Si bien ver a Jessica ahí me había puesto en alerta y de un humor que no me hubiese gustado que Valet presenciara. Quería irme de ahí. Quería tomar a Valet y llevármela de ahí. Jessica había hecho bien en fingir que no nos conocíamos, de no hacerlo no sé como hubiese reaccionado Valet, tampoco era algo que me hubiese gustado averiguar.
Había pensado seriamente en inventarme alguna excusa para tener que irme de ahí, cada segundo se me hacía una tortura tener que estar escuchando a Val y Jessica hablando. De verdad que esto no podía estar pasando. Jessica estaba embarazada del mejor amigo de mi chica. De todas las personas por qué tenía que ser ella.
Justo cuando había encontrado una excusa para largarme de ahí, supe que no podía hacerlo. No pensaba dejar a Valet ahí, no con la hija del hombre para el que trabajaba.
Fui al baño antes de que pudiese perder el control de mis palabras en la discusión con Valet. No quería volver a la mesa, quería largarme de ahí, pero con Val. Entré al baño, siquiera tenía ganas de hacer de este cuando le dije a Val que iría, pero estando ahí terminé haciéndolo. Justo cuando iba saliendo vi a Jessica salir del de chicas. De inmediato cruzamos miradas y no dudé en tomarla del brazo y meterla al baño de hombres.
Cerré la puerta con seguro y después la miré.
-¿Qué carajos contigo? -le pregunté sin pensar.
-Ella es la chica -dijo solamente.
-¿Qué? -dije confundido mientras me cruzaba de brazos.
-Tu novia. Valet -comenzó a decir mientras me miraba-. ¿Es por ella por la que te peleaste en LAVO?
-¿Quién te dijo eso? -dije tensándome y se encogió de hombros.
-Mi padre, no precisamente él fue quien me lo dijo pero lo escuché hablando por teléfono con alguien hace semanas diciendo que te habías peleado en LAVO por una chica. Estabas con él y otros hombres después de un juego y simplemente los dejaste yéndote con una chica -dijo mirándome a los ojos-. Es ella, ¿no?
Me quedé callado. De inmediato todas mis alertas se encendieron temiendo las palabras que habían salido de su boca. ¿Stone había hablado de eso? Después de esa vez simplemente me había preguntado que si todo estaba bien, por supuesto quiso sacar temas sobre aquella noche pero yo me negué dejándole en claro que no tenía nada que hablar sobre esa noche. Menos con él.
-Veo la forma en que la miras, sé que la quieres -dijo de pronto.
¿Quién era esta chica? No era Jessica.
-No trates de jugar conmigo a la chica buena, Jessica -le amenacé sin tragarme ninguna pizca de su amabilidad-. En esa mesa pueden creerse el papel que estás jugando, pero yo no y lo sabes.
-Estoy siendo sincera -dijo mirándome seria.
-Levántate la blusa -dije de inmediato.
Abrió los ojos sorprendida y dio un paso hacia atrás.
-¿Disculpa? -dijo ofendida y casi río por lo hipócrita que estaba siendo.
-Claro, hace meses me pedías que te follara y ahora siquiera quieres levantarte la blusa -ladee la cabeza mirándole con desprecio-. No estás embarazada.
-Lo estoy -dijo pero la interrumpí.
-No, todo esto es un plan, ¿no? Tu padre te ha hecho entrar en esto, que casualidad que el padre de ese bebé sea el mejor amigo de mi novia -di un paso hacia ella-. Levanta la blusa.
-Estás loco -dijo dando otro paso hacia atrás-. Thiago y yo nos enrollamos en LAVO.
-Que casualidad que hayas estado ahí esa noche, ¿no? -reí sin ganas-. ¿Por qué estarías ahí pudiendo estar en los clubs y casinos de tu padre?
-Porque esa noche escapé -contestó de inmediato-. Mi padre no sabe que estaba ahí.
-El dueño de ese club es socio de tu padre, Jessica. Por supuesto que sabía que estabas ahí -dije casi obvio-. Levanta la puta blusa si es que estás embarazada.
-Lo sé, pero su hijo me dijo que podría ir y él se encargaría de que nadie informara a mi padre que estaba ahí.
Me ahorré las palabras por un momento. Su hijo. El hijo de Henry.
-Alejandro -dije yo y esta asintió.
