Llegué a mi casa, saludé a Amanda: La niñera, quien trabaja entre semana, recoge a la niña en el jardín y se queda con ella hasta que llegue yo; muy rara vez llego tarde por estar con mis amigos y si me voy de viaje dejo a Emma con alguna de sus abuelas. Mi chofer lleva a Amanda a su casa y de paso él se va a la suya; voy a la alcoba de mi hija, está profunda mi hermosa terremotico, le doy un beso en su frente y voy a mi recamara.
Me recuesto sobre la cama, reviso en las redes sociales si hay fotos de Marcus con esa mujer, ahora sé que se llama Altaír Moreau aunque no puedo ver su información porque sus perfiles son privados, así que guardé las únicas dos fotos en las que estaba ella con Marcus y su hermana y se las envío a Darío por correo, aparte le envío un mensaje de texto:
-<>
Darío es bueno en lo que hace y es prudente, por eso mi abuelo y yo confiamos en él y por lo mismo, ha trabajado para nosotros desde que tengo memoria.
(Al día siguiente)
Me despierto, al sentir un golpe en mi cara, ¿En qué momento se pasó?, Emmi está en mi cama, está dormida, pero ni aun así se queda quieta, entre sus movimientos suele darme golpes y esta vez me pegó en mi rostro con una de sus piernas; me da risa el que dé tantas vueltas en la cama, no se cae y no se levanta con dolor en su cuerpito; la acomodo, miro la hora, son las seis de la mañana, como es Sábado no trabajo así que me le arrunché hasta que...
Nuevamente me despierta ella, tiene tanta energía.
-Papito, papito –grita saltando sobre mi cama.
-Hija, ¿Qué te he dicho sobre brincar en las camas y en los sofás?
-Ahss -se detiene y dice -Papi, quiero muñequitos.
-Emma, es muy temprano para eso.
-Por favor papi -me hace un puchero.
-Vamos a hacer algo: Te baño, te arreglo, vez un poco de programas de televisión mientras yo me arreglo y después desayunamos juntos, ¿Qué dices?
-Si papi.
-¡Bueno, vamos!
Tras centenares de minutos logré hacer que Emmi dejara de correr, no quería que le pusiera el suéter, pero ahora puedo decir que cumplí con todo excepto que no la pude peinar, le intenté hacer un hermoso peinado de esos que se ven en videos tutoriales de YouTube, que cauchitos, peinillas, moñitas, cinticas, pero llevarlo a la práctica es nivel de otro mundo.
Rosa quien es una señora que me colabora en el aseo, la cocina y que además la peina, se burla de mí junto a mi hija, no tienen piedad, ellas saben que pongo todo de mi parte, pero ni siquiera una coleta que según "yo" era requetefácil de hacer me queda bien, me queda torcida y con pelos por fuera.
-Me rindo, ayúdame Rosa.
Ella está limpiándose las lágrimas de tanta "risita", yo la miro serio y ella empieza a peinarla.
-Señor, lo siento.
-Vez Rosa, papá me peina feo.
-Lo sé mi niña, pero él hace lo posible -me mira- Por cierto señor, la señora Alexandra (la vecina) los invita a la fiesta de sus mellizos de mañana en quince, la tarjeta la dejé sobre el comedor.
Emma la mira mal desde el espejo y dice -Pues yo no quiero ir -se cruza de hombros.
-¿Por qué hija? -inquiero
-Porque no.
-¿Te hicieron algo los mellizos?
- No, pero su mamá sí.
-¿Cómo así?, explícame -me arrodillo frente a ella.
-Solo no me gusta como ella te mira.
-Eso también lo has dicho de la mamá de Mario, de la de Carol, de la de...
-Papi, no las quiero y ya.
-Yo tampoco las quiero.
-¿De verdad?
-Shi.
-No te creo.
-Poqué?
-No hables así, no eres un niño.
Hago cara triste
-Papi ¿Enserio no las quieres?
-¡Enserio! Solo les hablo para no ser grosero, pero si quieres ir, ve con una de tus abuelas, estoy seguro que a ellas les encantaría acompañarte; tu nana no puede porque ella no trabaja ese día y yo probablemente tenga que viajar para esos días.
-¿Entonces me voy a quedar con una de mis abuelitas?
-Probablemente, ya te dije.
Desayunamos.
-Papi voy a quitarme los dientes.
-Amor, no se dice quitarme los dientes, se dice limpiarme los dientes.
....
Fuimos al museo de los niños, es la primera vez que entramos y puedo decir que ella es tan "yo", me refiero a que es tan sencilla, es feliz con todo y nada al tiempo, espero que aunque crezca, siga así, valorando los abrazos y las sonrisas.
Mientras almorzamos, me entra un mensaje de texto de Darío.
-<< Señor, le acabo de enviar toda la información al correo>>
Me recorre un escalofrío en todo el cuerpo, iba a mirar lo que Darío me había enviado, pero algo me dice que si veo algo que no me gusta, puedo quedarle mal a mi hija por salir corriendo a enfrentarlo(s), si es que había motivo alguno, así que me aguantaré las ganas hasta mañana en la noche, ¡este fin de semana ya se me está haciendo muy largo! Me gusta estar con Emma, pero no me gusta esta sensación.
(Domingo - Lunes)
(Leonardo*)
Emmi me pide que juguemos un rato en su cuarto, ya son las once de la noche y no le veo ni señas de que pretenda dormir, la convenzo diciéndole que le voy a narrar un cuento, pero sin culpa me quedo dormido, no sé en qué momento, lo cierto es que Emma le contó a Rosa que ella es buena niñera porque ella había cuidado de mí durante toda la noche.
