que quería que algo fuera diferente, y por una extraña razón sentía que aquella noche lo sería.

Los toques en la puerta me volvieron a sacar de ese trance, sabía que tenía acceso a la habitación si yo se lo permitía por lo que solo dije:

-Adelante.

La puerta se abrió y escuché los pasos adentrarse a la habitación para después escuchar la voz de Jhon.

-Señor Vaughan, ¿está listo?

Seguí mirando la ciudad, dando un último sorbo al bourbon. Relamí mis labios y asentí sonriendo de lado sintiendo una explicable emoción.

-Lo estoy.

                         

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