-Esa noche yo estaba en el casino de mi padre, estaba en el Círculo y él también estaba ahí porque su padre estaba en una junta privada con mi padre. Me sugirió ir a LAVO cuando le dije que estaba harta de solamente poder ir a las propiedades de mi padre, le dije que no podría porque mi padre se enteraría y fue cuando me dijo que su padre era el dueño y podría hacer unos cuantos movimientos para que su padre no le informara al mío de que estaba ahí -dijo mirándome con una nueva expresión en sus ojos que jamás había visto antes.
¿Preocupación? ¿Miedo?
-No te creo -le dije dándome la vuelta pero entonces me tomó del brazo.
-Mi padre no lo sabe -me dijo de repente asustada y con la voz temblorosa.
La miré extrañado. Estaba confundido, jamás hubiese pensado que pudiera ver a Jessica de esa manera. La Jessica que conocía era completamente lo opuesto. No tenía miedo, era atrevida, coqueta, segura de sí misma al punto de irritar a uno mismo. En ese momento no era ninguna de esas. Parecía que se hacía pequeña, el miedo se reflejaba en sus ojos y le atravesaban la voz cada que hablaba.
-No lo sabe... no pienso decírselo -dijo como si tratase de convencerme a que no dijera nada.
Por supuesto yo no pensaba hacerlo, si es que era verdad.
-A mi padre puede importarle el dinero, puede que no le importe yo en ocasiones por estar ocupado contando sus millones. Puede que no le importe si los hijos de sus amigos o socios me follan y tú lo sabes perfectamente -me miró a los ojos y sabía que se refería a aquella vez en que Stone me dijo que no le importaba el que yo hubiese estado con su hija y ella había escuchado todo-. Pero si sabe que estoy esperando un bebé, no sé como va a reaccionar y tengo miedo -se le cortó la voz.
Sentí lástima por ella. Justo en el momento en que sin soltar mi brazo tomó el borde de su blusa y la subió lo suficiente para mostrarme la barriga.
Era real.
Respiré profundo después soltando un suspiro casi maldiciendo. Efectivamente estaba embarazada.
-He estado usando fajas y vendas para que él no se de cuenta, trato de no estar todo el tiempo en casa o fingir que estoy con el periodo para que no me cuestione. Pero en cualquier momento se dará cuenta de que estoy engordando, de que estoy comiendo el doble, Ingrid ya lo hizo.
Ingrid era la ama de llaves de la casa.
-¿Es de Thiago? -le pregunté mirándole a los ojos.
Sabía que podría eso ser mentira. Quizá no era de él.
-En ese mes solo estuve con él, con nadie más -dijo volviendo a bajar la blusa cubriendo la leve barriga que comenzaba a formarse en su vientre.
-No puedes hacerlo eso a Thiago, es un gran chico...
-Sé que es un gran chico -dijo de inmediato y cerró los ojos por unos segundos-. Sé que lo es, no necesitas decírmelo.
Nos quedamos callados por unos segundos. Mirándonos sin decir nada, ella casi rogándome con la mirada a que no fuese a decirle absolutamente nada a su padre. No lo iba a hacer, la vida personal de Jessica no era algo que me interesara, si yo conocía a su padre era por cuestión de trabajo.
-Te gusta -le dije mirándola y esta me soltó-. Te gusta Thiago.
Se mordió el labio mirando a otra parte, después bajo la mirada soltando un suspiro y tocándose la barriga con una mano.
-Mierda, Jessica -maldije sabiendo el embrollo en que se había metido-. ¿Por qué Thiago? De todos los chicos que quieren estar contigo ¿por qué él?
-Porque es el único al que le agradé por quien de verdad soy, y no por mi físico o por saber quien es mi padre -dijo mirándome a los ojos con ojos tristes.
Relamí mis labios, miré a otro lado para no tener que mirarla. Jamás pensé que estaría en esta situación con ella. Si bien es que se había metido en un gran problema. Tenía razón respecto a que a su padre podría no interesarle del todo lo que ella hacía con su vida, pero tener un bebé sería algo completamente diferente. Probablemente le pediría abortarlo, probablemente la mandaría a otro lugar con tal de que nadie supiera que su hija esperaba un bebé y no de un chico precisamente adinerado como Stone hubiese preferido. Jessica se había condenado a tener que esconderse ahora de su propio padre.
-Me imagino que piensas tenerlo, no piensas en nada de adopciones...
-Es mi bebé, no voy a darlo en adopción -dijo interrumpiéndolo.
-Si haces esto para poder hacer que Thiago esté contigo, estás mal, Jessica. Él tiene novia...