...
La dejo en el jardín y regreso para mirar el correo, me siento en el sofá, abro lo que me envió Darío, bajo el cursor, voy leyendo, pero no veo nada alarmante, aunque a medida que voy avanzando dos datos me causan curiosidad: Resulta que Altaír había vivido en el mismo pueblo y estudiado en la misma escuela en la que estuvo Sonia, esperaba encontrarme con algo escandaloso, pero no, sin embargo, esos pequeños detalles no dejaban de rondarme por la mente.
Fui directo a mi alcoba a buscar las fotos que había dejado de Sonia para que las viera Emmi más adelante, son muchas, ella amaba la fotografía, miro y miro hasta que vi a Altaír y a Sonia en varias fotos; han pasado años, pero Altaír sigue igual, ¿por qué Sonia no me habló sobre ella?, quizás fue una mala amiga o sencillamente no creía que fuera importante mencionarla.
Quería investigar que tenía ella con mi padre, pero ahora me entero que Sonia la conocía, ¿Y si le pregunto a Marcus si sabe algo?, ¡no!, quizás le cuente a ella que le he estado averiguando su vida.
Miro nuevamente el correo, allí está su dirección; según la información, Altaír estuvo aquí en Manhattan por unos días porque su madre necesita de un tratamiento médico, pero realmente vive a varias horas. Es mejor que ella misma me diga todo, estoy por creer que mi mente está maquinando, pues ¿qué puede ser tan grave?
Llamo a mi secretaria para pedirle que cancelara todo lo del día.
...
Llego a la dirección que me facilitó Darío, es una casa pequeña de dos pisos, alejada de la ciudad, pero es muy bonito, es agradable este lugar, timbro y abre una señora de bastante edad, su piel blanca, cabello blanco, ojos cafés oscuros.
-¡Buen día!, Soy...
-¡Sé quién eres muchacho! No sabes cuánto tiempo deseé tenerte frente a mí y pedirte perdón.
Quedé en shock, ¿Qué? ¿Cómo?
Se escucha una voz al fondo, es la voz de Altaír, ella se asoma.
-¿Qué haces aquí?
-Hija, déjalo.
-Pero mamá.
-Pero nada, ya es tiempo de quitarme este peso de encima, quiero morir, quiero descansar y para eso necesito ser libre, lo más probable es que sea odiada, pero no pienso llevarme esto a la tumba. Déjanos solos.
-Está bien -se dirige hacia mí, se nota que intenta contener las lágrimas-Solo quiero que sepas que mi madre ha pagado caro, por favor no la juzgues -se marcha dejándome ahí con ella.
-Pasa a la sala, toma asiento.
Entramos en su pequeña y sencilla sala de estar, me siento.
-¿Quieres algo de tomar?
-No señora.
-Bien, ¡voy al grano!
-Sí, por favor.
-Espérame un momento traigo algo.
Ella subió y cuando regresó venía con una caja mediana de madera, se sienta.
-Me llamo Prudence, he vivido aquí toda mi vida, he sido feliz aquí pero también he cargado una verdad que no me deja dormir y esta verdad tiene que ver contigo. Acabo de decirte que iba al grano, pero lo mejor es que lo sepas desde el inicio ¿Tienes tiempo para escucharme?
-Lo tengo.
-Bien, solo te pido que me dejes terminar y ahí si me puedes decir lo que quieras, gritar, insultar, lo que quieras, pero espera a que te termine de contar, por favor.
-Está bien. -trago duro.
-Estudié en la escuela que está justo al frente del parque principal de esta aldea; mi mejor amiga era Amelia, la madre de tu ex – esposa; para ese entonces ella ya ella estaba con Cristopher y tenían a John que estaba de meses; todavía era un escándalo que ellos fueran padres siendo tan jóvenes, pero ellos vivían como si no les importara.
Respecto a nosotras: éramos soñadoras, a donde iba una iba la otra, hasta parecíamos hermanas, éramos populares en la escuela, pero para el último año ingresó una chica llamada Ágata; ella se convirtió en la más bonita de allí, era inteligente, amable con todos aunque a nosotras no nos caía bien, lamento decir esto pero nos ensañamos con ella, le teníamos envidia, pues todos los chicos estaban detrás de ella, además nos enteramos que nuestros novios se habían peleado por ella, los dos se habían enamorado de ella, le escribían cartas, le mandaban chocolates, nosotras les reclamamos pero nos dejaron, nos dejaron por Ágata y ellos se distanciaron pues se habían convertido en rivales.
A nosotras se nos ocurrió algo, hablamos con un chico llamado Mike, él iba muy mal en el estudio y hacía unos días habíamos escuchado a su papá quien le dijo que si perdía el año se olvidara de él, de su familia y que viera lo que iba a hacer con su vida, entonces le planteamos la idea de que le hacíamos las tareas, trabajos, le creábamos las carteleras, las maquetas y hasta le dábamos los resúmenes para que expusiera los temas que le tocaba, todo con tal de que enamorara a Ágata y una vez callera la dejara, así como nos habían dejado a nosotras por culpa de ella.
Lo sé es tonto lo que hicimos, eso no se hace, pero éramos inmaduras.
El aceptó, era buen actor, parecía que de verdad le interesaba, dejó de molestar a las otras chicas para solo concentrase en ella, empezaron a salir, pero aún no eran novios; nosotras nos burlábamos de Mike, ¿Cómo es posible que el grandioso Mike haya perdido su toque?, eso sí que le dolía a él, ...