-Lo sé -me interrumpió-. Y yo comprendo. Tendré al bebé, Thiago me apoyará, pero no necesitamos ser algo más para que lo haga, hemos hablado de eso.
-Jessica, no necesitas el apoyo económico para esto -casi le regaño-. Thiago no es precisamente alguien que se bañe en dinero y que tenga lo suficiente para ahora criar a un bebé. Está en la universidad.
-No estoy hablando de dinero, Nathaniel. Necesito que alguien me apoye moralmente y que esté conmigo. Él y Olivia lo están haciendo, incluso tu chica -dijo y volví a tensarme al escucharla referirse a Valet.
Volví a quedarme callado porque el que hiciera referencia a Valet me ponía de nervios. Si bien era cierto que estaba embarazada, eso era verdad. Claramente Stone no lo sabía, y ahora tenía sentido porque últimamente no veía a Jessica en el casino cada noche que iba a jugar. No era el que la buscase, pero me era extraño no verla merodeando por ahí con sus sonrisas coquetas tratando de enganchar a los hombres con sus encantos.
-¿Qué planeas hacer? -le pregunté esta vez recargándome en la puerta-. En cualquier momento se enterará, Jessica. Si no lo hace él, alguien más lo hará y se lo dirá. Incluso te has arriesgado en venir aquí.
-No lo sé -dijo y noté como le temblaba el labio inferior-. Tenía pensado ir con la familia de mi madre...
-¿Chicago? -le pregunté y cuando asintió reí negando-. Tu padre lo descubrirá, cualquier conocido que te vea se lo dirá. No te dejará ir de todos modos.
Tragó salida. Se relamió los labios y respiró profundo mirando un punto fijo en la pared a la par mía. Bajó la mirada. Hice una mueca porque el verla de esa manera no me gustaba, no porque me importara, sino porque no sabía como actuar ante ello debido a que jamás la había visto así y nunca pasó por mi mente verla de esa forma.
-¿Qué más escuchaste que tu padre dijo sobre mí? -pregunté dando un paso hacia ella.
-Nada más, escuché mucho mencionar sobre esa noche. Mencionó que fueron a celebrar y que de la nada te levantaste y fuiste hacia una chica. Después comenzaste a pelear con un chico evidentemente por defender a esa misma chica al parecer -se encogió de hombros y apretó los labios.
Entonces habían presenciado absolutamente todo. No solo eso, sino que había hablado de eso con alguien más, ¿por qué lo haría?
-La quieres -volvió a decir como había dicho desde un principio-. Es linda, y muy bonita. Se nota que te hace feliz -trató de sonreír.
Aún después de toda la conversación que tuvimos antes seguía sin poder acostumbrarme a ver a una Jessica que no tratase de coquetear o de deslumbrar por llamar la atención.
-No le digas a tu padre de ella -le dije siendo esta vez el que tuvo miedo.
-¿Por qué no? -preguntó con confusión.
-Porque no sé de qué es capaz tu padre con tal de que siga llenándose los bolsillos de dinero -apreté la mandíbula sin dejar de mirarla.
Me miró casi sin comprender, sabía que no era tonta y que no tardaría en entender a lo que me estaba refiriendo. Cuando lo hizo abrió la boca dejando salir un jadeo de sorpresa.
-Temes que le haga daño -dijo comprendiendo y dejé de mirarla-. Por eso has estado faltando a los últimos juegos, ¿por ella? ¿Ella es la razón? Por eso siempre has tenido tu vida personal en secreto.
-No le cuentes de ella y yo no le contaré del bebé -fue lo único que dije antes de darme la vuelta.
No iba a hacerlo, claro que no tenía pensado hablarle del bebé a Stone, pero si decir eso me tenía en ventaja para seguir teniendo en privado mi vida fuera del trabajo, entonces iba a aprovecharlo.
Quité el seguro de la puerta y después la abrí para salir, pero cuando lo hice maldije en voz baja cuando vi aquellos ojos verdes verme y luego mirar detrás de mí, justo donde estaba Jessica.
-Val -comencé, pero esta negó dándose la vuelta saliendo del pasillo.
Ni siquiera miré a Jessica, fui de inmediato detrás de Valet alcanzado su brazo tomándola por este pero esta se sacudió.
-No me toques -dijo mirándome casi con detestad.
-No es lo que piensas, déjame explicarte -volví a tomarle del brazo esta vez jalando hacia mí.
-Sabía que había algo, sabía que te pasaba algo. La conoces, ¿verdad? -me dijo mirándome con la respiración ya pesada.
-Déjame explicarte...
-Estabas con ella en el baño, Nathaniel, ¿qué se supone que debo de pensar? -dijo con ironía-. Por Dios, Nathaniel, está embarazada y todos estamos aquí -soltó lo último casi en un murmuro.
-Si no me dejas explicarte como se supone que debo de ser sincero contigo -fruncí el ceño porque comenzaba a exasperarme que fuera tan terca.
-Me dijiste que no la conocías.
-Porque no podía decirte que lo hacía mientras estábamos aquí, ¿cómo hubieras reaccionado?
Volvió a sacudir su brazo con brusquedad zafándose de mi agarre.
-¿De qué la conoces? -preguntó mirándome seria después tragando saliva.
La miré a los ojos. Solté un suspiro frustrado y cerré los ojos por unos segundos pellizcando el puente de mi nariz tratando de no perder el control ahí mismo.
-Valet, podemos regresar al apartamento y hablar de eso ahí, aquí no es el lugar -le dije volviendo a mirarla.
Su ceño estaba ligeramente fruncido mirándome casi sin pestañear.
-Te acostaste con ella -dijo más como afirmación que como pregunta.
-Valet, no es el lugar.
Comenzó a reír, negando sin dejar de mirarme.
-Eres increíble -dijo dándose la vuelta saliendo de aquel pasillo.
Maldije en mi mente y llevé mi mano a mi rostro casi restregando este. ¿Por qué tenía que se tan terca? Siquiera me dejaba explicarle.
Caminé detrás de ella y cuando llegué a la mesa estaba ya se estaba despidiendo de Thiago y Olivia. Fue una despedida rápida y seca, después caminó hasta la entrada dejándome de pie ahí junto a la mesa. Su mejor amigo me miró confundido con el ceño fruncido, casi preguntándome si todo estaba bien. Le negué con la cabeza y siquiera me despedí yendo detrás de ella sabiendo que era capaz de irse por sí sola.
Salí del local casi caminando a grandes zancadas para poder alcanzarla. Cuando salí la vi caminando por la acera alejándose del auto. La alcancé tomándola por la cintura.
-Hey, Val -le dije colocándome frente a ella deteniendo su paso mientras la tomaba por el rostro-. Escúchame, vamos a hablar, ¿sí?
Si ella no podía mantenerse cuerda y mantener los estribos, entonces lo haría yo.
-No quiero hablar ahora -dijo esquivando mi mirada tratando de también zafarse del agarre de mis manos en su rostro.
-Entonces vamos al auto y vayamos a casa -le dije buscando su mirada, pero esta la evadía-. Por favor, déjame hablar, déjame explicarte. Lo que viste ahí no es lo que crees.
Me ignoró, aún mirando hacia otro lado mientras apretaba la boca. Se alejó de mí dando un paso hacia atrás, apenas me miró, una mirada rápida y después se dio la vuelta volviendo por donde había caminado. La vi caminar hasta el auto, donde se detuvo a un lado de brazos cruzados. Me acerqué sacando las llaves quitando la alarma y antes de que pudiese llegar a su lado y abrirle la puerta, esta se adelantó haciéndolo y subiendo al auto.
Ese día no podía empeorar más.
Al llegar al apartamento siquiera me habló, no me dirigió la palabra. Entramos y dejó su bolso en la que ahora era habitación donde guardaba toda su ropa y cosas, pues mi habitación se había convertido en la de ambos. Volvió a la cocina yendo por un vaso de agua dejando la tarta que habíamos comprado en la barra.
-Val -comencé caminando hasta ella.
-¿De dónde la conoces? -preguntó sin mirarme.
-Es hija de alguien para quien trabajo -dije solamente.
Diciendo eso me miró. Me estaba analizando, pero la verdad es que no sabía qué analizaba, quizá pensaba que le mentía.
-¿Tuviste algo con ella? -dijo apoyada en la barra mientras me miraba.
-Solamente sexo -dije después relamiendo mis labios.
Desvió la mirada después de que dije aquello. Miró un punto fijo en la pared frente a ella esta vez cruzándose de brazos. Respiró profundo cerrando los ojos y después sacando el aire de sus pulmones volviendo a abrirlos para mirarme.
-¿Qué hacías con ella en el baño?
-Le pregunté si realmente estaba embarazada.
-¿Por qué le preguntarías eso? -dijo casi como si lo que acabase de decir yo no tuviera sentido.
-Porque la conozco, y ustedes no. Quería asegurarme de que no estuviese mintiendo para...
-¿Para qué? -me interrumpió y maldije en voz baja.
-Para enganchar a tu amigo -le dije aquello que aunque no era mentira no era del todo la razón por la que le había preguntado.
-¿Por qué haría eso? -frunció el ceño.
-No lo sé, Valet, mierda -maldije esta vez en voz alta sintiendo que si seguía con las preguntas iba a explotar.
Se formó un silencio. No nos miramos. Quería solamente que olvidara ese tema y poder estar con ella como habíamos empezado la mañana. Siempre teníamos discusiones por lo mismo, por cuestiones de mi trabajo que salían a la luz y no tenía de otra más que contarle la verdad.
-¿Por qué no me dijiste que la conocías? ¿Por qué fingieron no conocerse? -preguntó esta vez y la miré.
-No lo sé, ella fue la que fingió no hacerlo así que yo le seguí el juego -le miré dando un paso hacia ella pero aún quedando a una gran distancia-. ¿Qué hubieras hecho si te decía que la conocía? No hubiese sido lo mismo, me preguntarías ahí enfrente de todos de dónde la conocía y hubiera tenido que mentirte frente a los demás.
Mantuvo la mirada fija en mí, después desviándola sin decir nada más. Bajó la mirada aún estando de brazos cruzados. Me acerqué a ella hasta quedar de frente y tomé su rostro entre mis manos acariciando sus mejillas con mis pulgares aún sin que me mirara.
-No estaba haciendo nada con ella en el baño, si piensas que pasó algo más. Sólo hablamos. Nunca tuve nada más con ella más que sexo, solamente eso, si piensas que hay algo más, no es así -la tomé del mentón llevando dos de mis dedos a su barbilla haciendo que me mirara, topándome con sus ojos verdes-. No podría mirar a otra chica que no seas tú, Valet. Me has puesto el mundo al revés desde que llegaste a mi vida, no podría siquiera pensar en un día sin ti, no quiero ni imaginarlo porque sé que sería una tortura. Me he acostumbrado a ti y solamente a ti, y sé que quizá eso no sea del todo bueno pero es así, soy humano y no soy perfecto. Pero si necesito pedir perdón por solamente querer estar contigo cada segundo de mi maldita vida, no lo voy a hacer porque no me arrepentiría de pasar cada uno a tu lado.
Sus ojos permanecieron fijados en los míos. Vi que una pequeña sonrisa se quiso dibujar en sus labios y aquello me hizo sonreír, cosa que me hizo sonreír.
-No hagas eso -dijo sonriendo esta vez mirando a otro lado.
Reí buscando su mirada de nuevo.
-¿Qué cosa? -dije frunciendo el ceño sin dejar de sonreír.
-Ser tan lindo, así no puedo enojarme contigo -me miró y carcajee cerrando los ojos.
-¿Te es imposible no caer en mis encantos? -le miré con una ceja alzada.
Me fulminó con la mirada después dando un leve golpe en mi pecho. Volví a reír abrazándola esta vez por la cintura subiéndola a la barra sentándola ahí, abrí sus piernas acomodándome entre estas acariciándole la cintura con una de mis manos mientras la otra la tenía en su mejilla acariciando esta con la yema de mi pulgar. Adoraba acariciar su piel tan suave. A veces me daba miedo hasta tocarla.
-¿Vas a seguir enojada conmigo? -le pregunté acercando mi rostro al suyo mientras le miraba a los ojos.
-No lo sé -suspiró mirándome con cierta superioridad, pues sabía que en ese momento ella tenía el control de las cosas-. Es difícil enterarse que la chica que va a ser padre a mi mejor amigo estuvo con mi novio.
-Solo sexualmente -corregí y esta me fulminó con la mirada.
Me fue imposible no reír.
-No significó nada, Tarzán -dije hundiendo mi rostro en su cuello cerrando los ojos dejándome llevar por su delicioso aroma el cual adoraba-. Mira que no me puedes reclamar nada que tu mejor amigo la embarazó.
Sentí un golpe en el hombro y volví a reír.
-Deja de reírte -me advirtió mientras yo seguía hundido en su cuello rozando la punta de mi nariz por su curva.
-Creo que es la primera vez que te veo ponerte realmente celosa -sonreí sobre su piel.
-No me puse celosa -me contradijo de inmediato.
-Claro -dije con sarcasmo dejando un tenue beso en su piel después alejándome lo suficiente para mirarle-. Te pusiste celosa.
-No me puse celosa -repitió y noté como aguantó la respiración cuando volví a dejar un beso en la misma zona esta vez siendo algo húmedo.
Sonreí sobre su piel al notar como su cuerpo comenzaba a reaccionar a mi tacto sin poder ocultarlo o evitarlo.
-Yo creo que sí -dije esta vez deslizando la punta de mi lengua por la curva de su cuello.
Volvió a contener el aliento mientras mi mano le daba un suave apretón a su cintura acercando su cuerpo más al mío. Sus manos me tocaron el pecho y sabía que esa era su señal para que siguiera con lo que tenía en mi mente hacer. Le besé el cuello lentamente, dejando besos húmedos hasta llegar a su mandíbula y después labios. Tenía la respiración entrecortada. Me miró a los ojos y después desvié mi mirada hacia su boca relamiendo mis labios.
-¿Recuerdas que te dije que quería que volviéramos al apartamento? -le pregunté en un murmuro mientras acercaba mi boca a la suya rozando la suya con la mía.
-Sí -dijo después relamiendo sus labios subiendo sus manos a mi nuca.
-Realmente era porque necesitaba venir aquí para poder besarte -sonreí sobre su boca atrapando su labio inferior entre mis dientes.
La tomé en brazos tomándola por los muslos, la llevé a la habitación y la dejé recostada sobre la cama mientras me inclinaba sobre su cuerpo y la besaba en los labios. Con tan solo un beso tenía el poder de enloquecerme. Cualquiera que la besara una vez, jamás tendría suficiente. Siquiera yo tenía suficiente teniéndola cada segundo a mi lado, siempre quería más, me volvía loco de una manera en la que me asustaba el no estar teniendo el control que debía de tener.
Le besé la mandíbula, el cuello y quise arrancarle la ropa pero me contuve para no hacerlo pues aquello aún no estaba en mis planes. Mi diestra fue a su entre pierna después de que con mis piernas le separara las suyas acomodándome entre estas. Sus manos no dejaban de divagar por mi cuerpo, jugueteando y rozando con sus dedos zonas que sabía que me ponían la piel erizada.
Volví a besarla mientras mi diestra se colaba por entre su ropa por encima de sus bragas. Presioné ahí y la escuché jadear contra mi boca. Volví a presionar, esta vez suave siendo ahora un jadeo suave y débil el que salió de su boca. Sus manos estaban aferradas sobre mi nuca y me fue imposible no sonreír cuando sus caderas comenzaron a moverse contra mi mano en busca de más fricción. Me volvía loco el que se atreviera en ocasiones a tomar parte del control para que la satisficiera.
Me deshice de sus zapatos para después deshacerme de los jeans flojos que llevaba puestos, le vi las intenciones de querer deshacerse de mi playera, pero la detuve de inmediato. Me miró confundida a lo que yo le sonreí de lado volviendo a inclinarme sobre ella apoyando mi mano sobre el colchón justo a la altura de su cabeza.
-Eso no -le dije dejando un beso lento en sus labios-. Te dije que te quería besar -murmuré sobre su boca después separándome, notando sus expresiones llenas de confusión.
Le subí apenas la blusa cuando mi boca fue bajando por su cuello, pecho, vientre, hasta llegar al comienzo de las bragas negras que llevaba puestas. Me encantaba cuando usaba ropa interior de ese color y ella lo sabía.
-Pero, Nate -comenzó con la voz temblorosa cuando se dio cuenta de los planes que tenía en mente.
-Tranquila -le dije incorporándome tan sólo un poco para poder mirar como sus ojos me miraban nerviosos-. Relájate.
-Pero es que -comenzó a decir, pero la callé con un beso escuchándola soltar un suspiro cuando mi mano volvió a presionarse contra aquel punto sensible que la hacía suspirar y jadear.
-Sólo relájate y disfruta -dije sonriendo contra su boca.
Volví a separarme bajando de nuevo al camino que me llevaba a su monte de Venus. Le besé los muslos, primero por encima y después las partes internas mientras mis manos tomaban el elástico de sus bragas y las bajan lentamente deslizándolas por sus piernas. Estaba nerviosa, lo podía notar en su respiración, pero seguí repartiendo besos por sus muslos. Hasta que decidí dejar de jugar e ir por mi objetivo besándola en aquel punto que la hizo soltar un suspiro y después gemir con sus manos empuñándose a las sábanas.